martes, 5 de noviembre de 2019

San Vicente de la Barquera, Castillo del Rey o de San Vicente de la Barquera

Hoy, paseo por San Vicente de la Barquera. Uno de los más bellos lugares que conozco; bueno, uno de tantos, de tantísimos, porque este país está lleno de ellos. Y éste lo es tanto que ni soy capaz de preambulear esta entrada.
Vamos directo.


Como no tuve oportunidad de hacer fotos de estas características, así de lejos, me permito la licencia de robar una de la red (de megaconstrucciones.net).

EL LUGAR:

Aunque vagamente, se sabe que estas tierras estuvieron pobladas desde la Edad del Bronce —el yacimiento megalítico de El Barcenal así lo atestigua—, para después ser ocupadas por los romanos, de los que se cree construyeron en este lugar el que fue su puerto Vereasueca, dada su magnífica posición topográfica, entre la bahía y el Brazo Mayor. Pero antes de asentarse aquí, debieron pelear contra los orgomescos, una tribu cántabra que habitó estas tierras antes de su llegada, a los que, según cuentan la historia y las leyendas, no debieron ganar del todo.

A principios de la Edad Media, mediados del siglo VIII, estas tierras ya son cristianas y las manda repoblar el rey de por entonces, Alfonso I —de entonces vienen los primeros datos del castillo—. 
En la primera década del siglo XIII, Alfonso VIII, uno de los tres de las Navas, otorga a la población el titulo de villa, además de fuero propio, constituyéndose en realengo. Con ello pasó a formar parte, junto con Santander, Castro Urdiales y Laredo, de la Hermandad de las Cuatro Villas de la Costa, que a finales del siglo XV se denominaría el Corregimiento de las Cuatro Villas, con jurisdicción marítima en sus costas, fundándose la Cofradía de Pescadores y Mareantes del Señor de San Vicente, una de las cofradías más antiguas de España —al menos sus ordenanzas, de 1330, sí lo son—, y llegando a tener la flota más rica y poderosa de toda la costa.

La ría desde el castillo.

Pero no todo iba a ser color de rosa. A partir del siglo XIV se empiezan a apreciar signos de crisis debidos, entre otros motivos, a las epidemias, los ataques de corsarios y también a algunos incendios que devastaron la villa. El resultado de todo ello fue que en la Edad Moderna, a finales del siglo XVIII, sólo había un barco de pesca en San Vicente de la Barquera.

En 1822 se constituyó en municipio independiente, dentro del partido judicial de Comillas, para dejar de serlo en 1835.

Anécdota: A finales de septiembre 1517 pasó por allí el que sería Emperador, teniendo que pernoctar en el convento de San Luis, pues había sufrido una indisposición. La corte estuvo en San Vicente de la Barquera unos trece días.

La Compañía paseando por el camino de ronda.


EL CASTILLO:

El castillo de San Vicente de la Barquera es también conocido como el castillo del Rey —y reconocido como el mejor conservado de Cantabria—, aunque no sé de qué rey se trata. Durante mi visita no conseguí averiguarlo; espero que a lo largo de la redacción de esta entrada encuentre el dato por algún lugar de la red.
Está datado en el siglo XIII, exactamente en 1210, siendo rey de Castilla el ya referido Alfonso VIII. Se levantó sobre los restos de otro anterior que construyera Alfonso I (739-757), formando parte de la muralla de la villa, la llamada Puebla Vieja, cerrándola por su lado noroeste. Hacia el oeste, la muralla llegaba hasta otra torre, ya desaparecida, que se ubicaba donde hoy está la iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles.
De 1331 a 1379 estuvo en manos privadas para volver en este último año nuevamente a manos de la corona.
Los Reyes Católicos lo reformaron y lo convirtieron en prisión. Alcanzó así, dado sus pocos huecos y sus recios y gruesos muros, su actual aspecto, fuerte e impenetrable.
Maqueta de la Villa Vieja en el castillo.


LOS DETALLES:

El castillo del Rey es un castillo roquero, aunque la presencia del núcleo urbano le hace perder, en cierta manera, ese carácter.
Su planta es alargada —más de cincuenta metros de largo por un máximo de veinte en su parte más ancha, lo que hace de él un castillo discreto en cuanto al tamaño se refiere—, ligeramente rectangular, adaptándose a las irregularidades del macizo rocoso donde se asienta. Es un castillo pequeño pero de su apariencia maciza y la elevada posición en donde se enclava, hace que se engrandezca .

Tiene dos torres, una, la del Homenaje, de planta pentagonal y única en Cantabria —torre tajamar, que en algún texto he leído con ángulo saliente en campaña— cuyo ángulo agudo mira al oeste, y otra cuadrada en su extremo noreste, que apenas si se eleva sobre el resto del recinto; ambas de gruesos muros, de unos dos metros y medio. Seguramente, la parte que ocupa la torre del Homenaje, ya de por sí situada en la cota más alta de la roca, sea el lugar originario del primitivo castillo.
Las dos torres se unen por un amplio y alargado espacio rectangular, dividido en dos salas a distinto nivel: la primera, situada a una cota más baja, se cubre con un forjado de madera; y la segunda, más amplia y luminosa, pues dispone de tres huecos con derrame en el muro del sur y de dos amplias ventanas con cortejador en el del norte, está cubierta con una bóveda de cañón que se supone es igual a la que se ejecutó durante la reforma de los Reyes Católicos, y que se hundió en el siglo XIX.
Los materiales en él utilizados fueron, principalmente la piedra: mampuestos y sillarejos en muros, y sillería en esquinas y formación de huecos.

Camino de ascenso hacia el castillo.

Entrada al castillo.

Su acceso —hoy es un paseo fácil aunque empinado—, debió ser complicado en el pasado: ubicación en un peñasco sobre la población unida a sus propios elementos defensivos, debieron hacer de él una fortaleza difícil de conquistar.

La primera sala expositiva.

Después de superar unas escaleras que nos llevan a su fachada noreste y atravesar un pequeño espacio a modo de antemuro accedemos al interior del castillo a través de una puerta de arco de medio punto que nos lleva al interior de la torre más pequeña que, actualmente, sólo es una sala de paso.

Puerta entre las dos salas.

Salida al patio.

De aquí, descendemos a la primera sala del amplio espacio central, a la que se llega por una escalera de madera que baja a la primera estancia. A continuación, y a una cota más elevada que se salva mediante una escalera, está la sala abovedada más arriba mencionada; y desde ella, al fondo y a través de una puerta de arco apuntado salimos a un reducido patio que distribuye, mediante varias escaleras, a los adarves que, desmochados de almenas, recorren en paralelo la cubierta del gran espacio central. Una de las escaleras lleva hasta la torre del Homenaje. Desde allí, lo mejor es mirar y mirar hasta cansarse, si eso es posible, de tan bello panorama.

Escaleras hacia los adarves.

  



















 

RESUMIENDO:


Nombre: Castillo del Rey o de San Vicente de la Barquera.
Municipio: San Vicente de la Barquera.
Provincia: Cantabria

Tipología: Castillo.
Época de construcción: siglo XIII al XV.
Estado: Es muy buen estado, fue restaurado en 1990. Dado su uso, se podría decir que se encuentra en muy buen estado de salud.
Propiedad: Pública (municipal).
Uso: es un museo dedicado a la tradición pesquera de la villa, y también sala de exposiciones. Parte de él es utilizado como vivienda.
Visitas: En agosto de 2019, que es cuando la visité, era visitable, previo módico pago, claro. Es de suponer que lo sigue siendo
Protección: Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949 y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
Está declarado bien de Interés Cultural desde octubre de 2002 con la categoría de Monumento.

El puente de la Maza.

Clasificación subjetiva: 3, o sea, que se incluirá obligatoriamente en una ruta de viaje, o lo que es lo mismo, se hará todo lo posible por visitarlo, pero no sólo por el castillo, sino por todo el conjunto del pueblo —la Puebla Vieja—, y los hermosos paisajes que desde él se contemplan.
Otras cuestiones de interés: La villa en general, sin olvidar el puente de la Maza, el recinto amurallado y la Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, que espero tengan una entrada en este blog.
También es cualidad a valorar, en este castillo, el hecho de que en esta tierra escasee el número de estos edificios, pues abundan más las torres y casas fuertes que, por lo general, son de dimensiones más reducidas. Esta cuestión hace que el castillo del Rey sea la fortificación más interesante de Cantabria.



Curiosidad: Los dos dibujos de arriba corresponden a fragmentos de dos que representan la villa de San Vicente de la Barquera. El primero fecha la imagen en 1350, y el segundo en 1517, cuando fue visitada por el Emperador.
Obsérvese que en el primero el castillo está invertido, su torre del Homenaje mira hacia el noreste.


Nota final: termino de redactar esta entrada y no he dado con el por qué se le llama a este castillo del Rey.


Su situación: