martes, 27 de junio de 2017

Vejer de la Frontera, Torre de El Palmar

En el término municipal de Vejer de la Frontera, pero a nivel del mar y junto a él, está la aldea, o la población, o váyase usted a saber cómo calificarlo, de El Palmar de Vejer.
Junto al mar, y paralelo a su orilla, se extiende un núcleo de viviendas, chiringuitos y demás, desparramados en feliz anarquía a lo largo de más de cuatro kilómetros de idílica playa: blanca arena, excepcional comida, vistas únicas y apacible tranquilidad. Esto último va por zonas, pero siempre es perdonable su ausencia, que se compensa con lo demás.
El arroyo del Conilete marca su límite por el norte, y a partir de él las playas de Conil son del dominio de la torre de Catilnovo.
Al sur, es el arroyo de La Parrilla el que marca la linde con la playa de Zahora, y ahí ya es la torre de Trafalgar quien vigila, ayudada desde la altura por la de Meca. Pero estas dos tendrán entrada aparte.




LA TORRE:

La torre del Palmar también se llama torre Nueva —tal vez su nombre venga por haber sido una de las últimas en construirse, si no la última—, no es otra más de las torres almenaras que, desde la costa del Algarve hasta Almería y más allá, se levantaron durante los siglos XVI y siguiente, como elementos de alerta y protección contra los piratas que, desde África, saqueaban cuándo y cómo podían las costas del sur de la Península Ibérica. Ésta es coetánea de la Torre de Meca y está datada a principios del siglo XIX, pero su ejecución se debió a los mismos motivos que el resto de torres.
Pero como no siempre había que estar pendientes de ciertos depredadores, también fueron usadas como apoyo a la economía del lugar. Y así sirvieron como atalayas para la observación de las labores de pesca, y en concreto el avistamiento del paso de atunes, que fue, y sigue siendo, una de las fuentes de riqueza del lugar.
Desde ella, y hacia el noroeste, se comunicaban sus guardias visualmente con la conileña torre de Castilnovo. Hacia el sur, la torre más próxima es la de Trafalgar, pero también tiene conexión con la de Meca, dada la altitud a la que se sitúa.
Su uso se prolongó hasta principios del siglo XIX, permaneciendo en un estado bastante aceptable hasta nuestros días, a pesar de su total abandono.

A lo lejos, la torre del Palmar; algo más cerca, la torre de Castilnovo.


LOS DETALLES:

Se levanta muy cerca de la orilla del mar, sobre un ligero e inapreciable promontorio, justo en el límite de la pleamar.
Esta torre sigue el diseño clásico y estandarizado de casi todas las torres costeras: planta circular, cuerpo troncocónico —o sea, financiada por la corona, que las de planta cuadrada lo fueron por particulares— y puerta de acceso a varios metros de altura y orientada en oposición al mar, es decir hacia la tierra.
Sobre la puerta de acceso se abre un pequeño hueco, cuadrado, del mismo tamaño que otros que se abren en las otras tres orientaciones y a distintas alturas. En la cara este se levanta la garita que cubre la salida a la terraza, que además queda protegida con un murete.
Una ligera imposta, sobre la que se alinean unas gargolillas, recorre todo su perímetro a la altura de la separación de la última planta con el peto de cubierta.
Muy próximo a la torre, quedan los restos de un búnker de la Guerra Civil de 1936.




RESUMIENDO:


Nombre:    Torre de El Palmar o Torre Nueva.
Municipio: Vejer de la Frontera.
Provincia:   Cádiz.

Tipología:   Torre, torre almenara.
Época de construcción: siglo XIX.
Estado:    En muy buen estado. Recientemente restaurada.
Propiedad:   Supongo que debe ser pública, pero desconozco su titular.
Uso:    Sin uso definido, está allí para ser mirada.
Visitas:    Acceso libre en el entorno.
Protección:    Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.

Otras cuestiones de interés: A 11 kilómetros está Vejer de la Frontera, obligatoria la visita.
Y también otras torres costeras: Trafalgar, Torre de Meca, etc.
Al norte, muy cerca, Conil y sus playas. Y hacia el sur, más playas en Los Caños de Meca.

Cómo llegar:




de lacostadecadiz.com





martes, 20 de junio de 2017

Conil de la Frontera, torre de Roche

La torre almenara de Roche es una más de aquellas que los Pérez de Guzmán —descendientes de Juan Alonso, el Bueno de Tarifa— mandaron levantar, con la conformidad de la Corona, en los alrededores de la por entonces aldea de Conil, para proteger sus tierras y lugares de los ataques berberiscos. Y también para vigilar las almadrabas que en las proximidades tenía caladas.
Aquellas torres, en el actual término municipal, fueron cinco: la que hoy conocemos como de Guzmán, que dio origen al castillo de Conil de la Frontera, la torre de Castilnovo, la de Roche, y las desaparecidas de Torre Blanca y la Atalaya.
Hoy paseo la de Roche, pero de mentira. Que cuando anduve por allí mi Compañía ya no quería más piedras viejas y hube de conformarme con observarla desde la distancia. Y no sólo fue a ésta, que con otras más al sur, también hube de conformarme con mirar desde lejos.

Es lo que, cuando paseé Alarcón y no llegué hasta las dos torres de aproches que protegen la península del norte, decidí denominar paseos fingidos, que viene a ser como un querer y no poder, quiero llegar hasta allí pero no va a ser posible, que las circunstancias no me dejan y que no sé si habrá otra oportunidad. Así que confórmate, muchacho.

Por lo tanto, miento y me hago creer que he estado allí. Y tú, lector, créetelo también, por favor.
El camino que nunca recorrí (de senderismosevilla.net)


LA TORRE:

Decía que la torre de Roche fue una más de aquellas almenaras que construyeron los Pérez de Guzmán. Ésta está al norte de Conil, sobre un pequeño acantilado que da forma al cabo de Roche. A su derecha, mirándola desde el mar, la orilla se va hacia el este redondeándose al sur, hasta Conil y más allá. En dirección a poniente, conexión visual con la del Puerco 1también llamada de La Barrosa—, y a levante con la desaparecida torre Blanca —que algunos identifican como la de Las Tres Piedras, ya desaparecida—, el castillo de Guzmán, e incluso con la de Castilnovo. Hacia tierra adentro, la comunicación era con la torre de La Corredera de Vejer.
Esta torre de Roche se construyó exactamente entre 1575 y 1576, y el ordenante fue el VII duque de Medina Sidonia, Alonso Pérez de Guzmán, como casi todos los duques de Medina Sidonia. Se sabe que el duque aportó 100 ducados y el pueblo de Conil el resto, sin que se conozca cuánto fue el total.



Pero vayamos al origen, pues realmente —y nunca mejor dicho— el tema venía del rey, de un proyecto que Felipe II había ideado para proteger toda la costa sur de la península —desde San Roque hasta el cabo de Santa María en Faro—, de piratas berberiscos primero y holandeses e ingleses más tarde. Ese proyecto se terminaría en 1638, durante el reinado del cuarto Felipe.
Felipe II encargó la empresa al capitán de artillería Francisco de Álava y se nombró a Luis Bravo de Lagunas, comendador de la Orden de Alcántara, como comisionado real para su ejecución: búsqueda de emplazamientos y, sobre todo, modo de financiación.
Como curiosidad, y derivado del asunto de los dineros, apunto un detalle: que las que fueron sufragadas por la Corona son cilíndricas, mientras que las costeadas por particulares son prismáticas. Curioso.
Es el caso de esta de Roche, y también la de Castilnovo —como también lo fueron la torre Blanca y la Atalaya—, que son de planta cuadrada, o sea, no pagadas por el rey.

Finalizada la guerra de la Independencia, fue abandonada, aunque siguió utilizándose una edificación próxima, actualmente en ruinas, como destacamento militar destinado para la lucha contra el contrabando.
Abandonada siguió hasta la década de los ochenta del siglo pasado, en que el por entonces Ministerio de Transportes, Comunicaciones y Turismo la rehabilitó convirtiéndola en un faro para la navegación marítima.

(de analajanda.org)

LOS DETALLES:

La torre de Roche tiene, y con razón, una apariencia grande y fuerte. Sus más de 10 metros de altura, a los que hay que sumar los 36 de su cota por encima del nivel de las aguas del mar, le aportan un carácter de poderosa robustez.
El edificio, que se ubica a unos 20 metros de la línea del acantilado, es un prisma cuadrangular apoyado sobre una base alamborada de aproximadamente un quinto de su altura. Entre el alambor y el peto almenado de la terraza, una imposta la rodea como único elemento decorativo. Todos sus muros están ejecutados con mampostería y sillares en sus esquinas, aunque inapreciable en la actualidad dado el enfoscado que los cubre.

de LA RECIENTE RESTAURACIÓN DE TORRE DE VIGÍA EN EL LITORAL GADITANO, 
   Rodrigo Valdecantos.

En la fachada opuesta al mar, como era costumbre, se abre una puerta-ventana que funciona como acceso al interior, directamente a la planta alta, la cual es una sola estancia cubierta con bóveda vaída. Una trampilla en el suelo comunica con un nivel inferior; en este caso, se cubre con una bóveda de cañón.
Desde la primera planta y mediante una escalera retráctil, cubierta en su salida por una garita —que estaba situada en la vertical de la puerta—, se subía a la terraza.
El almenado se dispone con dos troneras artilleras por fachada que, seguramente se usaron poco, pues aunque estaba diseñada para ser armada con dos piezas, sólo se la dotó, y en contadas ocasiones, de una y de calibre corto. La razón es que su ubicación bastante elevada sobre el nivel del mar, haría difíciles los disparos deprimidos. A partir de mediados del siglo XVII no dispuso de artillería.

El viejo edificio del cuerpo de guardia.

A sus pies aún se levanta el viejo edificio que albergó el cuerpo de guardia anejo: una casa de planta cuadrada, del siglo XVIII, de ladrillo, mampuestos, mortero de cal y cubierta de tejas a cuatro aguas.


De lo que fue la torre de Roche poco queda, aunque queda todo y más: queda su planta y su cuerpo. Pero aunque su reconstrucción y adaptación como faro costero supuso un cambio radical de su figura, tenemos el consuelo de saber que sigue cumpliendo la misión para la que fue levantada hace más de ochocientos años: otear el horizonte y prevenir peligros mediante señales luminosas.


Leo en la red encendidas críticas negativas sobre su restauración y nuevo uso, que van desde el enfoscado y color de sus muros que pretende transmitir un aspecto antiguo, hasta la forma y traza de la linterna “de cuidado diseño modernista, con cúpula de bronce que descansa sobre pilares y rematada por una veleta” —he de pensar que el autor de esas palabras esperaba que la transformación en faro vendría acompañada del permanente fuego de una hoguera de leña—

Su porte sigue siendo el de entonces, es cosa clara; y más aún cuando cada noche nos dice con su luz: aquí estoy, eficaz como en mis mejores tiempos.




RESUMIENDO:

Nombre: Torre de Roche
Municipio: Conil de la Frontera.
Provincia: Cádiz.

Tipología: Torre, torre almenara.
Época de construcción: siglo XVI, 1575. Restaurada en 1986.
Estado: En buen estado, dado que está en uso. Pero muy alterada tras su restauración, y transformación en faro, en 1986.
Propiedad: Pública, del Ministerio de Obras Públicas, o de Fomento, o de Movilidad; no sé, que lo cambian constantemente.
Uso: Faro costero. Que por cierto, tiene un alcance es de unas 20 millas náuticas (m.n.), y multiplicado por 1852 metros que mide una m.n., nos resulta una distancia de 37 kilómetros.

Visitas: acceso libre en el entorno.
Protección: Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
Fue declarada Bien de Interés Cultural, con la categoría de Monumento, el 29 de junio de 1985.

Clasificación subjetiva: 2, o sea, si se pasa cerca y se va con tiempo pues se acerca uno a verlo. 
Otras cuestiones de interés: Conil y sus playas, pero eso ya quedó dicho en las entradas sobre la torre de Guzmán y la de Castilnovo.
Cómo llegar:

martes, 13 de junio de 2017

Rota, Muralla Urbana

Después del castillo, un paseo por las murallas de la villa de Rota. Murallas de las que apenas quedan escasos lienzos, pero sí sus puertas, exactamente dos de las cuatro que tuvo. Y esas son a las que dedicaré esta página, y al recuerdo de lo que hubo, que para eso está la red, para recordárnoslo.
Sobre la historia de la ciudad ya hemos dejado dicho algo anteriormente, cuando hablé del castillo. Así que ahora voy directo al recinto, a la muralla urbana de Rota, la Rabeta Ruta árabe:



Que es de origen árabe, se levantaron no solo para proteger el ribat que ya existía, también para que sirviera de refugio en caso necesario, a los habitantes del arrabal que crecía con los asentamientos extramuros.
Formaba casi un óvalo y aunque no era de gran altura ni aparente envergadura, sí fue gruesa, unos dos metros.
No se levantaron torreones en su perímetro que reforzaran sus lienzos, pero sí torres flanqueando las puertas
Tuvo entonces cuatro puertas, a saber: la de Regla —en el camino a Chipiona—, la de Jerez, la de Sanlúcar o de la Villa —orientada al norte—, y la del Mar.



La puerta del Mar, intramuros y extramuros, respectivamente (de villaderota.com).

A la Puerta del Mar también la llamaban del Muelle, por ser el sitio hacia donde se orientaba. Se encuentra al final de la actual calle Gravina.
Se remata con un arco de medio y dovelas de piedra hacia el exterior; se instaló sobre ella, en 1909 un pequeño faro, cuyo uso fue sustituido en 1980 por el actual, más alto y efectivo.
El primitivo faro, que aún existe, se sitúa a nueve metros sobre el suelo, y esa altura le bastó para iluminar y orientar a los barcos durante setenta años, convirtiéndose en uno de los iconos de la ciudad.

La Puerta de Regla (de villaderota.com)

La Puerta de Regla, orientada hacia el oeste, era conocida además como la de Chipiona, por iniciarse ahí el camino hacia esa población —era esa la manera más normal de nombrar las puertas de las murallas urbanas, el lugar hacia donde se dirigía el camino que de ahí partía—.
Situada en la calle Higuereta, es una puerta de doble arco y está almenada.

La Puerta de la Villa, intramuros.

La Puerta de Sanlúcar o de la Villa, era el inicio del camino a esa población, y actualmente está semi desaparecida. Se encuentra bajo el edificio municipal que ocupa funciones administrativas, en la actual Plaza de España, uniendo la calle Álvaro Méndez con dicha plaza.

Ahí estuvo la Puerta de Jerez.

Por último, la Puerta de Jerez, también desaparecida, se orientaba en el lado norte de la muralla. Era conocida como Puerta Pasadilla, y se situaba al final de la actual calle con ese nombre. No es necesario decir, pero lo digo, que de aquí partía el camino que unía rota con esa ciudad.


A partir del siglo XVI, y ante el temor a la piratería, se reforzaron sus muros y se le añadieron baterías y baluartes. Así como un portillo, el Portillo Sur, por el que se accede desde la calle Gravina a la playa de la Costilla.
Tres fueron las baterías que se construyeron para reforzar las defensas de la ciudad, y que no han llegado a nuestros días: la de la O, la de la Culebrina y la de La Concepción. Prácticamente todos han desaparecido, bien por la acción del mar

De la primera, la batería de La O, no queda absolutamente nada; el maremoto que produjo el terremoto de Lisboa en 1755, la destruyó por completo. Sobre sus ruinas se construyó una fábrica de conservas.
Estuvo situada detrás de la iglesia de Nuestra Señora de la O, y su función era la defensa de la zona de levante.

Batería del duque de Nájera.

La de La Culebrina estuvo situada a la derecha de la Puerta del Muelle y recibió su nombre por contar con una pieza de bronce desde los tiempos de Felipe II. En 1702 fue robada por tropas anglo-holandesas, que habían desembarcado en Rota, como parte del botín.
Tuvo planta casi rectangular y estuvo artillada con cinco cañones de 24 libras.
A finales del siglo XIX se construyó en el mismo lugar otra batería llamada Duque de Nájera, también desaparecida.
Actualmente, sobre ese terreno se levanta un hotel.

La batería de La Concepción.

La tercera batería con la que contó Rota para su defensa, fue la de La Concepción.
Era la de mayores dimensiones y se situó en la playa de la Costilla, orientada al suroeste, y apoyada en el lienzo de la muralla que discurría a lo largo de la playa. Reforzaba así el lienzo que unía el baluarte de La Culebrina con la torre del Caracol, a poniente, donde la muralla se quebraba hacia el norte.
En la actualidad sólo queda parte de sus lienzos y su terraza rematada por una vulgar balaustrada que ha sustituido a sus almenas. Un reloj de sol, realizado con azulejos, decora un cubo que, a modo de pequeño baluarte, sobresale de la muralla.
De las tres fue la de mayor tamaño, tuvo cuartel, almacén de pólvora y estuvo artillada con seis cañones de 24 libras.
Recreación de la Puerta de Sanlúcar o de la Villa.



RESUMIENDO:

Nombre:      Murallas de Rota
Municipio:  Rota.
Provincia:    Cádiz.
Tipología:    Muralla urbana.

Época de construcción: finales del siglo XIII, principios del XIV; y siglo XVI
Estado: Sólo tres de las cuatro puertas, en buen estado de conservación. El resto, desaparecido.
Propiedad: Pública, concretamente del Ayuntamiento.
Uso:
Visitas:
acceso libre.

Protección: 
Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
Está declarada Bien de Interés Cultural desde 1985.
Clasificación subjetiva: 2, o sea, si se pasa cerca y se va con tiempo pues se acerca uno a verlo. Es decir, que se incluirá en una ruta de viaje pero no pasa nada si luego no se visita.
Lo que ocurre que al encontrarse en la misma población su castillo, ambos monumentos se complementan.

Otras cuestiones de interés: 
El castillo de Luna, y la iglesia con la que comparte plaza, la de Nuestra Señora de la O.
Y la playa, y el Puerto de Santa María y Cádiz, que están muy cerca.
Cómo llegar: 
Ver la página del castillo de Rota.










NOTA MUY POSTERIOR — septiembre 2021— A LA REDACCIÓN DE TODO LO ANTERIOR:

En 2020, quedó recuperada la Puerta de Sanlúcar o de la Villa y parte de la muralla aledaña, gracias a las actuaciones realizadas por el Ayuntamiento de Rota.
Estos elementos se encuentran bajo un edificio municipal de carácter administrativo
Dejo aquí fotografías robadas de la red de dicha puerta.

martes, 6 de junio de 2017

Rota, castillo de Luna o de Rota

Rota es una población de la provincia de Cádiz que tiene unos límites geográficos algo curiosos si la comparamos con el resto de las poblaciones españolas. A saber:
Limita al norte con la Base Naval de la Armada de los EE.UU.; al este con el puerto de dicha base; al sur con la playa de la Costilla, que está muy bien pero sólo cuando no hace viento, y además con el mar Mediterráneo que lo patrulla la VI Flota de la Armada de los EE.UU.; y al oeste con una carretera por la que se comunica con Chipiona.
Pero esto es relativamente reciente, no siempre fue así. Hubo un tiempo en que eran los cuatro puntos cardinales los que estaban ocupados por una misma potencia. Hoy son sólo dos y medio.
La foto no es mía, pero es muy ilustrativa: el castillo y la iglesia de la O a la izquierda.

Los árabes llamaron a la actual Rota, Rabeta Ruta — fuerte de frontera—, que parece proceder del latín Speculum Rotae, con lo que ya tenemos que el origen, al igual que tantos lugares de la Península Ibérica, se remonta hasta los romanos y seguramente más allá.
Pasado el tiempo, los cristianos la conquistaron hacia el 1251 de la mano de, como no, San Fernando; pero no de manera definitiva pues volvió a poder musulmán en 1264, para ser Alfonso X quien, definitivamente la reconquistara ese mismo año.
A finales del siglo XIII, el rey Sancho IV concede a Alfonso Pérez de Guzmán, el Guzmán el Bueno de la leyenda del sitio de Tarifa, el señorío de Sanlúcar y con él la villa de Rota —y todas las tierras y villas entre el río Guadalquivir y el Guadalete, en premio a su heroicidad en la defensa de Tarifa—, la cual se segregó del señorío en 1309 al formar parte de la dote de Isabel Pérez de Guzmán, hija de Guzmán el Bueno, al casar con Fernán Ponce de León —señor de Marchena, de Bornos, Espera, Chipiona y Rota—. Un biznieto de este último, Pedro Ponce de León y Haro, que además era conde Medellín, sería el primer Conde de Arcos, con lo que el castillo pasó a formar parte del patrimonio de esta casa.

Patio del castillo.

EL CASTILLO:
Se dice que el castillo fue construido por Alfonso Pérez de Guzmán, alrededor de 1295, aunque no hay constancia documental de ello. Pero eso sí, sobre los restos de un ribat musulmán, que fue el origen de la población.
En 1309 pasó al señorío de los Ponce de León, que lo conservaron hasta 1780; durante este tiempo fue la residencia del Gobernador de la villa, además de Casa Capitular.
En esa fecha pasó a manos del Ducado de Osuna, de cuyo patrimonio formó parte hasta el año 1909, en que lo adquirió el marqués de San Marcial al precio de 15.000 pesetas del momento, que lo reformó para adecuarlo como residencia de verano.


Puerta principal. en la fachada noreste.

El marqués de San Marcial se lo vendió, en 1943, al de Villa de Pesadilla, don José León de Carranza, esta vez por 200.000 pesetas, que lo transformó en colegio y hospital, y lo cedió a una orden religiosa, las Hijas de María Auxiliadora. Pasó a denominarse Colegio San Ramón y Hospital de San José, quedando su mantenimiento a cargo del marquesado y de su fundación.
El castillo fue donado al pueblo de Rota en 1969, aunque siguió siendo sede de la orden religiosa y realizando las funciones de hospital y colegio.
En 1982, la comunidad religiosa se trasladó a otro edificio, cerrándose el castillo para quedar totalmente abandonado.
Fue en 1987 cuando el ayuntamiento inicia obras de restauración que se prolongaron hasta el 19 de marzo de 1999, en que fue inaugurado como Palacio Municipal siendo actualmente la sede del Consistorio y el principal monumento de Rota.


LOS DETALLES:
Ya he dicho que la construcción del castillo se le atribuye a Guzmán el Bueno, pero no hay constancia documental de ello. Lo que sí queda claro es que hay elementos que no pudieron construirse en la época de Alonso Pérez de Guzmán, sino mucho después, como el patio porticado o la escalera.

Escalera de acceso a la planta alta.

Galería de planta baja

Su planta es rectangular, y la flanquean cuatro torreones más la torre del Homenaje, organizados alrededor de un patio rectangular, ligeramente desplazado sobre la planta. Sus gruesos muros, de hasta tres metros de espesor son, como todo el edificio, de limpia piedra arenisca. Parte de su perímetro, concretamente las fachadas sureste y suroeste, presenta un alambor que, posiblemente lo recorriera en su totalidad y que se perdió por las edificaciones adosadas —recuérdese, alambor es un término árabe que designa el refuerzo macizo de tierra con que se rellena un hueco exterior de fuerte inclinación, situado a lo largo de la parte baja de las murallas y torres, para darle mayor consistencia contra la zapa y mina en los bajos de la muralla, y que también servía para mantener a distancia a las máquinas asaltantes y hacer que los proyectiles lanzados verticalmente por los defensores reboten hacia el enemigo—.
Durante las obras de restauración, a finales del siglo pasado, se demolieron edificaciones adosadas al castillo, recuperándose fachadas originales —adosada a la fachada de la puerta principal, la noreste, existía una construcción de unos siete metros de ancho—, incluso la ya mencionada puerta, que estaba tapiada.


Pasada esta puerta se accede a un zagúan, actualmente decorado con dos murales de azulejos: el primero resume la historia del castillo, y el segundo recuerda la visita de los Reyes Católicos a rota en el año 1477.
Del zaguán pasamos al patio, que es rectangular —20’50 metros de lado por 16’50— y lo conforma una doble galería de dieciséis arcos de medio punto enmarcados en un incipiente alfiz y apoyados en columnas de piedra arenisca, menos las de las esquinas de planta baja que son de mármol. Con toda seguridad ya es obra del siglo XV, de la llevada a cabo por el Conde de Arcos.
La arcada de planta baja presenta los arcos ligeramente peraltados, mientras que los de la planta superior están rebajados, y sus columnas son más esbeltas. El antepecho de esta segunda arcada, de estilo gótico al igual que el pretil de la terraza, es de piedra calada con elementos circulares de flores y frutos, y el escudo de los Ponce de León.
Detalle del zócalo con las pinturas.

En la pared de planta baja que se orienta al noroeste, aparecieron durante la restauración algunos paños con pinturas que formalizan el zócalo, a base de pequeños elementos florales y geométricos que componen un valioso documento del esplendor que tuvo este castillo en el siglo XV.
Entrada a la capilla adosada a la fachada noroeste.

Adosado al castillo, en su fachada noroeste, se encuentra la antigua capilla del convento, construida en 1952 y reconvertida actualmente en Sala Capitular del Ayuntamiento. Para su nuevo uso se han respetado todos los elementos que la integraban, tales como el retablo, la azulejería de los zócalos las tallas de las puertas, el escudo de la Orden y el coro.
Torre del Homenaje, fachada suroeste.

Orientada al mar, en su esquina suroeste, se levanta la torre más alta de las cinco que tiene, la torre del Homenaje o de la Vela, que eleva aún más su altura con una torrecilla caballera en una de sus esquinas.
De esta torre se accede a las terrazas del castillo y al resto de torreones, que lucen, como antaño, todo su almenaje de merlones piramidales.
En cada una de las tres esquinas restantes, un torreón de la misma altura de las murallas, las refuerza, más otro en el centro del lienzo sureste, el que da a la plaza donde se encuentra la iglesia de Nuestra Señora de la O.


El resto del edificio está ocupado por una serie de dependencias cuyo uso se destina a actos protocolarios, despacho de la Alcaldía, exposiciones y eventos culturales.



RESUMIENDO:

Nombre: 
       Castillo de Luna o de Rota
Municipio:      Rota.
Provincia:       Cádiz.
Tipología:       Castillo.
Época de construcción: finales del siglo XIII, principios del XIV.

Estado:   En muy buen estado de conservación; fue restaurado a finales del siglo pasado, obras que duraron once años, siendo inaugurado el 20 de marzo de 1999.
Propiedad: Pública, concretamente del Ayuntamiento.
Uso: Sede del Consistorio.
Visitas: el exterior es libre; como también lo es el interior —patio principal y salas de exposiciones—, pero con las limitaciones que supone ser sede del Ayuntamiento de Rota.
Protección: Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
Está declarado Bien de Interés Cultural desde 1985.
Clasificación subjetiva: 3, o sea, que se incluirá obligatoriamente en ruta de viaje, o lo que es lo mismo, se hará todo lo posible por visitarlo.

Otras cuestiones de interés: La muralla de la ciudad y sus puertas, y la iglesia con la que comparte plaza, la de Nuestra Señora de la O.
Y la playa, y el Puerto de Santa María y Cádiz, que están muy cerca.
Cómo llegar:






CURIOSIDAD o DUDA:

Leo en más de una página de la red, que el castillo es conocido como de Luna porque Pedro Ponce de León, hijo de Fernán Ponce de León e Isabel Pérez Guzmán, casó una hija de Álvaro de Luna, y que la razón es la misma en el caso del castillo de Mairena del Alcor, que también se llama de Luna; repitiéndose en algunos otros lugares de España.
Sin embargo a poco que rebusco —investigación de entretenimiento— y siguiendo la línea del primer Ponce de León, el que casa con la hija de Guzmán el Bueno, hasta su tataranieto Juan Pérez Ponce de León, 2º conde Arcos (1400-1471); no encuentro conexión con Álvaro de Luna (1423-1453) ni con alguna de sus hijas.
Por lo que he de pensar que el nombre del castillo de Rota, castillo de Luna, no tiene nada que relacione los Ponce de León con los Luna. Aunque, tal vez no he rebuscado lo suficiente, o he ido por camino equivocado en mi rebusco.