martes, 25 de octubre de 2016

Mendoza, Vitoria, torre de los Mendoza

Paseo hoy por una de las muchas torres señoriales de España; concretamente del norte de España, que es por donde las torres tienen mayor dosis de señorío. Ésta, desde luego lo tiene, y mucho. Basta mirarla unos minutos (en fotografías yo la había visto y revisto decenas de veces, y desde todas las posturas) para darse cuenta de ello, para sentir su fuerza y su seguridad. Parece una jactancia por mi parte, pero es que es así: todos sus elementos están tan bien dispuestos que transmite una sensación de infinito equilibrio. O tal vez sean mis ojos.
Fachada noreste de la torre

Se trata de la torre que está en Mendoza, concejo que pertenece al municipio de Vitoria, y geográficamente está incluido en la comarca, que por allí llaman “cuadrillas”, también de Vitoria.
No se vanaglorian en este lugar de un pasado romano, como es lo normal en tantos y tantos sitios, sino de otro mucho más reciente. Bueno, si al siglo XI lo calificamos como reciente.
Fue por esas fechas cuando un tal López Sánchez, primer señor de Llodio y señor de Álava, nieto de Íñigo López, casó con Sancha Díaz, la cual llevaba en su dote de boda dos tierrecitas: Mendoza y Frías. Pues el primer nieto de este matrimonio, Lope Íñiguez, incorporó a sus apellidos el de Mendoza, pasando a llamarse Lope Íñiguez de Mendoza.
Un hijo del anterior, Íñigo López de Mendoza, construyó la torre que hoy me ocupa a principios del siglo XIII. Y entre sus méritos militares cabe destacar que fue uno de los que en la batalla de las Navas de Tolosa, 16 de julio de 1212, rompió el cerco de cadenas de Miramamolín (Muhamad An-Nasir). En honor a ello, añadió a su escudo de armas una orla de cadenas.
Hasta el siglo XIV, lo que hoy es Mendoza fueron dos poblaciones: Mendoza y Mendívil. A partir de entonces ya formaron un solo lugar, aunque se les llamaba con el único nombre de  Mendoza y Mendívil.
Junto con la villa de Estarrona formó Mendoza la Hermandad (otra división administrativa más, hermandad = agrupación de villas) de Mendoza, que en el siglo XIX pasaría a ser un municipio único.
Mientras tanto, la propiedad de la torre estuvo en manos del ducado del Infantado, al ser ésta la rama principal del linaje de los Mendoza (el primer duque del Infantado fue Diego Hurtado de Mendoza, título que le fue concedido por los Reyes Católicos en 1475).
Hasta que en 1856 venden la torre a un tal Bruno Martínez de Aragón y Fernández Gamboa (aunque en la red encuentro otro apellido, concretamente y Echanove)
Y es que hacía tiempo que sus dueños habían abandonado las tierras de sus orígenes. Fue en el siglo XV cuando se instalaron en Guadalajara, y llegaron a ser una de las familias más poderosas de la corte, pues eran señores de más de ochocientas villas.
Llegamos a mediados del pasado siglo, exactamente a 1965, en que Mendoza es absorbido por Vitoria, siendo en la actualidad lo dicho al principio: un concejo perteneciente al municipio de Vitoria.
Es por esos años cuando su propietario cede el uso de la torre a la Diputación Foral de Álava, que lo restaura con el fin de darle un uso público y restituir su esplendor.
Se incorporaron detalles arquitectónicos seguramente perdidos, como saeteras, almenas y los matacanes. Finalmente se instaló el Museo de Heráldica Alavesa, porque contenidos hay para llenar la torre, que a linajes y a todos sus sinónimos no se les gana a los vascos. Se habilitó para ello una de las plantas de la torre, y en el exterior se dispusieron escudos donados por la aristocracia alavesa.
Pero hubo de cerrase por motivos legales, ya que incumplió las posteriores normativas sobre accesibilidad, y no era ese un asunto suficiente como para transformar el interior de la torre.
En diciembre de 2012 la torre volvió a sus propietarios, y desde entonces permanece cerrada al público.

Decía que desvié mi camino un par de horas, cuando atravesaba la Llanada Alavesa, para poder ver esta torre. Y a pesar de estar su puerta cerrada, como tantas otras fortificaciones, el paseo perimetral no decepcionó; ni el pueblo ni el entorno. Lástima no haber podido disfrutar del paisaje desde su última planta; así que hube de conformarme con lo que desde el exterior, y desde el la tierra firme, se veía. 
La fachada principal, orientada al suroeste
La torre está rodeada por un muro del que parece sobre
salir en exceso, y que conforma un perímetro rectangular, con cubos de más de seis metros de diámetro en sus esquinas. La puerta, bajo un arco ligeramente apuntado, se abre hacia el suroeste. Todo el muro, de cinco metros de altura y 1’70 metros de espesor, junto con los cubos, están ejecutados con mampuestos de piedra caliza, unidos por una traba bastante irregular que queda disimulada por su correcta y ”reciente” restauración. A lo largo de sus lienzos, y también en los cubos, se abren pequeñas y sencillas saeteras. Solo los cubos disponen de almenado.
La torre es muy alta, 21 metros, y una planta rectangular de 11 por 13 metros. Sus muros llegan a tener 1’30 metros de espesor, ejecutados como la muralla, con mampuestos, aunque en las esquinas, arcos, jambas y dinteles se utilizaron sillares de regular hechura. Al igual que la muralla, aquí también se aprecian pequeñas saeteras en todos sus lados, además de otros huecos, dos por fachada, dispuestos de la misma forma y ubicación en cada una de ellas.
En la última planta, y centrados en cada fachada, un matacán con ladronera que parecen sostener la cubierta. Ésta es de madera, a cuatro aguas y con faldones de tejas.
Hasta aquí lo que desde fuera se observa, porque para describir su interior hay que recurrir a las notas que llevo de la red. Y que dicen que:

Su interior está dividido en cinco plantas, incluyendo la baja, en la que probablemente estuviera el cuerpo de guardia y la cocina; la primera y segunda se dedicarían a residencia, y el resto, al ser las más altas, tendrían un uso exclusivamente defensivo.
Todos sus forjados son de madera.
La muralla debió tener parapeto almenado y camino de ronda, hoy desaparecidos.
Tuvo foso, formando el cercano río Laña parte de él.
La torre desde el río Laña
























Nombre: Torre de o de los Mendoza
Municipio: Vitoria
Localidad: Mendoza
Provincia: Álava

Tipología: Torre señorial-residencia.
Época de construcción: siglo XIII
Estado: En muy buen estado conservación. Fue restaurada por la Diputación Foral de Álava en 1963
Protección: Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
En 1984 fue declarado Monumento.
Clasificación subjetiva: 3, o sea, que se incluirá obligatoriamente en una ruta de viaje, o lo que es lo mismo, se hará todo lo posible por visitarla.
Visitas: Sólo el exterior. El edificio está cerrado desde que también lo fue el museo de Heráldica Alavesa, y su uso y disfrute revertido a sus propietarios.

Otras cuestiones de interés: Un paseo por el pueblo, tranquilo hasta la saciedad; un vistazo a la picota del siglo XVI, con sus escudos, cadenas y argollas, y mirar la torre desde la otra orilla del río Laña, para imaginarlo como foso natural que fue.
Cómo llegar: Por la autovía E-5 o A-1, la N-1 de toda la vida, sentido norte; y hacia el kilómetro 345 tomar la salida. En pocos minutos se llega a Mendoza; la torre se divisa desde lejos con nitidez, es la referencia.























Nos vamos

1 comentario:

  1. Muy interesante el blog. Me ha encantado esta entrada de mi tierra. Fui uno de los muchos que pudo verla durante los noventa cuando estaba abierta. Una pena que siga cerrada. Cercana a ella se encuentra la Torre de Martioda, recientemente rehabilitada. Saludos (Edujoser)

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