martes, 25 de octubre de 2016

Mendoza, Vitoria, torre de los Mendoza

Paseo hoy por una de las muchas torres señoriales de España; concretamente del norte de España, que es por donde las torres tienen mayor dosis de señorío. Ésta, desde luego lo tiene, y mucho. Basta mirarla unos minutos (en fotografías yo la había visto y revisto decenas de veces, y desde todas las posturas) para darse cuenta de ello, para sentir su fuerza y su seguridad. Parece una jactancia por mi parte, pero es que es así: todos sus elementos están tan bien dispuestos que transmite una sensación de infinito equilibrio. O tal vez sean mis ojos.
Fachada noreste de la torre

Se trata de la torre que está en Mendoza, concejo que pertenece al municipio de Vitoria, y geográficamente está incluido en la comarca, que por allí llaman “cuadrillas”, también de Vitoria.
No se vanaglorian en este lugar de un pasado romano, como es lo normal en tantos y tantos sitios, sino de otro mucho más reciente. Bueno, si al siglo XI lo calificamos como reciente.
Fue por esas fechas cuando un tal López Sánchez, primer señor de Llodio y señor de Álava, nieto de Íñigo López, casó con Sancha Díaz, la cual llevaba en su dote de boda dos tierrecitas: Mendoza y Frías. Pues el primer nieto de este matrimonio, Lope Íñiguez, incorporó a sus apellidos el de Mendoza, pasando a llamarse Lope Íñiguez de Mendoza.
Un hijo del anterior, Íñigo López de Mendoza, construyó la torre que hoy me ocupa a principios del siglo XIII. Y entre sus méritos militares cabe destacar que fue uno de los que en la batalla de las Navas de Tolosa, 16 de julio de 1212, rompió el cerco de cadenas de Miramamolín (Muhamad An-Nasir). En honor a ello, añadió a su escudo de armas una orla de cadenas.
Hasta el siglo XIV, lo que hoy es Mendoza fueron dos poblaciones: Mendoza y Mendívil. A partir de entonces ya formaron un solo lugar, aunque se les llamaba con el único nombre de  Mendoza y Mendívil.
Junto con la villa de Estarrona formó Mendoza la Hermandad (otra división administrativa más, hermandad = agrupación de villas) de Mendoza, que en el siglo XIX pasaría a ser un municipio único.
Mientras tanto, la propiedad de la torre estuvo en manos del ducado del Infantado, al ser ésta la rama principal del linaje de los Mendoza (el primer duque del Infantado fue Diego Hurtado de Mendoza, título que le fue concedido por los Reyes Católicos en 1475).
Hasta que en 1856 venden la torre a un tal Bruno Martínez de Aragón y Fernández Gamboa (aunque en la red encuentro otro apellido, concretamente y Echanove)
Y es que hacía tiempo que sus dueños habían abandonado las tierras de sus orígenes. Fue en el siglo XV cuando se instalaron en Guadalajara, y llegaron a ser una de las familias más poderosas de la corte, pues eran señores de más de ochocientas villas.
Llegamos a mediados del pasado siglo, exactamente a 1965, en que Mendoza es absorbido por Vitoria, siendo en la actualidad lo dicho al principio: un concejo perteneciente al municipio de Vitoria.
Es por esos años cuando su propietario cede el uso de la torre a la Diputación Foral de Álava, que lo restaura con el fin de darle un uso público y restituir su esplendor.
Se incorporaron detalles arquitectónicos seguramente perdidos, como saeteras, almenas y los matacanes. Finalmente se instaló el Museo de Heráldica Alavesa, porque contenidos hay para llenar la torre, que a linajes y a todos sus sinónimos no se les gana a los vascos. Se habilitó para ello una de las plantas de la torre, y en el exterior se dispusieron escudos donados por la aristocracia alavesa.
Pero hubo de cerrase por motivos legales, ya que incumplió las posteriores normativas sobre accesibilidad, y no era ese un asunto suficiente como para transformar el interior de la torre.
En diciembre de 2012 la torre volvió a sus propietarios, y desde entonces permanece cerrada al público.

Decía que desvié mi camino un par de horas, cuando atravesaba la Llanada Alavesa, para poder ver esta torre. Y a pesar de estar su puerta cerrada, como tantas otras fortificaciones, el paseo perimetral no decepcionó; ni el pueblo ni el entorno. Lástima no haber podido disfrutar del paisaje desde su última planta; así que hube de conformarme con lo que desde el exterior, y desde el la tierra firme, se veía. 
La fachada principal, orientada al suroeste
La torre está rodeada por un muro del que parece sobre
salir en exceso, y que conforma un perímetro rectangular, con cubos de más de seis metros de diámetro en sus esquinas. La puerta, bajo un arco ligeramente apuntado, se abre hacia el suroeste. Todo el muro, de cinco metros de altura y 1’70 metros de espesor, junto con los cubos, están ejecutados con mampuestos de piedra caliza, unidos por una traba bastante irregular que queda disimulada por su correcta y ”reciente” restauración. A lo largo de sus lienzos, y también en los cubos, se abren pequeñas y sencillas saeteras. Solo los cubos disponen de almenado.
La torre es muy alta, 21 metros, y una planta rectangular de 11 por 13 metros. Sus muros llegan a tener 1’30 metros de espesor, ejecutados como la muralla, con mampuestos, aunque en las esquinas, arcos, jambas y dinteles se utilizaron sillares de regular hechura. Al igual que la muralla, aquí también se aprecian pequeñas saeteras en todos sus lados, además de otros huecos, dos por fachada, dispuestos de la misma forma y ubicación en cada una de ellas.
En la última planta, y centrados en cada fachada, un matacán con ladronera que parecen sostener la cubierta. Ésta es de madera, a cuatro aguas y con faldones de tejas.
Hasta aquí lo que desde fuera se observa, porque para describir su interior hay que recurrir a las notas que llevo de la red. Y que dicen que:

Su interior está dividido en cinco plantas, incluyendo la baja, en la que probablemente estuviera el cuerpo de guardia y la cocina; la primera y segunda se dedicarían a residencia, y el resto, al ser las más altas, tendrían un uso exclusivamente defensivo.
Todos sus forjados son de madera.
La muralla debió tener parapeto almenado y camino de ronda, hoy desaparecidos.
Tuvo foso, formando el cercano río Laña parte de él.
La torre desde el río Laña
























Nombre: Torre de o de los Mendoza
Municipio: Vitoria
Localidad: Mendoza
Provincia: Álava

Tipología: Torre señorial-residencia.
Época de construcción: siglo XIII
Estado: En muy buen estado conservación. Fue restaurada por la Diputación Foral de Álava en 1963
Protección: Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
En 1984 fue declarado Monumento.
Clasificación subjetiva: 3, o sea, que se incluirá obligatoriamente en una ruta de viaje, o lo que es lo mismo, se hará todo lo posible por visitarla.
Visitas: Sólo el exterior. El edificio está cerrado desde que también lo fue el museo de Heráldica Alavesa, y su uso y disfrute revertido a sus propietarios.

Otras cuestiones de interés: Un paseo por el pueblo, tranquilo hasta la saciedad; un vistazo a la picota del siglo XVI, con sus escudos, cadenas y argollas, y mirar la torre desde la otra orilla del río Laña, para imaginarlo como foso natural que fue.
Cómo llegar: Por la autovía E-5 o A-1, la N-1 de toda la vida, sentido norte; y hacia el kilómetro 345 tomar la salida. En pocos minutos se llega a Mendoza; la torre se divisa desde lejos con nitidez, es la referencia.























Nos vamos

martes, 18 de octubre de 2016

Tavira, el castillo.

A ver cómo resumo todo lo que tengo sobre Tavira para hacer esta entrada amena y llevadera, y no pasarme de mil doscientas o mil trescientas palabras, qué ya son palabras. Porque Tavira tiene más historia de la que puedas imaginar mientras tomas café sentado en la plaza de la República, a orillas del río Gilao que, con evidente tranquilidad, la divide en dos.

En unos momentos subirás al castillo, y mientras lees los folletos que has cogido de la cercana Oficina de Información, más lo que encuentraste en la red. No podías imaginar tanta historia y tan remota:

Tan remota que sus principios se fechan en el Neolítico, e incluso se ha llegado a atribuir algún resto de muralla a los fenicios que por aquí comerciaron antes de Cristo.
Siguieron los asentamientos humanos con los romanos y sus industrias de salazón de pescado a lo largo de toda la costa sur peninsular. De entonces queda Ossonoba (Faro) o Baesuris (Castro Marim).

Entre los siglos VIII y XIII se pasa de la Talagriba romana a la at-Tabira mora.
En 1168 Almunine, emir de Sevilla,  sometió los almorávides sublevados en la ciudad, que durante dieciséis años habían estado independizados bajo el caudillaje de  Abdalá ibne Ubaide.
 A partir de entonces, Tavira se convierte en un lugar con gran valor estratégico: su puerto bien resguardado y su castillo. Junto con al-Harum (Faro) y Silb (Sives) fueron las ciudades más importantes del al-Gharb (Algarve).

En 1242, los Caballeros de la Orden de Santiago, en nombre del rey Alfonso II, reconquistan la ciudad al mando de Paio Peres Correia, maestre de la Orden.
La tradición asocia la conquista de la ciudad más a una represalia que al ansia reconquistadora de los cristianos: durante un periodo de tregua, siete caballeros de la orden fueron emboscados y muertos por parte de los moros, lo que bien pudo ser la excusa para que se restauraran las hostilidades.
Toda la región fue donada a la orden por Sancho II y confirmada por el Papa Inocencio IV en 1245.

En1252, y con el pretexto de que la ciudad había sido conquistada por una orden militar castellana, como era la Orden de Santiago, Alfonso X de Castilla reclama la posesión de Tavira poniéndola cerco y conquistándola. Pero al año siguiente los dos Alfonsos, el X de Castilla y el III de Portugal firman un tratado mediante el cual se casa éste último con la hija del primero. Y además, si de esa unión naciera un hijo, al cumplir éste los siete años la ciudad de Tavira volvería a Portugal. Se cumplió la condición y Alfonso X devolvió Tavira el 20 de septiembre de 1264.
En 1266, Alfonso III concede le otorga Carta de población, y seis años después el título de Villa (casi 250 años después se le concedió el título de ciudad).

La ciudad comenzó a crecer extramuros, creándose barrios a ambos lados del río. Tavira se transforma en una rica e influyente urbe, llegando a ser la más poblada de El Algarve. Buena prueba de ello son las numerosas iglesias y conventos que  nos han llegado. Era por entonces un puerto de apoyo en la expansión de Portugal hacia África. Y eso se dejó notar.

Una epidemia de peste a mediados del siglo XVII fue el inicio de su declive económico, que continuó con la progresiva colmatación de la ría y su consiguiente pérdida de tráfico marítimo; y que se consolidó con los estragos que produjo el terremoto de 1755 que la dejó asolada. A finales del siglo, Tavira había perdido casi toda su importancia económica.
La pesca del atún fue prácticamente el único medio de vida de sus pobladores hasta mediados del siglo XX.
Por último se redescubrieron sus playas y sus paisajes para deleite del viajero. Y en eso andamos ahora.

Pero como no sólo de playas vive el hombre, heme aquí dispuesto a subir a su castillo:

Que es de origen árabe, seguramente de finales del siglo XI o de la primera mitad del siglo XII y durante el último período de dominio de los almorávides, o sea bastante más tarde que otras del entorno, como Cacela, que tuvo una mayor importancia militar durante el período de dominación musulmana. Al menos de esa época se han datado los restos de muralla que se suponen más antiguos.
Llegar al castillo a través de la calle de los Siete Caballeros.
De aquel momento se cree que la fortificación estaría formada por una pequeña alcazaba en el ángulo sudeste y un recinto amurallado que iba de norte a sur.
Los almohades amplían esas defensas siendo sus restos los que nos han llegado: murallas de tapial, una torre en alcazaba y vestigios de una puerta en el entorno de la actual Plaza de la República.
Puerta del castillo en su fachada norte .

Y como todo castillo de la Península Ibérica que se precie, fue conquistado por los cristianos. En este caso fue Paio Peres Correia hacia
1240, que como ya dije era el Maestre de la Orden de Santiago.
La torre albarrana.

La misma torre desde la muralla oeste.
El rey Don Dinis mandó reforzar sus defensas en 1292, construyéndose la torre del homenaje y ampliando la muralla de la ciudad que llegó a tener cinco hectáreas. De esa época data la situación de la llamada puerta de Don Manuel, un arco quebrado de estilo gótico, que luego en la Edad Moderna sería el paso principal entre el castillo y la zona extramuros de la ciudad, por lo que sobre él se colocó el escudo de armas del soberano.
Puerta de Don Manuel desde el exterior.

La misma puerta pero ahora intramuros. 
Tuvo una importancia muy significativa durante toda la época de los descubrimientos, manteniéndose así hasta la Guerra de la Restauración. Durante ese período fue restaurado por Juan IV, reforzándose sus estructuras y adaptándolo a la moderna artillería.
La defensa de Tavira se vería complementada con la construcción, frente a la ría, del fuerte de San Antonio o de Rato, y el de San Juan de la Barra en Cabanas.

En 1755 —otra vez el terremoto— sufrió considerables daños, de los que ya no se recuperó. De ese desastre quedaron en pié el Arco de la Misericordia, parte de la Alcazaba y algunos restos de la Muralla de la ciudad. Y lo que se arruinó fue desmantelado.
La muralla este, desde el interior.

Torre de la muralla oeste, al fondo la iglesia de Santiago

Nombre: Castillo de Tavira
Municipio: Tavira
Provincia (distrito): Faro, El Algarve.
País: Portugal

Tipología: Castillo
Época de construcción: siglos XI-XII
Reformas posteriores: finales del siglo XIII, mediados del XVII
Estado: En buen estado de conservación. Los elementos que aún resisten al tiempo se encuentran consolidados.
Propiedad:
Uso: El interior está ajardinado, siendo un lugar dedicado al paseo y la contemplación.
Visitas: totalmente libre.
Protección: Está declarado Monumento Nacional desde el 16 de mayo de 1939.

Clasificación subjetiva: 2, o lo que es lo mismo, se incluirá en una ruta de viaje pero no pasa nada si luego no se visita.
Lo que ocurre es que Tavira merece ser visitada y resultaría imperdonable no subir al castillo.
Otras cuestiones de interés: Toda la ciudad tiene gran interés, sobre todo los barrios a orillas del río. En la iglesia de Santa María del Castillo están (¿?) las tumbas de los siete caballeros.
Además las playas: la Isla de Tavira, Santa Lucía (la playa del Barril), Luz de Tavira, Fuseta, etc. etc. etc.
Ah, y ver la ciudad desde la cámara oscura situada en un antiguo depósito de agua. Muy interesante.





Cómo llegar: Tavira se encuentra en El Algarve, administrativamente es un municipio del distrito de Faro. 
Desde la frontera con España en Ayamonte seguir la A-22. O bien desde Vila Real de Santo Antonio por la N-125. Vayas por donde vaya, no tiene pérdida.


martes, 11 de octubre de 2016

Buitrago de Lozoya, Muralla urbana

Camino del norte y en viaje de placer, recalamos a comer en Buitrago de Lozoya, que no es cuestión complicada, pues está justo a la vera de la autovía; y es que entre las ganas de comer y la atracción de sus piedras viejas, pues eso, que no nos resistimos y entramos en el pueblo.

Y qué mejor lugar que éste, con un hermoso paraje natural y un río, el Lozoya, que da apellido a la villa y lo protege envolviéndolo en un apretado meandro; y además con un par de cosas de las que de verdad me importan: un castillo y una muralla que rodea al pueblo y ayuda al río en su labor de defensa, o viceversa, haciéndonos creer que es casi una isla.

La muralla de Buitrago desde el puente del Arrabal.

EL LUGAR:

Veo la página web del Ayuntamiento y en ella leo, expuesto de manera muy didáctica, un resumen de la historia de este pueblo que, por mi parte, me dispongo a resumir aún más:

— Se dice que Buitrago fue la Litabrum que conquistara Cayo Flaminio allá por el siglo I aC, según la versión de Tito Livio. Pero todo ello sin datos que así lo respalden.

— Sin datos también con respecto a la ocupación musulmana, ni escritos ni arqueológicos; pero se supone que ya debió estar fortificado a mediados del siglo X, como control de las rebeliones internas dentro del Califato, y de paso velar por la seguridad ante las incursiones cristianas. Al fin y al cabo, está situada en una via natural que permite cruzar el Sistema Central con relativa facilidad. Esta cualidad ha llegado hasta nuestros días, hasta el punto que la carretera N-1 divide la población.

— Los cristianos son quienes por primera vez hacen referencia a Buitrago: en 1085 se la menciona en el fuero de Sepúlveda pues fue esta ciudad la que promovió la repoblación de la comarca, a raíz de su conquista por parte de Alfonso VI, poco antes de la toma de Toledo.

— Reinando Alfonso XI (1311-1350), la población es propiedad de Juana de Orozco, y será parte de su dote cuando case con Gonzalo Yáñez de Mendoza. Su hijo, Pedro González de Mendoza, recibirá del rey Pedro I el Cruel —o el Justiciero, según opiniones— el título de Señor de Buitrago. El primero de la lista.

El retrato más conocido del Marqués de Santillana.
—Y llegamos al siglo XV, exactamente a 1445, cuando el rey Juan II recompensa, por sus múltiples servicios a la corona, a Íñigo López de Mendoza y de la Vega, tercer señor de Buitrago con los títulos de Conde del Real de Manzanares y Marqués de Santillana —que es el más conocido—. Títulos y prebendas a sumar al inmenso patrimonio familiar que había heredado. A éste se le atribuye la reconstrucción de la iglesia de Santa María del Castillo, el inicio de las obras del hospital de San Salvador y el reforzamiento de las defensas de la villa.

—Desde el siglo XVI al XIX, Buitrago sufre un estado de fuerte deterioro económico con apenas una tregua a finales del XVIII, que se verá truncada con el inicio de la Guerra de la Independencia.

— Como cualquier otro lugar de España, en 1808 fue ocupado por las tropas francesas y sufriendo, como cualquier otro lugar de España, numerosos destrozos en su patrimonio.

— Con la desaparición de los señoríos, incluido el de Buitrago, se modifica la estructura económica de la población; a lo que ayudan también las desamortizaciones.

— Durante la Guerra Civil se destruye gran parte del patrimonio, lo que no quita que se recuperara después. Poco antes, en 1931, el recinto amurallado fue declarado Monumento Nacional.

— En 1993, el casco histórico del pueblo fue declarado Conjunto Histórico-Artístico y Bien de Interés Cultural.

Paseando el Adarve Bajo con la Compañía.


LAS MURALLAS:

Fueron edificadas entre los siglos IX y XI, y de ello se encargaron los árabes. Formaron parte de lo que se llamó la Marca Media, territorio del centro de la Península muy fortificado por los musulmanes para garantizar la defensa de la ciudad de Toledo.

Lo que nos ha llegado a nuestros días es obra cristiana tras la integración del lugar al Reino de Castilla. Para ello se utilizaron modos y maneras árabes a través de los mudéjares que permanecieron en territorio cristiano, como se puede ver no sólo en la fábrica de sus muros, mampostería y verdugadas de ladrillo, sino en la total inexistencia de torres circulares, más propias de las construcciones cristianas. Aquí sólo hay torres cuadrangulares, macizas y casi paramentadas al lienzo de muralla.

Durante más de trescientos años, esta murallas encerraron un importante enclave, no sólo militar sino también social y económico. Hoy, están consideradas como las mejor conservadas de la provincia de Madrid, siendo Monumento Nacional desde 1931.

 

LOS DETALLES:

Su longitud supera los 800 metros y la podemos dividir, para su descripción, en dos partes: El Adarve Bajo, y el Adarve Alto.


El Adarve Bajo en su fachada este: arriba el paseo de ronda; aquí el río.

El primero, el Adarve Bajo, arranca junto al castillo, en el llamado Arco de la Coracha, una de las tres entradas al recinto amurallado, y de construcción más tardía que los otros dos; discurre paralelo al río y se levanta justo sobre su orilla.

Se caracteriza por disponer de una estructura y tipología muy uniforme, sin alardes en su construcción —apenas seis metros de altura y dos metros de espesor—, y es que la proximidad del propio río le proporciona el principal elemento para su defensa.

Por la razón anterior, en este tramo no existen cubos ni torres de flanqueo, ni siquiera en los extremos más al norte, donde la muralla se quiebra y parece pedir un par de torres; apenas algunos contrafuertes en los lienzos del este y un almenado corrido coquetamente restaurado. O reconstruido, según interpretaciones.


El Arco del Piloncillo, intramuros y extramuros, respectivamente,

Termina este Adarve Bajo en otra de las puertas de la población, el Arco del Piloncillo, que fue nombrado así por la existencia de un manantial cercano, al pie de la muralla. Desde esta puerta se accedía directamente al Puente Viejo o del Arrabal, también de época medieval.

— El Adarve Alto ocupa los lados suroeste y sur del recinto. Aquí la edificación pierde la homogeneidad que tiene al norte y al este. Los muros son más altos, entre nueve y dieciséis metros —estos últimos por la zona de la torre albarrana—; y su espesor mayor, llegando a los tres metros y medio. Y es que, claro, esta es la zona más indefensa del recinto al encontrarse toda ella en “tierra firme”, quedando desprotegida de su foso natural.

Por ello aquí se construyeron elementos defensivos más potentes: una barbacana, torreones macizos —nueve desde el inicio de la barbacana hasta el castillo y tres más adosados al muro sur de éste— de la misma altura que las murallas y un foso. Más adelante, se encuentran los más significativos del conjunto: una torre albarrana (¿?), más conocida como Torre del Reloj, el alcázar y la coracha que une éste con el cauce del río.

Actual acceso a la barbacana.

Pero vayamos por partes:

— A continuación del Arco del Piloncillo vemos la barbacana —hoy abierta al exterior y a través de la cual se puede acceder intramuros— que siempre hizo función de antemuro, pues no protegió ninguna puerta. Evidentemente es de menor entidad que la muralla, apenas sobrepasa los cuatro metros de altura y los dos metros de espesor. Fue más larga que el tramo suroeste que hoy vemos.La muralla que queda tras esta barbacana está reforzada con cuatro torres.

La Torre del Reloj, extramuros.

Interior del recodo en el acceso bajo la torre del Reloj.

— A continuación de la barbacana, y siguiendo hacia el sur, está el que tal vez sea el elemento más significativo de toda la muralla: la Torre del Reloj —llamada así por el reloj instalado en ella en el pasado siglo, aunque la maquinaria es aún más antigua—, también conocida como torre Albarrana, aunque no es tal, pues está totalmente adosada a la muralla. Protegía la entrada principal a la ciudadela, la cual está situada en el interior de la planta baja de la torre. Consiste esta entrada en un acceso en recodo con un arco doble, de ladrillo, de medio punto hacia el interior y otro ojival, de piedra, hacia el exterior.

La Torre del Reloj, intramuros.

El Adarve Alto desde el interior de la ciudadela.

La Torre del Reloj tiene dieciséis metros de altura y planta pentagonal, orientándose el ángulo más pequeño de su planta hacia el exterior, por lo que más que torre albarrana habría que llamarla torre tajamar, que es lo que realmente es.

Posiblemente fuera levantada en el siglo XIII, sustituyendo al anterior acceso que se cree estaba formado por dos torres cuadrangulares unidas por una arco. Aún conserva las acanaladuras en las jambas por donde se deslizaba el rastrillo.

La muralla coracha sobre el río; al final la base de la desaparecida torre.

Unión de la muralla coracha y el Adarve Norte; bajo ella, el portillo.

El portillo del castillo.

 Y al final del Adarve Alto, desde su ángulo más al sureste, y comunicada con éste por el paseo de ronda, parte la muralla coracha, el elemento más curioso y particular de toda la muralla de Buitrago —no hay muchas en España, y que estén en un río creo que es la única—. Además de la comunicación con la muralla, existe un portillo del castillo bajo un arco de esta muralla.

Seguramente fuera construida en el mismo período que el resto de las murallas, ya en época cristiana. Su finalidad era la de asegurar el acceso al río y con ello al suministro de agua, y su consumo, por parte de los habitantes del pueblo en caso de asedio.

Esta muralla que se inclina hacia el río, está ejecutada de mampuestos, dispone de adarve y almenado orientado al sur, y en su extremo tuvo una torre que reforzaba defensivamente, aún más, la toma de agua. La base de esta torre se puede apreciar cuando el caudal del río —afectado en este tramo por el embalse de Puentes Viejas— es bajo.

Esta torre formaba parte, junto con otro pilar en el centro del río, del ya inexistente puente que unía ambas orillas

 

 

Nombre: Murallas de Buitrago de Lozoya.

Municipio: Buitrago de Lozoya

Provincia: Madrid

Época de construcción: siglos XI al XIII

Estado: En muy buen estado de conservación, aunque muy restaurado y adaptado al uso que hoy tiene.


Dos detalles de la restauración: contraste piedra vieja-piedra nueva.
Propiedad: Pública.

Uso: Cultural y turístico.

Visitas: El acceso a las murallas del adarve norte y parte del sur es totalmente libre; el resto de las murallas está sujeto al simbólico pago de un euro.

Cuando visité la villa, septiembre de 2016, el castillo estaba cerrado por obras.

Protección: En 1931 la villa fue declarada Monumento Nacional, y el 11 de abril de 1993 Conjunto Histórico-Artístico y Bien de Interés Cultural.
Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.

Clasificación subjetiva: 3, es decir, se incluirá obligatoriamente en ruta de viaje, o lo que es lo mismo, se hará todo lo posible por visitarlo.


Otras cuestiones de interés:

Después de sus fortificaciones medievales, no hay que olvidar la iglesia de Santa María —la única que queda de las cuatro que tuvo el pueblo—, concluida en 1321 y con añadidos y obras posteriores —destacar las realizadas después de la Guerra Civil, ya que previo al conflicto, sufrió un incendio el 14-03-1936, hundiéndose las bóvedas góticas de crucería—. Hermosísima su torre campanario, de estilo mudéjar, planta cuadrada y cinco cuerpos.

En Buitrago existe un museo dedicado a Picasso, que expone las obras —cerámicas, bocetos, grabados y un pirograbado— que donó al pueblo el peluquero del pintor, a la par que amigo, Eugenio Arias Herranz, nacido en la localidad.

Y como no podía ser menos, en Buitrago de Lozoya también se celebran una Feria Medieval; en este caso durante el primer fin de semana de septiembre.

Cómo llegar: Situado a poco más de setenta kilómetros de Madrid, basta seguir la A-1 y tomar la salida 74. Casi inmediatamente se entra en el pueblo.