martes, 29 de mayo de 2018

Aracena, castillo de Aracena

Vuelven mis paseos al norte de Huelva; hoy a Aracena, corazón que es de la serranía que lleva su nombre, donde Sierra Morena va decayendo hacia occidente; y capital que dicen que quiso y no pudo ser de esta provincia. Hoy se conforma con ser el centro del parque Natural de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche desde 1989, tener los pasteles más apreciados del territorio y una de las cuevas más bellas de la Península; y disponer del mejor jamón del mundo.

Iglesia Prioral de Aracena.

Fachada oeste del castillo.

Ya hubo por aquí humanos desde época prehistórica, constancia que se tiene por los restos aparecidos en la cueva de la Mora, en la aldea de La Umbría.
Las minas descubiertas en el centro de la actual provincia de Huelva, hizo que hasta allí llegaran gentes del sur como los turdetanos. Y más tarde, durante el siglo I a.C. fueron los romanos los que se asentaron, creando pequeños núcleos de población sostenidos por la agricultura y algunas explotaciones mineras. Estos núcleos fueron probablemente el origen no sólo de Aracena, sino también de algunas de las aldeas que pertenece hoy al municipio. Los restos de una villa romana llamada Villa Aretiana o Arciana pueden ser el origen de la población y la etimología de su toponimia.
Esto y poco más es lo que de aquella época, e incluso de la visigótica, conocemos. Prácticamente nada.


Dos vistas del castillo desde el oeste.

Algo más se sabe de cuando los árabes, que llegaron por aquí durante el siglo VIII, tiempos en los que Aracena perteneció a la Cora de Isbilya, o sea Sevilla, y fue plaza importante por su posición estratégica en plena serranía. De esta época data la primera fortaleza, sobre la que posteriormente se levantaría el actual castillo.
En torno a la alcazaba árabe fue creciendo la población que a principios del siglo XIII pasaría a depender de la Taifa de Niebla. Hasta que en 1231, el Rey Sancho II de Portugal, con la ayuda de los Caballeros Hospitalarios de San Juan, conquistó la plaza.
Su posesión se alterna en el tiempo entre Castilla y Portugal, hasta que en 1267 —Tratado de Badajoz, en el que Alfonso III renunció a «quanto he entre Guadiana e Guadalquivir», quedando el Guadiana como frontera entre ambos reinos desde Badajoz hasta Ayamonte — con la intervención de Alfonso X pasa a formar parte del Reino de Sevilla, y con ello se convierte en uno de los enclaves más importantes de la Banda Gallega.
Llegarán asturianos, gallegos y leoneses que, por iniciativa de Sancho IV, repoblarán la zona a finales del siglo XIII. La población crece rápidamente en las laderas de la montaña, y se extiende en aldeas que en la actualidad siguen pobladas.


En el siglo XIV es sede prioral de la Orden de Santiago y durante los siglos XV y XVI, el centro neurálgico de la población se traslada a lo que hoy es la Plaza Alta, construyéndose el Cabildo y la iglesia de la Asunción.
En el siglo XVII, la población y su término fue donada al Conde Duque de Olivares —devolución de favores por parte del Rey— y tiempo después pasaría al Conde de Altamira, que se auto titulaba Príncipe de Aracena —pero lo hacía al haber confundido, seguramente de manera intencionada, la descripción de priorato con un principado—. Los Condes de Altamira mantuvieron el título de Príncipes de Aracena hasta 1812.

Fachada norte del castillo.






 En 1833 se implantó una nueva división administrativa en España que hizo que Aracena formara parte de la provincia de Huelva dejando de depender de Sevilla.
A finales del siglo XIX el pueblo se ensancha más allá de las laderas de la montaña, creciendo económica y políticamente.
El descubrimiento por aquellos años —exactamente en 1866— de la Gruta de las Maravillas y de su acondicionamiento para visitas turísticas en 1914, y las suaves temperaturas veraniegas, hicieron de Aracena un lugar idóneo para estancias estivales de personajes de la nobleza y afines. En definitiva, un núcleo turístico que ha permanecido hasta la actualidad.

Aracena desde la muralla norte del castillo.


El castillo se encuentra, como no podía ser en otro lugar, en la cima del cerro por cuyas laderas se desparrama el pueblo. Su visión, justo al tomar la última curva de la carretera N-433 y presentarse de golpe ante los ojos es, sencillamente, espectacular —es una foto que me debo—. Sólo por ello merece la pena llegar hasta Aracena. Después vendrá todo lo demás, que es mucho.
Subimos caminando hasta la iglesia prioral, que es el edificio con el que verdaderamente se identifica el castillo sin serlo, claro.  Y es que su ubicación su aspecto y su torre, fuerte y almenada, induce a un error perfectamente justificado.

Poco antes de llegar a la iglesia, se pasa bajo un arco coronado por una llamativa espadaña que, no debe confundirnos, nada tiene que ver con el conjunto que conforman iglesia y castillo. Es una obra de la segunda mitad del siglo pasado que, a pesar de su diseño, materiales empleados e incluso una supuesta buena intención por parte de su autor, no deja de ser un pastiche en el peor de los sentidos.
Sentados en el atrio de la iglesia, cerrada a estas horas de sesteo, y a la espera de la entrada en el castillo de un nuevo turno de visita, leo a la Compañía unas notas sobre la historia de esta fortificación.

Que se cree fue construido por la Orden del Hospital, entre 1233 y 1267, o sea, en el tiempo que transcurrió entre la conquista del lugar por parte de los caballeros hospitalarios portugueses, y su cesión al Reino de Castilla. Es muy posible que también participara en su construcción la Orden de Santiago, pero ante la imprecisión de los datos existentes, es difícil afirmarlo. Queda ahí la incógnita sobre quienes fueron sus primeros propietarios.

Antes, en el mismo lugar, hubo otra fortaleza musulmana del siglo X y reformada en el siglo XII, de la que apenas se disponen de datos.

Una cerca rodeaba el núcleo anterior conformando un albacar de grandes proporciones, donde se instalaron los primeros repobladores.
Esta disposición se mantendría hasta principios del siglo XIV en que, ante el crecimiento poblacional se dispone construir otra cerca mayor que proporcionara espacio protegido ante el aumento del tamaño del caserío.
Es durante el siglo XVI cuando se inicia el progresivo abandono del castillo, trasladándose la población hacia lo que hoy es la Plaza Alta. Esta circunstancia trajo consigo, como era de esperar, el desmantelamiento de gran parte de la fortaleza, al ser utilizada como cantera de materiales para nuevas construcciones en la villa. El expolio duró hasta 1917, cuando una orden municipal prohibió coger las piedras del castillo.
Aunque su definitivo deterioro llegó antes, como no podía ser de otra manera, con las tropas francesas durante la Guerra de la Independencia. Huelgan los comentarios.

Subiendo hacia la entrada al castillo.


Actualmente, al castillo lo rodea un cómodo paseo que ocupa un perímetro aproximado al de la primera cerca que tuvo. Incluso en algunos tramos se observa aquella perfectamente.
Seguimos por el camino desde la iglesia hacia la parte más alta del cerro, hasta llegar a la entrada actual de la fortaleza, en la fachada suroeste.

Entrada al castillo.

Ocupa el castillo una superficie aproximada de 4.200 m2, sobre una superficie irregular que va conformándose según la topografía del terreno. A lo largo de todo su contorno se contabilizan siete torres, cuadradas, unidas por adarves
El interior, que estuvo dividido en dos partes por una muralla. De los dos recintos anteriores, el más pequeño y situado al norte corresponde a lo que fue el alcázar y era ocupado por el alcaide; y el más grande por las dependencias para servicios y tropa, y patio de armas. En cada uno de los recintos hubo un aljibe.

Los restos de lo que fue la Torre del Homenaje.

Sobre la muralla divisoria se levantan los restos de lo que fue la torre del Homenaje. Es de planta cuadrada y contó con dependencias interiores. Se cree que debió tener unos 16 metros de altura.
Al castillo se accede mediante una escalera y una puerta de nueva construcción, cuya ubicación debe corresponder a una poterna, llegando a la zona del alcázar que es la única que hasta ahora está habilitada para la visita.
La puerta principal debió estar más al sur, en una zona más baja y dando acceso al que fuera Patio de Armas.
 

Los dos recintos anteriores estuvieron rodeados por una cerca bastante extensa que conformó un amplio albacar —que como ya he dicho fue la zona donde se instalaron los primeros repobladores—. De esa cerca queda un gran lienzo en la ladera oeste del cerro, y otra como muro de contención de la terraza que ocupa la iglesia.
 
Salida del castillo.

A pesar de estar incluido en lo que se denominó la Banda Gallega —línea de fortificaciones que protegía el territorio del reino de Sevilla de los potenciales ataques de Portugal—, su tipología difiere del resto de castillos de la Banda, guardando más paralelismo con los del lado portugués.
A la izquierda la Compañía, a la derecha lo que fue la primera cerca del castillo.


Terminada la visita al interior del castillo, continúa el paseo rodeándolo sobre el resto de la primera cerca hacia el noroeste, para terminar nuevamente en la iglesia que, como se ve, es el elemento más significativo y determinante no sólo del castillo sino quizás de todo Aracena.

La Iglesia desde el interior del alcázar.

Esta iglesia, denominada prioral pues Aracena fue sede del Priorato de la Orden de Santiago, tiene la advocación de Nuestra Señora del Mayor Dolor, patrona de la población.
Comenzó su construcción allá por los finales del siglo XIII, no terminándose hasta principios del XV, habiendo estado paradas sus obras casi todo el siglo XIV. De este largo período de tiempo se desprende el hecho de que se iniciara su ejecución siguiendo normas románicas para terminarse con características totalmente gótico-mudéjares.
La planta del edificio presenta tres naves, coro a los pies y presbiterio poligonal al que queda adosada la torre al lado del Evangelio. El conjunto queda cubierto por bóvedas nervadas apoyadas en recios pilares.

Tanto la torre como los elementos de las fachadas sur y sureste, están almenados, lo que le da ese aspecto fortificado que hace que el visitante pueda confundir la parte con el todo.
Volviendo a la Guerra de la Independencia: esta iglesia tampoco se libró del buen hacer francés, pues la convirtieron en polvorín, si bien tuvieron la consideración de no volar el edificio como era su costumbre en el momento de la huída.
A principios de la Guerra Civil de 1936, sufrió graves desperfectos al ser deliberadamente incendiada, aunque los daños no afectaron a elementos estructurales.
Arcada del atrio de la Iglesia.















Atrio de la Iglesia.

Puerta de entrada de la Iglesia.


Nombre:
Castillo de Aracena.
Municipio: Aracena
Provincia: Huelva
Tipología: Castillo.
Época de construcción: desde el siglo X al XII por parte árabe.
Lo que hoy vemos es cristiano, siglo XIII.

Estado: Consolidadas las ruinas del castillo, pero en aparente y constante proceso de restauración —da la sensación que en pocos años estará totalmente construido—. La iglesia en muy buen estado.
Propiedad: Pública (municipal).
Uso: turístico.
Visitas: Visitable el interior del alcázar del castillo previo pago de una módica cantidad de dinero. El exterior, o sea, lo que fue la primera cerca, se puede pasear libremente.
Protección: Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
 En 1985, el castillo fue declarado Bien de Interés Cultural.
El centro histórico de Aracena está declarado Bien de Interés Cultural desde el 30 de julio de 1991.
Clasificación subjetiva: 3, es decir, se incluirá obligatoriamente en ruta de viaje, o lo que es lo mismo, se hará todo lo posible por visitarlo. Aunque la excusa no sea sólo el castillo.
Otras cuestiones de interés: La Gruta de las Maravillas, situada bajo la montaña donde se sitúa el castillo y el pueblo.
Una curiosidad: el gentilicio de Aracena es aracense o arundense. Pero también cebollero.
Una leyenda: De la primera época cristiana circula la leyenda de la vinculación de los Caballeros del Temple con este lugar, de su conocimiento de la existencia de la Gruta y su uso como escenario de ritos exotéricos y demás. Pero me temo que todo ello va más allá de la leyenda para ser considerado como un auténtico bulo.

Cómo llegar: De Sevilla a Mérida por la N-630, E-803, o sea la Vía de la Plata, tomar el desvío hacia Portugal —N-433—, que nos llevará hasta Aracena.



sábado, 26 de mayo de 2018

Arquitectura, letra V

VANO:
Hueco practicado en el muro para la entrada de la luz, la ventilación, la vigilancia o el paso, como ocurre en la formación de una puerta o de una ventana.

VENTANA:
Es la abertura que generalmente se hace en la parte media de una pared para dar luz y ventilación al interior.
Y por extensión, también se denomina ventana al armazón, de madera o metálico, y los cristales con que se cierra el hueco.

VENTANA AJIMEZADA o GEMINADA (BÍFORA O BIFORADA):
Vano dividido en su centro por una columnilla formando dos huecos gemelos rematados por sendos arcos.



VENTANA ASPILLERADA:
Tronera o saetera situada bajo la ventana aprovechando el hueco interior de ella como cámara de disparo. Se utilizaban generalmente armas de pequeño calibre. La forma del agujero varía considerablemente.

VENTANA TRÍFORA o TRIFORADA:
Vano dividido en tres huecos separados por columnillas y formando tres ventanas rematadas por sendos arcos.

VERDUGADA, hilada verdugada:
Cada una de las hiladas horizontales de ladrillo intercaladas en una obra de distinto material.
Su finalidad es la de regularizar periódicamente la horizontalidad de los materiales, además de hacer bonito.


VITRAL:
Vidriera de colores, pintados o recubiertos con esmaltes, que se ensamblan y sujetan con varillas de plomo.

VOLUTA:
En este Glosario es el ornamento en espiral que adorna los capiteles jónicos y compuestos.
Situados en los vértices del capitel, se ejecutaban cuatro volutas en los jónicos, y ocho en los compuestos cuando se incorporaron a los corintios.


martes, 15 de mayo de 2018

Aldea del Cano, casas torre de La Cervera

En mis primeras lecturas sobre castillos de mi tierra —“Castillos extremeños” de mi paisano Matías Lozano, o el coleccionable de Dionisio Delgado Vallina— no aparecía la torre de la Cervera, ni bajo esta denominación ni bajo la de casa fuerte de la Cervera.
Tuve que pasar, hace ya bastantes años, por la autovía A-66, la vía de la Plata, en dirección al sur, y salir a la N-630 con la intención de contemplar los dos castillos de las Arguijuelas cuando, al continuar viaje sobre la carretera nacional, vi a mi izquierda, en medio de ese hermoso paisaje que conforman las encinas de la dehesa, una casa cortijo a la que se adosaba una arruinada torre medieval. El acceso a la finca estaba cerrado, por lo que me limité a fotografiar desde la lejanía, y con la mediocre cámara —ya por entonces digital— que disponía, apenas cuatro o cinco instantáneas; que la ubicación no me permitió buscar más perspectivas.
Mi sorpresa fue en aumento cuando más adelante, a poco más de un kilómetro, vi otra torre algo más alejada de la carretera y ligeramente oculta entre el arbolado. Por supuesto paré para repetir lo mismo que había hecho minutos antes: fotografiarla en las mismas condiciones, paisaje, distancia y demás, tal como había hecho con la anterior.
Unos seis kilómetros y medio más adelante volví a ejecutar las mismas acciones, ante el castillo de Garabato o de Mayoralgo, del que sí tenía conocimiento. Pero sobre este último hablaremos en otra entrada, que ésta de hoy va a ir sobre las dos torres de la Cervera, o casas fuertes, o una torre y la otra casa fuerte; que cualquiera sabe cuál es una y cuál la otra. En la poca, poquísima, documentación que sobre ellas leo, se las denomina indistintamente a una u otra. Así que lo mejor será que siga la división que me tengo hecha y las clasifique como casas torre: las casas torre de La Cervera.
Las dos casas torre se encuentran en el término de Aldea del Cano, a medio camino entre esta población y la ciudad de Cáceres.

La casa torre más próxima a la carretera.


EL LUGAR:

Aldea del Cano, como no podía ser de otra manera, también presume de antiguo asentamiento humano. Y es que en sus cercanías, en la dehesa de Garabato existe un dolmen, aunque en muy mal estado, datado en unos 3.000 años a.C. Situada junto a la calzada romana de la Vía de la Plata, conserva parte de ella, incluidos algunos miliarios.
Pero no es hasta 1320 cuando se tiene fe cierta de la existencia de la población, al ser citado el nombre del pueblo en el acta fundacional del Mayorazgo de Blasco Muñoz —Lo que no quita que su existencia venga de más antiguo—.


NOTA CURIOSA:
A pesar de tener en su término municipal estas dos torres, alguna más e incluso un castillo, sorprende que Aldea del Cano no luzca en su escudo municipal un castillo o una torre como mueble principal. En su campo está una torre campanario, que es de suponer se trata de la de iglesia de San Martín.
Los castillos de la bordura son una referencia al reino de Castilla, al igual que los leones al de León.



LAS TORRES:

Varias son las casas y torres fuertes que jalonan esta comarca, no sólo las dos que hoy paseo, a las que habría que añadir, al sur de Aldea del Cano, la de Santiago Bencaliz —o de Vencaliz—, y al norte, en la pedanía de Valdesalor término municipal de Cáceres, la de La Carretona. Su existencia deriva del deseo de parte de la nobleza cacereña por poseer edificaciones con características defensivas en sus explotaciones agrícolas. Los casos más significativos, a la vez que llamativos, son los castillos de Las Arguijuelas, de Arriba y de Abajo.
Todas esas edificaciones, de factura similar, están datadas a finales del siglo XV, y de estas dos de la Cervera existen referencias concretas, pues el lugar donde se levantan ya era conocido como dehesa de Pedro Cervero.

Dice Edward Cooper que la primera de las torres, la situada más al norte y más cerca de la carretera, era propiedad de García de Paredes y fue mandada derribar por Gómez de Solís, pretendiente del maestrazgo de la orden de Alcántara entre los años 1435 y 1473; éste costeó la reconstrucción de la torre en pago al rescate de uno de sus caballeros, Nicolás Ruíz, que había sido prendido por García de Paredes.


LOS DETALLES:

La primera de las casas torre presenta un aspecto compacto y cerrado. Desde donde la observé —sólo pude ver su fachada oeste— se aprecia una enorme chimenea que sobresale del perímetro de sus muros. Junto a ella destacan los restos de un balcón amatacanado que se apoyaba sobre cuatro modillones. Este matacán defendía la entrada original, hoy desaparecida, que estaba en esa fachada.
Es una edificación de planta poligonal, de dos cuerpos dispuestos en forma de L, ejecutada en tosca mampostería, con detalles de sillería en esquinas y huecos; todos sus huecos actuales se abren hacia el rincón de la L, o sea hacia el este. Está cubierta por tejados a dos aguas de teja árabe, aunque originalmente dispuso de adarve almenado.
La primera de las casas torre.



Fachada este de la casa (de andresgere.blogspot.com)

La segunda casa torre, que se sitúa algo más alejada de la carretera, presenta una estructura algo más compleja que la anterior: tres cuerpos unidos que se disponen de norte a sur.
En el extremo más al norte se encuentra la que fue la primitiva torre, de grandes proporciones y gruesos muros, ejecutada con sillarejos y sillares hasta la primera planta que los está con mampostería y sillares en las esquinas. La torre fue desmochada, estando cubierta actualmente con un tejado a dos aguas. Sus cámaras interiores están abovedadas con bóvedas de cañón. Dadas sus características estructurales, se debe pensar que tuvo bastante más altura.
El siguiente cuerpo es un añadido muy posterior, que se remata en el extremo sur con una torre más alta que el resto del conjunto, más medieval y pretendidamente del Homenaje; pero a la vez con un aspecto más débil que la originaria. Quedan en ella restos de dos matacanes y algunas aspilleras. Sobre el terrado se ha elevado una cubierta para proteger lo que parecen ser instalaciones de la finca.

La casa torre desde la carretera


En primer plano la torre desmochada (de andresgere.blogspot.com)


Fachada trasera de la edificación (de andresgere.blogspot.com)



RESUMIENDO:

Nombre: Casas torre de la Cervera.
Municipio: Aldea del Cano.
Provincia: Cáceres.

Tipología: Casas Torre.
Época de construcción: segunda mitad del siglo XV.
Estado: la primera de las torres presenta un estado de semirruina, si bien consolidada en parte por el uso y el cobijo que le proporciona la edificación adosada.
La segunda torre se encuentra en mejor estado aparente que su hermana anterior; pero esto es sólo una lejana apreciación mía.

Propiedad: Privada
Uso: forman parte de las edificaciones dedicadas a explotación agrícola de las fincas en las que se encuentran.
Visitas: cuando estuve en sus proximidades, allá por el 2006, la cancela de la finca estaba cerrada, tuve que contentarme con verlas desde la distancia. Más tarde, cuando buscaba información en la red para escribir esta entrada, supe que es posible acceder al interior de la finca, con permiso de sus inquilinos y con precaución por el ganado.
Protección: Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.

Clasificación subjetiva: 2, si se pasa cerca y se va con tiempo pues se acerca uno a verlo. Es decir, que se incluirá en una ruta de viaje pero no pasa nada si luego no se visita.
Otras cuestiones de interés: A unos dos kilómetros de aldea del Cano, hacia el sur, se encuentra la ermita de Santiago de Bencáliz, construida sobre las ruinas de una mansión romana conocida como Ad Sorore. En su entorno se conservan numerosas tumbas antropomorfas, rupestres, de época visigoda.
Desde ese punto partía —muy cercano a la Vía de la Plata— la vía que, pasando por Toledo, llegaba a la actual Zaragoza.
Y muy cerca de la ermita anterior, también hacia el sur, está casa fuerte de Santiago Bencáliz, de características similares a las dos de esta entrada.
Todas estas torres, junto con los castillos de Mayoralgo y de Montánchez, e incluso con la propia torre de la iglesia de San Martín de Aldea del Cano, constituían un seguro sistema de defensa de la zona,

Cómo llegar: desde Mérida y en dirección norte, por la carretera N-630, a unos 50 Km. de ésta, una vez pasado Aldea del Cano, veremos primero la segunda torre descrita y poco después la otra; ambas a la derecha de la carretera.