miércoles, 4 de diciembre de 2019

Santillana del Mar, Torre del Merino

Santillana del Mar, la que llama de las tres mentiras —ni es santa, ni es llana ni tiene mar— presume de tener en su casco urbano algunas torres defensivas y no menos palacios que, junto a otras edificaciones, como la Colegiata, hacen de ella una de las villas más bonitas de España. Más bonitas para quienes, como yo, anteponen las piedras viejas a cualquier otro valor que el lugar, del que se trate, tenga o presuma.
Lo malo, o quizá no sea tan malo, es que no soy el único que piensa así. Y es que llegas a lugares como éste y te encuentras una multitud, a veces desmesurada, que te hace dudar de si están allí por verdadero amor al arte o por cumplir con la visita a un lugar de moda, y quedar bien aunque sólo sea ante ellos mismos.
Multitud de gentes.


EL LUGAR:

Pues sí, Santillana tiene para presumir y mucho, que para empezar, en su término está la cueva de Altamira que para muchos es palabra primera y mayor en la historia de nuestro país, e incluso de la Humanidad.

Desde los tiempos de los romanos fue llamada Planes —de planum, lugar despejado entre montañas, traducción libre—, y su ubicación no coincidiría con la actual. De entonces, siglo V aproximadamente, al siglo VIII, apenas si existen datos arqueológicos sobre asentamientos humanos. Es a partir de entonces cuando una pequeña comunidad religiosa se asentó en el lugar, fundando un monasterio que guardaba las reliquias de Santa Juliana de Bitinia.

Perteneció al reino de Asturias siendo conocida como Sancta Illana —Juliana, la villa nace y crece alrededor de la abadía de Santa Juliana—, y a partir de principios del siglo XIII fue Villa de Sancta Illana que, con el tiempo derivaría en la actual Santillana. Su proximidad al mar Cantábrico le añadiría el apellido al topónimo.

Con la concesión de fuero propio en 1045 por parte de Fernando I, la abadía pasó a ser colegiata, y un siglo después ya disponía de cabildo, convirtiéndose en un importante centro religioso de la Cantabria medieval, pues el ramal de la costa del Camino de Santiago pasaba por aquí. Del siglo XII data la actual colegiata, de estilo románico.

A principios del XIII, Alfonso VIII le concede un nuevo fuero, en 1209, que llevó implícito el título de villa. Por entonces ya era la capital de las Asturias de Santillana, lo que hizo que paulatinamente las familias nobles de la villa vieran aumentado su poder, legándose a crear el marquesado de Santillana bajo la Casa de los Mendoza. El reflejo de todo aquel pasado es el rico patrimonio que Santillana del Mar posee. 

La plaza del Mercado, a la izquierda la torre del Merino.

LA TORRE:

A la que también llaman la Torrona, que debe de ser por su tamaño, ligeramente desproporcionado con respecto a los edificios vecinos. Se encuentra en la antigua Plaza Mayor, que fue plaza del mercado y hoy se llama de Ramón Pelayo, haciendo esquina con la calle Lindas.

Fue construida entre los siglos XIII y XIV y el uso al que estuvo destinada es el que le ha dado su nombre.  Se trata de una casa torre que servía de residencia al Merino Mayor de una de las, por entonces, dos Asturias, concretamente la de Santillana, territorio histórico que comprendía, aproximadamente, el centro y oeste de Cantabria y el extremo oriental de la actual Asturias. Fue remodelada posteriormente, en el siglo XV.

Un inciso:

La otra Asturias era la de Oviedo, que comprendía prácticamente el resto del territorio del actual Principado. Tras la división territorial de 1833 —de Javier de Burgos— quedó creada la provincia de Oviedo, a la que se añadió parte de la Asturias de Santillana.

Pues esa Asturias de Santillana era una merindad, o sea, una división geográfica propia de los reinos de Castilla y Aragón, que se crearon a finales del siglo XII como medio administrativo del poder central para con las villas. A su frente estaba el merino, que era quien ejercía el poder no sólo burocrático, sino también judicial en una jurisdicción más pequeña que la regentada por el merino mayor, que era nombrado directamente por el rey —también se les llamaba adelantado mayor, según las regiones—, cuya jurisdicción era mucho mayor. Los merinos se encargaban de administrar cosechas, arrendamientos y multas; todo ello relacionado con el patrimonio real. 

Su construcción, que corrió a cargo de las arcas del rey, inició el desarrollo urbanístico de la villa en torno a la plaza civil, en contraste con la plaza de uso religioso en la que se encontraba la colegiata. Desde su origen, pertenece (¿?) a la familia Barreda, de la cual fue solar. Con frecuencia, el cargo de merino mayor recayó en miembros de esta familia. Ya en el siglo XX pasó a ser propiedad del marquesado de Comillas.

En 1927 se restauró de una manera bastante cuidada.

La torre del Merino, esquina a calle Las Lindas.


Fachada principal a la Plaza.

 

LOS DETALLES:

La Torrona es de estilo gótico y planta cuadrada, ejecutada con mampostería y sillares en sus esquinas. También se ejecutaron con sillares los arcos de los huecos apuntados —ventanas y puerta principal a la plaza—, y dinteles y jambas de los rectangulares.

Su estructura interior estuvo realizada íntegramente de madera —habiéndose utilizado el mismo material en sus restauraciones—, incluido un cadalso que tuvo en la fachada principal, del que se conservan las ménsulas. Toda la estructura interior se sostiene sobre un machón central.

Sus fachadas poseen numerosos huecos; saeteras y ventanas, una de ellas ajimezada en su fachada principal a la altura de la primera planta.

La ventana de estilo renacentista de la fachada a la Plaza del Mercado fue abierta en el siglo XVI.

En la restauración de principios del siglo XX, las almenas fueron convertidas en ventanas al construirse un tejado a cuatro aguas sobre ellas, con lo que quedó protegida de las inclemencias del tiempo.

Leo que tuvo barbacana, pero si fue así, no se conserva resto alguno de ella.

Por ahí, entre la gente, mi Compañía.


RESUMIENDO:

Nombre: Torre del Merino, de los Barreda o la Torrona.
Localidad: Santillana del Mar
Municipio: Santillana del Mar
Provincia: Cantabria

Tipología: Casa torre.
Época de construcción: siglos XIII-XIV.
Estado: En muy buen estado.
Propiedad: Privada.
Uso: museo, sala de exposiciones.
Visitas: sí, es visitable.
Protección: bajo la protección de la Declaración Genérica del Decreto de 22 de abril de 1949 y la Ley 16/1985 sobre Patrimonio Histórico Español.
Está declarada, como todo el conjunto urbano de Santillana del Mar, Bien de Interés Cultural.

Clasificación subjetiva: 2, o sea, que si se pasa cerca y se va con tiempo pues se acerca uno a verla. O lo que es lo mismo, que se incluirá en una ruta de viaje pero no pasa nada si luego no se visita.
Pero claro, esta nota es para la torre, excluido el contexto, porque si se contextualizara, la nota sería de 5, o sea, que no sólo no hay que perdérselo bajo ningún concepto y además hay obligación de verlo antes de morir, sino que, si no se hace, se morirá en pecado mortal.
Cómo llegar: