martes, 19 de abril de 2022

Torres y defensas de la costa de Granada

Escribo hoy sobre las torres almenaras, y otras defensas costeras, de la actual provincia de Granada. Me circunscribo en mi escritura a la actual división política, como ya hice con Huelva y Málaga, porque pretenderlo con divisiones más antiguas —antiguo reino de Granada— me resultaría algo complicado dada mi ignorancia. Pero es algo que no descarto, un artículo sobre ello y la implicación de Carlos III no estaría de más.
Recorreré, de poniente a levante, las torres que aún jalonan la costa granadina partiendo de la última que tengo anotada en mi entrada:http://lacasadelatercia.blogspot.com/2022/02/torres-almenaras-de-la-costa-de-malaga.html, que es la llamada de La Caleta, en Nerja.

Pero me doy cuenta que, básicamente, lo único que voy a hacer es enumerar esas edificaciones, pues introducir el tema sería repetir lo ya dicho en esa entrada o en la que escribí sobre las almenaras de la costa de Huelva: que su construcción vino justificada, a la caída del reino nazarí de Granada, por la necesidad de defender una frontera que había dejado de ser terrestre para ser marítima, o sea, que los enemigos no estaban en la Península, sino que vendrían de más allá del mar. La frontera ya era la costa, y esa línea entre la tierra y el mar era lo que había que proteger; la defensa y su estrategia habían cambiado.

Del norte de África —ya conocida como Berbería— llegarían los nuevos enemigos, o serían los mismos de antes que en su huida habían buscado refugio en las costas africanas y veían en las españolas un buen lugar para encontrar su subsistencia mediante la piratería y el saqueo. Sin olvidar que el Mediterráneo era un mar en el que se entrecruzaban multitud de rutas comerciales que hacían más apetecible aún las actividades laborales de los berberiscos.
Torre de la Velilla, Almuñécar.

Otra buena razón para proteger nuestras costas fue la posibilidad, durante largo tiempo latente, de una reconquista de la Península Ibérica por los sucesores de sus antiguos pobladores. Cosa que afortunadamente no sucedió, pero si hubo grandes estragos en los cultivos de las tierras próximas a las costas, y captura de prisioneros que serían tratados como esclavos en África y, en el mejor de los casos, canjeados por su correspondiente rescate en términos monetarios.
Superadas esas situaciones, los piratas del sur serían relevados por los del norte, y Francia e Inglaterra, y algún otro país, serían los encargados de amenazar constantemente nuestro territorio.

Es por todo ello que se ideó un sistema de torres almenaras, fuertes y demás, que, junto a los ya existentes, se encargarían de evitar cualquier intento de desembarco. Además, se ocuparon algunos lugares en la costa africana que sirvieron de puntos logísticos y control de los cercanos puertos berberiscos. Pero aquí limitémonos a lo existente en la costa peninsular y no entremos en sitios que se quedan fuera de mi blog.

Antes de enumerar las torres granadinas —y como ya he dicho, otras defensas costeras—, unos breves apuntes que ayuden a entenderlas. En primer lugar que no todas las torres tienen su origen en las justificaciones antes expuestas, pues algunas ya estaban ahí cuando el reino de Granada es conquistado, que los moros también protegían sus costas de posibles enemigos. Esas torres, construcciones medievales de los siglos XIII y XIV, generalmente de planta cuadrada y volumen ligeramente tronco-piradimal, fueron aprovechadas por los cristianos (en Almuñécar hay dos, la del Tesorillo o del Granizo y la de Enmedio, ambas en estado ruinoso).
Sin embargo las que se construyeron con posterioridad son de base circular en un principio, y volumen cilíndrico o tronco-cónico posteriormente, que resultaban ser más sólidas y económicas.

Leo que Granada es la provincia española de la cuenca mediterránea que cuenta con la menor longitud de costa, setenta y nueve kilómetros. Y en ese corto espacio enumero 19 torres (dos de ellas torres batería), 2 fuertes y 5 castillos. Que no olvidemos que éstos también ayudaron a la pretendida defensa del territorio, pero que no cuentan en la categoría que esta entrada trata.

Algunas, muy pocas, de las torres de la siguiente lista ya han sido paseadas por un servidor. La intención, claro, es hacerlo con todas, y si no fuera posible, daremos un paseo fingido, que no es tan placentero como los reales, pero sí al menos más relajado, menos cansado.

La torre del Diablo, en Almuñécar.

De poniente a levante, resultan:

Almuñécar:

Torre de Cerro Gordo (La Herradura)

Fuerte de La Herradura (La Herradura),

Torre de la Punta de la Mona (La Herradura),

Castillo de San Miguel

Torre de Velilla, de Taramay o de la Punta de la Galera,

Torre del Granizo o del Tesorillo,

Torre batería de Taramay,

Torre del Diablo,

Torre de Enmedio,

 

Salobreña:

Torre del Cambrón,

Castillo de Salobreña

 

Motril:

Torre Nueva (Torrenueva)

Fuerte de Carchuna (Carchuna-Calahonda),

Torre del Llano (Carchuna-Calahonda),

 

Gualchos:

Torre de Zambullón,

Torre de Rijana (Castell de Ferro),

Torre de la Estancia (Castell de Ferro),

Castillo de Castell de Ferro (Castell de Ferro),

Torre de Cambriles (Castell de Ferro),

 

Polopos:

Torre de Baños (Castillo de Baños),

Torre del Cautor (La Mamola),

 

Sorvilán:

Torre de Melicena (Melicena),

 

Albuñol:

Torre de Punta Negra o del Puntalón,

Torre de la Rábita.

Castillo de la Rábita.

Castillo de Huaera.

 

Ea, pues vamos con ello.


Torre de Taramay, Almuñecar.

martes, 5 de abril de 2022

Aznalcázar, Muralla urbana, Arco de Pescadería

En el Aljarafe, esa pequeña comarca sevillana lindante con la capital de Andalucía, sólo separada por el río Guadalquivir, se encuentra una pequeña localidad de apenas 4.500 habitantes que responde al sonoro y arábigo topónimo de Aznalcázar.

Se sitúa en una cota más alta que poblaciones vecinas, y en lo más alto tuvo una pequeña fortaleza de la que apenas quedan restos en un espacio reconvertido en parque público.

Esa fortaleza fue árabe, pero bien pudo estar cimentada sobre restos  romanos e incluso anteriores —la Lontigi u Olontigi celtíbera—. Algunos, incluso se aventuran a situar aquí Tartessos, pero bueno, allá cada uno.

Los árabes la llamaron Hisn al Qasar, o sea, la fortaleza del alcázar, y fue centro administrativo y jurídico de diversas poblaciones aljarafeñas pertenecientes a la cora de Isbilya.

Azanalcázar fue reconquistado por los cristianos en 1252, junto con el resto de las poblaciones del Aljarafe y una vez controlada la ciudad de Sevilla. En el repartimento que se hizo de las nuevas conquistas, la población fue adjudicada a Sevilla, por lo que compartió con ella fueros y derechos.


El Arco de Pescadería, extramuros. 

 












El arco, antes de su restauración.


Lo que queda de la muralla.



LA MURALLA:


Junto con un pequeñísimo resto de un lienzo de la muralla que se conserva en la calle Miguel de Cervantes esquina con Ramón y Cajal, lo único visible de lo que fue la muralla de Aznalcázar es el llamado Arco de Pescadería, o el Arquillo, que fue puerta de acceso a la villa.

Sus sucesivas reformas y adaptaciones para otros usos, han borrado totalmente su origen, que fue almohade y está datado, al igual que la muralla que rodeó la población, a mediados del siglo XII. Por lo que hemos de suponer que fue una puerta en recodo y seguramente bajo una torre, con acceso de doble quiebro. En su interior se conservan los arcos de herradura que conformaban el quiebro del acceso.




El aspecto actual, con entrada y salida directa, se debe a la reforma que supuso la construcción del pósito municipal, hacia el siglo XVIII, sobre la puerta.

A finales del siglo XIX, principios del XX, se acondicionó como puesto de la Guardia Civil, anexando otras edificaciones.

Actualmente la puerta está totalmente recuperada como pequeño espacio cultural y expositivo, habiéndose recuperado las fábricas de ladrillo de sus muros y los arcos de herradura almohades.

Mi Compañía bajo el arco.

No olvidar que aquella muralla queda representada en el escudo municipal de la villa, que sostiene una torre de oro.






RESUMIENDO:

Nombre:     Muralla de Aznalcázar, Arco de la Pescadería
Localidad: Aznalcázar
Municipio: Aznalcázar
Provincia:   Sevilla

Tipología: Recinto fortificado, puerta.
Época de construcción: mediados del siglo XII.
Estado: En buen estado. Ha sido restaurado recientemente, entre los años 2008 y 2011.

Propiedad: Pública, ayuntamiento de Aznalcázar.
Uso: Recoge un espacio cultural.
Visitas: libre, forma parte de una calle de la villa.
Protección: Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 de 25 de junio sobre el Patrimonio Histórico Español.
Está declarado Bien de Interés Cultural desde 1985.

Clasificación subjetiva: 2, o sea, que si se pasa cerca y se va con tiempo pues se acerca uno a verlo. Es decir, que se incluirá en una ruta de viaje pero no pasa nada si luego no se visita.
Cómo llegar:  Desde Sevilla por la A-49 dirección Huelva, naturalmente. Salida nº 16 Benacazón, y desde aquí por la A-473 dirección Aznalcázar.