martes, 28 de junio de 2016

Mallorca, Palma, Palacio de la Almudaina

Lo de hoy son palabras mayores, y no sólo porque se trate de un castillo o de un palacio fortificado espectacular, que lo es, si no también porque tiene el tratamiento, nada menos, que de Palacio Real. Y eso ya impone.
Se trata, lo dice el título, del Palacio Real de la Almudaina, o también Alcázar Real, que está en Palma, o Palma de Mallorca —Dios sabrá, porque ni allí se ponen de acuerdo: Palma de Mallorca de toda la vida; desde 2008 a 2012 fue sólo Palma; y vuelta a Palma de Mallorca hasta noviembre de 2016; para volver al solamente Palma por ahora—.
Eso sí, en lo que al turismo y esos temas se refiere, se seguirá denominándose Palma de Mallorca.



Decía que el Palacio de la Almudaina está en Palma, en ese punto de la ciudad donde se sabe hubo asentamientos romanos y que, desde entonces, fue la ubicación escogida por los representantes del poder, de todas las épocas, para tener su sede.
El Palacio, junto a la catedral, y cuyas fachadas principales se enfrentan y forman la línea del paisaje más emblemático y reconocible de la ciudad.

Ciudad cuyo origen se remonta al año 123 a.C.; fue fundada por el cónsul romano Quinto Cecilio Metelo —de parecido nombre al fundador de Medellín, Quinto Cecilio Metellus Pius—, y terminó siendo la capital de la provincia Balearica o Ballerica, separada de la Tarraconense, en el siglo IV.
Pasa después a manos de los vándalos cuando Genserico la ocupó en el año 455.
En el 903 es conquistada para los árabes por un tal Isam al-Jaulani, que la llamarán Madina Mayurga, y pasará a estar bajo la administración del emir de Córdoba.

El 31 de diciembre de 1229 es ocupada por Jaime I de Aragón, que cambió el nombre por Ciudad de Mallorca, con jurisdicción en toda la isla. Este rey mandaría derribar la mezquita y construir en su lugar una catedral; obra que se consagraría durante el reinado de Jaime II y que se daría por terminada en 1601.

En 1715 y reinando Felipe V, adopta su nombre actual, Palma, a secas. Y es que terminada la Guerra de Sucesión, con el resultado que todos sabemos, y el establecimiento de los Decretos de Nueva Planta, se modificó el gobierno de la isla separándolo del de la ciudad.
Pero en el siglo XIX se ve la necesidad de añadir de Mallorca para diferenciarla de otras Palmas que hay repartidas por España.
En 1901se demolieron las murallas renacentistas de la ciudad a fin de promover el ensanchamiento de la ciudad, y con ello el aumento de su población.

Fachada este, con puerta principal.

EL PALACIO:

Su nombre, Almudaina, procede del árabe y deriva de la palabra medina, que viene a significar ciudad cuidadosa, población pequeña, fortaleza.
Como origen diré que La Almudaina fue la Zuda, o lo que es lo mismo, el alcázar; el palacio fortificado que, situado en el interior de la que fuera alcazaba, era la residencia del gobernador de la ciudad durante los siglos XII y XIII.

Aunque probablemente aquí ya hubiera un campamento romano; la planta rectangular del recinto es una pista.

De la época islámica se conserva algunos restos, tales como el arco del Espalmador, construido probablemente hacia 1150, y que era el acceso de los barcos desde la bahía. También quedan vestigios en los arranques de las torres esquineras y en los de la torre del Homenaje. Por lo que es fácil entender e incluso visualizar, los distintos períodos de tiempo vividos por la fortaleza: sillares romanos, tapial árabe y sillarejos y mampuestos cristianos.

Muralla norte, al fondo la torre dels Caps.

La torre dels Caps.

El edificio que hoy vemos es de principios del siglo XIV y fue reedificado, a partir del alcázar musulmán existente, por Jaime II entre 1305 y 1314, con indicaciones de su esposa, Esclaramunda de Foix. Es entonces cuando fue declarado Residencia Real.
Las remodelaciones continuaron hasta 1343, durante el reinado de Jaime III.
Ahí residieron, después de Jaime II, su hijo de Jaime el Conquistador, y los monarcas de Mallorca y reyes de Aragón, siendo la sede de la Corte de los Reyes de Mallorca.
En 1349 pasó, con Pedro IV, a la Corona de Aragón.

Hacia la mitad del siglo XVI, Carlos I ordena levantar otra planta. Visitó la isla y el palacio, pero a partir de él, no lo hace ninguno de sus sucesores.
Desde la distancia, su hijo Felipe II lo destinó como Audiencia Real, residencia del Virrey y Capitanía General de las Islas.
No es hasta septiembre de 1860 cuando otro monarca, en este caso la reina Isabel II, se alojó en él durante algunos días.
Durante el siglo XVIII se construyó, y estuvo en uso, un cuartel de caballería, en parte de los terrenos que hoy ocupa el Jardín del Rey. De aquella construcción perdura una arcada.

Actualmente, y como no podía ser de otra manera, es la residencia oficial de los Reyes de España, aunque, como de todos es sabido, la estancia real es en el Palacio de Marivent, quedando La Almudaina, al igual que el Palacio de Oriente de Madrid, para actos y recepciones oficiales.


LOS DETALLES:

Detallo a continuación mi paseo siguiendo el orden numérico que establece un plano que aparece en una guía de Patrimonio Nacional, y que incluyo en esta entrada.

Se accede al palacio a través de una puerta situada en su fachada de levante, frente a la Catedral. Esta fachada está compuesta por tres torres:

Fachada de levante.

la torre d’En Carroc (5), la de la Campana (6) —y entre las dos la ya referida puerta principal (15) del palacio—, y la torre del Jueu (7), tras la que se encontraban dependencias de servicio tales como la bodega —el Celler Real—.

Tras atravesar un corto espacio cubierto, donde se ubicaban dependencias tales como el cuerpo de guardia, se llega al Patio de Armas, porticado en dos de sus lados, el del este y el del norte, con arquería de medio punto en sus plantas bajas.
En planta alta se abre vanos con arcos de diversas facturas y estilos.
En el patio destaca un pozo (22) y una fuente (21) con leones. Otros dos leones flanquean la escalera que lleva a la planta alta del Palacio del Rey.

El patio de Armas.

El Palacio del Rey es el primitivo alcázar del siglo XII, reformado y adaptado a los gustos cristianos.
Está situado en el ángulo suroeste del conjunto, presentando fachadas al mar la del sur, y a la ciudad la del oeste.
Es de planta rectangular y fue reforzado con torres en cada una de sus cuatro esquinas:

Torre de la Recambra del Rey; detrás, la del Homenaje.

la situada en el patio de Armas es llamada la de la Recambra del Rey (3); la siguiente en sentido horario, es la Torre del Rey (4); a continuación la del Bany (1); y por último la torre de L’Esperó (2).



Se accede a él, y más concretamente a su primera planta, por una espléndida escalera que parte del lado izquierdo de la fachada oeste del patio, junto a la torre de la Recambra del Rey.
Este edificio, el Palacio del Rey, es de estilo gótico y tiene tres plantas de altura. Destaca la fachada sur, orientada al mar, con una galería de arcos de medio punto en planta baja, la elegante logia de altos arcos apuntados en la primera, y las cuatro ventanas ajimezadas de la segunda planta.
Esta fachada, enmarcada entre las dos torres almenadas, la del Bany y la del Rey, es la imagen que identifica y mejor se reconoce del palacio.
La fachada oeste, entre la torre del Bany y la de L’Esperó, es algo menos vistosa, presenta arcos de medio punto en las galerías de las dos primeras plantas y tres vanos adintelados en la de la más alta.
En el ángulo noroeste del Palacio del Rey, entre las torres de la Recambra del Rey y la de L’Esperó, se levanta la Torre del Homenaje (14), llamada del Ángel, por la estatua-veleta del Arcángel San Gabriel que la corona. Fue encargada por Jaime II al escultor por Antonio Camprodon.

Patio del Palacio de la Reina.

A continuación de la torre de L’Esperó, en el lado oeste del palacio, se levanta el Palacio de la Reina, que ofrece su fachada al Huerto del Rey y a la ciudad. Este palacio mira, hacia el norte, al denominado Huerto de la Reina, donde destacan dos estanques (19) de época almorávide.
Esta fachada del palacio está defendida por tres torres:

Fachada oeste del Palacio.

la de la Recambra (13), la de la Reina (12) y la torre de las Infantas (11).
La muralla continua hacia el norte, hasta la torre dels Caps (9).
El Palacio de la Reina y su jardín, no son visitables; sí, en cambio, lo es el patio interior (20), llamado de la Reina o del Brollador, que se encuentras detrás de la iglesia de Santa Ana.

Fachada oeste, en primer término, la torre de la Recambra.

Entre el Palacio del Rey y el de la Reina se encuentra un pequeño espacio que ambos compartían; eran los baños árabes (14), que se construyeron para uso privado de los gobernadores —walíes—, y que como era común en todos los baños, se dividía en tres salas: fría, templada y caliente. Debajo de las salas funcionaba un sistema de calefacción centralizado, con horno y conducciones que distribuían el calor.
Situados junto al Palacio del Rey, entre la torre del Homenaje y la torre del Bany, los baños son los escasos restos que nos han llegado de lo que fue la construcción original árabe, pues prácticamente todo desapareció durante las distintas remodelaciones a que fue sometido el alcázar.


La Capilla Real.


Fachada de la Capilla Real.

La iglesia se encuentra en el lado oeste del patio, y con fachada al mismo. Es conocida como iglesia de Santa Ana o Capilla Real. Su construcción simbolizaba el nuevo dominio espiritual de las islas.
Fue encargada, a principios del siglo XIV, por Jaime II a Ponç Descoll, que también diseñó y dirigió las obras del castillo de Bellver.
En 1904, durante la regencia de la Reina doña María Cristina fue restaurada su fachada.
De estilo gótico, conserva sin embargo algunas líneas románicas que, como en otros puntos del palacio, denotan el momento de transición entre estilos.
Su entrada está ejecutada en arco de medio con arquivoltas de marcado estilo románico; sobre ella, cuatro estrechas ventanas ajimezadas con arco apuntado. Y más arriba aún se eleva una torre con campanario.

Vidrieras de la Capilla Real.

El interior, de planta rectangular y una sola nave, es marcadamente gótico: altas bóvedas nervadas y los vanos ya descritos con vidrieras. En el presbiterio, dos trompas también de herencia románica, sostienen el peso de los muros del ábside.
En una capilla anexa, construida en 1432, están depositadas unas reliquias de San Práxedes, que fueron traídas por Jaime III desde Roma.

Adosado al Palacio del Rey, hacia el este, y a la izquierda de la entrada principal del palacio, está el Salón del Tinell o Gran Salón, y data como casi todo el conjunto de principios del siglo XIV.

Sala de las Chimeneas.


En 1578, y durante unas obras de remodelación llevadas a cabo por Pere Cavestany, su techo se derrumbó, decidiéndose entonces dividirlo en dos plantas, para dedicar la baja a Salón de Audiencias y la superior a Salón del Trono.
Actualmente la planta baja está dividida en tres estancias: 
el Recibidor o salón de Reyes, la sala de las Chimeneas y la de Consejos o de Cabildos.
La planta superior es la que se utiliza para actos y recepciones de la Familia Real. Se trata de un espacio diáfano dividido por grandes arcos ojivales que arrancan desde el suelo. 
Fue restaurado en 1985.

Salón del Trono.




Al oeste del Palacio del Rey está el Jardín Real o Huerto del Rey —S’Hort del Rei—.
Originariamente se trataba de un gran huerto con palmeras, árboles frutales y hortalizas para avituallar el palacio.
El diseño actual se debe a una intervención realizada en la década de los sesenta del siglo pasado, obra del arquitecto Gabriel Alomar, que diseñó un espacio de un claro estilo historicista: pérgolas mallorquinas y estanques de inspiración andalusí.
La esquina que conforma la torre del Bany, y que va desde la de L’Esperó hasta la del Rey, está rodeada por una amplia terraza; al sur existe una pequeña puerta llamada Puerta del Mar (16) que conduce a un estanque, y de aquí, hacia la derecha, al Huerto del Rey.

Hacia el este parte un camino que nos lleva al Arco del Espalmador o de la Drassana —Atarazana—, arco árabe que hace siglos se levantaba sobre el mar y era el paso de los barcos hacia un embarcadero privado a los pies del palacio.
Se trata de un enorme arco apuntado de ladrillo, con una luz de 18 metros, ejecutado por los árabes, posiblemente en época califal.


 Reconstrucción hipotética del palacio en el siglo XIV. 
Dibujo de F. Estabén (Museo Militar de San Carlos). 
En primer plano está el inmenso arco islámico.



RESUMIENDO:

Nombre: Palacio Real de La Almudaina
Municipio: Palma de Mallorca
Región: Islas Baleares

Tipología: Palacio fortificado.
Época de construcción: a principios del siglo XIV, entre 1305 y 1314.
Estado: Es muy buen estado, dadas las numerosas obras de reforma que ha tenido y el continuado uso que de él se ha hecho.
Propiedad: Pública (Patrimonio Nacional).
Uso: Residencia oficial de los actuales Reyes de España. Pero su uso se restringe a actos y eventos de carácter oficial.
Visitas: se encuentra abierto al público, pero no en su totalidad. Durante mi visita, en abril de 2009, accedí al Patio de Armas, al Palacio del Rey, el Salón del Tinell y la iglesia de Santa Ana.
Protección: Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
Está declarado bien de Interés Cultural desde el 3 de junio de 1931.

Clasificación subjetiva: 5*****, o sea, que no sólo no hay que perdérselo bajo ningún concepto, y hay obligación de verlo antes de morir, sino que, además, si no se hace, se morirá en pecado mortal.
Otras cuestiones de interés: Enfrente está la Catedral, visita obligada. Y antes, o después, el castillo de Bellver. Otro cuatro estrellas.


Cómo llegar: En avión o en barco, que Palma está en Mallorca, y Mallorca es una isla. No merece la pena poner un mapa.

Fachada sur del Palacio, con las torres de Bany y del Rey.

martes, 14 de junio de 2016

El Coronil, Castillo de Las Aguzaderas

Llega hoy mi paseo hasta al sureste de la provincia de Sevilla, poco más allá del municipio de El Coronil, pero sin salir de su término municipal. Podía haberme quedado en este pueblo y ver el castillo de la Villa, pero me es más sugerente pasear el otro, al que se conoce por el de Las Aguzaderas y que pasa por ser uno de los castillos más extrañamente ubicados que conozco.
A poco más de tres kilómetros del pueblo, en dirección a la Sierra de Cádiz, y a la derecha de la carretera, se ve discreto pero nítido y a la altura de la vista, recortándose en el paisaje todo su almenado. Bien merece la pena descender ahí mismo del coche y acercarse a él caminando para dominar bien su silueta.


Mientras me acerco al castillo voy recordando las notas que sobre su historia he recogido, que tampoco son muchas, y que ahora aquí dejo:

Posiblemente su origen sea musulmán, pues ya es nombrado en el Repartimento que se hace de la comarca después de la Reconquista. El lugar queda denominado en aquellos documentos como Aznalcázar, lo que indica que al menos una torre debía existir por entonces al lado del manantial de las Aguzaderas con la misión de protegerla. Porque el origen de su construcción está en la existencia del manantial y la necesidad de ser protegido; no sólo para abastecer de agua a sus pobladores, sino también para evitar que fuerzas enemigas se hicieran con su control. De ahí su posición, ubicado en la vaguada en donde se encuentra la fuente.
El sitio pasa a la propiedad del Cabildo de la Catedral de Sevilla, que a principios del siglo XIV construirá el castillo. A mediados del siglo, entre 1348 y 1355, se realizan en él diversas obras de ampliación y refuerzo ya que al formar parte de la Banda Morisca, estaba sujeto a los ataques que desde la cora de Ronda realizaban los musulmanes hacia el valle del Guadalquivir.
El 1355, la Corona compra el castillo, que ya era llamado de Las Aguzaderas, por 6.000 maravedíes y posteriormente donado a D. Pero Afán de Ribera.
En los tiempos que siguieron pasó al Señorío de El Coronil y después a la Casa de Medinacelli.
A principio del siglo XVI pierde su importancia militar y se retira la guarnición; sin embargo este hecho  no le llevó a su ruina como cabría esperar en estos casos. 
A finales del siglo XIX, el Ayuntamiento de El Coronil se hace con su propiedad, por donación de los Medinacelli.
Olvidado y dejado a merced de los elementos, es a mediados del siglo XX cuando el Ministerio de Cultura realiza obras de consolidación y restauración, sobre todo en torres y almenas, las cuales continuará el propio Ayuntamiento, poniéndolo por fin en valor.

Y ya en el castillo: paseo, fotos y descripción:

Tiene el castillo planta prácticamente cuadrada, y en tres de sus vértices una torre cuadrada fortaleciendo las esquinas. En el centro de los muros este y oeste una torre semicircular.
Su aspecto es el de un edificio fuerte, construido en piedra, muros de mampostería y refuerzos de sillares en las esquinas.
Puerta de entrada

Patio de armas y acceso al adarve

El acceso está en el muro oeste, a través de una puerta de arco apuntado; sobre ella los restos de un matacán.
Todas estas torres son macizas hasta el nivel de la muralla y presentando una sala a esa cota. El acceso desde aquí hasta sus azoteas se debió hacer mediante escaleras de madera, ya que no quedan trazas que indiquen que las hubiera de fábrica.

Adarve de la muralla este

Hueco de acceso a la terraza de una de las torres

La muralla oeste se alarga hacia el norte unos metros, hasta una torre igual que las otras tres cuadradas, que fue albarrana y que era la protección del manantial.
Y en el centro del muro que mira al sur destaca sobremanera la torre del homenaje, cuadrada y fuerte; se accede a ella mediante una puerta con un curioso dintel. Sobre la puerta, y en planta superior quedan restos de lo que fue un matacán.
 
La torre del homenaje, desde la muralla

La planta baja está cubierta por una bóveda y dispone, adosada, de una pequeña estancia. De la planta superior asoman a esta dependencia una ventana y una buhera para acosar al enemigo en caso de ser ocupada la torre. El hueco que comunica esta sala con la escalera disponía de puerta, para aislar aún más la torre. No cabe duda, por todo ello, que la torre estaba muy bien defendida.

Puerta de entrada a la torre del homenaje

Torre del homenaje, en las esquinas los restos de las escaragüitas

Para subir, una angosta escalera me lleva hasta la terraza, que conserva su almenado aunque ha perdido las cuatro escaragüitas que remataban sus esquinas. Y sobre la terraza una pequeña torre caballera de apenas tres metros de altura, denominada en este caso como specula, de reducido tamaño interior que sirvió para emitir señales a las fortificaciones más próximas. De esta manera se tenía contacto visual con el cercano castillo de la Villa de El Coronil. Su construcción fue necesaria al estar el castillo rodeado de lomas que impedían la visión de puntos lejanos. Quizá si se hubiera hecho la torre del homenaje una par de metros más alta...
Esto confirma el hecho de que el castillo no fue construido como elemento defensivo del territorio, que para eso estaban todas las torres y castillos de la Banda Morisca, sino para proteger en exclusiva el manantial.
 Posteriormente se aumentó la defensa de la zona de la fuente, rodeándose con muro sin parapeto y cegando el arco de la torre albarrana.

Muralla añadida para proteger el manantial





Arco cegado bajo la torre albarrana



Y hasta aquí mi paseo de hoy, muy recomendable a todo castellófilo que se precie, no sólo por el buen estado que presenta el edificio, sino también por la curiosidad que contiene. No hay que perdérselo. 




 RESUMIENDO:

Nombre: Castillo de Las Aguzaderas
Municipio: El Coronil
Provincia: Sevilla

Tipología: Castillo
Época de construcción: siglo XIV
Estado:  En buen estado de conservación, murallas y torres; pero el hecho de encontrarse libre de acceso debe ser objeto de preocupación por quienes corresponda.
Propiedad: Pública, Ayuntamiento del El Coronil.
Uso: Turístico, y también como auditorio de eventos culturales, entre ellos la “Noche flamenca de Las Aguzaderas”.
Visitas: totalmente libre
Protección: Declarado Monumento Nacional por Real Orden de 12-febrero-1923.
Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
En 1993 la Junta de Andalucía otorgó reconocimiento especial a los castillos de la Comunidad Andaluza.
Clasificación subjetiva: 3, o sea, que se incluirá obligatoriamente en una ruta de viaje y se hará todo lo posible por visitarlo.

Otras cuestiones de interés: Su nombre parece derivar del lugar donde se sitúa, una superficie de la que afloran abundantemente rocas en la que parece que se afilaban (aguzaban) los colmillos los jabalíes.
En el entorno, encontramos restos de numerosos pilones donde abrevaba el ganado.
Cómo llegar: Desde Sevilla a Utrera por la carretera A-376, y después la A-375 hasta un poco más allá de El Coronil. Pasando el pueblo y a la derecha, está bien visible desde la carretera.





martes, 7 de junio de 2016

El Palmar de Troya, Torre del Águila

Llego hoy hasta una torre que se enclava en un excelente lugar desde el que ejecutar a la perfección las funciones para las que fue construida. Porque toda torre de vigilancia que se precie deberá ubicarse a ser posible en alto, y mirando a un ancho paisaje al que velar. Y eso le ocurre a la torre del Águila, que se yergue trabajosamente en una loma sobre el pantano del mismo nombre, rodeada en primavera de un verde campo de trigo, y mirando aún a sus hermanas del sur como si la Banda Morisca estuviera todavía viva.
Llego desde mi ciudad hasta donde se ubica, en El Palmar de Troya, que fue pedanía de Utrera hasta el año 2008, y desde allí una breve carretera me lleva hasta el borde del embalse; pocos metros antes, a la izquierda, un camino conduce hasta la torre, andando o en coche, como gustes.

Leo que hay datos  suficientes para poder afirmar que en éste lugar hubo un poblamiento romano, llamado Siarum y después Searo; y también durante la Baja Edad Media, cuando la torre que hoy me ocupa formaba parte de la Banda Morisca.
Aunque datos fiables fiables, sólo dos:
Uno, que el actual caserío es fruto, principalmente, del asentamiento de los familiares de los presos que, tras la guerra civil de 1936-1939, participaron en la construcción del embalse del Águila y del canal del Bajo Guadalquivir.
Y dos, que aquí aposentaron sus reales los componentes del Templo de la Orden de los Carmelitas de la Santa Faz, o sea la Iglesia Palmariana, que puso para bien o para mal a El Palmar de Troya en el mapa.
También leo que su toponimia deriva de las numerosas matas de palmitos que crecen en los campos de alrededor; y lo de Troya por un cortijo cercano así denominado cuyos trabajadores fueron, presuntamente, el embrión de la población.


De su historia poco encuentro, si acaso que se la menciona en un reordenamiento de tierras que hace Alfonso XI autorizando a su alcaide a que explotara las tierras circundantes, y con ello también las repoblara, a pesar del riesgo que eso suponía ya que la torre podía ser objetivo de las correrías de los musulmanes de más allá de la Banda Morisca.
También leo que existen documentos del siglo XV donde figura el constante aprovisionamiento de pertrechos a su guarnición, que en balde no sería sino porque su importancia estratégica fue significativa.
La torre siempre dependió del concejo de Sevilla que era quien pagaba las soldadas, el mantenimiento y el abastecimiento militar, que debió ser considerable, pues llegó a tener una guarnición de hasta veinticuatro hombres.
Ese dato hace suponer que la fortificación debió de tener más elementos que la completaran, como una cerca y estancias para la guarnición; y también un aljibe, que por entonces no estaba constituido el pantano.
El paisaje desde la torre


Cuando la visité, lo que vi sobre el privilegiado cabezo, fueron los restos de una robusta torre cuadrada, orientada a los cuatro puntos cardinales y con una pequeña puerta en la pared que mira al oeste. Está ejecutada sobre sillares bien labrados que también refuerzan las esquinas (en algunos se aprecian las marcas de cantero, varias, de lo que se deduce que fue abundante el número de trabajadores que hubo en su construcción); el resto de los muros, de algo más de un metro de espesor, es de sillarejo que se rellena en su interior con restos de cantería y tierra.
Apréciese la falta de sillares

Tiene dos plantas, ambas cubiertas con bóveda de ladrillo y a las que les falta gran parte de su superficie central.
La bóveda rota, y más arriba también
Adosada al muro que se orienta hacia el sur está la escalera que sube a la siguiente planta y a la que le faltan los primeros peldaños, por lo que su ascensión es dificultosa.
Hueco bajo la escalera, en planta baja
La escalera, angosta e iluminada por tragaluces
En esta planta existen dos aspilleras y se iluminaba con tragaluces. La bóveda que la cubre también está rota, por lo que hoy la iluminación es inmejorable.
La terraza carece de parapeto y por lo tanto de almenado; en el centro de cada uno de sus lados quedan restos de lo que fueron matacanes, que debieron darle una fuerte apariencia.
Restos de uno de los matacanes
Hará unos diez o doce años desde que la visité, y ya estaba en un avanzado proceso de ruina,  provocado por el tiempo y por la falta de sensatez de algunos que creen ver en estos edificios una cantera de material para sus particulares chapuzas o, lo que es peor aún, un lienzo donde expresar y depositar sus estupideces.

Y también por culpa de otros que, desde sus puestos políticos, policiales, judiciales o administrativos, debieran ocuparse un poquito más de nuestras piedras viejas.

Nombre:Tore del Águila
Municipio: El Palmar de Troya
Provincia: Sevilla

Tipología: Torre de vigilancia
Época de construcción: siglo XIV
Estado: Arruinándose poco a poco, o mucho a mucho. Cuando la vi me pareció que la ruina era algo imparable. Como seguramente hoy debe de continuar.
Propiedad: Pública
Uso: oficialmente ninguno, pero es obvio que es almacén de venta de materiales de construcción, basurero y muro de expresión gráfica.
Protección: Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
Inscrito como BIC, nº 155, BOE 29/06/1985.
En 1993 la Junta de Andalucía otorgó reconocimiento especial a los castillos de la Comunidad Andaluza
Visitas: totalmente libre (incluso el interior), pero con precaución, muchísima precaución, sobre todo si se sube a la terraza.
Puntuación subjetiva:  2
Otras cuestiones de interés: el paisaje y, si se puede y lo permiten, una visita a Iglesia Cristiana Palmariana de los Carmelitas de la Santa Faz .

Cómo llegar: Fácil, desde Sevilla a Utrera por la A-376 y antes de entrar en éste pueblo, rotonda y coger la A-375, y en seguida desvío hacia el Palmar de Troya por la A-394. En este pueblo localizar la SE-9015 y seguirla hasta el pantano, camino a la izquierda y allí está la torre.