martes, 25 de enero de 2022

Fuengirola, castillo de Sohail, Suhayl o de Fuengirola.

Fuengirola es un pueblo de la provincia de Málaga. Y aunque ronde los 90.000 habitantes, sin contar la población flotante, que la eleva en verano hasta los 250.000, y tenga edificios altos como trinquetes, no deja de ser un reducido núcleo de población encerrado en un territorio de apenas 11 kilómetros cuadrados que linda al norte, sur y oeste con el término municipal de Mijas y al este con el mar Mediterráneo.

Pero el reducido tamaño no es óbice para que también tenga su importante historia y un lugar aquí dedicado a ella. Así que vamos.

Todo empezó, cómo no, con los fenicios, que tanto anduvieron por estas tierras, y luego romanos, visigodos y, por supuesto, musulmanes. Hasta 1485 en que los cristianos reconquistaron la comarca. Pero vayamos por partes.


El castillo desde el sur.

Unos 500 años a.C. ya se hablaba de este lugar como Syalis, una de las muchas colonias púnicas de la costa mediterránea, que fue un pequeño poblado fortificado y que en el siglo III a.C. pasó a dominio romano. Su nombre cambió a Suel, y de ellos nos quedan recuerdos como la Villa del Secretario, restos de saladeros de pescado cerca del castillo, una Venus y un ara funeraria.

El fin del Imperio romano llegó aquí de la mano de los vándalos, y tras un corto período de influencia bizantina, la población queda abandonada —unos dicen que destruida por un maremoto, otros por los hostigamientos de piratas desde el mar o por los visigodos desde tierra—, no sabemos bien por qué, asentándose sus habitantes en las montañas cercanas.

Con la llegada de los árabes se revitaliza el lugar y con él su castillo, a los cuales llamaron Sohail o Suhayl, en honor a la estrella guía de los habitantes del desierto que, según se decía, se podía contemplar sólo desde este castillo.

Tras la Reconquista, la población se redujo a los habitantes del interior del castillo, pero ante el temor de los frecuentes ataques desde el mar de piratas africanos, aquellos despoblaron la fortaleza. A eso hay que unir conflictos y discrepancias durante el siglo XVI entre los nobles que aquí se asentaron, que llevaron consigo el desinterés por el territorio.

El sitio quedó prácticamente abandonado durante siglos, pasando a depender del municipio de Mijas, del que se segregó en 1841 cuando apenas si era un poblado de pescadores que se había asentado en la otra orilla del río. No conforme Mijas con la separación producida con el beneplácito de la Diputación de Málaga, al menos consiguió que el término municipal asignado al nuevo municipio fuera de reducidas dimensiones.

  

Acceso al castillo con la torre del Homenaje al fondo

EL CASTILLO:

Tres son las denominaciones que encuentro se dan a este castillo: de Suel, Sohail y Suhayl, aunque es el segundo el que más se prodiga, que fue cómo era conocido durante el dominio árabe.

Se alza sobre un cerro de suave pendiente cercano a la playa, de apenas 40 metros de altitud pero que destaca, precisamente, por esa cercanía al mar. A sus pies discurre el río Fuengirola, ya a punto de desembocar en el Mediterráneo. Fue, por lo tanto, una buena defensa no sólo del territorio sino también de la foz del río, punto de aguada para naves enemigas a las que había que impedir ese abastecimiento.

Fue mandado construir por orden de Abd al-Rahman III, califa cordobés, como protección de una pequeña ciudadela. Primero fue una atalaya sobre los restos de la anterior romana, que reforzara las defensas costeras, para más tarde y con la llegada de los almorávides, se ampliaría el recinto hasta recoger en su interior una pequeña ciudadela. También fue usado entonces como ribat.


La muralla orientada al sur.

El 7 de agosto de 1485 es conquistado por los cristianos, pocos años antes de que se tomara Granada y concluyera la Reconquista de la Península Ibérica. De aquella conquista quedó bastante dañado por lo que tuvo que ser reconstruido y remodelado al gusto y necesidades de sus nuevos dueños.

En época de Carlos I volvió a ser reformado, se construyó una batería sobre la torre y los lienzos que miraban al mar y fue artillado; se le dotó de un foso y de un nuevo acceso —el actual— por su cara norte; de esta manera quedó integrado en la red de fortificaciones costeras.

Se repoblaron sus inmediaciones pero el lugar fue nuevamente abandonado, quedando en la fortificación sólo una guarnición como defensa y vigilancia de la costa

Durante la segunda mitad del siglo XVIII alojó un escuadrón de caballería con el fin de reforzar la vigilancia contra el contrabando.

A principios del siglo XIX estuvo ocupado por, cómo no, tropas francesas. En sus inmediaciones aconteció la batalla de Fuengirola, en la que se enfrentó un ejército hispano-inglés contra la guarnición del castillo, que eran soldados polacos a las órdenes de Napoleón. El 16 de abril de 1812 fue recuperado por el ejército español. Pero al abandonar los franceses el castillo, y como era costumbre en ellos, hicieron explosionar gran parte de él, concretamente la torre suroeste y sus muros aledaños, que no volvieron a reconstruirse.  

Terminada la Guerra de la Independencia se volvieron a ejecutar obras en el castillo, de las que destacó un nuevo muro aspillerado sobre el ángulo suroeste, que había sido destruido.

Con la Desamortización de Madoz, en 1855 pasó por varios propietarios, entre ellos la familia Werner; hasta que el último, que lo había adquirido en 1985, se lo vendió al Ayuntamiento de Fuengirola, su actual titular.

Durante parte del siglo XIX y del XX, fue cuartel de Carabineros y, desaparecido este cuerpo, lo fue de la Guardia Civil.


 














LOS DETALLES:

Como tantos y tantos castillos, el que hoy paseamos ocupa toda la coronación de la loma, adaptándose a ella, presentando una planta de polígono irregular de ocho lados, de 207’60 metros de perímetro y una superficie de 2.708 metros cuadrados.

Originalmente dispuso de una torre en cada uno de sus vértices, de las que hoy conservamos seis; todas ellas son macizas a excepción de las dos de la cara norte.


Acceso al castillo, la puerta, a la derecha, entre las dos torres almenadas.

Dos son los accesos que hoy vemos, el primitivo es el que se orienta al norte, que es donde se encuentran las dos torres más destacables. Una primera puerta, protegida por una torre a su derecha, almenada y con cámara accesible desde el adarve, nos da paso a una barbacana, probablemente de ejecución árabe, que recorre paralela todo el lienzo norte hasta la torre del Homenaje, también almenada y con dos plantas, más una dependencia también en planta baja —el recodo de la puerta original—. Bajo esta torre se observa ciega la primitiva puerta que estuvo formada por un arco de herradura ejecutado en piedra. A su derecha de esta torre, otro arco de factura cristiana, en ladrillo, nos conduce hasta el patio del castillo.


Puerta norte del castillo.

Interior de la barbacana y torre del Homenaje.

Puerta cegada bajo la torre del Homenaje; a la derecha acceso al patio.

Izquierda, entrada desde la barbacana; derecha el recodo de la puerta hoy cegada.

El otro acceso es de apertura reciente y queda orientado hacia el suroeste, junto al muro aspillerado. Carece de interés, basta con su mención.

Alrededor del patio, y adosados a los muros, quedan los restos de las dependencias —apenas los arranques de los muros— que conformaron las edificaciones interiores levantadas a lo largo del tiempo. Más abajo se relacionan las existentes hacia 1730, según un plano de la época.


Interior del patio; fondo izquierda, el muro aspillerado y la reciente puerta de servicio.

Derecha, restos de antiguas dependencias; al fondo, la torre del Homenaje.

De las distintas culturas que lo han habitado son muestra los diversos materiales utilizados en su construcción y sucesivas remodelaciones: tapial, mampostería, hiladas de ladrillo, sillería

En sus muros, que en general son anchos y altos, de unos 11 metros de altura media, predomina la mampostería en sus bases y el tapial en el resto. Aún se conserva parte del adarve original en su perímetro, que va uniendo las torres de los ángulos. El resto, perfectamente identificable, es fruto de las obras constantes de adaptación, como el baluarte del noroeste y los muros del suroeste, que rompen la unidad del conjunto.


De la documentación vista y leída por un servidor en la red, destaco un plano de planta del castillo —gracias Wikipedia—fechado en octubre de 1730 y correspondiente a las obras que en esa fecha se proyectaron. Dejo aquí la trascripción de la leyenda del plano:


Plano del Castillo de la Fongirola para Conocimiento de su Proyecto que se Construye.

 Octubre de 1730. 

Índice. 

Las líneas puntuadas es lo que se arruina y lo lavado de amarillo el Proyecto.


A. Puerta de la Primera entrada.
B. Puerta de la Segunda.
C. Torre del Homenaje.
D. Torreón de la Plaza de Armas.
E. Cubertizo para la artillería.
F. Iglesia, y casa del cura.
G. Cuarteles de Caballería.
H. Cuarteles de Infantería
I. Habitación del Alcaide.
K. Cuarteles que se construyen.
L. Horno que se ha fabricado nuevamente.
M. Pozo con su pila.
N. Cuarteles que se arruinan.
O. Cuerpo de Guardia.

 

Placa sobre la puerta fechando una de las obras de reforma.

 

RESUMIENDO:


Nombre: Castillo de Sohail, Suhayl o Suel.
Municipio: Fuengirola
Provincia: Málaga.
Tipología: Castillo.
 
Época de construcción: entre los siglos XI y XII
Estado: Se diría que se trata de una ruina consolidada pero en un aparente buen estado de salud. Su proximidad al mar hace que su deterioro por culpa de la salinidad sea constante; a lo que también ayudan las palomas que lo habitan y sus excrementos.
En 1974 se realizaron los primeros trabajos arqueológicos a costa de la familia Werner.
En 1995 se acondicionó el interior del castillo para eventos culturales; y en el 2002 se remodelaron sus alrededores para conformar un gran espacio de zonas verdes.
Propiedad: Pública, municipal.
Uso: además del uso netamente turístico —visitas, mirador, etc.— es utilizado para el desarrollo de eventos de carácter popular y cultural.

Mi Compañía, saliendo del castillo.

Visitas: Su entorno es totalmente libre, resultando un cómodo paseo el ascenso hasta él. El acceso a su interior, creo recordar, se puede hacer tras el pago de una módica cantidad.
Protección: Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
En 1978, y a instancias de Leopoldo Werner bolín, fue declarado Monumento Histórico-Artístico.
En el año 1993 la Junta de Andalucía otorgó reconocimiento especial a los castillos de la Comunidad Autónoma de Andalucía
Está declarado Bien De Interés Cultural.

Numerosas palomas coronando las murallas.
 
Calificación subjetiva: 3, o sea, Se incluirá obligatoriamente en ruta de viaje, o lo que es lo mismo, se hará todo lo posible en esta vida por visitarlo.
Otras cuestiones de interés: Cabe preguntarse, como curiosidad, por el origen del nombre de la ciudad, Fuengirola, que en nada parece proceder de los nombres que tuvo en la antigüedad. Y es que el topónimo es enteramente castellano, formado por la asociación de dos palabras, fuen por la existencia de una fuente, y girola como derivación de la pablara girona, nombre dado a una pequeña nave de origen genovés utilizada para la pesca.
Tras la conquista, al poblado se le empezó a llamar Font girola; y lo siguiente fue Fuengirola. 
Cómo llegar: el castillo es muy visible desde la carretera A-7 y accesible por la salida 208A de esa carretera, circulando en sentido a Málaga.


martes, 4 de enero de 2022

Aroche, castillo de Aroche o de Las Armas

Aroche está en la provincia de Huelva, allí donde Sierra Morena comienza a descender hasta que pierde su altura en tierras portuguesas. Sobre uno de sus cerros, coronándolo, el castillo mira a los Picos que llevan su nombre y a la inmensidad de encinas que alfombran el paisaje.

Hasta allí me lleva hoy mi paseo, que hace años fue incompleto y por ello aún lo lamento, pues me hubiera gustado tener constancia gráfica del estado del castillo cuando parecía desmoronarse día a día.

Hoy, por fin, vuelvo para castillearlo. Para ver cómo se encuentra, y llorar por su estado o celebrarlo. Quizás será lo segundo porque, finalmente, siempre será mejor una cuestionable restauración antes que una irremediable desaparición.

  


EL LUGAR:

De su pasado prehistórico quedan restos de todos los periodos: del Paleolítico y el Neolítico —y aquí de sus correspondientes edades, Cobre, Bronce y Hierro—, con yacimientos como el de Las Peñas, y poblados cercas de las riberas e incluso en zonas de los hoy denominados Picos de Aroche.

Más tarde, los romanos asentaron en las inmediaciones a una centuria, y así nació en tiempos de Augusto, Arucci Turobriga, en el paraje conocido como Los Llanos de la Belleza, que, según leo en la enciclopedia digital por excelencia, fue una ciudad ex novo de nuevo— producto de una mutatio oppidicambio de ciudad—. A partir de finales del siglo III comenzaría a despoblarse, para quedar totalmente abandonada a principios del siglo V.

A mediados del siglo XII, los árabes vieron útil el cerro y decidieron construir en él un castillo —que llamaban hisn— como defensa de su correspondiente iqlim —agalim en plural—que era el nombre que recibían los distritos administrativos en que se dividía una Cora —Kora—, así denominadas las demarcaciones territoriales en que se dividió al-Andalus durante el Califato de Córdoba. Concretamente, Aroche, dependió de la Cora de Baya, la actual Beja portuguesa.

Y en esto que llegamos a los momentos en que los cristianos avanzan hacia el sur. Reinaba en Portugal Sancho II, que tenía ciertos conflictos con la Santa Sede, para cuya resolución pidió ayuda al rey castellano Fernando III. Este se la concedió a cambio de la renuncia del portugués a los territorios más acá del río Guadiana que por entonces no eran de Castilla, a fin de fijar la frontera entre ambos reinos.

Muerto Sancho II en 1248, su sucesor y hermano, Alfonso III, alias el Reformador o el Boloñés, con ayuda de los caballeros de la Orden del Hospital de San Juan, vuelve a hacerse con el control de Aroche y Aracena —además de otras poblaciones que hoy están en territorio de Portugal, como Serpa y Moura—, dándoles a todas las villas fuero portugués. Operación que lleva a cabo entre 1249 y 1251, y que provoca en Castilla un considerable enfado.

Pero habrá que esperar hasta 1267, cuando con la firma del tratado de Badajoz se ponga fin al asunto fijando definitivamente la frontera en el río Guadiana.

Con ello, Aroche vuelve a Castilla —reinaba ya Alfonso X, el Sabio—. Su sucesor, Sancho IV decide reforzar esta parte de la frontera y pone en marcha la construcción de una serie de fortalezas, a todo lo largo de ella, que se conocerán como la Banda Gallega. El conflicto quedaba servido. Desde entonces, y durante algunos siglos, los enfrentamientos fronterizos serían cosa del día a día.

Todo esto me da pié a escribir una entrada sobre la Banda Gallega y sus castillos. En cuanto acabe ésta, me pongo a ello. Ya veremos.


Tras la puerta principal, y a la izquierda, dependencias del castillo. Al fondo, entrada al coso.

Dependencias del alcaide.

En el siglo XV, la fisonomía intramuros era, prácticamente, como hoy la conocemos. La villa estaba amurallada, aunque estas no eran las renacentistas que, en parte, hoy conocemos y que corresponde a obras del siglo XVII. Ya por entonces, y desde finales del siglo XVI, Aroche pertenecía al llamado Reino de Sevilla.

Pasa el tiempo y Aroche alcanza una gran importancia desde el punto de vista estratégico durante la Guerra de Restauración —1640/1668—, dada su proximidad a la frontera. Pero que influyó negativamente en la economía y la salud de la población. Aspectos que se normalizaron una vez terminó la contienda y quedó establecida la frontera.

Sin embargo todo lo vivido en ese siglo XVII pareció repetirse nada más empezado el XVIII con la Guerra de Sucesión —1700/1715— que, a pesar de ser un conflicto interno de España, revivió acontecimientos y miedos pasados con Portugal.

Como no hubo dos sin tres, en 1808 llegaron los franceses y con ellos nuevamente el miedo, los saqueos, el hambre y la decadencia.

Pero el refrán no se cumple, pues en este caso habría que decir no hubo tres sin cuatro, que llegó el 18 de julio de 1936 y vuelta a lo mismo: represión sobre los vencidos, huidas a la sierra, fusilamientos, prisión, exilio…

Y no ha habido cinco.


 


Durante las obras de reconstrucción/rehabilitación.

EL CASTILLO:

El castillo de Aroche, o lo que es lo mismo, el castillo de las Armas, es una fortaleza islámica, concretamente almohade —siglos XII/XIII—. Hay textos donde parece relacionarlo con el yacimiento de El Llano de la Torre, por lo que si fuera cierto se podría decir que es almorávide, entre los siglos IX y X.

Incluso hay motivos para remontarnos cronológicamente, ya que existe la creencia de que el lugar que hoy ocupa el castillo hubo un teatro romano que mandó construir el emperador Marco Coceyo Nerva entre el año 96 y 98 d.C., y terminado por Elio Adriano en el 120. Pero mejor dejémoslo en cuarentena.

Volvamos a la Edad Media, cuando los cristianos, con el rey portugués Alfonso III ayudado de caballeros hospitalarios, conquistan la fortaleza a finales de 1250, en contra del reparto previo que Castilla y Portugal habían hecho. La fortaleza quedará definitivamente en manos castellanas mediante el Tratado de Badajoz de 1267.

En 1293, y por orden de Sancho IV, el castillo es reparado y las murallas de la villa reforzadas por el Concejo de Sevilla, de quien administrativamente dependía, dando como resultado la apariencia que hoy conocemos. Esa orden incluía la autorización para levantar otros castillos, entre los que estaba el de Cortegana. 

Durante los siglos XIV y XV siguieron haciéndose obras en este castillo de Aroche, dada la importancia estratégica que tuvo por su proximidad a la frontera con Portugal.

Finalizados los conflictos con el vecino reino, el castillo comenzó a perder interés militar, con lo que fue deteriorándose lenta pero inexorablemente.

En 1804 se decidió reconvertirlo en recinto para la celebración de corridas de toros, para lo cual se había pedido, tres años antes, autorización al concejo de Sevilla, y aún sin tener tal permiso —todas las respuestas fueron negativas—, se procedió a su adaptación como coso taurino.

Menos mal que, años después, con la llegada y posterior huida de los franceses, no sufrió más daños que los que ya tenía.



LOS DETALLES:

Su tipología sigue en muchos aspectos el modelo de fortaleza islámica: una planta que pretende ser rectangular pero que por adaptarse a la topografía de la cima adoptará la de un polígono irregular — con una longitud de su perímetro de 273 metros y una superficie interior de 2.650 metros cuadrados—, con torres cuadradas y rectangulares, hasta un total de diez, que sobresalen de la muralla entre cuatro y cinco metros. De todas ellas destacan las que corresponden a cada uno de los puntos cardinales, que serían las esquinas del imaginado rectángulo: al norte, al este, al oeste, y al sur, siendo estas dos últimas las de mayor tamaño y las únicas que poseen cámaras en su interior cubiertas con bóvedas de cañón. El resto son macizas, y se disponen como refuerzo de los lienzos de muralla.

Chiqueros de la plaza bajo el adarve en la zona sur.

Toda la muralla dispuso de un adarve que actualmente coincide en casi todos sus tramos con el graderío de la plaza de toros. También estuvo totalmente almenada, no conservándose el merlonado original ni siquiera en las torres; sólo en un corto tramo de muralla se han reconstruido algunas almenas a modo de muestra.

La puerta de la Reina desde el interior.

Se dice que tuvo tres accesos, todas con rastrillo e incluso una con puente levadizo; pero hoy sólo se identifican dos.

La que fuera la puerta principal está en el oeste, a la derecha de la torre de ese vértice, y se la conoce como la Puerta de la Reina, y está enmarcada en dos arcos de herradura bajo una bóveda de medio cañón. Actualmente no suele ser utilizada.

Puerta principal, actualmente en uso.

La otra puerta que se conserva, y la generalmente utilizada, se orienta al sur; aunque originariamente pudiera ser de las obras posteriores a su conquista, la actual es del siglo XVIII. A su izquierda aún se conservan restos de edificaciones primitivas —una sala abovedada— que hoy se identifican como dependencias del alcaide.



El principal material que se utilizó fue el tapial con verdugadas de ladrillo, sobre el que se simuló una cuidada sillería como engaño en la distancia a los sitiadores. La mampostería que también aparece, es fruto de trabajos cristianos.

 

RESUMIENDO:


Nombre:    Castillo de Aroche o de Las Armas

Municipio: Aroche
Localidad: Aroche
Provincia: Huelva

Tipología: Castillo.
Época de construcción: siglo XII/XIII, aunque posiblemente sea anterior.
Estado: En buen estado conservación, gracias a que ha tenido un uso continuado, así como por las modificaciones sufridas a lo largo del tiempo, como la adaptación de su interior a coso taurino, a pesar de que este haya deformado su traza interior original.
Las últimas restauraciones también han ayudado a su conservación —dejo aquí mis reparos a intervenciones tan llamativas—.
Leo en alguna página web, de alguien que seguramente no lo ha visitado, que se encuentra en ruinas: totalmente incierto.

Propiedad: Pública, del Ayuntamiento de Aroche. 
Uso: Turístico, y plaza de toros. Me parece interesante este uso, aunque yo no sea taurino.
Protección: Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
En junio de 1985 fue declarado bien de Interés Cultural.
Visitas: Previo un módico precio, visita a su interior y agradable explicación de una guía local.
La visión de su perímetro exterior se complica por las numerosas viviendas que lo rodean. Es por ello que algunas fotos son robadas de la red.

Clasificación subjetiva: 2, o sea, si se pasa cerca y se va con tiempo pues se acerca uno a verlo. Es decir, que se incluirá en una ruta de viaje pero no pasa nada si luego no se visita.
Pero como nos encontramos en la Sierra de Huelva, tierra a la que tengo especial predilección, creo que habría que subirle la nota.

Otras cuestiones de interés: Hasta hace pocos años perteneció al ayuntamiento de Sevilla, como heredero administrativo de las competencias que tuvo el Concejo de Sevilla desde el “Ordenamiento para el Buen Gobierno” dado por Alfonso XI en 1344. Igual circunstancia corrieron los castillos de Cortegana, Encinasola, Almonaster la Real y Cumbres Mayores. Curiosamente, la alcazaba de Alcalá de Guadaíra, población cercana a Sevilla, vivió la misma condición.

Cómo llegar:



Las tres fotos siguientes no son mías, sino de la página web de la diputación de Huelva. las dejo aquí porque, además de buenas y bonitas, son muy significativas.