martes, 21 de agosto de 2018

Cuevas de Almanzora, Villaricos, Torre del Cristal o de Villaricos

Villaricos es una pedanía de Cuevas de Almanzora, de la que la separan unos 14 kilómetros, situada a la orilla del Mediterráneo allá en el levante almeriense.
En este lugar se encuentra la llamada Torre del Cristal o castillo de Villaricos, una torre almenara de mediados del siglo XVIII que apenas pude pasear, pues mi paso por allí fue precisamente así, de paso. Y de paso rápido, unos minutos, algunas fotografías, el edificio cerrado y vámonos que se hace tarde, que el camino de vuelta era algo más que largo.



EL LUGAR:

Villaricos posee un pasado lejano y único. En su entorno se halla el yacimiento arqueológico de Baria, población fenicia cuyo origen se remonta al siglo VII a.C., y cuyo nombre, probablemente, sea el origen del vecino topónimo de Vera.
Desde el siglo II a.C. fue romana pero manteniendo costumbres y ritos fenicios. Ya en el siglo I obtuvo el estatus de municipum, con todos los derechos que los romanos otorgaban a sus ciudades.
Este enclave estuvo habitado hasta finales del siglo VII, principios del VIII, ya en época emiral.
De entonces a hoy, interés y desinterés a partes iguales. Esperemos que las últimas iniciativas públicas la rescaten y la pongan donde la historia la reclama.
Hoy es el centro turístico-playero de Cuevas de Almanzora.


LA TORRE:

La torre del Cristal está junto a la playa, a nivel del mar, muy cerca de la desembocadura del río Almanzora. Fue construida entre los años 1763 y 1772; reinaba por entonces Carlos III, y fue presupuestada en 100.000 reales de vellón.
Su construcción fue propuesta por Antonio María Bucarelli que, un año antes, sugirió mudar el uso de la llamada Torre Alta a otra de nueva construcción en la Punta del Cristal, sobre la cala del mismo nombre, donde, según leo en CASTILLOS DE ESPAÑA, de Editorial Everest, se encontraba otra torre, llamada de Monroy, deshabitada y en muy mal estado.
Formaba parte del plan que pretendía vigilar y así garantizar la seguridad de la costa mediterránea ante los constantes ataques de piratas bereberes a las costas del antiguo Reino de Granada. Y a los bereberes había que añadir los no menos piratas ingleses, además de otras naciones enfrentadas por entonces a España.
Son numerosas las que, estratégicamente se construyeron a lo largo de la actual costa almeriense, siguiendo casi todas una tipología más elemental. Sólo ésta, junto con la Macenas en El Agua del Medio (Mojácar), y la de Mesa de Roldán en Carboneras, difieren considerablemente de la mayoría, ya que se tratan de las denominadas de pezuña, algo más complejas en su diseño y, por lo tanto, más atractivas.
Las tres torres mencionadas fueron diseñadas por José Crame —o Cramer, o Cranne—, ingeniero militar que por entonces contaba con el grado de teniente, pero que llegó a tener el de brigadier.
Estas torres respondían al tipo de torre reducto con batería, para dos cañones. Pero no sólo fueron estas tres, sino muchas más, con otras tipologías, las que a lo largo de estas costas mediterráneas se levantaron. Este sistema de defensa se debió ver complementado por una escuadra de galeras que patrullaran la costa.
Durante el resto del siglo XVIII y todo el XIX, esta torre aparece en numerosos informes y derroteros, constatándose en ellos su estado, guarnición, necesidades y posibles reparaciones. En 1857 se aconsejaba aumentar sus fuegos de artillería mediante una batería casamatada, que no llegó a construirse.
Pasado el peligro exterior, la torre fue abandonada —en el derrotero de 1905 se la califica como ruinosa y deshabitada—para posteriormente, y durante gran parte del siglo pasado, ser usada por la Guardia Civil como puesto de vigilancia costera hasta su total abandono. En los años 90 de ese siglo fue restaurada, devolviéndola a su estado original, pasando su propiedad al Ayuntamiento de Cuevas de Almanzora que la ha convertido en un centro de exposiciones.



LOS DETALLES:

Su más singular característica es su forma, de las llamadas de pezuña, es decir, que su planta, semicircular, tiene forma de herradura, al igual que la de Macenas en Mójacar y la de Mesa de Roldán en Carboneras, como ya se ha dicho. En 1803 Felipe de Paz la describía como:

un semicírculo de 12 a 14 varas de diámetro, sin el talud, a cuyos extremos son perpendiculares las alas de un hornabaque que mira a tierra, se accedía a la misma con escala de cuerda por una puerta elevada; la altura total era de 14 varas. Sus espacios son abovedados y en la planta inferior se hallaba el repuesto de pólvora y otros, en la intermedia la cocina y la habitación y en la superior o azotea los cañones a barbeta con un parapeto alto aspillerado hacia tierra para fusilería.

El muro que mira al mar está ataluzado, así como los que se van cerrando en semicírculo hacia la fachada principal, que es la que mira a tierra. Ésta la forman tres cuerpos: dos que se unen al muro semicircular en cada flanco, y que también tienen sus muros en talud, y un tercero situado en el centro y rehundido con respecto a los laterales. Con este diseño curvo, así como con la inclinación del muro, se pretendía mitigar el impacto de los proyectiles.


Toda la fachada principal, que en realidad es un hornabeque —un muro flanqueado por dos medios baluartes—, se eleva sobre el parapeto de la torre mediante un grueso muro en el que se disponen numerosas troneras: siete en cada uno de los laterales y seis en el cuerpo central. Este hornabeque dispuso de una cubierta, hoy perdida en su totalidad.
El resto de la torre está cubierto por un terrado que posiblemente estuvo artillado con dos cañones de 16 o 24 libras, y cuyo parapeto presenta su terminación a barbeta.


La entrada original se hacía por la ventana situada en la cara interior del hornabeque, situada a unos 5’5 metros de altura, mediante una escala de cuerdas. Las entradas actuales, una en la fachada a tierra y otra en la fachada de poniente, se abrieron para facilitar el uso de la torre y el trabajo de la Guardia Civil.
El interior está dividido en dos plantas más la terraza; ambas plantas se cubren con bóvedas. La comunicación entre plantas se realiza mediante dos escaleras situadas en cada uno de los orejones del hornabeque. Estas escaleras ventilan a través de aspilleras

Todo el conjunto tiene una altura de once metros, y está ejecutada en mampostería sus muros, y con ladrillos las esquinas del hornabeque y los muros de su terrado, las jambas y dinteles de los huecos y la gola que separa el muro del parapeto.

 


RESUMIENDO:


Nombre: Torre de Cristal, de la Punta del Cristal, de Montra o castillo de Villaricos
Localidad: Villaricos
Municipio: Cuevas de Almanzora
Provincia: Almería

Tipología: Torre costera, fuerte abaluartado
Época de construcción: siglo XVIII, entre 1763 y 1772. Fue restaurado en los años 90 del pasado siglo.
Estado: En muy buen estado de conservación, gracias al uso que ha tenido en los últimos cien años y a la reciente restauración.
Propiedad: Pública, del Ayuntamiento de Cuevas de Almanzora.
Uso: Turístico y cultural: es Oficina de Turismo durante la temporada estival, y sala de exposiciones
Visitas: abierto al público en horario establecido, que según leo es durante el verano. Cuando paseé por aquel lugar, allá por 2016, la torre estaba cerrada.
Protección: Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 de 25 de junio sobre el Patrimonio Histórico Español.
La Junta de Andalucía otorgó reconocimiento especial a los castillos de la comunidad andaluza en 1993.

Clasificación subjetiva: 2, o sea, si se pasa cerca y se va con tiempo pues se acerca uno a verlo. Es decir, que se incluirá en una ruta de viaje pero no pasa nada si luego no se visita.
Otras cuestiones de interés: sin duda alguna, la cercanísima playa.


Cómo llegar: El edificio es de fácil acceso ya que se encuentra dentro del núcleo urbano y a pié de playa. Ninguna pega en este sentido.


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