martes, 28 de noviembre de 2023

Almería, El Alquián, casa fuerte de La Cruceta o Casas Fuertes

En el término municipal de Almería, en la pedanía llamada El Alquián, al este de la capital, se encuentra, casi a orillas del mar, la Casa fuerte de la Cruceta, que es conocida como Casas Fuertes y también Cuartel del Toyo, por denominarse así la zona en donde se localiza. Si bien el recuerdo que de ella se tiene es por su historia reciente, que apenas si se remonta cuarenta años, exactamente a mayo de 1981, cuando la Guardia Civil de Almería identificó a tres jóvenes que viajaban desde Santander a Pechina, como los autores de un atentado de ETA, perpetrado días antes en las personas del General Joaquín Valenzuela y sus tres acompañantes.

Fachada sur.


LA CASA FUERTE:


Fue construida siguiendo el programa que el Reglamento del 18/agosto/1764 —“Reglamento que Majestad manda observar a las diferentes clases destinadas al Real servicio de la costa del Reino de Granada en 1764”—, donde se determinaba, entre otras construcciones defensivas, la de dos casas fuertes para caballería: la de Bizmiliana en Rincón de la Victoria, y ésta que hoy paseo.

Ambas fueron mandadas construir por Carlos III hacia 1766 para complementar la defensa militar de la costa mediterránea con el objetivo de rechazar la piratería marítima, problema que no terminaba de resolverse desde los tiempos de Felipe II. Se levantaron en ese tiempo, además de reforzarse lo que hasta ahora estaba en pie, 8 atalayas, 12 torres-baterías para dos cañones, 10 fuertes para cuatro cañones y dos casas fuertes para caballería. Se cubrían así las necesidades que marcaba el informe que redactó el mariscal de campo Antonio María de Bucarelli y Ursúa sobre la situación de las defensas en el litoral.

Para su construcción —la de todas las edificaciones— se siguieron los planos de los ingenieros militares José Crame y Francisco de Gózar.

Fue construida por el ingeniero militar Antonio Ladrón de Guevara y costeada por la Hacienda Real (se valoró su construcción en 72.000 reales de vellón, superando en 2.000 el presupuesto inicial) . Las obras terminaron en 1773. El Reglamento de 1764 indicaba que tendría una dotación de 1 oficial, 2 cabos y 16 soldados, todos ellos de caballería, que tendrían como misión la protección de la costa desde la torre del Perdigal hacia levante.

En 1830 ya estaba abandonada, y en 1857 fue ocupada por el Cuerpo de Carabineros, quienes tenían asignada la vigilancia de las costas y fronteras. Terminada la Guerra Civil, pasaría a ser acuartelamiento de la Guardia Civil en 1941, una vez disuelto el Cuerpo de Carabineros.

Fachada norte, tierra adentro.





LOS DETALLES:


En ésta se repiten todas las características técnicas y métricas que ya están descritas en mi entrada dedicada a la de Bizmiliana, pero que no está de más repetir aquí:

La Casa fuerte es de planta casi cuadrangular —miden exactamente 12’55 sus muros este y oeste y 19’20 metros los norte y sur, siendo el espesor de los mismo de 0’5 metros—, y consta de una edificación de una sola planta dividida en dos naves cubiertas con bóveda de cañón, y una terraza a la que se accede por una escalera de caracol. La altura total del edificio es de 5’15 metros, incluyendo 1’00 metro de pretil.

Esta edificación está rodeada por un muro exterior, concéntrico al edificio que deja entre ambos un espacio a modo de patio interior. La distancia entre el edificio y el muro es de 4’97 metros.

Las medidas del muro perimetral exterior son: 27’80 en sus caras norte y sur, y 25’60 metros en las orientadas al este y oeste.

Plano de la casa fuerte, por José Crame.


No he tenido ocasión de entrar, dado que sus accesos están tapiados, pero he de suponer que su distribución interior es idéntica a la de su gemela de Rincón de la Victoria, es decir, y de manera resumida:

 Edificio rodeado de un muro perimetral, con dos accesos: el principal, que es de mayor tamaño, situado en la fachada orientada a tierra adentro; y debió de disponer de otro en la fachada opuesta, aunque no se aprecia su existencia actualmente. En cada uno de los cuatros muros se abrían seis aspilleras, que también están cegadas.

Uno de los garitones, casi oculto por la vegetación.

En los ángulos NE y SO dispone de dos garitones para guardia, como “torreones de defensa”. Estos garitones —de diámetros 2’51 y 1’95 metros, exterior e interior, respectivamente— están ejecutados en sillería y ladrillos, cubiertos con bóveda y tienen seis aspilleras cada uno.

Toda la edificación es de mampostería enfoscada, piedras de gran tamaño entre las que se intercalan algunas hiladas de ladrillo.

A partir de aquí, continúen la lectura, sobre sus detalles constructivos y de diseño, en el enlace correspondiente a la casa fuerte de Bizmiliana: https://lacasadelatercia.blogspot.com/2023/10/rincon-de-la-vicxtoria-casa-fuerte-de.html, ya que ambas son iguales.

 

Playa de El toyo, junto a la Casa Fuerte.



RESUMIENDO:


Nombre:      Casa fuerte de La Cruceta, Casas Fuertes o cuartel del Toyo.

Localidad:    El Alquián (El Toyo).

Municipio:  Almería

Provincia:    Almería

Tipología:    Fuerte fusilero

Época de construcción: siglo XVIII.


Estado: Por lo que se intuye desde el exterior, la edificación debe de estar en un lamentable estado. Su abandono es palpable y vergonzoso.

Propiedad: Pública (Ministerio del Interior).

Uso: Ninguno, está abandonada.

Visitas: de acceso libre el exterior. Imposible el interior, las entradas están tapiadas,

Protección: Se supone que bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 de 25 de junio sobre el Patrimonio Histórico Español.

La Junta de Andalucía otorgó reconocimiento especial a los castillos de la comunidad andaluza en 1993.

Es Bien de Interés Cultural desde el 29/06/1985.


Clasificación subjetiva: 2, o sea, si se pasa cerca y se va con tiempo pues se acerca uno a verlo. Es decir, que se incluirá en una ruta de viaje, pero no pasa nada si luego no se visita. Mejor aprovechar el tiempo dando un paseo por la playa, ver amanecer o atardecer, según el momento.

Otras cuestiones de interés:

Irremediablemente, la casa fuerte de Las Crucetas está unida a los asesinatos de tres jóvenes —Juan Mañas Morales (24 años), Luis Montero García (33) y Luis Manuel Cobo Mier (29)— que, procedentes de Santander, pretendían pasar unos días en un pueblo de Almería. En una parada durante su viaje alguien les confundió con los autores de los crímenes y lo comunicó a la Guardia Civil. Fueron detenidos, sin oponer resistencia, en Roquetas de Mar, acusados de pertenencia a ETA y autores de un atentado. Trasladados a la casa fuerte de Las Crucetas, fueron interrogados y torturados hasta la muerte. Al día siguiente, 9 de mayo de 1981, aparecieron sus cuerpos calcinados dentro de su coche, en las cercanías de Gérgal.

De los once guardias que participaron en los hechos, sólo tres fueron condenados: el teniente coronel Castillo Quero, el teniente Gómez torres y el guardia Fernández Llamas.

Dotación de la Guardia Civil en Octubre de 1962, diecinueve años antes de los hechos relatados ( de torresenverde.blogspot.com)


Cómo llegar: desde Almería, tomar la Al-12 dirección aeropuerto y El Alquián; continuar por N-344 hasta desvío/rotonda de El Toyo, a la derecha, y hasta la playa que es donde se encuentra la Casa fuerte.

Coordenadas:

36.83702649470319, -2.32680105821921

 

 

martes, 21 de noviembre de 2023

Catedral fortificada de Almería (2)

Pese a todo lo que en su interior reúne la Catedral en lo que, a elementos arquitectónicos, sobre todo de carácter religioso, se refiere, son los rasgos defensivos de una verdadera fortaleza, los que acompañan y han acompañado desde hace siglos al edificio, por lo que los primeros siempre estarán subordinados a los segundos.
Y no son sólo las murallas y torres que protegen al templo, sino también detalles tales como la ausencia de ventanales y con ello la escasez de vitrales. También el hecho de que las tres naves tengan la misma altura —lo normal sería disponer de mayor altura en la central— es otro de los rasgos definitorios: una cubierta plana a la misma cota facilita el despliegue de los defensores ante un ataque o un asedio. O la orientación de las dos puertas, a espaldas al mar; y la ausencia de torres características de cualquier catedral que se precie. Todo ello define la personalidad del edificio: una fortaleza que está adecuada para ser una catedral y no una catedral con elementos defensivos.
Difícil será desentenderme de ambos aspectos, aún cuando el fin principal de este blog sea la arquitectura propiamente militar. Así que me dejaré llevar, por una vez no importa; y las veces que hagan falta.

El conjunto, que ocupa una superficie de unos cinco mil metros cuadrados, presenta una planta compuesta por dos volúmenes básicos adosados: la catedral propiamente dicha y el claustro.

El primero es rectangular, orientado su eje longitudinal de este, donde se sitúan la cabecera y la girola; al oeste donde están los pies y la Puerta de los Perdones. En la girola sobresalen tres capillas, dos semicirculares —una dedicada a San Indalecio y la otra llamada de la Piedad—, y la central, dedicada al Santo Cristo de la Escucha, que tiene planta octogonal; al exterior su apariencia es la de tres torreones claramente defensivos, denominándose al central como la torre del Sol de Portocarrero. El torreón sureste ha quedado embebido por ampliaciones posteriores adosadas a la muralla del este.

La puerta principal se abre al norte, mirando a la ciudad y de espalda al mar, en el lado de mayor longitud. Esta fachada, que es un lienzo más de la muralla, está reforzada por cinco contrafuertes, entre dos de los cuales se sitúa la puerta, de estricta simetría y decoración clasicista. Se divide en tres niveles:

El superior, con el escudo imperial y un par de columnas de Hércules a cada lado abrazadas con una filacteria y la leyenda Non Plus Ultra.
El nivel central está dedicado a la Encarnación de la Virgen con el Niño, representada en una talla de escasa entidad que no consigue rellenar el hueco que ocupa: una hornacina que, aunque de poca profundidad, presenta una clara desproporción. La hornacina queda enmarcada por dos pares de columnas jónicas que sostienen el tímpano del nivel superior. Y a cada lado, dos medallones, el de la izquierda con el busto de San Pedro, y el de la derecha con el de San Pablo.
El inferior queda inscrito por dos parejas de columnas corintias que sostienen el entablamento del nivel central. Entre las columnas y sobre el tímpano roto que supera a la puerta, el escudo del Obispo Villalán, flanqueado por dos ángeles sentados y dos racimos de granadas. Las columnas se apoyan sobre plinto decorados con bajorrelieves. Los contrafuertes entre los que se enmarca la puerta están decorados, en sus bases, con figuras de ángeles en relieve.
Esta puerta se abre a la llamada Plaza de la Catedral, cuyo espacio data del siglo XVI, cuando se demolieron varias viviendas a fin de configurar este lugar.
En la fachada de los pies se encuentra la Puerta de los Perdones, igualmente diseñada por Juan de Orea, en 1569, con un esquema similar al de la Puerta Principal: también queda encajada entre dos contrafuertes con decoración en sus plintos, y está dividida en tres niveles:
El inferior, correspondiente al acceso, está dedicado al obispo, y se enmarca entre dos pares de columnas dóricas que soportan el segundo nivel. Sobre el frontón de la puerta, una variante del escudo del obispo Villalán que sobresale de un friso decorado.
El cuerpo central presenta en el centro una hornacina, ahora vacía, flanqueada por dos pares de columnillas jónicas en las que se apoya un tímpano triangular.
Por último, el nivel superior en el que se representa el escudo de Felipe II sobre un águila —Felipe II era regente en la época en que se hizo la puerta—. Tras este cuerpo se levanta, retranqueado, el cerramiento de la fachada que a esa altura tiene un rosetón que da luz a la zona del trascoro.

La Catedral tiene tres naves de igual altura, cubiertas con bóvedas de crucería sobre pilares conformados por columnillas adosadas de las que parten los nervios de las bóvedas. En el transepto se levanta una linterna de escasa altura, obra de Juan de Ores, que es el único elemento que sobresale por encima de la cubierta. Ésta es prácticamente plana, con ligeras pendientes para evacuación de agua.

La torre del campanario fue concebida como un elemento defensivo —¿la torre del Homenaje? —, de poca altura y aspecto amazacotado, pero, cuestión importante, con doble visión, al mar y a la ciudad. Fue el único elemento del conjunto defensivo que dejó inconcluso el obispo Fernández de Villalán, que será terminado bajo el mandato de Portocarrero. Situado en la esquina más poniente, es de sección cuadrada y aire austero; está construida en sillería de buena fábrica.
En su cuerpo inferior, hasta la altura de las cubiertas del edificio principal, apenas si se abren huecos —los pocos que se ven no son para iluminación sino para defensa y vigilancia—. El cuerpo superior se corona con el campanario, y en él se abren ocho huecos, tres en cada una de sus caras norte y este, y uno en las restantes. El conjunto se remata con una espadaña barroca sobre la cara que mira a la plaza.

El segundo volumen, adosado al muro sur de la Catedral, es el claustro, obra de Juan Antonio de Munar, construido en la segunda mitad del siglo XVIII, cuando era obispo fray Anselmo Rodríguez probablemente sobre lo que originariamente fue el Patio de Armas de la fortaleza. Levantado en estilo neoclásico, es de planta rectangular, siendo los lados más cortos el que se adosa a la catedral y su paralelo en la cara sur; este último está formado por una muralla entre dos torres octogonales, uniéndose el de la izquierda con otro lienzo a la fachada de la Puerta de los Perdones. Por la derecha, en su cara oriental, la muralla quedó desaparecida por la construcción de diversas edificaciones anexadas al conjunto, pero debió estar unida al torreón más próximo de la girola.



RESUMIENDO:


Nombre:       Iglesia Catedral de Nuestra Señora de la Encarnación

Localidad: Almería.

Municipio:  Almería.

Provincia:    Almería.


Tipología: Iglesia fortificada.

Época de construcción: siglo XVI, y obras posteriores.

Estado: En muy buen estado.

Propiedad: Obispado de Almería.

Uso: Religioso y turístico

Visitas: libre para actos religiosos; resto bajo pago, claro.

Protección: Inscrito como BIC, categoría MONUMENTO, 04/06/1931

La Junta de Andalucía otorgó reconocimiento especial a los castillos de la comunidad andaluza en 1993.


Clasificación subjetiva: 5, no sólo no hay que perdérselo bajo ningún concepto y además hay obligación de verlo antes de morir, sino que, si no se hace, se morirá en pecado mortal.

Otras cuestiones de interés: Por lo que al que escribe le toca, dejo aquí una reseña relativa a las campanas de la torre. En total, el campanario dispone de 10 campanas, dos en la espadaña que son las encargadas de dar cuartos y horas del reloj, y el resto en el cuerpo de campanas. La torre dispuso de campanas fijas en cada uno de los cuatro huecos mayores —actualmente sólo en uno, el de la cara este, el resto desaparecieron en la Guerra Civil—. Los cuatro huecos pequeños, y aquí está mi interés, tienen campanas de volteo, que fueron fundidas en 1940 en Villanueva de la Serena por el fundidor Fernando Villanueva Sáenz; parece ser que son de escasa sonoridad y baja calidad, pues tres de ellas están rajadas.

Cómo llegar:


Coordenadas:

36.83814281838498, -2.4672389997617037

martes, 14 de noviembre de 2023

Iglesia Catedral de Nuestra Señora de la Encarnación

Los primeros conocimientos que tuve sobre la catedral de Almería ya me hablaban de templo fortificado, sin entender muy bien el concepto que, apenas si me quedaba relegado a algunas pequeñas iglesias que había visto con el ábside almenado o la torre campanario con ligeras pretensiones de torreón de un castillo. Sin embargo, la catedral de Almería es otra cosa, es toda una señora fortaleza.
de catedralalmeria.com

Sus primeras trazas se remontan a finales del siglo XV cuando, recién reconquistada la ciudad en1489 por los Reyes Católicos, se ve la necesidad de erigir un gran edificio como símbolo del sometimiento religioso. Y qué mejor que utilizar los restos de la gran mezquita para levantar sobre ella una catedral. Así se hizo, según deseos del primer obispo de Almería, don Pedro González de Mendoza, pero el edificio fue seriamente dañado por los efectos del terremoto de 1522, así que las autoridades eclesiásticas —en este caso el obispo fray Diego Fernández de Villalán, nombrado en 1523— deciden erigir una nueva catedral, no en el mismo lugar que la anterior, que es donde hoy está la iglesia de San Juan —construida en el siglo XVII—, sino algo más al este.

Este obispo, que se encargaría no sólo de impulsar el patrimonio religioso de la ciudad, acomete la obra del nuevo templo con la pretensión de dotarla de un carácter de fortaleza que sirviera, además de su naturaleza espiritual, como defensa efectiva ante los ataques de piratas berberiscos que asolaban las costas mediterráneas. Se erige así la segunda fortaleza de la ciudad, complementado a la Alcazaba en sus labores defensivas, y además sirviendo de refugio a los habitantes en caso de ataques externos, e incluso ante posibles revueltas de la población morisca.

La nueva catedral comienza su construcción en 1534, y casi en su totalidad es el obispo el principal, junto con aportaciones del pueblo —la nobleza se negaba a aportar sus correspondientes diezmos—, valedor económico de las obras, las cuales se prolongarán durante los treinta y cinco años siguientes.

El obispo Fernández de Villalán encarga, probablemente a Diego de Siloé el diseño de la obra, el cual adoptará para ella un estilo gótico tardío. El nuevo edificio se irá extendiendo sobre más de cinco mil metros cuadrados para terminar configurándose como un gran castillo con torres, contrafuertes, adarves, troneras, aspilleras, murallas y todos los elementos constructivos necesarios para poder repeler cualquier tipo de asalto desde el mar y la tierra, incluida la artillería, lo que se aprecia en el grosor y la, relativamente, escasa altura de sus muros. Además, se la dotó de cubiertas planas para que pudieran alojar cañones.

de almeriacosta.com

En 1555 es contratado Juan de Orea que, aunque siguió los diseños del proyectista, terminó introduciendo algunos elementos renacentistas propios del siglo XVI, siguiendo las nuevas tendencias constructivas italianas. Es por ello que en el interior contrastarán notablemente los arcos ojivales, las bóvedas góticas y sus nervaduras con los arcos de medio punto clásicos, los frontones y las columnas renacentistas que dan al conjunto el verdadero aire artístico del siglo XVI.

De aquel arquitecto son obras tales como: la capilla de San Indalecio, la de la Piedad, la Sacristía, el coro y su sillería, el sepulcro del obispo Villarán y las dos puertas, la de los Perdones y la puerta Norte, que es la principal.

Con el paso de los años las obras fueron ampliándose, sobre todo bajo el obispado de fray Juan del Castillo y Portocarrero en el primer tercio del siglo XVII, que, entre otras, promovió y pagó la construcción de la Capilla del Sagrario, anexa a la Catedral, y la terminación de la torre campanario a la que en 1613 le añadió el cuerpo de campanas.

También durante esta época, y ante el incremento de los ataques de piratas argelinos, se dotó al templo de nuevo y numeroso armamento, que se iría renovando a lo largo de todo el siglo XVII. A pesar de la tensa situación, no dejaron de construirse capillas, como las del Carmen, San Lorenzo y San Ildefonso.

En el siglo XVIII José Sánchez remodeló la Capilla Mayor, uniéndola al deambulatorio; Ventura Rodríguez diseñó y ejecutó el trascoro; Eugenio Valdés y Juan de Salazar y Palomino el tabernáculo, y Juan Antonio Munar el claustro.

Las remodelaciones siguieron durante los primeros años del siglo XX, destacando la restauración del claustro y la torre en 1913, pues se habían visto dañados por el terremoto de 1910.

de catedralalmeria.com

Lástima que gran parte del rico patrimonio con el que se fue dotando a la catedral a lo largo de los siglos, fuera destruido, incendiado o expoliado durante la Guerra Civil. Durante la contienda fue utilizada como almacén y refugio de la población civil, lo que en parte ayudó a preservarla.

Poco que comentar, mejor nada, pero sí lamentarlo hasta el infinito. Mucho de aquello, al día de hoy, ha sido reconstruido e incluso aumentado, por fortuna.