martes, 29 de noviembre de 2022

Casares, torre de La Sal o del Salto de la Mora

La torre de la Sal es la segunda almenara que encontramos en la costa malagueña, en el camino que nos lleva hacia poniente.

Hemos pasado Manilva, o mejor dicho, San Luis de Sabinillas que es pedanía de Manilva y dejado atrás primero la torre de La Chullera y a continuación el magnífico castillo de La Duquesa; nos encontramos en el término municipal de Casares, provincia de Málaga.

Como mi paseo me lleva casi obligatoriamente por la costa, no subiré hasta Casares, por lo que no visitaré su castillo, ni me pasearé por sus empinadas calles, ni homenajearé a su hijo más ilustre (¿el padre de la patria andaluza?).


De todas formas dejemos aquí, como es mi costumbre, unos ligeros trazos sobre la vieja historia de la población, cuyo nombre nos viene, nada más y nada menos, que de Julio César —Caesar derivó en Casares—, de quien se dice que en el año 61 a.C. anduvo por estos lares y se sirvió de los Baños de La Hedionda para intentar curarse de algún mal que padecía relacionado con su hígado. Estos baños, de aguas sulfurosas y olor ligeramente repugnante pero al que se termina acostumbrado el usuario, tienen fama desde antiguo de poseer propiedades curativas; su fama llegó hasta la ciudad de Roma gracias al uso que tuvieron por parte del mismísimo César.

Durante la dominación árabe de la Península, fue sede de la Cora al-Yazirat y a partir del siglo XIII perteneció al reino de Granada.

En 1361, Casares fue escenario del pacto entre Pedro I de Castilla y Mohamed V por el que este último recuperaría el trono del Reino Nazarí.

Conquistado el lugar, en 1485, poco antes de la toma de Granada, la población pasa al Duque de Cádiz, Rodrigo Ponce de León, creándose el señorío de Casares.


     

LA TORRE:

Se encuentra la torre sobre un promontorio rocoso junto al mar, entre el río Manilva y el arroyo Camarate. Por su ubicación y porte aparenta algo más que una torre almenara, casi se podría decir que es una pequeña fortaleza.

Se la conoce como Torre de la Sal y también del Salto de la Mora, pero no encuentro el origen cierto de estos nombres, lo que me habría gustado, sobre todo del segundo, por la sugerencia que hace imaginar alguna leyenda, de las que tanto abunda, sobre amores prohibidos entre caballeros cristianos y princesas moras. Sobre el primero, existe la posibilidad de que en algún periodo de tiempo pasado hubiera sido utilizada como depósito de sal procedente de una salina próxima, para la industria de la salazón de pescado.

Fue levantada, según los datos que se disponen,  en la primera mitad del siglo XVI con la misma finalidad que tantas y tantas torres almenaras de las costas españolas: defender el territorio de los ataques de piratas berberiscos. Pero no extrañaría que fuera obra árabe, del período nazarí, o al menos se trate de una reedificación de otra anterior —lo digo por su planta cuadrada, ya que los de la media luna no fueron muy de levantar torres cilíndricas—.

El Emperador Carlos ordenó en 1528 su construcción — ¿o su reedificación?—, y en 1567 el Duque de Arcos, que era su propietario,  pretendió poblar el lugar apoyándose en la torre como elemento de defensa. Se sabe que en 1575 aún no estaba terminada pero ya por entonces formaba parte del sistema oficial de torres costeras.

En 1739, siendo aún propiedad del duque de Arcos, se reformó su pretil para adaptarla a la defensa de las calas cercanas mediante dos cañones de a 4 libras, un  sargento, un cabo y siete soldados.

Después de sufrir daños por cañoneos ingleses hacia 1759, se creyó conveniente construir en las inmediaciones una batería para cuatro cañones y alojamiento para tropa —desconozco si se construyó, busco y no encuentro datos, pero haberlos debe haberlos—.

 

LOS DETALLES:

Es la torre, como excepción del resto de torres costeras —hay algunas más—, de planta cuadrada.

Su altura se divide en dos cuerpos perfectamente diferenciados desde el exterior, alcanzando una altura total de 10 metros. Su cuerpo inferior, cuyos lados miden 9’20 metros, es de mayores dimensiones que el superior, el cual se retranquea ligeramente como solución estructural dado su volumen.

La puerta de entrada está a la altura de la planta baja, dispuso de puente levadizo según ordenara el Emperador y era defendida además por la ventana —que, situada a 5’40 metros de altura, era probablemente la primitiva puerta—, y la ladronera a la altura del terrado, de la que quedan sus ménsulas, ambas en la vertical de la puerta.

El sol se está poniendo detrás, obsérvese la diferencia de color del mar, en uno y otro lado.


En cada planta se dispone de una cámara, de 6’50 metros de lado cada una, cubriéndose ambas con bóvedas de planta octogonal vaídas sobre trompas que recuerdan a otras bóvedas en torres claramente árabes. En la planta superior, en sus caras este y oeste, existen sendos huecos con arquillos de medio punto; en la fachada norte, como ya hemos dicho, se abre la ventana que fue el acceso original. En la pared de poniente aún se conserva la chimenea con la que se producían las ahumadas de alarma.

Las plantas quedan comunicadas mediante escaleras embebidas en el muro: la planta baja y la primera se unen mediante 22 escalones, y entre la primera y el terrado existen 19 peldaños. La salida a la azotea se hace bajo un garitón situado en su ángulo sudoeste, cuadrado, de 1’80 metros de lado y cubierto con una pequeña bóveda semiesférica de ladrillo. En sus lados se abren huecos para otear el horizonte.

La azotea mide 8 x 8 metros teniendo sus pretiles aspillerados; estos miden 1’10 metros de alto y 0’62 metros de espesor. Antiguamente debió estar almenada.


Originalmente los muros tenían un grosor de 1’35 metros, manteniéndose así en el cuerpo superior. Pero el inferior se aumentó 30 centímetros para contrarrestar el empuje de su bóveda y soportar el material —la sal— que en ella se almacenaba. Es con esta reforma cuando se construyó la puerta de planta baja que hoy conocemos.

Los materiales que se utilizaron en su construcción son la mampostería y algunos sillares en las esquinas y puerta de entrada. El resto de huecos, troneras, garita y pretiles  se ejecutaron con ladrillo. También son de ladrillo las bóvedas que cubren sus dos estancias.

Su exterior estuvo totalmente enfoscado, conservándose algunos fragmentos. Leo que en su fachada exterior quedaron grabados, en el mortero fresco, unos delfines; pero por más que observo las fotografías que tomé, no consigo localizarlos.

 


RESUMIENDO:


Nombre: Torre de la Sal
Municipio: Casares
Provincia: Málaga

Tipología: Torre almenara.
Época de construcción: siglo XVI, aunque probablemente sea una reedificación de otra anterior de construcción árabe.
Estado: Se encuentra en muy buen estado de salud, fue restaurada en 2009, y su entorno se ha adecentado y acondicionado para poder pasearla con comodidad. Quizá el espacio que precede a la puerta queda fuera de lugar.
Actualmente forma parte de un proyecto de restauración de torres costeras de la provincia de Málaga, lo que supondrá no sólo la mejora de su estado físico sino que aumentará su valor cultural y turístico.
Propiedad: Pública (¿municipal?).
Uso: Desconozco si tiene algún uso definido. Podría serlo como mirador y como sede de alguna exposición, que motivos para montar alguna siempre hay.
Visitas: libre todo su entorno, que conforma un estupendo mirador. Sin embargo la puerta de acceso permanece cerrada. No vi ninguna indicación que comunicara horario de visita a su interior.
Protección: Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
En el año 1993 la Junta de Andalucía otorgó reconocimiento especial a los castillos de la Comunidad Autónoma de Andalucía
Está declarada Bien De Interés Cultural, y Monumento Histórico Artístico desde el 29 de junio de 1985.

Calificación subjetiva: 2, o sea, si se pasa cerca y se va con tiempo pues se acerca uno a verlo. Es decir, que se incluirá en una ruta de viaje pero no pasa nada si luego no se visita.
Pero si pasas cerca terminarás visitándola; merece la pena pasear todas las almenaras de nuestras costas, aunque no se encuentren en muy buen estado.
Otras cuestiones de interés:
Si se dispone de tiempo e interés, conviene acercarse hasta Casares, que además de ser un pueblo que merece ser visitado por su arquitectura, tiene un castillo.
Cómo llegar: desde la N-340, el acceso es muy fácil, tanto andando como en vehículo a motor.




 

martes, 15 de noviembre de 2022

Manilva, torre de La Chullera, La Culebra o de Punta Chullera

La torre de La Chullera está en el límite occidental del término municipal de Manilva. También conocida como de la Culebra, por la cercanía de un arroyo con ese nombre, es la más occidental de todas las almenaras de la costa de Málaga, justo en la linde entre ésta provincia y la de Cádiz: la playa de su derecha pertenece a San Roque, y la de la izquierda a Manilva. Un ojo en cada provincia, uno mirando a la torre de Guadiaro por el oeste y el otro a la de La Sal, en el término de Casares, por el este. Pero entre ambas está, c omo ya sabemos, el castillo de la Duquesa. Desde su terrado se domina la costa gaditana hasta el Peñón de Gibraltar hacia poniente, y los primeros kilómetros, hacia levante, de la costa malagueña.

Si vas circulando por la carretera N-340 en sentido a Málaga, has sobrepasado el río Guadiaro y llegas a su altura —poco antes habrás visto el cartel que anuncia que entras en esa provincia y también otros que te indicarán que llegas al paraje denominado Punta de la Chullera—, desvíate inmediatamente por la primera salida que veas y llegaras fácilmente a ella, o mejor dicho a sus inmediaciones porque hasta sus pies es imposible, la zona está vallada, supongo que es así porque se trata de una propiedad privada.

Pero da lo mismo, desde las playas aledañas o desde el curioso acantilado contiguo que casi cierra una playita muy singular llamada la Cala de la Sardina, la vista de la torre es excelente, y aunque el paseo sea en la distancia, merecerá la pena. 

La torre desde Cala Sardina


LA TORRE:


Fue construida a principios a final del siglo XV o principios del XVI, y desde entonces es conocida por el nombre de la Chullera, para formar parte del sistema de vigilancia de la costa que ya habían iniciado los árabes y continuado por los cristianos. Y más tarde, ya en la Edad Moderna, la molestia vino por parte de los turcos y moros de Berbería que dedicaban el tiempo a sus razias por la costa hispana; a lo que hay que añadir los piratas ingleses, que terminaron por quedarse con el cercano Gibraltar.

Leo que su origen es árabe —formó parte de las defensas costeras del Reino de Granada— y, por lo tanto, anterior a la data de más arriba; la torre precedente, que ya se llamaba de la misma manera, debió encontrarse en muy mal estado a causa de los destrozos que le provocó un rayo, según se desprende de una real cédula de 1516 donde se daba a entender su pésima situación y obligaba a la construcción de una nueva torre. Aunque probablemente sólo se reconstruirían las partes dañadas, en su mayor parte del tramo superior. En esa cédula se habla de la dotación de la torre que consistía en tres hombres.

En diversos documentos, a lo largo de los siglos XVI, XVII y XVIII, se habla de su buen estado. Durante el siglo XVIII era mantenida por el duque de Arcos, que sufragaba a los torreros y la munición de los dos cañones de a cuatro libras con los que se artillaba.

A finales de ese siglo, ya requería obras de reparación, las cuales correrían a cargo del duque de Arcos que también mantenía las torres de La Sal o del Salto de la Mora y la recientemente descubierta de la Duquesa.

Durante el siglo XIX siguió estando dotada de torreros, pero éstos disponían de chozas aledañas, quizás porque ya no estaba en muy buen estado.

Una valla impide acercarse a la torre.

LOS DETALLES:

Datos básicos: su planta es circular, 7’45 metros de diámetro y 23’40 de perímetro. Pero más arriba, a 10 metros de altura, el círculo se cierra hasta los 5’75 metros de diámetro en el exterior del pretil de la azotea. Conclusión, la torre es troncocónica, con una escarpa de 75 cms.

La torre se eleva sobre un plinto de escasa altura, al que le sigue un cuerpo macizo de algo más de la mitad de su altura. El segundo cuerpo, ligeramente retranque dado con el anterior, contiene la única dependencia de la torre, que se cubre con una bóveda. En esta sala hubo una chimenea, hoy tapiada. Una escalera adosada al muro conducía al terrado.

Su puerta de ingreso estaba, bueno, aún sigue ahí, a poco más de 6 metros del suelo, siendo este uno de los dos huecos que presenta. El otro, orientado al sur e igual de deteriorado como el de entrada, servía para otear el horizonte.


Los materiales utilizados en su construcción fueron pequeña y mediana mampostería de piedra caliza bermeja, puesta en hiladas horizontales y tomada con argamasa que debió ser pobre pues a lo largo del tiempo se ha disgregado dejando suelta la fábrica con el consiguiente peligro de caída.

El cuerpo más alto es el que parece reconstruido, apreciándose en él mampuestos más reducidos que el resto y alguna hilada de ladrillo. Y precisamente es este último tramo el que actualmente está más deteriorado: ha perdido la azotea, parte del pretil y los dos pequeños matacanes que se situaban sobre los huecos, permaneciendo aún las ménsulas que los soportaban. La bóveda que soportaba el terrado se conserva en parte.

La torre escondida tras actuales edificaciones.

RESUMIENDO:

Nombre: Torre de La Chullera o de la Culebra.
Localidad: Manilva
Municipio: Manilva
Provincia: Málaga

Tipología: Torre atalaya costera.
Época de construcción: siglo XVI, sobre otra anterior.
Estado: como tantas otras, ruina progresiva o consolidada, según el grado de optimismo con que se la mire. Deterioro casi total en su interior. Como no le echen una manita se terminará de desmoronar en breve.
Propiedad: Privada, se encuentra dentro de una finca vallada.
Uso: Ninguno. Está para que la miremos desde la playa y para solaz de sus propietarios.
Visitas: Supongo que será visitable si, estando los propietarios en la finca, éstos te permiten el paso.
Protección: Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 de 25 de junio sobre el Patrimonio Histórico Español.
Está declarada Bien de Interés Cultural.
La Junta de Andalucía otorgó reconocimiento especial a los castillos de la comunidad andaluza en 1993.


Clasificación subjetiva: 2, o sea, si se pasa cerca y se va con tiempo pues se acerca uno a verlo. Es decir, que se incluirá en una ruta de viaje pero no pasa nada si luego no se visita. Pero como el entorno es privilegiado —sobre todo la cercana playa de los Toros y Cala Sardina, consideradas uno de los lugares más singulares de la costa malagueña—, merecerá detenerse y pasearla un buen rato.

Otras cuestiones de interés: de la lectura de la página web castillosdeespaña.es, en su entrada relativa a esta torre, deduzco que debió haber otra torre en las cercanías a la que nombra como Torre Vieja de Chullera, situada a unos cien metros hacia el norte; y que la actual sea la que sustituyó a aquella a principios del siglo XVI denominándose como torre de la Punta Chullera. O sea, que la torre que he descrito en esta entrada puede que sea totalmente ejecutada a principios del siglo XVI y sustituyera a la vieja en la vigilancia de la costa.
En fin, un pequeño lío que no consigo desentrañar.
Tres más son las edificaciones castrenses que permanecen en el término de Manilva: las ya mencionadas torres de La Duquesa y la Vieja de Chullera, y el castillo de la Duquesa. A todas ellas habrá que dedicar sus correspondientes entradas.

Uno de los lugares más singulares de la costa malagueña.

Cómo llegar: por la carretera N-340, Autovía del Mediterráneo A-7, a la altura del kilómetro 138, con fácil aparcamiento en sus inmediaciones. Apenas se puede ver su cara interior por culpa de las edificaciones existentes, pero la que da al mar es perfectamente visible desde las playas que la flanquean.

martes, 1 de noviembre de 2022

Castillo de La Duquesa o de Sabinillas

El castillo de La Duquesa, o fuerte, o fortín, pero siempre de La Duquesa, está en la costa del término municipal de Manilva, entre la torre de la Chullera y la de la Sal, esta última ya en Casares. Buen, también leo por ahí que se lo llama fuerte de Sabinillas, por el lugar donde se encuentra: San Luis de Sabinillas, pedanía de Manilva a orillas del Mediterráneo y al suroeste de la provincia de Málaga, colindante con la de Cádiz.

Como no podía ser de otra manera, por aquí también estuvieron los romanos y antes otros que, como todos los que han pasado por aquí a lo largo de la historia, han visto gran atractivo en el lugar. Y lo siguen viendo, sólo basta darse una vuelta por su puerto o subir hasta Manilva, muy cerca, a apenas 10 minutos, para comprobarlo.
Decía que por aquí anduvieron los romanos, a los que antecedieron fenicios que ya comerciaron con los lugareños, de los que nos quedan restos arqueológicos en el asentamiento de Castillejos de Alcorrín. Con la llegada de los de Roma, y sobre todo a lo largo del siglo II, se abandonarían las tierras más altas para asentarse la población en la costa, motivados por el auge de la pesca y las industrias de salazón, a las que tan aficionados fueron los romanos. De aquella época nos queda el yacimiento del Entorno del castillo de la Duquesa, y otros.
Ya en el siglo V, y tras las invasiones bárbaras, principalmente vándalos, aquellos asentamientos junto a la costa se abandonan dada su inseguridad.
De época musulmana apenas si se conservan vestigios ya que la población estuvo muy dispersa, sin concentrarse en ningún núcleo urbano, pero dependientes con toda probabilidad del hisn ubicado en la actual Casares, que era la fortaleza con medina más grande de la comarca. Durante más de doscientos años, el actual límite de Manilva sería la frontera del Reino Nazarí de Granada.
Hacia 1485 se conquista Casares pasando esta villa al Duque de Cádiz, Rodrigo Ponce de León, integrándose en lo que será, primero el Señorío de Casares y después Condado, todos los poblamientos del entorno, entre los que se incluiría la actual Manilva.
Los primeros datos de ese poblamiento son de 1530, y se refieren al llamado “Cortijo de Manilva”, que respondía a la necesidad de repoblar terrenos cercanos a la costa, muy despoblados por la presencia de piratas norteafricanos y la inseguridad de los caminos de la costa. Se instalaron en la llamada Loma de los Mártires unos 50 vecinos de Casares, que fueron quienes constituyeron el Cortijo, origen de la actual Manilva.
Poco antes, en 1528, el Emperador Carlos había ordenado se realizasen esos poblamientos y se construyera una torre —la del Salto de la Mora o de la Sal— como elemento defensivo de la nueva población.
En 1796, concretamente en Octubre, se concede a Manilva el Real Privilegio de Villazgo, segregándose definitivamente de la villa de Casares, y asignándosele término municipal propio.
El castillo de la Duquesa muy bien acompañado. Fachada principal.

Fachada de la batería. La Compañía paseando por ahí.

Fachada oeste del castillo; uno de los dos baluartes semicilíndricos.

EL CASTILLO:


El castillo de la Duquesa o fuerte de Sabinillas recibe su nombre por la proximidad a la playa llamada de esa manera, la Duquesa; y de Sabinillas por encontrarse dentro del poblado costero de San Luis de Sabinillas.
Fue mandado construir por Carlos III en 1767. Durante aquella época se fortificó toda la costa del Reino de Granada —en algunos casos se aprovecharon edificaciones ya existentes— construyéndose hasta 32 fortificaciones nuevas en base a cuatro modelos establecidos. El objetivo de todas estas construcciones fue la protección de las costas españolas y la mejora de sus defensas ante las incursiones de los corsarios y piratas del norte de África. Además, la cercanía a Gibraltar hacía necesaria que esas defensas se reforzaran en los fondeaderos próximos a la colonia inglesa. Se trataba, como ya sabemos, de un período de la historia en el que las relaciones con Gran Bretaña no eran muy cordiales.
Su construcción fue costeada por Francisco Paulino, vecino de Sevilla (¿?), siguiendo el proyecto del ingeniero Miguel del Castillo. El benefactor de la obra fue recompensado por el rey con la merced de una compañía de caballería y su correspondiente retribución. En un principio recibió el nombre de Batería para cuatro cañones de Manilva.
El castillo fue dotado con dotaciones de todas las armas, al mando de un oficial: un sargento, dos cabos y 25 infantes; un sargento y ocho o diez caballos; un sargento y diez artilleros; un guarda de almacén y un sacerdote.
Con la invasión francesa, a principios del siglo XIX, el castillo fue ocupado por un destacamento de unos 50 soldados. Dada su estratégica situación fue atacado en varias ocasiones, tanto desde tierra como desde el mar por la marina inglesa.
Hacia 1826 consta que aún permanecía en él un destacamento militar, pero diez años después, en 1846 ya estaba desocupado. Y es que la invasión de Argelia por parte de Francia en 1830, hizo que, prácticamente, la piratería en el Mediterráneo se extinguiera, por lo que el valor militar del fuerte fue decayendo.
En la segunda mitad del siglo XIX fue cuartel del Cuerpo de Carabineros —encargados de la vigilancia de costas y fronteras, y por extensión del contrabando—, hasta 1890 en que se construyó un cuartel para este servicio en las inmediaciones.
Durante el siglo XX, y hasta la década de los setenta, estuvo habitado por 16 familias —un total de 70 personas— que carecían de vivienda. El edificio se encontraba en buen estado, aunque necesitando reparaciones
Entrada al revellín de acceso al castillo.

 

LOS DETALLES:


Este castillo de la Duquesa es uno de los mejores ejemplos de fuertes construidos en España durante el siglo XVIII, y sin duda, el edificio militar no medieval más espectacular de la provincia de Málaga.
Es un edificio proyectado y levantado a caballo entre un castillo y una casa fuerte, siguiendo fielmente las reglas de la arquitectura militar de la época, en cuanto a su diseño y su construcción.
Básicamente, fue concebido como una batería circular para cuatro cañones de 24, orientada al mar, y cerrada por la gola con un muro aspillerado, todo ello a modo de revellín semicircular. A su espalda se levanta el edificio que contenía todas las dependencias y cuarteles, y donde está el acceso al edificio. Ambos elementos están, sorprendentemente, separados por un foso pero unidos en altura por un patín y una escalera.

—Sigo el plano-directorio que fotografié en mi visita para mejor entender la distribución del edifico. Veo en otras páginas web la misma distribución pero distinta denominación a las dependencias; prefiero quedarme con la oficial del propio castillo y dejarla aquí—.

El edificio principal presenta planta rectangular, orientándose hacia el noroeste su entrada. Ésta está precedida por un muro angular que la protege, un revellín (1) unido a la fortaleza, con fusileras, seis en uno de los lados y cuatro en el de la puerta; dispuso de adarve para acceder a esas fusileras. En un principio la puerta fue levadiza y estuvo protegida por un foso.

La fachada principal, o sea la meridional, tras el revellín, es un hornabeque —dos medios baluartes que flanquean un lienzo de muralla—; en el lado opuesto, el que mira a la batería semicircular, los baluartes son semicirculares y su muro central se abre para dar paso al patín que comunica ambos elementos.

Desde el pasillo de entrada, el acceso al patio, al fondo el patín a la batería. 

Desde el revellín hasta el patio central (3) se pasa por un pasillo (2) cubierto por una bóveda de cañón. A ambos lados de este pasillo se abren puertas que nos conducen, a la izquierda a la oficina del Comandante (11); y a la derecha al calabozo (13) y cocina (12).

Patio del castillo, a la izquierda el pasillo de la entrada (2).

Patio del castillo, al fondo izquierda, subida a la batería.




 







Del pasillo-vestíbulo se pasa al patio central (3), que mide 16’70 metros de largo por 10’80 metros de ancho, distribuye al resto de dependencias que, en sentido horario, y de derecha a izquierda son: lo que fueron almacenes (10, 16), polvorín (15), guarda de almacén (8), cuartel de artillería (7), capilla (5), cuartel de caballería (6), cuadra y pajar (9) y cuarteles de infantería (14). Tanto la cocina como la oficina del Comandante, también tienen acceso desde el patio. Los almacenes y los cuarteles, también la capilla, presenta fusileras hacia el exterior.

Desde el patio central se accede a la batería (4) mediante un patín construido en el centro. El pretil carece de almenaje —barbeta—, y dispone de fusileras entre el alfeizar y el bocel exterior. Tuvo cabida para seis cañones de 24, como más arriba dejé dicho, lo que le dio su primer nombre.

Garita en la terraza de la batería.



A la terraza del castillo se llega mediante una escalera situada a la izquierda del patín. En todo el perímetro del terrado se levanta un alto antepecho plagado de fusileras.
Toda la edificación está ejecutada con mampostería de piedra bermeja, alternándose puntualmente ladrillos. Sus esquinas están realizadas con sillares bien labrados, así como los huecos y los cercos de las troneras, alfeizares y boceles.
 



El patio desde la terraza del castillo.


RESUMIENDO:

Nombre: Castillo de la Duquesa, fuerte de la Duquesa, fortín de Sabinillas o castillo de San Luis de Sabinillas.
Localidad: San Luis de Sabinillas
Municipio: Manilva
Provincia: Málaga

Tipología: Fuerte abaluartado.
Época de construcción: siglo XVIII.
Estado: En muy buen estado de conservación, lo que no quita para entender que es mejorable en muchos puntos —la garita de la batería está de pena—, por lo que deberían gastarse algunos eurillos y tocar algo el edificio.
Propiedad: Pública, Ayuntamiento de Manilva.
Uso: En algunas de sus dependencias alberga el Museo Municipal de Arqueología, con piezas, principalmente, del yacimiento arqueológico próximo.
Visitas: Visitable, previo pago de módica cantidad.
Protección: Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 de 25 de junio sobre el Patrimonio Histórico Español.
Está declarada Bien de Interés Cultural.
La Junta de Andalucía otorgó reconocimiento especial a los castillos de la comunidad andaluza en 1993.
Una de las salas del museo.

Clasificación subjetiva: 3, o sea, se incluirá obligatoriamente en ruta de viaje, o lo que es lo mismo, se hará todo lo posible en esta vida por visitarlo. Quizá me he pasado en la valoración, pero al tratarse de un fuerte, no debería utilizar el mismo baremo que para los castillos medievales. Es decir, dentro del mundo de los fuertes, no cabe duda que sí merece esta nota.
Otras cuestiones de interés: muy cerca del castillo se encuentra el yacimiento arqueológico del entorno del Castillo, formado por los restos de una villa, termas, necrópolis y una factoría de salazón de pescado. Y la playa, claro.
Cómo llegar: por la carretera N-340, Autovía del Mediterráneo A-7, salir en San Luis de Sabinillas. El castillo está junto a la carretera que cruza la población, muy cerca de la playa y muy bien señalizado. Se puede aparcar en la puerta.