martes, 14 de mayo de 2019

El Real de la Jara, Castillo

Hoy estoy al norte de la provincia de Sevilla, muy cerca, a pocos metros de la de Badajoz; en El Real de la Jara, donde se levanta otro de los castillos que conformaron aquella Banda Gallega de fortalezas dispuestas para defender el Reino de Sevilla de las afrentas que pudieran llegar desde el oeste, o sea de Portugal.
Todo ello partió del Concejo de Sevilla que, en 1293, solicitó a Sancho IV de Castilla, alias el Bravo, permiso para construir una línea de castillos en el norte de las tierras de su jurisdicción. Y no sólo por las amenazas de invasión por parte del Reino de Portugal, sino también por las malas relaciones que se tenían con órdenes militares como las de Santiago y el Temple que asimismo intimidaban por el norte.
El rey firmó dicha autorización en Toro, un 4 de noviembre de 1294 —menos mal que lo hizo, porque seis meses después moriría; por poco nos quedamos sin castillos en el oeste de Sierra Morena—.
Pues descrito brevemente el origen de la Banda Gallega, volvemos a El Real de la Jara.

El castillo desde la Plaza de Andalucía

Fundada la población por los romanos, estuvo despoblada durante el período visigodo, y vuelta a estar poblada con los árabes. Durante el Califato fue conocida como Xara —la etimología de su topónimo está muy claro—, que sería por la abundancia de este matorral en el entorno.
A principios del siglo XIII fue reconquistada por caballeros de la Orden de Santiago, que formaban parte de las huestes del rey Fernando III.
El lugar también fue testigo de los preparativos del rey Alfonso XI antes de la batalla del Salado, pues aquí estuvieron acampadas sus tropas. Es posible que por ello, al haber sido sitio de una estancia real, se le concediera el título de El Real a añadir a su nombre.
Pero ciertamente fueron los Reyes Católicos, en agradecimiento a los servicios prestados por la población, quienes dieron al pueblo Fuero Real con dictado de Lealtad en 1498.

El castillo desde el suroeste


Decía antes que El Real de la Jara —que por entonces sólo era Xara— fue reconquistado en la primera mitad del siglo XIII, y para ello, según cuenta la leyenda, los caballeros santiaguistas se sirvieron de un ciervo que les guió hasta un punto de la muralla por el que pudieron acceder al interior del pueblo. En fin, una leyenda más de las muchas que hacen aún más hermosa la Historia.
En recuerdo a ello, tanto ciervo como muralla figuran en el escudo municipal.
Pero en El Real de la Jara no quedan restos de aquella muralla, una lástima; sólo del castillo.
Escudo de El Real de la Jara, con el ciervo y la muralla.

Que fue construido algo más tarde, en el siglo XIV, y es obra totalmente cristiana.
Desempeñó de manera efectiva el papel para el que fue levantado, incluso en la defensa de los viajeros que transitaban por la Vía de la Plata, ya que su ubicación le permitió un excelente control sobre ese camino.
Y es que su emplazamiento, como no podía ser de otra manera, es privilegiado; al norte de la población sobre un despejado cerro que domina visualmente gran parte de la comarca. Desde él se divisa con claridad la fortaleza de Santa Olalla al suroeste, y el castillo de las Torres al norte.

El castillo de las torres desde la torre del homenaje del de El Real de la Jara.


El castillo de las Torres en el mismo sitio trece años antes.

Su posición, desde el punto de vista estratégico, fue excepcional, ya que formó parte de dos importantes líneas de castillos: la banda Gallega y la vía de la Plata.
Existe documentación del Cabildo de Sevilla referente a obras de restauración y consolidación del castillo. Pero a mediados del siglo XVIII, cuando ya quedaban lejos los conflictos con la vecina Portugal, el Cabildo sevillano termina por desentenderse del castillo, con lo que de ahorro económico ello suponía.
Ese abandono llevaría al castillo, a finales del XVIII, a un estado de deterioro que se reflejaría en la casi total desaparición de las edificaciones interiores y al desmoronamiento de sus murallas y torres.

De la última calle, al oeste de la población, parte un camino que lleva cómodamente hasta el castillo. Incluso en coche hasta la misma puerta. Es la opción que me recomendaron mis piernas.

Vista aérea del castillo (de google maps, claro)

El castillo tiene en planta una curiosa forma. Al adaptarse su perímetro al cerro, muestra una figura que es semejante a un cuadrante circular: los lados rectos al noreste y al sureste —de casi igual longitud, 63 y 62 metros respectivamente—, y los lienzos en curva recorren desde la esquina noroeste hasta la sureste. Su superficie total es de casi 2.000 metros cuadrados, los cuales están totalmente diáfanos. Se desconoce la distribución que tuvo, así como el número y tipos de dependencias. Es de suponer que tuvo aljibe.

Puerta principal del castillo bajo la torre del Homenaje.


En el muro del norte se abre la segunda puerta.

Tiene dos puertas, una en su lienzo norte y otra bajo la torre del homenaje al sur —me aventuro a decir que la primera no es original, sino muy posterior, ya que por su tamaño no podría considerarse como portillo de escape—; la del sur, orientada hacia el pueblo, es en recodo.
Todo lo que vemos, la muralla y las torres —excepto la más al oeste—están reconstruidas, aunque sin almenado.
Muralla y torreón del oeste, cuando aún no había la restauración.



La misma zona anterior, concluida la restauración.

En total son ocho las torres, cinco cuadradas y tres semicirculares. En la restauración, o se ha cerrado el perímetro de toda la muralla; se ha dejado una puerta auxiliar para acceder al interior con materiales y útiles para los eventos que en el interior se realicen.
Todas las torres son macizas hasta la altura del adarve.
La Compañía caminando junto al lienzo este.


El lienzo norte une dos torres cuadradas totalmente reconstruidas que no parece tuvieran cámara alguna. Entre las dos, hay un cubo semicircular.
Igual ocurre con el lienzo este, pero este dispone de una torre con cámara y que corta el adarve. Desde esta torre se cubre la entrada, que está bajo la torre del Homenaje, que es la siguiente siguiendo las agujas del reloj.

La torre del Homenaje, que también corta el adarve, tiene cámara cubierta con bóveda de cañón y una escalera para acceder a la azotea.
Todos los lienzos de muralla, ejecutados con doble muro de mampuestos, tienen un espesor total aproximado de 2,20 metros. Su interior está relleno de tierra y cantos. En ninguno de ellos, ni en las torres, se han reconstruido las almenas.
Junto a la torre más al oeste, la que aún está por reconstruir, se alzan las dos escaleras que dan acceso al adarve, una en cada dirección.


Dos aspectos del interior del castillo antes de la inclusión del graderío.

Nombre: Castillo de El Real de la Jara
Localidad: El Real de la Jara
Municipio: El Real de la Jara
Provincia: Sevilla

Tipología: Castillo.
Época de construcción: siglo XIV.
Estado: En buen estado conservación, ya que ha sido restaurado recientemente, a excepción de un corto tramo de muralla y una torre cuadrada en el sector oeste.
En el interior, que se ha adaptado para la realización de actos culturales, se ha ejecutado con placas de acero una distribución de espacios horizontales, a modo de graderío rebajado, que debe ser objeto de culto de los más furibundos conservacionistas.



Distintas vistas del graderío interior del castillo.

Protección: Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
Está declarado Bien de Interés Cultural desde 1985.

Propiedad:
Uso: El castillo tiene un uso principalmente turístico, y como excelente mirador del paisaje.
Las últimas reformas realizadas, incluidos los elementos añadidos, evidencia la intención de realizar en él eventos culturales.
Clasificación subjetiva: 2, o sea, que si se pasa cerca y se va con tiempo pues se acerca uno a verlo. Es decir, que se incluirá en una ruta de viaje pero no pasa nada si luego no se visita. Aunque con todo lo que hay en los alrededores, mejor no perdérselo.
Visitas: Es de acceso libre.

El castillo de El real de la Jara desde el otro castillo, el de Las Torres.


Otras cuestiones de interés: El Camino de la Santiago, en su versión Vía de la Plata, discurre por esta población, pasando por la falda del cerro que corona el castillo; pero he de creer que ningún peregrino se anima a subir a sus torres para admirar el paisaje.
Cómo llegar: Desde la A-66, autovía de la Plata, a la altura de Santa Olalla de Cala, tomar hacia el este la A-5301 que lleva directamente a El Real de la Jara.
Una vez en el pueblo, acceder al castillo es fácil y cómodo.