sábado, 8 de septiembre de 2018

Glosarios: Armas de Asedio

ALGANADA:
Máquina bélica usada para disparar piedras y saetas a manera de trabuco o de ballesta grande.
He encontrado el concepto, pero no una ilustración.

ALGARRADA:
Máquina de guerra medieval con la que se lanzaban piedras. Se trataba de una máquina ligera, pero de tiro muy rápido y rasante.
Es una palabra de origen árabe y, como la propia máquina, en total desuso.
Fue bautizada por Jaime I con este nombre.Me ha hecho gracia la definición del DRAE, pues a lo anterior le añade arrojar pelotas, lo cual resulta bastante curioso.
¿Será sinónimo de alganada?
Aquí, dos modelos.
de salillas.net

de portalvillamayor.com

ALMAJANEQUE, almagaña, fonébol, funímbulo, fundíbulo, maganel, magaña, mangana, manganilla, trabuquete:
Máquina militar empleada en la antigüedad para batir y derribar murallas, compuesta por un contrapeso y una palanca en cuyo extremo había una honda para lanzar piedras en el ataque a las fortalezas.
Por analogías que no quede.
de aminoapps.com

ALMAGAÑA, almajaneque, fonébol, funímbulo, fundíbulo, maganel, magaña, mangana, manganilla, trabuquete:
Idem anterior.

ARIETE:
Muy antigua máquina de guerra —arma de asedio— que consistía en una viga de madera larga y pesada, con la cabeza reforzada para golpear las puertas y murallas de las fortificaciones, y conseguir abrir una brecha en ellas.
Deriva esta palabra del latín “aries”, carnero, seguramente por la figura que en su extremo se tallaba con frecuencia.

de nonsologradara.blogspot


de pixsbay.com







































BALISTA:
Máquina antigua de guerra de origen romano que, mediante un plano inclinado, servía para arrojar flechas o jabalinas a grandes distancias. Algo así como una ballesta pero más grande.
También servía para arrojar piedras.

de aminoapps.cpm




BASTIDA:
Antigua máquina de guerra que asemejaba a una torre, más alta que las murallas que asediaran, con una movilidad tal que pudiera acercarse hasta los muros con los asaltantes, y así poder hostigar el interior del castillo para asaltarlo posteriormente accediendo mediante pasarelas o un puente retráctil.



BIBLIOPETRARIA:
Leo en enciclopedia.us.es: “Máquina antigua litobola o petraria o jaculatoria y no se sabe cómo era ni donde vino su extraño nombre…”
Ahí lo dejo.


BIFA:
Palabra sinónima de trabuquete.
Y rebuscadísima por mi parte.

BOLAÑO:
Bola o piedra que se lanzaba con las bombardas y otras armas semejantes. El antecesor de los proyectiles de metal.

BRÍCOLA, BRÍGOLA:
Máquina militar, de origen italiano, diseñada para batir y horadar murallas.
Fue muy utilizada durante los siglos XII y XV en el sur de Europa.
Estaba formada por dos vigas colocadas en forma de balanza a las que se les hacía oscilar, ayudadas por un sistema de contrapesos. Sus proyectiles eran grandes piedras que se lanzaban a grandes distancias.
Tenían, además, la particularidad de ser giratorias, por lo que permitían cambiar la dirección de tiro del proyectil.

de www.researchgate.net

CARROBALISTA, carro balista:
Máquina de guerra romana formada por una balista que, sobre un carro tirado por caballos, permitía desplazarse a distintos puntos.


Ilustración de 1559

Reproducción de ua carrobalista.

CATAPULTA:
Genéricamente, máquina de guerra antigua con la que se lanzaban piedras o saetas.
Los tipos de catapultas que figuran en este glosario son:
Brícola o Brígola, Funímbulo, Maganel, Magaña, Onagro y Trabuquete.


CLEDA, gata, mantelete:
Tablero forrado de metal o de cuero empapado en agua que impidiera su combustión, utilizado a modo de escudo.

Cleda, mantelete, o gata.

ESCORPIÓN:
Máquina de guerra, ofensiva y defensiva, utilizada principalmente por los romanos, que lanzaba piedras o flechas.
Se denominaba así por tener una especie de tenazas que asemejaba a las pinzas de un escorpión, con las que agarraba las piedras o flechas que iba a proyectar.


FONÉMBOL, almajaneque, almagaña, funímbulo, fundíbulo, maganel, magaña, mangana, manganilla, trabuquete:
Máquina militar empleada en la antigüedad para batir y derribar murallas, compuesta por un contrapeso y una palanca en cuyo extremo había una honda para lanzar piedras en el ataque a las fortalezas.
Por analogías que no quede.

FUNÍMBULO, FUNDÍBULO, almajaneque, almagaña, fonébol, maganel, magaña, mangana, manganilla, trabuquete:
La misma de antes.


GALGA:
Grandes piedras que utilizaban los defensores de una fortaleza para arrojárselas a los atacantes.
La RAE la define como “piedra grande que, desprendida de lo alto de una cuesta, baja rodando y dando saltos”.
Desconozco que fue primero, si la piedra desprendida o la premeditadamente arrojada.


GATA, cleda, mantelete:
La acepción nº 20 del DRAE dice que Gata es el “Cobertizo, a manera de manta, para cubrir a los solados que se acercaban al muro para minarlo”.
Como protección más evolucionada se configura a modo de caseta de madera móvil, con ruedas, cubierta por planchas metálicas a fin de impedir que las flechas incendiarias causasen daños a este artilugio y a sus ocupantes. Dentro se podía albergar un ariete y otros elementos con los que intentaban demoler un muro.
Cleda, mantelete, o gata.

INGENIO:
Entre otras muchas cosas, y aparte de la habilidad o talento para inventar cosas; por ejemplo, dispositivos o aparatos con que se facilita algo, o para encontrar medios de cualquier clase para resolver dificultades, un ingenio es como antiguamente se designaba a las máquinas, en general, que batían y defendían las fortificaciones.

JÓCLIDE, jódide:
Otra máquina del tipo catapulta, de la que sólo he encontrado el nombre pero apenas ninguna descripción. Dibujito, tampoco.


LEBRERA:
Otra antigua máquina de guerra. Ésta era usada para lanzar piedras o material incendiario; funcionaba con un contrapeso.
Era un ingenio parecido al almajeneque o al trabuquete, y a otras ya descritas en este glosario.


MAGANEL, almajaneque, almagaña, fonébol, funímbulo, fundíbulo, magaña, mangana, manganilla, trabuquete:
Máquina militar ofensiva, de asedio a fortalezas, compuesta por un contrapeso y una palanca, con una gran honda en su extremo que volteaba un proyectil, generalmente grandes piedras.

MAGAÑA, almajaneque, almagaña, fonébol, funímbulo, fundíbulo, maganel, mangana, manganilla, trabuquete:
Definición ya repetida: Máquina militar empleada en la antigüedad para batir y derribar murallas.
Este término, magaña, lo recoge el DRAE en su segunda acepción, relacionándolo con las armas al decir que es el “defecto de fundición en el alma de un cañón de artillería”.

MANGANA, almajaneque, almagaña, fonébol, funímbulo, fundíbulo, magaña, maganel, manganilla, trabuquete:
Máquina militar ofensiva, de asedio a fortalezas, compuesta por un contrapeso y una palanca, con una gran honda en su extremo que volteaba un proyectil, generalmente grandes piedras.

MANGANANILLA, almajaneque, almagaña, fonébol, funímbulo, fundíbulo, magaña, maganel, mangana, trabuquete:
Idem anterior, que es lo mismo.

MANTELETE, cleda, gata:
Se trataba de un escudo grande de piezas de madera y forrado de mimbres, crines, lanas o cueros empapados en agua para evitar la combustión que pudieran producir las flechas incendiarias. Se movían mediante ruedas y tras ellos se protegían los arqueros.
En su evolución, se cubrieron de piezas metálicas, y bajo ellos se cubrían los zapadores en sus trabajos de excavación, o los servidores de otras máquinas de guerra.

Cleda, mantelete, o gata.

ONAGRO:
Antigua máquina de guerra —ofensiva de asedio— con la que se arrojaban piedras. El extremo de la palanca, donde se ponía la piedra a arrojar, se tensaba mediante un mecanismo simple de torsión.
Es el tipo más conocido de catapulta.
El nombre de onagro hace referencia al asno salvaje del mismo nombre, cuya fuerza y mal genio puede lanzar a un hombre, de una coz, a bastante distancia.


SAMBUCO:
Fue un arma de asedio que consistía en una plataforma levadiza, la cual hacia función como puente, desde la construcción, a la muralla, con una estrecha escalera de subida, por la cual cabían de 2-5 soldados al mismo tiempo.


TRABUCO:

En el DRAE mucha concisión: “arma de fuego más corta y de mayor calibre que la escopeta ordinaria".
Se caracterizaba por su corto cañón acampanado en el extremo. La carga se hacía por la boca del cañón, denominándose a este tipo de armas de avancarga.
Fue el predecesor de la escopeta.
Pero también es sinónimo de trabuquete (ver glosario de  Armas de asedio), sin tratarse del mismo arma.

TRABUQUETE, trabuco, almajaneque, almagaña, fonébol, funímbulo, fundíbulo, maganel, magaña, mangana, manganilla:
Arma de asedio medieval, que se empleaba para destruir las murallas lanzando proyectiles de piedras contra los muros.
Originario de China, como tantas cosas, llegó a Europa hacia el año 500 dC, y aparte de lanzar piedras, seguramente fue utilizado para arrojar al interior de los recintos asediados, personas o animales muertos, a fin de contaminar también el interior.


martes, 4 de septiembre de 2018

Silves, la Alcazaba


Llega hoy a mi blog Silves, y aunque en más de una ocasión he pisado esta ciudad, es ahora cuando me animo por fin a escribir sobre ella y su castillo. Tal vez lo hago porque la última visita ha sido la más, digamos completa; no se limitó al castillo y poco más. Se remató con una típica comida algarveña junto al puente romano sobre el río Arade y una tarde de playa en Carvoeiro. Lo dicho, muy completo.
También, como no podía ser de otra manera, la catedral la encontré cerrada, por lo que nuevamente hubo que conformarse con fotos del exterior. Pero eso es una decepción a medias porque al fin y al cabo, el objeto fundamental de esta Casa de la Tercia es el castillo, y otras cuestiones relacionales cuando se pueda.

El puente romano sobre el río Arade.

Como siempre, situémonos: estoy en Silves, ciudad y municipio de Portugal, en la región de El Algarve, distrito de Faro. Ciudad antigua que llegó a ser capital de esta región del sur de Portugal.


Tan antigua que ya anduvieron por aquí los fenicios y griegos (hubo un tiempo en que estos tipos estuvieron por todos sitios) hace 3000 años. Y también los romanos, según lo atestiguan restos arqueológicos encontrados en sus cercanías. Seguramente durante ese período ya se construyeron murallas en ese lugar.
Los árabes, que estuvieron por aquí desde el siglo VIII al XIII, la llamaron Silb y marcaron profundamente la historia y el urbanismo de la ciudad, desarrollando aquí el más importante polo cultural, económico y político de todo Al-Gharb entre los siglos X y XII. Aquí fue enviado Al-Mutámid, hijo de Al-Mutádid, rey de Sevilla, cuando aún era un adolescente para estudiar y mejorar su educación junto al poeta Ibn’Ammar; al anexionarse el reino de Sevilla la Taifa de Silves, el hijo de Al-Mutamid fue nombrado gobernador.
Fue conquistada dos veces por los cristianos: la primera en 1189 por Sancho I con la ayuda de un buen número de cruzados que, casualmente habían llegado a Lisboa y esperaban el momento de partir a Tierra Santa. Se decía entonces que Silves
«era una medina ceñida por muros y fosos de tal arte que ni una sola choza se encuentra fuera de las murallas y dentro de ellas había cuatro órdenes de fortificaciones»
Efímera conquista, pues a los dos años y en un ataque que llegó hasta el río Tajo, los almohades al mando de Al-Mansur la recuperan. Reforzaron los muros de la ciudad y mejoraron las infraestructuras de abastecimiento de agua.

La Catedral de Silves.

A mediados del siglo XIII y siendo gobernando Ibn al-Mahfur, es definitivamente conquistada, esta vez por los caballeros de la Orden de Santiago, al mando de su maestre Paio Peres Correia y en nombre de Alfonso III, que la convirtió en capital de El Algarve y en sede episcopal.
Siguió manteniendo su importancia y apogeo durante el siglo XV, ya que muchos de sus habitantes participaron activamente en los viajes que impulsó Enrique el Navegante.
El siglo XVI no fue muy favorable para la ciudad: el cauce del río se estancó y perdió profundidad, con lo que aumentaron las zonas cenagosas y el ambiente se hizo malsano. El obispo se trasladó a Faro en 1577 y con él la parte de la sociedad económicamente más influyente.
Y en esto que llegó el terremoto de 1755 y con él la casi total devastación de la ciudad.
Lo del siglo XIX fue casi de desastre total: invasión francesa, fuga de la corte portuguesa a Brasil y guerra entre absolutistas y liberales. Como consecuencia, declive económico y social de la ciudad. Menos mal que a finales de siglo la economía se comienza a levantar con la industria y manufactura del corcho y la llegada del ferrocarril a principios del XX.

El Castillo desde la Catedral.

Pues una vez hecho un rápido recorrido por la historia de Silves, cruzamos el puente romano y subimos a su castillo, a lo más alto de la colina. Un corto paseo por sus estrechas calles nos lleva hasta la puerta cerrada de la catedral, y desde allí cuatro pasos más y unos escalones nos ponen ante la puerta del que está considerado como el mejor conservado de los castillos árabes de Portugal. 

Que fue construido entre los siglos VIII y XIII y durante ese tiempo se la tuvo como una de las mejores ciudades fortificadas de Al-Andalus. Levantada probablemente sobre otras edificaciones visigodas, y estas a su vez sobre otras romanas, las defensas que hoy vemos pertenecen al período califal, aunque profundamente reformadas por los almohades en el siglo XI cuando la ciudad fue un reino de Taifa. Más tarde, ya en los siglos XIV y XV, los cristianos también acometieron reformas, aunque sin perder nunca el carácter de alcazaba que siempre tuvo, o sea, residencia palatina y de gobernadores, de la guarnición militar y de toda la pléyade de cortesanos y funcionarios que rodeaban al poder.
Varios incendios y algún terremoto acabaron con las espléndidas edificaciones que poseyó y que hicieron de él una de las más importantes fortificaciones del sur de la Península.

Guardando cola a la entrada junto a Sancho I.


Una estatua en bronce del rey Sancho nos recibe a la puerta; guardamos civilizada cola y pagamos el derecho a la visita. Desde aquí dos opciones, pasear la gran explanada salpicada de excavaciones, jardines y cimentaciones, o seguir el camino de ronda y rodear toda la fortaleza. Opto, optamos por la segunda, un largo paseo por el ancho y cómodo adarve del último de los tres recintos con los que contó la ciudad —el siguiente envolvía la Medina, y el tercero llegaba hasta los arrabales—. Desde él, tendremos la oportunidad, no sólo de ver todo el interior del recinto, sino también recrearnos con las estupendas vistas que el paisaje regala.


Maqueta del castillo, en primer plano izquierda la entrada.

El castillo ocupa una superficie de poco más de una hectárea encerrada en un polígono irregular que, como en tantos casos, se adapta a la orografía de la colina. Se conserva todo el perímetro, incluidas sus once torres de planta rectangular —excepto una que lo es trapezoidal— y de diferentes tamaños y alturas, algunas de ellas albarranas. Varias torres sufrieron alteraciones en el período cristiano, en las que se las adoptó a los usos y estilos de los nuevos propietarios: bóvedas y puertas ojivales.

Marcas de cantero (¿?) en los sillares.

Destaca sobremanera el color rojo oscuro de la piedra arenisca propia de la zona. También se utilizó arena coloreada del mismo color en los morteros de cal —por no desentonar, digo yo—.

Entrada principal a la alcazaba.





Acceso a la alcazaba desde el interior.

Hacia el sur está su puerta de entrada, hacia la Medina, retranqueada en un rincón que forma la muralla y flanqueada por dos torres. Sobre el vestíbulo de entrada, una bóveda de cañón en ladrillo apoyada en paredes y arranques de sillarejo.

La llamada torre de Oriente en la fachada este de la alcazaba.

Adarve de la muralla sur y primera torre; detrás, la primera de las dos torres albarranas.

Las dos torres anteriores desde el exterior de la muralla.

Caminamos por su fachada este donde se levantan cuatro torres, siendo albarranas la segunda y la cuarta; entre las dos, la torre que llaman de Oriente. Hacia el interior y junto a las tres primeras torres están los restos de lo que fue la residencia palaciega durante el período almohade —recordar que Silves fue reino de Taifa—: palacio de dos plantas, jardines interiores y baños. Después de la conquista, los cristianos no usaron esta zona, quedando abandonada y posteriormente destruida por un incendio.
Junto a este palacio, los restos de unos baños que fueron públicos, y que estaban distribuidos según los cánones tradicionales: atrio, vestíbulo, patio, tres salas diferenciadas y letrinas.

Restos de la zona palaciega del castillo.

Más adelante, a los pies de la segunda torre albarrana, se hallan los algibes conocidos como las Cisternas de la Moura y el de los Caes —los Perros—.
El primer aljibe lo conforman cuatro bóvedas de cañón de casi diez metros de altura que se apoyan en arcadas de medio punto. Probablemente fue construido después de 1191, una vez recuperada la plaza por los andalusíes. Tenía una capacidad de 1.300.000 litros y podía abastecer a la alcazaba y a la media durante más de un año.

La cisterna de la Mora.

El segundo aljibe, el de los Perros, es un gran pozo de más de cincuenta metros de profundidad y que es factible fuera abastecido mediante una noria. Aunque, como no podía ser de otra manera, existe la leyenda de que comunica con el río —la tradición de cada lugar—.


Dos imágenes de la torre Celoquia.

Al norte sobresale la más grande y potente de sus torres, llamada Celoquia o de Aben Afan, de planta rectangular y desproporcionada en sus dimensiones para ser una torre de flanqueo; parece como si quisiera haber sido torre del Homenaje pero que se quedó corta en su altura. Fue reconstruida por los cristianos en 1227 según se recoge en una placa conmemorativa.

El portillo llamado de la Traición, al norte del castillo.
Al fondo la torre Celoquia.

A continuación de ésa torre, una de flanqueo más pequeña que protege y oculta un portillo que según leo lo llaman de la traición —Porta da Traiçao—.
Después del portillo, la muralla se quiebra hacia el oeste para terminar en otra robusta torre, la de Segredo, de planta también rectangular, y de la que parte hacia el sur otro lienzo de muralla de la alcazaba. Hacia el oeste nace lo que fue la muralla de la medina; desde este punto se ven las torres que la flanquearon, por desgracia no en tan buen estado como las de la alcazaba.

Primera torre albarrana de la muralla de la Medina que parte de la torre de Segredo.


La torre de Segredo; hacia la izquierda discurre la muralla de la Medina.


A partir de aquí y hasta la torre que cobija la puerta de entrada, discurre el adarve de la Media Luna, con otras dos torres de menor porte, y también:
una zona de esparcimiento para el turista —evidentemente contemporánea— y la recreación de lo que debieron ser los jardines que tanto encandilaron a Al-Mutámid. También las excavaciones que bien pueden corresponder a viviendas del palacio del gobernador o alcaide de la fortaleza, pero ya de tiempos del Infante don Enrique.
Es en esa zona donde se encuentra el aljibe llamado de los Perros.

También están localizados en la alcazaba tres grandes silos para almacenamiento de cereales y tres pequeñas cisternas que por su tamaño serían para usos particulares.

La única puerta de la Medina que queda en pie.



Luego el paseo prosigue por la ciudad, camino de la orilla del río, para rematarlo ante unas cervezas y pollos a la brasa, que para eso estamos en el Algarve. De vez en cuando se ven restos de la muralla que envolvía la Medina, sobre todo en las inmediaciones del Ayuntamiento y en la rúa Nova da Boavista. A continuación del ayuntamiento, la que fue la más importante de las puertas de la ciudad y que hoy está dedicada a Biblioteca Municipal.

A comer.

Nombre: Castillo de Silves
Municipio: Silves
Distrito: Faro
Región: Algarve
País: Portugal

Tipología: Castillo-Alcazaba.
Época de construcción: entre los siglos VIII y XIII. Muy reformadas posteriormente. La última restauración importe fue a mediados del pasado siglo. En la actualidad continúan los trabajos de excavación y consolidación.
Estado: En muy buen estado de conservación, gracias a los continuos trabajos de excavación y restauración que desde mediados del pasado siglo se están llevando a cabo.

Algunas de las fotografías antiguas expuestas en la torre de Aben afan.

Propiedad: Pública
Uso: Turístico.
Visitas: abierto al público previo pago de una módica entrada.
Protección: Está declarado monumento nacional desde el 23 de junio de 1910.
Clasificación subjetiva: 3, o sea, que se incluirá obligatoriamente en una ruta de viaje y se hará todo lo posible por visitarlo.
Cómo llegar: Desde la frontera con Portugal (Ayamonte-Castro Marim) no dejar la A-22 hasta que se indique la salida a Silves por la N-124.1
Otras cuestiones de interés: En agosto se celebra una fiesta medieval al igual que en otras muchas ciudades de la Península.
  
























Nota: todas las fotografías fechadas en 2008 corresponden a 2018. Error que por pereza no he corregido.