martes, 6 de marzo de 2018

Almonte, Torre del Asperillo

Dejé mi paseo por la Costa de la Luz en la torre de Oro, en el punto exacto en el que confluyen los términos municipales de Palos de la Frontera, Lucena del Puerto y Almonte. Desde ahí hacia levante se extiende, a lo largo de veinte kilómetros, la Playa de Castilla, que dicen es llamada así porque Alfonso X la consideró la primera salida del reino de Castilla al océano.

Voy de la Torre de Oro hasta la de la Higuera, en la pedanía almonteña de Matalascañas, dejando a mi derecha tras las dunas del paraje que llaman de Arenas Gordas y en algún punto de la playa, los escasos restos de la que fue la torre del Asperillo.

Ésta fue otra torre más de aquellas que formaron parte del plan que Felipe II puso en marcha para proteger la costa de Huelva de los ataques de piratas y corsarios a los buques españoles que regresaban de América. Ese trayecto que va desde el cabo de San Vicente hasta la desembocadura del Guadalquivir, fue jalonado de torres que sirvieron de defensa y aviso en caso de agresión a los navíos. Aquel plan fue realmente más ambicioso, y así, muchas más torres se levantaron a lo largo de toda la costa andaluza.

Sin embargo, de esta torre apenas si perduran los cimientos que difícilmente se ven incluso con la marea baja. Otras, ya sabemos, corrieron aun peor suerte y de ellas ni siquiera se conoce su ubicación, como las de la Punta del Caimán en la actual Isla Cristina, la del Terrón, Marijata y la Morla.

Incluyo pues esta entrada en el apartado de paseos fingidos por eso, porque apenas si es visible la torre y, además, por la dificultad que me supone acceder a ella a través de este paisaje algo hostil para mis piernas. Hacer un gran esfuerzo físico para luego…, bueno, mejor sigo camino y ya llegaré a la siguiente torre, en Matalascañas.

Pero antes, dejemos una breve reseña sobre la torre, o amplia, a ver que se me ocurre. A lo que habrá que sumar algunas fotillos robadas, que tratándose de un paseo no realizado, no tengo documentación gráfica propia.

La torre del Asperillo (¿?) y al fondo, los acantilados.

 

LA TORRE:

De entrada y antes de describir nada, diremos que es la torre peor conservada de toda la costa de Huelva. Y eso que se construyó dos veces, pero es que la orografía y los temporales no debieron estar de su lado.

Cuando se construyó la primera vez, allá por el siglo XVII, se la llamó Torre del Horado, y su ubicación fue bastante arriesgada, pues se situó justo al borde de un acantilado batido por el mar; con el agravante de que se trataba de un suelo arenoso.

La pésima situación política y económica del país en la segunda mitad del siglo XVII, unido al no menos deplorable estado del terreno por culpa del tiempo y del mar, llevó a que hacia 1739 se informara del lamentable estado de todas las defensas de la costa —la Morla había desaparecido, Marijata estaba derrumbada y la Higuera ya había volcado—, entre ella esta del Horado.

de mazagonbeach.com

Así que temiendo lo peor, o sea que el terreno cediera con el consiguiente colapso de la edificación, e incluso su vuelco, fue demolida y vuelta a construir “unas treinta y cuatro varas” —una vara = 0’836 metros— tierra adentro, donde se consideró que podría aguantar mejor las sacudidas del mar; corría el año de 1753. Y así se hizo porque aún había fundados temores sobre la continuidad de los ataques de piratas y no era cuestión de prescindir de un elemento de defensa. Era necesario, por tanto, reconstruir todo lo dañado. Su nueva ubicación mantendría contacto visual con la torre del Oro y con un puesto de torreros que había sustituido a la Torre de la Higuera, en la actual Matalascañas.

El proyecto no se aprobó hasta junio de 1754, quedando construida entre ese año y 1755. Se dotó a la torre de una guarnición de dos torreros, aunque podía albergar hasta treinta hombres.

Así y todo, a finales de ese siglo XVIII, se volvieron a repetir las mismas circunstancias del pasado —el mar había socavado gran parte del acantilado— que progresivamente llevaban a la torre a un estado casi de ruina. Acuciados por el mismo temor de la primera vez, las autoridades militares se vieron en la necesidad de demolerla, lo que sucedió a mediados del siglo XIX: La torre cayó sobre la arena de la playa, dispersándose sus restos.

Y hasta hoy.

de La torre del Asperillo, ruina y reconstrucción (Antonio Mira Toscano y Juan Villegas Martín).


 

LOS DETALLES:

Pocos son los restos que nos han llegado, y los pocos que son, apenas si se aprecian; menos mal que hay bastantes fotos en la red, aunque de difícil interpretación lo que en ellas se ve. Tan difícil es que, incluso los más avezados en el tema, no saben a ciencia cierta a cuál de las dos torres pertenecen las desparramadas piedras. Y es que, además, en la documentación existente de la época, no queda recogida la exacta, y ni siquiera la posible, ubicación de la torre.

Pero tiremos de datos, que algo corre por internet.


de La torre del Asperillo, ruina y reconstrucción (Antonio Mira Toscano y Juan Villegas Martín).


Por los vestigios sabemos que sus muros son de ripios y argamasa en su interior, recubiertos de mampuestos.

Tanto la primera torre como la segunda, apenas si diferían en cuanto a diseño: ambas fueron de modestas dimensiones —la segunda fue incluso de menor altura—; se diseñadas para no disponer de artillería, o sea sin almenas, macizas en su mitad inferior y de una sola cámara. Como acceso a la terraza tuvo una escalera de caracol integrada en el muro. La entrada estaba elevada con respecto al terreno unos 6’00 metros y, como todas, orientada tierra adentro. La separación entre el cuerpo principal y la terraza lo marcaba un simple bocel.

La torre, según plano de la época, fue troncocónica —11’00 metros aproximadamente de diámetro inferior, y algo más de 9’00 de diámetro superior—; tuvo 13’50 metros de altura y careció de matacán sobre la puerta. Tampoco dispuso de garitón en la salida a la terraza.  

de almonte.es

 

RESUMIENDO:


Nombre:      Torre del Asperillo.
Municipio: Almonte
Provincia:   Huelva

Tipología:   Torre almenara.
Época de construcción: siglo XVII la primera vez, y XVIII la segunda.
Estado:   Casi desaparecida.
Propiedad:  Seguramente nadie reivindica su propiedad.
Uso:   está allí, nada más.
Visitas:   Totalmente libre, un paseo por la playa y si hay bajamar seguro que se encuentra.
Protección:   Desconozco si tiene algún grado de protección.

Clasificación subjetiva: 1, es decir, si se puede evitar se evita, o lo que es lo mismo, sólo si el camino que recorro me lleva o me hace pasar por allí,
Otras cuestiones de interés: Hoy, el interés no está en la torre, porque la torre apenas si está. El interés radica en la playa, en las dunas y en Doñana.
Cómo llegar: Paseando. La Torre del Oro, situada a poniente, dista 7 kilómetros, y la de la Higuera, en Matalascañas, 10 kilómetros.

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