martes, 21 de agosto de 2018

Cuevas de Almanzora, Villaricos, Torre del Cristal o de Villaricos

Villaricos es una pedanía de Cuevas de Almanzora, de la que la separan unos 14 kilómetros, situada a la orilla del Mediterráneo allá en el levante almeriense.
En este lugar se encuentra la llamada Torre del Cristal o castillo de Villaricos, una torre almenara de mediados del siglo XVIII que apenas pude pasear, pues mi paso por allí fue precisamente así, de paso. Y de paso rápido, unos minutos, algunas fotografías, el edificio cerrado y vámonos que se hace tarde, que el camino de vuelta era algo más que largo.



EL LUGAR:

Villaricos posee un pasado lejano y único. En su entorno se halla el yacimiento arqueológico de Baria, población fenicia cuyo origen se remonta al siglo VII a.C., y cuyo nombre, probablemente, sea el origen del vecino topónimo de Vera.
Desde el siglo II a.C. fue romana pero manteniendo costumbres y ritos fenicios. Ya en el siglo I obtuvo el estatus de municipum, con todos los derechos que los romanos otorgaban a sus ciudades.
Este enclave estuvo habitado hasta finales del siglo VII, principios del VIII, ya en época emiral.
De entonces a hoy, interés y desinterés a partes iguales. Esperemos que las últimas iniciativas públicas la rescaten y la pongan donde la historia la reclama.
Hoy es el centro turístico-playero de Cuevas de Almanzora.


LA TORRE:

La torre del Cristal está junto a la playa, a nivel del mar, muy cerca de la desembocadura del río Almanzora. Fue construida entre los años 1763 y 1772; reinaba por entonces Carlos III, y fue presupuestada en 100.000 reales de vellón.
Su construcción fue propuesta por Antonio María Bucarelli que, un año antes, sugirió mudar el uso de la llamada Torre Alta a otra de nueva construcción en la Punta del Cristal, sobre la cala del mismo nombre, donde, según leo en CASTILLOS DE ESPAÑA, de Editorial Everest, se encontraba otra torre, llamada de Monroy, deshabitada y en muy mal estado.
Formaba parte del plan que pretendía vigilar y así garantizar la seguridad de la costa mediterránea ante los constantes ataques de piratas bereberes a las costas del antiguo Reino de Granada. Y a los bereberes había que añadir los no menos piratas ingleses, además de otras naciones enfrentadas por entonces a España.
Son numerosas las que, estratégicamente se construyeron a lo largo de la actual costa almeriense, siguiendo casi todas una tipología más elemental. Sólo ésta, junto con la Macenas en El Agua del Medio (Mojácar), y la de Mesa de Roldán en Carboneras, difieren considerablemente de la mayoría, ya que se tratan de las denominadas de pezuña, algo más complejas en su diseño y, por lo tanto, más atractivas.
Las tres torres mencionadas fueron diseñadas por José Crame —o Cramer, o Cranne—, ingeniero militar que por entonces contaba con el grado de teniente, pero que llegó a tener el de brigadier.
Estas torres respondían al tipo de torre reducto con batería, para dos cañones. Pero no sólo fueron estas tres, sino muchas más, con otras tipologías, las que a lo largo de estas costas mediterráneas se levantaron. Este sistema de defensa se debió ver complementado por una escuadra de galeras que patrullaran la costa.
Durante el resto del siglo XVIII y todo el XIX, esta torre aparece en numerosos informes y derroteros, constatándose en ellos su estado, guarnición, necesidades y posibles reparaciones. En 1857 se aconsejaba aumentar sus fuegos de artillería mediante una batería casamatada, que no llegó a construirse.
Pasado el peligro exterior, la torre fue abandonada —en el derrotero de 1905 se la califica como ruinosa y deshabitada—para posteriormente, y durante gran parte del siglo pasado, ser usada por la Guardia Civil como puesto de vigilancia costera hasta su total abandono. En los años 90 de ese siglo fue restaurada, devolviéndola a su estado original, pasando su propiedad al Ayuntamiento de Cuevas de Almanzora que la ha convertido en un centro de exposiciones.



LOS DETALLES:

Su más singular característica es su forma, de las llamadas de pezuña, es decir, que su planta, semicircular, tiene forma de herradura, al igual que la de Macenas en Mójacar y la de Mesa de Roldán en Carboneras, como ya se ha dicho. En 1803 Felipe de Paz la describía como:

un semicírculo de 12 a 14 varas de diámetro, sin el talud, a cuyos extremos son perpendiculares las alas de un hornabaque que mira a tierra, se accedía a la misma con escala de cuerda por una puerta elevada; la altura total era de 14 varas. Sus espacios son abovedados y en la planta inferior se hallaba el repuesto de pólvora y otros, en la intermedia la cocina y la habitación y en la superior o azotea los cañones a barbeta con un parapeto alto aspillerado hacia tierra para fusilería.

El muro que mira al mar está ataluzado, así como los que se van cerrando en semicírculo hacia la fachada principal, que es la que mira a tierra. Ésta la forman tres cuerpos: dos que se unen al muro semicircular en cada flanco, y que también tienen sus muros en talud, y un tercero situado en el centro y rehundido con respecto a los laterales. Con este diseño curvo, así como con la inclinación del muro, se pretendía mitigar el impacto de los proyectiles.


Toda la fachada principal, que en realidad es un hornabeque —un muro flanqueado por dos medios baluartes—, se eleva sobre el parapeto de la torre mediante un grueso muro en el que se disponen numerosas troneras: siete en cada uno de los laterales y seis en el cuerpo central. Este hornabeque dispuso de una cubierta, hoy perdida en su totalidad.
El resto de la torre está cubierto por un terrado que posiblemente estuvo artillado con dos cañones de 16 o 24 libras, y cuyo parapeto presenta su terminación a barbeta.


La entrada original se hacía por la ventana situada en la cara interior del hornabeque, situada a unos 5’5 metros de altura, mediante una escala de cuerdas. Las entradas actuales, una en la fachada a tierra y otra en la fachada de poniente, se abrieron para facilitar el uso de la torre y el trabajo de la Guardia Civil.
El interior está dividido en dos plantas más la terraza; ambas plantas se cubren con bóvedas. La comunicación entre plantas se realiza mediante dos escaleras situadas en cada uno de los orejones del hornabeque. Estas escaleras ventilan a través de aspilleras

Todo el conjunto tiene una altura de once metros, y está ejecutada en mampostería sus muros, y con ladrillos las esquinas del hornabeque y los muros de su terrado, las jambas y dinteles de los huecos y la gola que separa el muro del parapeto.

 


RESUMIENDO:


Nombre: Torre de Cristal, de la Punta del Cristal, de Montra o castillo de Villaricos
Localidad: Villaricos
Municipio: Cuevas de Almanzora
Provincia: Almería

Tipología: Torre costera, fuerte abaluartado
Época de construcción: siglo XVIII, entre 1763 y 1772. Fue restaurado en los años 90 del pasado siglo.
Estado: En muy buen estado de conservación, gracias al uso que ha tenido en los últimos cien años y a la reciente restauración.
Propiedad: Pública, del Ayuntamiento de Cuevas de Almanzora.
Uso: Turístico y cultural: es Oficina de Turismo durante la temporada estival, y sala de exposiciones
Visitas: abierto al público en horario establecido, que según leo es durante el verano. Cuando paseé por aquel lugar, allá por 2016, la torre estaba cerrada.
Protección: Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 de 25 de junio sobre el Patrimonio Histórico Español.
La Junta de Andalucía otorgó reconocimiento especial a los castillos de la comunidad andaluza en 1993.

Clasificación subjetiva: 2, o sea, si se pasa cerca y se va con tiempo pues se acerca uno a verlo. Es decir, que se incluirá en una ruta de viaje pero no pasa nada si luego no se visita.
Otras cuestiones de interés: sin duda alguna, la cercanísima playa.


Cómo llegar: El edificio es de fácil acceso ya que se encuentra dentro del núcleo urbano y a pié de playa. Ninguna pega en este sentido.


sábado, 11 de agosto de 2018

Glosarios: Armas de Ataque y Defensa

ADARGA:
Escudo ovalado y también de forma de corazón, hecho de cuero y originario del norte de África —addárga—, muy resistente a las armas individuales ofensivas.
Durante los siglos XIV y XV fue utilizada por la caballería e infantería cristiana, hasta la aparición de las armas de fuego, aunque debido a la lentitud de la recarga de las armas siguió usándose, pues la espada y la lanza seguían estando en uso.

Soldado con adarga, de Ferrer Dalmau.

Una adarga original (de 365palabras.blogspot.com).

ALABARDA:
Arma medieval ofensiva, compuesta por un asta de madera de unos dos metros de largo, y que en su cabeza dispone de una punta de lanza, como peto superior, y de una moharra con una cuchilla transversal aguda por un lado y con forma de media luna o de hoja de hacha por el otro.

ALABARDERO:
Era el soldado que llevaba como arma una alabarda, y en especial el que formaba parte de la guardia de honor de los Reyes de España.
Alabarderos durante la conquiista de Orán, 1504 (de ejercitosdeflandes.blogspot.com)

ALFANGE, cimitarra:
Palabra castellana derivada del árabe al-janyar puñal—, que denomina a un arma blanca de parecidas características al sable, pero más corta, ancha y curvada.
Los alfanjes sólo tienen filo en uno de sus lados, pero en la punta —aproximadamente en el último tercio—, lo tienen en ambos.
Fue muy empleado durante la Edad Media en los países mediterráneos.


ARCO:
Antiquísima arma de ataque arrojadiza, común a casi todas las culturas, que junto con la flecha —proyectil aerodinámico— forma un sistema de armas de ataque capaz de cazar animales e incluso matar a otros humanos.
El arco está compuesto por una vara de madera, acero u otros materiales elásticos, que se sujeta por los extremos con una cuerda que, al tensarse, lo curva, flexionándose sus extremos. Al liberar la cuerda la flecha se dispara; obvio.
El desarrollo de la pólvora y su uso bélico llevó a su sustitución hace ya algunos siglos, quedando relegado a prácticas deportivas.

de free3D.com

ASPIS:
Literalmente y genéricamente, escudo en griego. Utilizado allí desde muy antiguo, hasta el siglo IV a.C.
De forma circular, medía entre 90 y 110 cms. de diámetro, estaba formado por láminas de madera encoladas formando un gran cuenco. El interior estaba forrado de cuero y el exterior de una lámina de bronce decorada. Pesaba entre seis y ocho kilos.

de mundoespadas.com
AZCONA:
Arma arrojadiza que usaban los almogávares. Era de pequeño tamaño, más corta que una lanza, y por lo general de la misma longitud que altura tenía el peón que la portaba. O sea, que era un arma personalizada.



BALLESTA:
Esta palabra viene del latín “ballista” y denomina a un tipo de arma de ataque arrojadiza, de pequeño tamaño y por tanto portátil; de tiro de gran potencia y precisión en el disparo, que constaba de una caja de madera por la que se deslizaban las flechas impulsadas por la fuerza elástica de un muelle —que hasta el siglo XIV fue de hierro forjado y posteriormente de acero—. A los extremos del muelle se ataba una cuerda que se tensaba y se aseguraba, para quedar libre en el momento del disparo y trasmitir a la flecha la fuerza del muelle. Se solía tensar con el pie, pues disponía en el centro de su estructura de una estribera, donde se hacía la fuerza necesaria para tensar la cuerda.



BALLESTERO:
Dice la RAE, en primer lugar, que es el “fabricante de ballestas” y después el “hombre que usaba la ballesta o servía con ella en la guerra”. Por último, el “Hombre que por oficio cuidaba de las escopetas o arcabuces de las personas reales y las asistía cuando salían a cazar” —el origen de esta acepción está en el uso que en el pasado hacía de la ballesta la nobleza.
Pero después del significado belicista, diremos que el ballestero era un portero de palacio, y también en los tribunales, que con el paso de los tiempos quedó en los ayuntamientos con el nombre de macero. De éstos hubo tres tipos: ballesteros de corte, de maza y ballestero mayor, que era el jefe de los del rey.


BAYONETA:
La bayoneta es un arma blanca, consistente, actualmente, en un cuchillo que se cala o acopla a la boca del fusil para luchar cuerpo a cuerpo.
Es un arma que se viene utilizando desde el siglo XVII, cuando se adaptó a los mosquetes un tubo metálico con una cuchilla de sección triangular.
Su nombre proviene de la ciudad francesa de Bayona, donde se cree que fue inventada hacia 1670.
de soldiers.es
BROQUEL:
Escudo pequeño, de hierro o de madera cubierto de ante y con el canto reforzado de hierro.
Por su reducido tamaño no era apto para protegerse de lanzas o flechas, pero sí muy efectivo para desviar golpes de maza o de espada.
Fue muy utilizado en la Edad Media, e incluso en épocas posteriores.
Las dos caras de un broquel, de esgrimaantiguavigo.com

CARROBALISTA, carro balista:
Máquina de guerra romana formada por una balista que, sobre un carro tirado por caballos, permitía desplazarse a distintos puntos.

Ilustración de 1559

Reproducción de ua carrobalista.


CELADA:
La parte de la ballesta que se arrima a la quijera.
En otros glosarios de este blog, se encuentran otras acepciones de esta palabra.


CIMITARRA, alfange:
Es palabra árabe, “sima sam ah taria”, espada gitana, de procedencia persa: Arma refinada, fina y ligera, muy cortante, de un solo filo y con empuñadura protectora. Su hoja era larga y curvada.
Los árabes prefirieron la cimitarra a la espada recta típica de los cristianos porque las hojas absorbían los golpes en los combates sin quebrarse.
Todas estas propiedades se debían a que estaban realizadas con el acero (hierro con carbono) de Damasco, que se fabricaba en la India.
Las herrerías de Europa trataron vanamente de reproducirlas, pero no lo consiguieron debido, seguramente, al alto nivel de carbono que poseían (de 1'5 a 2 %).
Fueron todo un símbolo de los pueblos musulmanes.



CLEDA, mantelete, gata:
Tablero forrado de metal o de cuero empapado en agua que impidiera su combustión, utilizado a modo de escudo.
Cleda, mantelete, o gata.

CLÍPEO:
Escudo de gran tamaño, circular, utilizado por los griego y también por los romanos.
Estaba formado por una estructura de ramas de sauce entrecruzadas, u otras maderas, y sobre ella una lámina metálica que se reforzaba con otra de mayor grosor. El centro de escudo, en el exterior, existía una protuberancia que a la vez que se utilizaba como arma ofensiva, servía para desviar armas enemigas.



CONTRAFILO:
En las armas blancas de un solo corte, el filo que se saca por la parte opuesta a la del corte en el extremo cercano a la punta.

CORACINA:
Coraza de pequeño tamaño que sólo defendía la parte inferior del pecho. 
Fue usada por los piqueros.

DAGA:
Arma blanca muy antigua, utilizaba como arma secundaria y complemento de la espada.
De tamaño más corto que la espada —un tercio aproximadamente— y más larga que un puñal. Tenía doble filo y protección para el puño.


DARDO:
Arma ofensiva, a modo de flecha pequeña y ligera, que se arrojaba con la mano o con cerbatana para clavarla en algún punto o enemigo.


ENSIFORME:
Que tiene forma de espada o que recuerda a esa forma: larga, recta y puntiaguda.

ESCAMEL:
El instrumento, mesa o soporte, que utilizan los espaderos para fijar las espadas y labrarlas.

ESCARCINA:
Espada corta y algo curva a modo de alfanje. Por lo tanto, más sable que espada.


ESCUDO:
Arma defensiva que servía para cubrirse y resguardarse de las armas ofensivas.
Se conoce desde al menos trescientos años antes de Cristo, y estuvo en uso, por todas las culturas, hasta el siglo XVII cuando se generalizó el uso de las armas de fuego. En el último tercio del siglo pasado ha vuelto a utilizarse, esta vez por las fuerzas de seguridad pública.
Estuvieron hechos de madera, cuero o metal.
Cuando el escudo es de "armas" se denomina blasón, y en él se representan los símbolos de un Estado, población, corporación familia, etc.
Tipos de escudos:

Adarga: de forma redonda o de corazón, generalmente de cuero.
Aspis: antiguo escudo griego, redondo, utilizado por los hoplitas.
Broquel: Escudo pequeño, de hierro o de madera cubierto de ante y con el canto reforzado de hierro.
Clípeo: Escudo grande circular de origen griego y utilizado también por los romanos.
Gota de agua, lágrima: que tenía forma alargada como una gota de agua invertida.
Pavés: escudo oblongo, que cubría casi todo el cuerpo del combatiente.
Rodela: pequeño escudo circular utilizado por la infantería hasta el siglo XVI.
Scutum: escudo romano de gran tamaño, ovalado o de forma rectangular, y con forma curva para adaptarse al cuerpo.
Targe, tarja: escudo de la infantería de entre los siglos XIII y XVI y más conocido por ser el tradicional escocés; y también pequeño escudo convexo que protegía el pecho del caballero.

ESPADA:
Arma blanca, larga, recta, aguda y cortante por ambos filos.
Posiblemente es el arma metálica de mano más antigua que ha fabricado el hombre, apareciendo hacia el siglo IV a.C., y permaneciendo su hechura y manejo constante a lo largo de los siglos, aunque con notables diferencias en su diseño según épocas y culturas.
Se divide en dos partes: 
la empuñadura (pomo, puño y cruz, guarda o guarnición), y la hoja (dividida en dos zonas, la débil y la fuerte). 
La parte intermedia entre la empuñadura y la hoja se llama recazo. La hoja tiene una acanaladura longitudinal denominada abatanador.



ESTOQUE:
En su versión medieval, se trata de un espada corta, ligeramente más ancha por la empuñadura que por la punta, y de sección triangular (tres lados de la hoja, e incluso más), cuyo uso era más de punta que de corte.


FLECHA:
Es el proyectil que lanza el arco, por lo que se trata de un arma arrojadiza que está compuesta por una punta afilada fijada a una delgada asta, con un emplumado corto en el otro extremo que ayuda a mantener la dirección cuando es lanzada.
Deriva del francés flèche, y en español sustituyó a la palabra saeta que proviene del latín sagita, de ahí lo de Sagitario en el horóscopo.


GALGA:
Grandes piedras que utilizaban los defensores de una fortaleza para arrojárselas a los atacantes.
La RAE la define como “piedra grande que, desprendida de lo alto de una cuesta, baja rodando y dando saltos”.
Desconozco que fue primero, si la piedra desprendida o la premeditadamente arrojada.

GATA, cleda, mantelete:
Tablero forrado de metal o de cuero empapado en agua que impidiera su combustión, utilizado a modo de escudo.
Cleda, mantelete, o gata.

GOTA DE AGUA, LÁGRIMA, escudo:
Escudo utilizado entre los siglo X y XII, en forma de gota de agua invertida, fruto de la evolución del escudo redondo que buscaba proteger el flanco del jinete.
Los ingleses lo llamaron kite shield, escudo de cometa.


HACHA:
Originariamente es la herramienta, de metal y forma trapezoidal que con un filo cortante, e insertada en un mango de madera llamado asta, sirve para cortar leña y otros elementos y productos domésticos.
Pero en su versión militar se utilizó como arma, a la que se añadieron elementos adicionales colocados en el lado opuesto a la cuchilla, tales como púas, pinchos o picos; e incluso en la parte superior del asta a modo de estoque.


HOPLÓN, aspis:
El escudo de los hoplitas griegos.


JABALINA:
Arma arrojadiza, más pequeña y ligera que una lanza, utilizada desde antiguo en la caza y en la guerra.

LÁGRIMA, GOTA DE AGUA escudo:
Escudo utilizado entre los siglo X y XII, en forma de gota de agua invertida, fruto de la evolución del escudo redondo que buscaba proteger el flanco del jinete.
Los ingleses lo llamaron kite shield, escudo de cometa.

LANCERO:
La RAE tiene una acepción en la que habla de un soldado que dispone de dos cabalgaduras: un caballo para montarlo él y otra, una mula por ejemplo, para llevar sus enseres, y que servía al rey o a un señor, en la guerra, y por lo que recibía una remuneración.

LANZA:
Arma arrojadiza, compuesta por un asta de madera o metal, en uno de cuyos extremos dispone de una hoja afilada y puntiaguda. Según uso y épocas, la punta podría ser de uno u otro material: piedra, madera o distintos tipos de metal.
Es un arma muy antigua, conocida ya en tiempos prehistóricos y que se ha mantenido en uso durante milenios tanto en la guerra como en la caza de animales.
La RAE también habla de un soldado que dispone de dos cabalgaduras: un caballo para montarlo él y otra, una mula por ejemplo, para llevar sus enseres, y que servía al rey o a un señor, en la guerra, y por lo que recibía una remuneración.


MANTELETE, cleda, gata:
Se trataba de un escudo grande de piezas de madera y forrado de mimbres, crines, lanas o cueros empapados en agua para evitar la combustión que pudieran producir las flechas incendiarias. Se movían mediante ruedas y tras ellos se protegían los arqueros.
En su evolución, se cubrieron de piezas metálicas, y bajo ellos se cubrían los zapadores en sus trabajos de excavación, o los servidores de otras máquinas de guerra.
Por último, también es un adorno en el escudo de armas que representa la parte del casco que protege el cuello y parte de la espalda del caballero.

Cleda, mantelete, o gata.

MAZA:
Arma antigua formada por una cabeza gruesa de metal sujeta a un mango de madera o de hierro.
Existieron muchos tipos de mazas, pues es un arma muy extendida en todas las culturas, aunque la más conocida en occidente se caracterizaba por ser totalmente metálica, y tener una gran capacidad de perforación en las armaduras gracias a sus aletas o cuchillas que salían de su cabeza.


MOHARRA:
Se denomina así a la punta de la lanza: la cuchilla y el cubo con el que queda asegurada al asta.
También reciben este nombre las puntas de los estandartes y de las banderas.


PAVÉS:
Tipo de escudo oblongo, o sea mucho más largo que ancho, que cubría casi todo el cuerpo del combatiente, y se adornaban con motivos heráldicos.
A finales del siglo XV dejó de usarse cuando se extendió el uso de la pica y con ello la aparición del cuerpo de piqueros.


PICA:
Especie de lanza larga compuesta de un asta, generalmente de madera muy resistente para evitar que se quebraran en plena carga, con un hierro pequeño y agudo en el extremo superior.
Los soldados que las portaban se llamaban piqueros (ver también coselete).

POMO:
El extremo de la guarnición de una espada, que está por encima del puño.

QUIJERA:
El hierro que protege el tablero o cureña de la ballesta, y que como no aparece en la ilustración que figura en este glosario, lo dejo aquí escrito.


RODELA:
Pequeño escudo redondo, de entre 50 y 60 cms. de diámetro, que se usó en Europa desde la edad Antigua hasta la Moderna, principalmente por la infantería en los combates a espada.
Estaban construidos en madera, de apenas medio centímetro de espesor y recubiertos de una fina lámina metálica con refuerzos nervados. Su peso rondaba el kilo.


ROQUETE:
Se llamaba así a la punta de la lanza de los torneos medievales, la cual terminaba en tres o cuatro puntas romas separadas, y cuya finalidad era hacer presa en la armadura del contrario para así desplazarlo y desmontarlo.
Pero también es el cilindro de madera que, colocado al extremo de un asta, servía para atacar la pólvora y la bala en los cañones.


SABLE:
Aquí dos acepciones para este glosario:
— El arma blanca muy parecida a la espada, pero curvada ligeramente y con un solo filo. Una variante es el arma que lleva cazoleta en la empuñadura y su hoja es de sección variada, triangular, rectangular e incluso trapezoidal. Es la utilizada en la esgrima.
— En heráldica es llamado así el color negro.
Al igual que la espada, son numerosos los tipos de sables que han existido a lo largo de la historia.

SAETA:
Sinónimo de flecha.

SARISA:
Se trata de un arma individual ofensiva, consistente en una larga pica, de entre 3 y 7 metros de longitud y más de 5 kilos de peso, que fue la principal arma de la falange macedonia.
Fue fundamental en las victorias de los ejércitos de Filipo II y de Alejandro Magno, pues protegía eficazmente, sobre todo en ataques de frente, a las compactas formaciones macedonias.


SCUTUM:
Escudo utilizado por la infantería pesada romana, de gran tamaño y forma rectangular, aunque con el tiempo evolucionó a la forma ovalada; destacaba por su curvado para adaptarse al cuerpo del legionario, y protegerse también de ataques laterales.
Estaba hecho con un armazón de madera recubierto de una capa de metal.


TARGE, tarja:
Escudo que se desarrolló en España y fue muy utilizado por la infantería entre los siglos XIII y XVI. Redondo y cóncavo, se hacían de hierro o de madera y forrados de chapa.
Es conocido por ser el escudo típico escocés.
Una variante de este escudo, de forma convexa y fijada a la parte izquierda de la armadura, a la altura del pecho, se usaba en los torneos.


TRAGACETE:
Antigua arma blanca arrojadiza, parecida a una lanza corta, que se dispara con la mano a modo de dardo o flecha.


VENABLO:
Arma arrojadiza a modo de flecha pequeña y ligera.
En el siglo XVI la portaban los alféreces del ejército español.



martes, 7 de agosto de 2018

Vélez-Málaga, la Fortaleza


Hoy bajo un poco más al sur, llego hasta Vélez-Málaga, así con guión, en la provincia de Málaga (¿elemental?) para subir hasta su castillo. O mejor hasta su fortaleza como orgullosamente lo llaman allí —en algún texto incluso la catalogan como alcazaba, pero eso me parece un poco pretencioso, aunque quien sabe—. Fortaleza que domina, observa y acoge a sus pies esta población, la más importante de la Axarquía y la tercera de la provincia: ochenta mil habitantes del lugar a los que hoy ya no protege, ni falta que hace, este castillo, alcazaba o como quieran llamarla. Ya veré a qué conclusión llego sobre su tipología cuando termine de escribir esto.

Vélez-Málaga, así con guión, es ciudad desde que en 1487 lo decidieron los Reyes Católicos. Pero mucho antes ya era lugar destacado, desde los fenicios y los romanos. Restos de ambos pueblos han aparecido por todo el entorno.
 Es con los árabes, que fundan el actual núcleo urbano en el siglo X, con el nombre de Ballix Malaca, cuando de verdad crece en población y patrimonio, estructurándose la Villa bajo la fortaleza, ante el crecimiento de la población cuando superó los límites de la muralla de la alcazaba.
Vélez-Málaga fue conquistada por el rey Fernando el Católico el 27 de abril de 1487. A pesar de la conquista, no fue un buen día para el rey, pues estuvo a punto de morir, lo que según dicen se manifiesta en el escudo de la ciudad, aunque por más que lo miro, y leo su descripción, no encuentro el mal momento del Católico. Sí se aprecia sin embargo el mal rato que están pasando el resto los figurantes:

Al interior, en la parte superior del escudo aparece un cielo azur, mientras que la parte inferior y la parte central de los flancos se representa un campo con vegetación en sinople.
En la zona central aparece el rey Fernando el Católico con brazo derecho elevado y con espada, sobre el caballo rampante que se representa en color marrón natural. El rey aparece con armadura y la silla de montar en oro, con falda de malla con sombreados de plata y sable, y espada y escudo en plata.
En la parte inferior del caballo, en su zona trasera, se representa a Sebastián Fernández, palafrenero real, yaciente con pantalón en gules, chaqueta marrón y tocado blanco. A su lado aparece otra figura yaciente que posa su mano sobre la cabeza.
En la parte diestra del escudo, por delante del caballo aparece un moro con turbante blanco, coraza en oro, escudo en azur, falda marrón que es atravesado por lanza. Inmediato y por encima de éste se representa un soldado castellano con casco y coraza en plata, con escudo en gules.
Al timbre corona real abierta.  

Terminada la Reconquista la ciudad crece y se reordena: las mezquitas cambian a iglesias —Santa María, San Juan y San Roque— y nacen conventos como el de San Francisco, monasterios como los de Nuestra Sra. de Gracia y el de San José de la Soledad y hospitales como los de Los Lazarinos y el de San Marcos.
Vélez-Málaga desde la Fortaleza

Decía que la fortaleza, la alcazaba, el castillo en fin, se yergue sobre el punto más alto de la población, acogiendo a su alrededor el primer núcleo de casas que tuvo Vélez-Málaga, el denominado Barrio de la Villa. Y lo viene haciendo desde el siglo IX-X, que fue cuando los árabes la levantaron, eligiendo para ello una rocosa colina de piedra caliza de 130 metros de altitud sobre el nivel del mar, desde la que dominarían visualmente la población y sus alrededores. Y también el mar.
Se amplía, reforma y reconstruye en tiempos sucesivos, llegando a ser, en los siglos XIV y XV, la alcazaba de una de las ciudades más importantes del Reino Nazarí. Desde allí se controlaba la vega del río Vélez y, en gran medida, la comarca de la Axarquía, las poblaciones y su economía.
  
Tan importante fue, que su defensa, ante el asedio del rey Fernando el Católico, estuvo al mando de Muley Hacén, conocido como el Zagal, tío de Boabdil y penúltimo rey de Granada. Tres días de sitio y el uso de artillería bastaron para que el Zagal se rindiera. Corría el año 1487 y Muley Hacén no sólo perdió Vélez, sino también el trono de Granada en favor de su sobrino. Poco después, en agosto del mismo año perdería Málaga.
Tras la conquista cristiana, el castillo fue Casa Real y posteriormente Capitanía General, cárcel y Cabildo.
En el siglo XVII se prescinde de sus usos, militar y administrativo, por lo que se desmantela gran parte del conjunto. Toda la zona es ocupada por clases económicamente más humildes que transforman las viejas edificaciones subdividiéndolas para un mejor y más intensivo uso, modificándose toda la estructura de la alcazaba y barrios aledaños.
Los franceses, durante su aventura española, lo reformaron para adaptarlo a sus necesidades bélicas y cuarteleras, sobre todo en la zona de lo que fue el patio de armas; y en su huída en 1813 —como en ellos fue costumbre— volaron amplias zonas del edificio a fin de menoscabar su capacidad defensiva y evitar su posterior utilización.
Vista desde la Torre.

El siglo XIX lo trató mal, perdió definitivamente sus funciones y con ello su aprovechamiento. Aunque aún tendría un penúltimo uso que fue la obtención de cal en sus terrenos del lado suroeste y la diseminación de sus piedras para otras construcciones. Estas actividades llevaron a la casi total destrucción del yacimiento arqueológico, pues había que llegar a las cotas necesarias para extraer la cal: el necesario vaciado de tierras de la cantera y el expolio de las estructuras llevó a la práctica desaparición de la fortaleza —la denominación permanecerá siempre en los habitantes del lugar—, a lo que se unió la voladura del gran aljibe, construido en tapial durante la época nazarí, a fin de aumentar la explotación de cal.
A mediados del siglo pasado apenas si quedaban en pié la Torre del Homenaje y dos puertas, la de Antequera y la Real. Es en esos años cuando el Ayuntamiento decide recuperar la fortaleza —me estoy acostumbrando al vocablo— para lo que, después de adquirirla, repobló de árboles el entorno y reconstruyó algunos de sus elementos. Aunque no con todo el acierto y rigor científico que debiera.
Paseando la compañía por la reconstruída muralla.
Es por todo ello por lo que es muy poco lo que hoy se puede pasear, una mínima parte de lo que fue, apenas lo consolidado y sobre todo reconstruido durante la década de los setenta. Como la Torre del Homenaje, cuadrada y muy alta —la desproporción entre estas dos dimensiones hace que su esbeltez sea muy evidente; desde la lejanía lo es aún más—. También se reconstruyeron una de las puertas y un lienzo de muralla en la zona sureste con tres cubos macizos desmochados, datados entre los siglos XIII y XV.


La ¿novísima? torre del Homenaje

Ocupó la alcazaba —decidido ya el término alcazaba, aunque alcazaba pequeña— una superficie de algo más de 1500 metros cuadrados, rodeada por un doble recinto amurallado que se adaptaba al relieve de la montaña, con lo que duplicaba así su defensa, la natural y la del hombre. Toda la muralla quedaba reforzada por una serie de pequeñas torres cuadradas y macizas —sólo se conservan tres—. Todos estos elementos fueron construidos en mampostería y verdugadas de ladrillo, pero rellenos de cal y arena.

Interior de la Torre del Homenaje.
Terraza de la Torre y almenado.
En el punto más alto del cerro está la torre del homenaje, totalmente reconstruida, que al igual que las otras torres, es de mampostería y verdugadas de ladrillo; sus esquinas también de ladrillo e igualmente sus almenas.
Junto a la torre, la puerta Real o de la Villa, de arco de herradura y típico acceso en recodo. Tuvo además otras dos puertas, la de Antequera y la de Granada, situadas, es de suponer, en el inicio de los caminos a esas dos ciudades.

Nombre: Castillo de Vélez Málaga.
Localidad: Vélez-Málaga.
Municipio: Vélez-Málaga.
Provincia: Málaga.
Tipología: Castillo, alcazaba.
Época de construcción: Siglos IX-X.
Obras posteriores: Sucesivas etapas de construcción, tanto musulmana como cristiana. Los franceses también debieron aportar algo, aunque terminaron, cómo no, destruyéndolo todo.
Todo lo que hoy se ve se reconstruyó en la década de los setenta del pasado siglo.
Estado: Lo reconstruido, que es casi todo, se encuentra en perfecto estado (es que está como nuevo).
Protección: Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre patrimonio Histórico Español.
Declarado Bien de Interés Cultural desde el 22 de junio de 1993.
Incluido en el reconocimiento especial de la Junta de Andalucía a los castillos andaluces.
Reproducción de un grabado expuesto en una de las salas de la Torre del Homenaje.
Propiedad: Ayuntamiento de Vélez-Málaga.
Uso: diversos usos. Como mirador queda muy bien.
Visitas: acceso libre. Siempre está abierto.
Mi clasificación: 2. O sea, si se pasa cerca y se va con tiempo pues se acerca uno a verlo. Es decir, que se incluirá en una ruta de viaje pero no pasa nada si luego no se visita.
Las vistas y la ciudad casi obligarían a una puntuación más alta.
Otras cuestiones de interés: El centro histórico de Vélez-Málaga está declarado Conjunto histórico artístico, conservando un significativo patrimonio arquitectónico mudéjar y barroco, con palacios, iglesias y conventos entre calles pintorescas.
Desde lo más alto de la Fortaleza, la visión de un inmenso y magnífico panorama para recreo de los ojos, con lo que se puede dar por bien empleado el viaje hasta allí incluido el extravío por las intrincadas calles de la Villa.
Cómo llegar: la autovía A-7 de Málaga a Almería, pasa justo entre el mar y Vélez-Málaga. Llegar hasta el castillo tiene cierta complejidad; el GPS me perdió por el laberinto de calles.
Se accede al castillo desde la carretera del Polideportivo Fernando Hierro.