martes, 22 de septiembre de 2020

Paterna del Campo, castillo de Alpízar

Una breve escapada en una mañana de fin de semana, un corto paseo a poco más de cincuenta kilómetros de mi casa, me lleva hasta Paterna del Campo; y desde allí, sin solución de continuidad, de un salto y por algunos caminos secos y polvorientos, llego a Alpízar. Es final de verano y el sol y el agostado campo animan poco al paseo. Así que preveo que la visita va a ser rápida. Además, Alpízar es una finca privada y lo que menos me gusta es molestar y, sobre todo, llamadas de atención ajenas: dar una vuelta por los alrededores, algunas fotos y ya está. Bueno, ya veremos.
















 Pues estoy en Alpízar, lugar, o paraje que se encuentra en el término municipal de Paterna del Campo, en la provincia de Huelva, muy cerca de Tujena. Más bien entre ambas. Por cierto, la aldea de Tujena, que es pedanía de Paterna, es tan antigua como ésta —Tujena deriva de Tulius y Paterna de Pater, alusiones ambas con antecedentes romanos; como debe de ser—. Porque los romanos anduvieron por aquí, e incluso construyeron un acueducto que, desde la fuente de Alpízar llevaba el agua hasta Itálica.

De los árabes tenemos pocas noticias de por aquí: que tuvo mezquita, y que fue el Alfonso X quien la conquistó, junto con la vecina Tejada.

Es con Sancho IV de Castilla cuando se hace el repartimento del territorio, concediendo a Paterna el título de villa y asignándosela Juan Mathé de Luna, a quien además le nombra Armero Mayor del Rey y responsable de la defensa de las tierras que van desde el Algarve a Gibraltar.

Con el tiempo va pasando a diversos propietarios, hasta que en 1516 la adquiere, junto con la villa de La Palma, Diego Colón.

 

EL CASTILLO:

El actual castillo de Alpízar, de factura almohade, fue construido en la primera mitad del siglo XIV, fruto de las reformas efectuadas sobre otra pequeña fortaleza árabe, de carácter señorial, no defensivo, levantado hacia el siglo XI sobre lo que seguramente fue una villa romana.

Situado sobre una leve loma, es visible, en los días claros, desde Paterna y Tujena. Desde él se domina esta parte de la campiña onubense, destacando en sus proximidades el acebuchal de Alpízar y algunos arroyos que alteran la monotonía del paisaje.

Fue conquistado por el rey Alfonso X, el Sabio, y fue conquista importante pues le acercaba un poco más a Niebla, debilitando así las defensas de la taifa.

 Hoy es un cortijo que, desde mediados del siglo XIX, ha sufrido, de nuevo, numerosas transformaciones, a fin de adaptarlo al uso residencial de sus propietarios. Pero no por ello, la ausencia de ostentosidad, lo hace desmerecer; su blanca presencia, su ligera altura y, sobre todo, su total fusión en un paisaje tan singular, le concede un digno encanto. Y por eso lo traigo aquí.


El castillo es una edificación relativamente pequeña, de planta trapezoidal, patio central y un torreón almenado en cada esquina, a los que se accede a través del camino de ronda perimetral, a excepción del lienzo oeste, que carece de él. Cada uno de los torreones es de distinto tamaño. Las almenas, que son escalonadas, no parecen, dado su escaso tamaño, ser las originales.

Su fachada principal se orienta hacia el sur, y en ella se abre una portada almohade, probablemente la original, del siglo XI: arco de herradura apuntado, del que sobresalen, de manera alterna trece dovelas. Sobre esta puerta aún permanecen algunas almenas de igual factura a las de las torres. A través de ella se accede directamente al que fue patio de armas del castillo.

En su fachada este se abre otro acceso, también en arco de herradura apuntado, pero más pequeño y tosco que el anterior.

No encuentro datos fiables, ni dispongo de conocimientos necesarios para discernir cuál de las dos pueda ser la original, y cuál fue abierta más tarde, seguramente por necesidades domésticas del edificio; pero si hubiera que decidirse en este instante por alguna, diría que ésta última es posterior.

En la página web del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, se dice que la puerta principal es de 1863, sin aclarar cuál de las dos es.

Todos sus muros exteriores son de tapial y actualmente, como no podía ser de otra manera pues es un cortijo, están encalados.

En su entorno más inmediato quedan vestigios de lo que debió ser una barrera.



















Edificaciones abandonadas en el entorno del castillo.



RESUMIENDO:

Nombre:      Castillo de Alpízar, cortijo de Alpízar.
Municipio:    Paterna del Campo.
Provincia:        Huelva

Tipología:    Castillo palacio
Época de construcción:   siglo XI, reformado en diversas épocas. La última, en el siglo XIX.
Estado:   Bueno, aunque muy transformado y adaptado a su uso actual. El hecho de que tenga un uso residencial continuado, también ayuda mucho a que su estado de conservación sea excelente, ya que la familia a la que pertenece aún vive en él.

Propiedad:   Privado
Uso:   Residencial, agrícola
Visitas:   Se trata de una finca privada, por lo que hay que conformarse con el exterior, o con lo muy exterior.



Protección:   Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
En 1993 recibió el reconocimiento—al igual que todos los castillos de la región— de la Junta de Andalucía.
Inscrito como BIC, BOE 29/06/1985.
Clasificación subjetiva: 2,   si se pasa cerca y se va con tiempo pues se acerca uno a verlo. Es decir, que se incluirá en una ruta de viaje pero no pasa nada si luego no se visita.
Otras cuestiones de interés:

Cómo llegar:  desde Sevilla, autovía A-49 dirección Huelva-Portugal. Salida en, aproximadamente, el kilómetro 34, en Chucena, y seguir por la A-481; tomar la A-472 en dirección a Manzanilla y pocos kilómetro después coger a la derecha la HU-6111 hacia Escacena del Campo y Paterna del Campo. De Paterna seguir en dirección a Tujena, aunque desde aquí ya hay que tomar caminos que sólo el GPS sabrá indicar.







lunes, 7 de septiembre de 2020

Carvoeiro, fuerte de Ntra. Sra. de la Encarnación

El fuerte de Nuestra Señora de la Encarnación, o lo que de él queda, está en Carvoeiro, freguesía dependiente de Lagoa desde el 28 de enero de 2013.

Para el no ilustrado en la materia diremos que una freguesía —feligresía en castellano, sin uso, o pedanía y parroquia, según las regiones españolas— es una organización administrativa, propia de los países de influencia portuguesa, en que se divide un municipio o concelho —varios municipios conforman un distrito, y todos los distritos el país—. Hasta aquí el inciso aclaratorio.

Esta población parece tener un origen romano, su nombre árabe y su dedicación de toda la vida, a la pesca. De finales del siglo pasado para acá ha cambiado, en gran medida, su medio de sustento: hoy es el turismo y en mucho menor volumen, la pesca de otros tiempos.
Carvoeiro, al fondo a la derecha, el fuerte sobre el acantilado


EL FUERTE:

Al oeste de la playa de Carvoeiro, sobre el acantilado — a unos 100 metros sobre el nivel del mar, lo que me parece una barbaridad—, en un paisaje propio de aquella costa, con una inmejorable visión del océano, estuvo este fuerte de planta abaluartada y del que hoy sólo contemplamos su puerta y poco más
Fue construido en el siglo XVII con la finalidad —no podía ser otra— de proteger este pueblo y su fondeadero de los frecuentes ataques de piratas y corsarios. Se levantó bajo la dirección del gobernador de Algarve, D. Nuno de Mendonça, conde de Val dos Reis, comenzándose las obras en 1670.
Fachada principal del fuerte.

El 1 de noviembre de 1755, fecha que se vivió de igual manera en multitud de lugares, la fortificación fue gravemente dañada por el tsunami que siguió al terremoto de Lisboa. A partir de entonces no levantó cabeza y un siglo más tarde —1861—, ya en ruinas, fue abandonada para ser adaptada, diez años después como puesto de la Guardia Fiscal.
De aquella fortaleza, ya hemos dicho, sólo queda un portal, el único que tenía, y que orienta al este. Sobre él, una lápida, que no llego a interpretar del todo, pero en la que sí leo la fecha de la terminación de la obra, 1675. Además podemos observar reconstruido, lo que fue el muro de levante y el baluarte del sur, así como el arranque del muro a todo lo largo de su fachada sur.

Su planta, según se desprende del dibujo de José de Sande Vasconcellos de 1790, fue un polígono irregular, con dos pequeños baluartes en los extremos del muro de levante y las baterías apuntando al oeste; en el interior, las dependencias propias del edificio: cuartel, ermita y almacenes.
Puerta de acceso al fuerte.

Lápida sobre la puerta.

Interior de la puerta.

El portal está formado por un doble arco de medio punto de piedra, y sobre el de entrada un dintel también de piedra. Entre ambos arcos una bóveda de medio cañón de longitud igual al espesor del muro. En su interior, y a ambos lados del arco exterior, aún se conservan los goznes tallados en piedra.
El fuerte desde el este, tras el muro, la ermita.

En el interior del que fue su recinto, se levanta una ermita dedicada a Ntra. Sra. de la Encarnación —Nossa Senhora de Encarnaçao—, de la que se dice que su construcción es anterior a la propia fortificación. Su traza no parece corresponder con tiempos pasados sino más bien con otros más contemporáneos. Tal vez sea así a causa de la profunda restauración-reconstrucción a que fue sometida en 1942, y más tarde en 1965.

El muro de levante, la banqueta y el parapeto.

El pequeño baluarte reconstruido.

Y ADEMÁS:

Qué puedo decir sobre estos lugares que no haya dicho ya en otros momentos. Mejor enumero lo que alrededor se puede encontrar, como los cómodos caminos de madera para andar sobre los acantilados; o los paseos sobre el mar para conocer el Algar Seco y otras tantas cuevas. Y si hay fuerzas, que el paseo llegue hasta el cabo de Alfazima y mirar el océano junto a su faro.