martes, 29 de marzo de 2016

Mértola, el castillo

A casi setenta kilómetros de la frontera entre España y Portugal, contados desde donde se nos va el Guadiana al mar, se encuentra la vieja Myrtilis Iulia que llamó Julio César,  sobre la ladera oeste de un cerro que se deja caer, casualidad, hacia un meandro de ese río. Y en el sur, cerro y pueblo quedan abrazados por el río Oeiras justo en su unión con el Guadiana.Hasta allí me acerco, que en coche se llega en un rato desde mi otro pueblo, para seguir con ese remonte castellológico del río que un día me propuse y que sólo Dios sabe si concluiré.El pueblo se llama hoy Mértola, y lo encuentro en medio del Parque Natural del Valle del Guadiana, en el distrito de Beja o sea en el Alentejo. 
La vista más reconocida de Mértola, la he pedido prestada en la red.

Mértola tiene peso histórico desde que casi se tiene memoria, o sea, como mínimo desde los romanos, que es hasta donde hay que remontarse para que un lugar tenga un mínimo de prestigio. Han aparecido restos de casas romanas, una necrópolis e incluso parte del foro.
Sin embargo, por aquí anduvieron antes comerciando los fenicios y cartagineses. A los primeros se les adjudica su fundación, que la llamaron Myrtilis (Nueva Tiro). Y es que el cabezo y la confluencia de ambos ríos fueron factores que favorecieron el asentamiento de viejos pobladores y le dieron una importancia estratégica que durante siglos mantendría.  Añadir a esto la navegabilidad del río que convirtió a Mértola en el puerto fluvial más al norte de la desembocadura del Guadiana.
La villa vieja desde el castillo. A la Izquierda el Guadiana y a la derecha el Oeiras.

A partir de entonces se sucedieron culturas y creencias: los romanos que antes dije, bárbaros (suevos), visigodos (cristianos), musulmanes y nuevamente cristianos.
Después de visto lo visto, es de suponer que  donde hoy está el castillo, y por extensión la villa amurallada, debió de haber una fortificación desde muy antiguo.
Arrebatada a los visigodos la fortaleza, esta es objeto de reformas, ampliaciones y refuerzos por parte de sus nuevos ocupantes, los árabes. Con ello pasa a ser Mértola uno de los más importantes baluartes de estas tierras.
A principios del siglo XI, exactamente en el 1031, cae el califato de Córdoba y Mértola, que por entonces era Märtulah o Mirtholah, se convierte en una taifa independiente. Es una situación que dura muy poco ya que Al-Mutamid, emir de Sevilla, se adueñó de ella en el 1044.
La mezquita desde el castillo. Al fondo la villa nueva.

La ciudad es sevillana hasta mediados del siglo XII que es cuando, con la caída del imperio Almorávide, vuelve a erigirse como taifa independiente entre 1144 y 1151. Después, un breve período bajo el dominio de la taifa de Badajoz; y a continuación, un tal Abu-al-Qasim Ahmad ibn al-Hussein Ibn Casi, caudillo sufí, la vuelve a conquistar, instalándose en ella e independizándose de las taifas vecinas.
Subiendo hacia el castillo; en primer plano las dos torres que flanquean y ocultan la entrada.



Al-Qasim y la torre del Homenaje al fondo.

Al-Qasim –reduzcamos el nombre- vuelve a reforzar sus murallas y defensas.
En manos musulmanas están, castillo y pueblo, hasta el año de 1238 en que los monjes soldados de la Orden de Santiago, al mando de Pelayo Pérez Correa, la reconquistan en nombre de Sancho II de Portugal. Era ya por entonces un lugar carente de recursos y mal defendida, lo cual no fue inconveniente para que, no solo se volvieran a recomponer sus defensas, sino que establecieron allí la sede de la encomienda mayor de la Orden en Portugal.
En 1254 se le otorgaron fueron propios y en 1292, fue construida la actual torre del homenaje, ordenada por Joao Fernandes, primer maestre de la Orden en Portugal y sucesor de Pelayo Pérez. Sobre la puerta, una lápida dice que

 “esta torre mandou
 facer do ioan fernan
dez primero ma
esto ouve en por
tugal e MCCCXXX”,
que quiere decir:

 “esta torre mandó hacer don Joao Fernandes primer maestre que hubo en Portugal. Era de 1330”.
La fecha debe ser la de la terminación de las obras.
Fachada norte del castillo.

Como se ve, siempre fue Mértola muy bien considerada
Y allí estuvo la Orden de Santiago hasta 1316 en que es trasladada su sede a Palmela. Este cambio conllevó una pérdida de valor para Mértola y con ello el anuncio de lo que sería su paulatino abandono.
En 1386 Mértola pasa a ser propiedad de la corona de Portugal a cambio de otras plazas que pasan a Castilla, como Tuy y Olivenza. Pero ya no levantaría cabeza, no teniendo apenas protagonismo ni siquiera durante los numerosos conflictos entre ambos países.
Siglos después, en el XVIII, sin ni siquiera guarnición militar, el edificio estaba arruinado; situación derivada de la depresión económica de la comarca, que tendrá una ligera mejoría con la reapertura de las cercanas minas de cobre.
En 1965 esas minas fueron definitivamente cerradas. Y el tiempo casi quedó parado.

Desde la zona “moderna” del pueblo me encamino al castillo. Dejo a mi derecha la que fue mezquita desde el siglo XII hasta que, tras la Reconquista, fue cristianizada; y así sigue hasta hoy, que como Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción nos ha llegado. Frente a ella, un pequeño edificio que me sorprende y que contiene unos aseos públicos que utilizo; su aspecto es pulcro, como no debía ser menos, y como lo es todo el viejo barrio amurallado.

En ambas fotos, los restos de la alcazaba.

Pasada la iglesia, a la derecha, los restos de lo que fue la alcazaba, cerrada porque no es hora de acceso público. Una foto y continuo el camino. Más adelante las necrópolis, una antigua y la otra contemporánea.
Ahora al castillo, que la puerta está abierta y la entrada es libre.


La puerta del castillo desde el exterior

                 


Ahora desde el interior




















El patio de armas desde la torre de La Carocha

La puerta se abre hacia el este, muy protegida entre dos torres, una cuadrada y otra poligonal, casi semicircular, que están adosadas a una tercera de proporciones mucho mayores. El acceso es en recodo, hacia un pequeño patio del que parte, también en recodo, un corredor que lleva al patio de armas.
De este patio llama la atención en primer lugar su gran tamaño, casi dos mil metros cuadrados, el aljibe central, una alberca sobre ese aljibe y restos de cimentaciones que emergen del suelo y hacen imaginar las edificaciones que allí hubo. Al aljibe se accede por una pequeña escalera situada en uno de los lados de la alberca.
La torre del Homenaje.

La torre del Homenaje desde la de La Carocha; a la izquierda la poterna del lado oeste.

En el ángulo noroeste se levanta la torre del homenaje, de planta cuadrada, alta e imponente, treinta metros de altura y maciza hasta la primera planta. La fábrica es de sillarejo reforzada en sus esquinas con sillares de granito.
En uno de sus lados, una escalera exterior nos lleva hasta su entrada y al adarve más próximo. Sobre la puerta una lápida dice que fue mandada construir por Joao Fernandes hacia 1292.
Al igual que la alcazaba, ésta puerta está cerrada por culpa del horario –es mediodía- , así que tendré que imaginar su interior ayudándome de las notas que llevo:
Tiene dos plantas, la primera está cubierta con una bóveda de crucería gótica, y en ella hay expuestos capiteles y columnas de diversas épocas.
A través de una escalera embutida en el muro se llega a la segunda planta, también cubierta de bóveda de crucería, y que se dedica a exposiciones.















La torre desde la entrada al patio de armas.

Por lo demás, los restos de un matacán en la fachada oeste de la segunda planta, algunos huecos para iluminación y ventilación y la terraza que está almenada (por cierto, las únicas almenas de toda la fortaleza, a excepción de las de la cerca de la villa).
El adarve del lienzo del norte es un buen lugar para observar todo el castillo:
Planta rectangular, ligeramente trapezoidal, flanqueda por torres en todas sus esquinas: las de la entrada y la del Homenaje en el lienzo norte; y en el del sur otras dos, cuadradas, una de ellas aún mantiene su cámara y terraza, y la otra está desmochada hasta la altura del adarve.

Toda su fábrica es de mampuestos, excepto en las esquinas de sus torres que son sillares bien labrados. En algunos puntos se ven sillares de inferior labra, como en la puerta de entrada.
Alberca sobre el aljibe en el patio de armas

En primer plano el aljibe; a la derecha la salida a la barbacana de la poterna, y al fondo la torre de La Carocha


La barbacana de la fachada oeste, y la Compañía.


Salida desde la barbacana hacia el exterior.

En el lienzo oeste se abre una puerta que da una barbacana, desde la que se accede al exterior del castillo mediante una poterna.
La torre del ángulo sureste vista desde La Carocha.


La torre de la Carocha vista desde la torre anterior.

De sus torres del sur (leo que la del suroeste se denomina de La Carocha) parten dos lienzos que descienden por ese lado del cerro abrazando el viejo caserío. Se cree que el edificio que hubo entre esas dos torres fue un ribat.

Lado oeste del cerro; la muralla de la villa descendiendo a la derecha.

Encuentro en la red tres dibujos bastante ilustrativos que complementan perfectamente todo lo dicho hasta ahora:


El primero es un dibujo de Duarte de Armas, de su Libro de las Fortalezas (1509-1510), en el que se distinguen el castillo, la villa y la cerca; a la derecha la mezquita y abajo a la izquierda, el río Oeiras desembocando en el Guadiana.


El siguiente, también de Duarte de Armas, representa la planta del castillo que, comparado con el último nos da una idea de los cambios y reformas realizados en la fortificación:
En el segundo, coloreado en azul, lo que fue la capilla; en verde los arranques de la muralla de la villa, y en rojo la vivienda del alcaide.
En el tercer dibujo, coloreada en amarillo, la zona donde posiblemente estuvo el ribat. La torre de arriba a la izquierda es La Carocha.
La diferencia entre ambos dibujos es evidente, pero debemos comprender que el bueno de Duarte no debió contar con los medios técnicos más adecuados. Así y todo he de reconocer su mérito, le quedó bastante preciso y, sobre todo, muy interesante. 


Nombre: Castillo de Mértola
Municipio: Mértola (comunidad intermunicipal: Bajo Alentejo)
Distrito: Beja
Región: Alentejo
País: Portugal

Tipología: Castillo
Época de construcción: anterior al siglo X. Posteriores reformas a mediados de los siglos XII y XIII.
Estado: bastante bueno, excepción hecha de los elementos que se han reconstruido utilizando materiales alejados de los originales, como reparar mampuestos en mal estado tapándolos con placas de mármol blanco, lo cual no parece de lo más adecuado. En general el uso del mármol y otros materiales como la madera, es excesivo, pero es algo fácilmente reparable.

Propiedad: Pública
Uso: Turístico.
Visitas: totalmente libre, pero en la alcazaba y la torre del homenaje es obligatorio el pago de una módica entrada.
Protección: En 1943 fue declarado monumento nacional.

Clasificación subjetiva: 3, o sea, que se incluirá obligatoriamente en una ruta de viaje y se hará todo lo posible por visitarlo.
Otras cuestiones de interés: Un paseo por las estrechas calles de la villa; y los restos de la alcazaba, la necrópolis y la Iglesia-mezquita, que aún conserva el mihrab y algunos arcos de herradura.
Y seguir el paseo por las inmediaciones de los dos ríos, la Torre del Reloj y terminar comiendo migas junto al mercado.

El río Guadiana, muralla y torre del Reloj a la derecha.

Cómo llegar: Desde la frontera con Portugal (Ayamonte-Castro Marim) hasta Mértola, se llega en apenas una hora: primera salida de la autovía y tomar la carretera N-122 hacia el norte, dirección Beja. No hay pérdida.
Dejo aquí este itinerario porque es el que seguí desde mi otro pueblo.





martes, 22 de marzo de 2016

Mallorca, Artá, Castillo de Artá

De un ya lejano viaje que hice a la isla de Mallorca —ojalá pudiera volver— me queda el recuerdo de paseos por algunos de sus castillos, muy pocos desgraciadamente, de los muchos que la isla posee. Y es que aquella tierra es mucho más, tanto, que el tema que me ocupa es apenas un rincón en la inmensidad que la isla ofrece.
Y como había que seleccionar, seleccioné, por lo que también hubo que excluir. Así que decidí dar tres paseos: uno por el este —Artá, Capdepera y Canyamel—, otro por poniente —Valdemosa— y el tercero por la capital, Palma.
Quedaron fuera muchos castillos, palacios y torres; pero el tiempo no dio para más, ni tampoco la voluntad de la Compañía, cuyos deseos no siempre coinciden con los míos.
Sigo el orden antes relacionado.



Artá es una población que se encuentra al este de la isla, y aunque desde muy antiguo se tienen datos del paso del hombre por aquí —incluidos los romanos, cómo no—, no es hasta la ocupación musulmana cuando los datos comienzan a tener clara entidad.
Con los árabes, la actual comarca de Levante, y más concretamente la penísula de Artá, a la que llamaron Yartan, fue uno de los trece distritos o coras en que estuvo dividida la isla, incluyendo Capdepera.
Fueron unos monjes, una vez reconquistado el territorio, a quienes se debe la fundación del pueblo, que se llamó Almudaina —que traducido del árabe viene a ser fortaleza, población pequeña—, mientras que Artá era la denominación del que seguía siendo la demarcación territorial. Al recinto que conforma el castillo se le sigue llamando La Almudaina.
Hasta principios del siglo XIX, la villa fue próspera gracias a la agricultura y también a una incipiente industria textil. Prosperidad que se truncó en 1820 con la peste bubónica y la muerte de más de 1200 habitantes. Fue una de las últimas poblaciones de Europa en sufrir un ataque de peste.



EL CASTILLO

El actual castillo de Artá se construyó en el siglo XIV sobre el musulmán existente, que incluso disponía de una pequeña mezquita. Aunque más que construcción, se trató de obras de reforma sobre la fortaleza que los cristianos se encontraron tras la conquista de las islas por Jaime I en 1230. Era necesario mejorar las defensas para poder hacer frente, ahora, a los ataques de los piratas berberiscos que asolaban el Mediterráneo. A la vez que se ofrecía refugio a los pobladores de la comarca.
A lo largo de los siglos ha seguido siendo objeto de cambios, llegando a mediados de los años sesenta del pasado siglo en que fue restaurado, quedando con el aspecto que hoy tiene: se levantó completamente una torre y se reconstruyó todo el almenado perimetral del castillo.


Puerta del castillo hacia el santuario.

Acceso original del castillo, intramuros.


LOS DETALLES

Se levanta sobre la cima de una apuntada montaña que domina la población desde el norte. A ella se llega subiendo los sombreados 180 escalones que unen el pueblo con el castillo.

A la derecha la torre del Homenaje (¿?)

Almenado totalmente restaurado.

De planta poligonal irregular, la muralla se adapta a la cumbre uniendo las ocho torres que actualmente tiene.
Merece la atención la torre que mira al suroeste, la de mayor entidad del conjunto y que, como las demás, sobresale de las murallas. Es significativo el matacán que luce sobre la puerta de entrada.
La distancia entre sus vértices más alejados es de unos 93 metros, y entre los más próximos 24 metros.

El aljibe frente al santuario.

Aún se conservan dos aljibes, aunque no medievales, uno frente a la entrada del templo y otro en uno de sus laterales.

Vista de la montaña, santuario y castillo.

Aunque, en cierta manera, no es el castillo la edificación más destacable de la montaña, pues de manera notable se eleva sobre la muralla el santuario de San Salvador, que se ha convertido en el emblema del pueblo.
Construido entre 1825 y 1832 —las torres se ejecutaron a finales del siglo XIX—, se trata de un edificio de estilo neo renacentista, con planta de cruz latina cubierta de bóveda de cañón y carente de ábside.

La vivienda del Donat.

Esta iglesia se construyó en sustitución de la primitiva, originaria del siglo XIII —que había sustituido a la mezquita allí existente—, y que, al haber sido utilizada como hospital durante la peste bubónica de 1820, fue quemada. A su lado se levanta la casa utilizada como vivienda del Donat —dado (¿?) en castellano—, personal encargado del mantenimiento del lugar.
En 1971 fue restaurado.

La Compañía camino de la cima de la montaña


RESUMIENDO:

Nombre:      Castillo de Artá o La Almudaina.
Localidad:  Artá
Municipio: Artá, Mallorca
Provincia:   Islas Baleares.

Época de construcción: siglo XIV sobre restos árabes.
Ha sido restaurado en la segunda mitad del siglo pasado.
Estado: Es buen estado, por lo de la restauración y por el uso, junto al santuario.
Propiedad: Pública
Uso: Turístico y como inmejorable mirador: las vistas son espléndidas.
Visitas: Es visitable, así como el santuario; y la entrada libre
Protección:
Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
Clasificación subjetiva: 3, o sea, que se incluirá obligatoriamente en una ruta de viaje, o lo que es lo mismo, se hará todo lo posible por visitarlo.
Otras cuestiones de interés: Cerca de Artá se encuentran los castillos de Capdepera y la torre de Canyamel; y también el Poblado Talayótico Ses Païses y la necrópolis de Son Real.

Situación de la villa de Artá

  


martes, 15 de marzo de 2016

Cabanas de Tavira, el fuerte de San Juan de Barra

Lo primero, situémonos:
Estamos en el Algarve, concretamente en Cabanas de Tavira, que fue una freguesia perteneciente al concelho de Tavira, y desde 1997 es un pueblo. La freguesia, literamente feligresía, o también pedanía, parroquia, distrito o barrio, es una organización administrativa portuguesa, dependiente de los concelhos o municipios.

Así que desde Sevilla/Huelva tomamos la autovía A-49 en dirección a Portugal y cruzando el puente sobre el Guadiana, seguimos por la A22; a continuación cojamos la segunda salida, hacia Montegordo, y seguimos las flechitas del mapa 1 hasta llegar a Cabanas de Tavira. Una vez allí bordeamos la población en dirección este, según el mapa 2, y por un cómodo camino de tierra llegamos hasta la puerta del fuerte de San Juan de Barra (San Joao da Barra). Realmente se llama de San Juan Bautista o de Concepción (Sao Joao Baptista o de Conceiçao), pero por comodidad lo escribiré en español. Pido disculpas a mis lectores portugueses.
Cuando lo visité, estaba totalmente rodeado de vegetación, matorral y árboles, por lo que se hace difícil su visión; incluso tuve que bajar al foso para tomar alguna fotografía, todas exteriores, porque me fue imposible acceder al interior, que aunque se anuncia como un hotel, la puerta estuvo cerrada todo el tiempo que por allí anduve, y nadie contestó a mis llamadas al timbre (¿?) de la puerta: me limité a rodearlo y fotografiarlo. Una lástima.

La fortaleza rodeada totalmente de vegetación.

Sobre la pequeña colina en la que se asienta, y con la ría de Formosa al fondo, estuve leyendo las notas que sobre el lugar llevaba:
El nombre de Cabanas proviene de las chozas de pescadores, los primeros habitantes del lugar; y aunque desde el siglo XVIII es característica de este sitio la pesca del atún como base de su economía, no existió una población permanente. A finales del siglo XVIII ya se conocía este lugar como Cabanas da Barra, en alusión a la barra de arena que conforma la ría Formosa.
Hasta 1840 no hay datos de población estable, sólo pescadores y algunos carpinteros de ribera. También una dependencia casi total de Tavira y de la pesca, y el problema de los cambios y movimientos de la barra de arena.
Poco más sobre la historia de este pueblo, que a partir de la década de los setenta, en el siglo pasado, se revitaliza con una incipiente oferta turística, hoy bastante consolidada.

La ría desde el fuerte.

O sea, poco y con poco interés. Así que lo mejor será centrarse en la fortaleza:
Que fue ordenada construir en 1657 por iniciativa del conde de Vale de Reis. Reinaba Juan IV, así que estamos en la Guerra de Restauración (1640-1668), guerra que pierde España y Portugal consigue su total independencia. Aunque también debió servir para proteger la costa de los piratas berberiscos, muy aficionados a arrasar  el litoral peninsular con sus incursiones. O sea, que su originara función fue la defensa del canal entre la costa y la barra de la ría, y el acceso a Tavira. Curiosamente el promotor de su construcción fue el mismo que el del puente de Tavira. Pero ese lo cruzaremos otro día.
Unos años después, hacia 1670, se hicieron obras de reforma, consolidación y ampliación, encargándose las mismas al sargento mayor Carpiao Castanheda, que era alcaide de la fortaleza. Leo este dato en castillosnet.org, donde dice que quedó escrito en la lápida que está sobre la puerta de acceso; pero por más que lo intento no consigo descifrar si realmente lo dice ahí.

Puerta de entrada, cerrada a cal y canto. Sobre ella la lápida
A finales del siglo XVIII ya se encontraba en estado casi ruinoso (y es que, como no, también se vio afectado por el terremoto de Lisboa en 1755),  por lo que Dª María I (1777-1816), encarga a don Nuno José Fulgencio de Mendoça y Moura, descendiente del conde de Vale de Reis, que reedifique el fuerte. La lápida sobre la puerta también hace mención a este hecho.
Con el tiempo fue perdiendo su importancia, ya que debido al aumento de los sedimentos de la ría y el crecimiento de la barra de arena hacia el este, le restaron su necesidad. Así y todo mantuvo una guarnición militar hasta finales del siglo XIX, en que fue abandonado al perder todo interés militar.
Hoy es una instalación hotelera que conserva las primitivas edificaciones, lo que me parece muy bien.
Y ahora, pasemos a su descripción morfológica, en base a lo que veo desde fuera y a lo que he leído sobre él.
Su planta, cuadrangular y rodeada por un foso, es una estrella de cuatro puntas, y en cada una de ellas dispone de un baluarte a los que se accede mediante rampas desde el patio. La puerta se abre en la fachada norte, y la debió preceder un puente levadizo. Sobre ella, y a los lados de la lápida se observan los huecos que alojarían las vigas de los contrapesos.
Todo el conjunto está ejecutado en mampuestos, reforzándose las esquinas de los baluartes con sillería.

Esquina de uno de los baluartes del sur





La garita evacuatoria.
Los baluartes carecen de almenado para alojar las piezas de artillería; cada uno de sus vértices se remata con una garita. En el centro del lienzo este existe otra garita con una abertura inferior, posiblemente para evacuaciones físicas.
Encuentro en un paseo por la “red”, la transcripción, al portugués actual, del texto de la lápida, que dice:
SENDO REGENTE DOS REINOS E SENHORIOS DE PORTUGAL O SERENÍSSIMO PRÍNCIPE DOM PEDRO O CONDE DE VALE DE REIS DOS CONSELHOS DE ESTADO E GUERRA CAPITÃO GERAL DESTE REINO ACHANDO ESTE SÍTIO CAPAZ MANDOU FAZER ESTA FORTALEZA DE PEDRA E CAL ESTANDO DESENHADA JÁ DE TERRA E FAXINA REINANDO O SENHOR REI DOM JOÃO O IV DA GLORIOSA MEMÓRIA NO ANO DE 1656 O MESMO CONDE DE VALE DE REIS MANDOU FAZER A PONTE DA CIDADE DE TAVIRA E GOVERNANDO ESTA FORTALEZA O SARGENTO MAIOR DOMINGOS DE CARPIÃO CASTANHEDA SE LHE ENCARREGOU A ADMINISTRAÇÃO DESTA OBRA A QUAL FEZ DAR PRINCÍPIO EM 19 DE DEZEMBRO DO ANO DE 1670.
Y más abajo continúa:
FOI REEDIFICADA ESTA FORTALEZA POR SEU TERCEIRO NETO NUNO JOSÉ FULGÊNCIO DE MENDONÇA E MOURA CONDE DE VALE DE REIS GOVERNADOR E CAPITÃO GERAL DO DITO REINO GENTIL HOMEM DA CÂMARA DO PRÍNCIPE NOSSO SENHOR E DEPUTADO DA JUNTA DESTE REINANDO DONA MARIA I SENDO INSPECTOR DELA O DOUTOR JOSÉ CAETANO DE ANDRADE CASTRO ANO DE 1793.
La lápida sobre la puerta.
Ya me quedo más tranquilo.