sábado, 28 de abril de 2018

Arquitectura, letra S

SAHN:
En la arquitectura árabe, patio porticado anexo a un edificio religioso.
Casi todas la mezquitas tienen un sahn, porticado y con una fuente para las abluciones.
En el caso de edificios privados, la fuente también era utilizada para el baño.
El Patio de los Naranjos de la Catedral de Sevilla, antiguo sahn de la mezquita.

SALMER, dovela basal:
Cada una de las dos dovelas inmediatas al arranque de un arco.
También denominada dovela basal (la base del arco).

SARDINEL:
Ladrillos aparejados de canto, normalmente utilizados para ejecutar frisos y pavimentos.

SEPULCRO:
Es la obra que se construye para dar sepultura a una persona, generalmente en piedra y elevada respecto del suelo.

SILLAR:
Bloque de piedra tallada de forma escuadrada, regular y lisa que, asentado en hiladas, se utiliza para construir muros y arcos de sillería.
En muchas ocasiones los sillares solo están trabajados en aquellas superficies que quedan a la vista o que ajustan con otros sillares.
Se aplica el término, por extensión, a cualquier piedra labrada usada en la construcción aún variando la forma anteriormente expuesta.
Muro de sillares.

SILLAREJO:
Bloque de piedra de tamaño regular, cortado defectuosamente y labrado irregularmente, más pequeño que el sillar.
Los sillarejos no ocupan la totalidad del grueso del muro ya que suelen tener labrada sólo una cara, o como mucho dos.
Muro de sillarejos.

SILLERÍA:
Obra hecha con sillares, bloques de piedra, bien labrados y colocados en hileras bien trabadas.
También se denomina así a la técnica constructiva en la que se usa la piedra bien trabajada y con bloques de distinto tamaño.
La sillería fue el sistema preferido para construir estas obras, ya que se le suponía mayor resistencia a la hora de hacer frente a las máquinas de asedio. Pero para ello se necesitaba abundancia de material adecuado en las cercanías, preferentemente granito o caliza.
Torre de la iglesia de la Asunción, Villanueva de la Serena; ejecutada de sillería.

SOFITO:
Superficie interior de un dintel y, en general, de un elemento horizontal y corrido, como, por ejemplo una cubierta. 
Palabra algo rebuscada.


SOGA:
Cualquiera de las dos caras más largas y estrechas de un sillar o de un ladrillo.
Se dice que una pared está construida a soga cuando se muestra la citada superficie a la vista.
Muro ejecutado a soga.

SOGUEADO:
Decoración tallada en la piedra, o en otros materiales, que recibe ese nombre por semejar en su dibujo una cuerda gruesa o soga.

SOTABANCO:
Cuando la parte inferior de los retablos de las iglesias, o sea el banco o predela, está compuesto por dos pisos, el inferior recibe el nombre de sotabanco.
En el recuadro, piso inferior del banco, o sea, el sotabanco.



martes, 24 de abril de 2018

Carmona, torre de La Membrilla


Cansado de días y días lluviosos de la presente primavera, heme aquí que a los primeros rayos de sol coincidentes con mañana de domingo, decidimos mi perro y yo salir a buscar, y pasearla si fuera posible, la torre de la Membrilla. Torre que está en el término municipal de Carmona y a apenas media hora desde mi casa.
Así que, hala, los dos al coche y carretera A-92 adelante para salirnos en el kilómetro 27 y tomar a la derecha la A-8100, SE-428. Estamos sobre lo que fue el Cordel de Utrera a Carmona. Al poco cruzamos un puente que salva el río Guadaira y a apenas trescientos metros giramos a la izquierda para recorrer un cómodo camino —en su buena época formó parte de la red de Cañadas Reales (en este caso la de Morón) —, que sólo es alterado por algunos badenes embarrados, y que en pocos minutos nos lleva a las proximidades de la torre.
La torre de la Membrilla, en primer plano el arroyo de la Montera.
La torre formó parte de lo que se denominó la Banda Morisca, es decir, que fue una de las muchas fortificaciones que se levantaron para  proteger la frontera de los reinos cristianos del sur (ya integrados a la Corona de Castilla) de las periódicas racias del Reino de Granada.
Desde 1246 en que se delimitó por primera vez la frontera entre el rey Alhamar de Granada y Fernando III, ésta fue modificada en varias ocasiones (con Sancho IV, Fernando IV y Alfonso XI), quedando estabilizada durante más de un siglo, desde la muerte de Alfonso XI en 1350 hasta el inicio de la Guerra de Granada a finales del siglo XV.
En el Libro del Repartimento de Carmona figura como se San Andrés de la Membrilla, un lugar que ya estaba despoblado desde la segunda mitad del siglo XIV, cuando era propiedad de los Fernández Marmolejo, señores de la Membrilla y Alcalá Tejada.
Lo que hoy vemos son los restos de lo que quedó después de que los Reyes Católicos mandaran demoler la fortaleza. Había terminado la Reconquista y por entones fueron muchas las fortificaciones que se derribaron. Permaneció en pié solo la torre, pero hasta 1821: durante el reinado de Fernando VII se ordenó su derribo, quedando tal y como hoy la vemos.

La torre se encuentra sobre un pequeño promontorio que estratégicamente debió representar un buen punto de observación. A la vez queda protegida de manera natural por el cauce del río Guadaira en su ladera noreste. Y más aún, no pude subir al pequeño cerro porque el arroyo de la Montera, casi siempre seco, llevaba toda el agua recogida en esos días y días de lluvia. Este arroyo rodea la loma por el sur para unirse al Guadaira unas decenas de metros hacia el norte. Tal vez en época de estío sea más fácil acceder a ella.
El espacio dedicado al descanso se encuentra muy descuidado, y el cartel no indica nada.
Así que tuve que conformarme con contemplar la torre desde la distancia: a algo más de cien metros y junto al camino por el que llegué, existe una pequeño espacio acondicionado (¿?) para el descanso y la observación. Aunque me da la impresión que hace bastante tiempo
que nadie descansa ni observa desde este lugar. Sentados cómodamente mi perro y yo, leí las pocas notas (lo que en la red he encontrado) que sobre la torre llevé y así hacerme una idea en el lugar de lo que esta atalaya debió ser.



Decía que de la torre sólo nos han llegado los restos de la demolición parcial que sufrió allá por 1821. Lo que hoy vemos apenas es la primera planta, que no sabemos si fue maciza o por el contario hueca y ahora cegada por la tierra.
Evidentemente, y a pesar de la buena posición topográfica que ocupa, debió tener alguna planta más, al menos eso se deduce de su considerable superficie, unos setenta metros cuadrados. Desde su terraza se debió contemplar un amplio territorio: Mairena, El Viso y Carmona hacia el norte; Arahal al este y Utrera al Oeste.
La puerta queda orientada hacia el noreste, protegida por la cercanía del río Guadaira.
Se asienta sobre una base de cantería, continuando con un par de hiladas de rudimentarios sillares nivelados con ripios y guijarros; las esquinas se reforzaron con sillería, y el resto de los paramentos, hasta la altura actual (y así debió de ser en toda su alzada) se ejecutó con tapial y pequeñas piedras que regularmente se nivelaron con verdugadas de ladrillo. Aún se aprecian algunos restos de enfoscado de cal que estuvieron pintados simulando sillares de piedra; técnica que se repite en otras torres y que tenía la finalidad de hacer creer al enemigo, en la distancia, que la torre estaba fuertemente levantada.

Nombre: Torre de la Membrilla o de la Membrillera, que es así como se llama el cerro..
Municipio: Carmona
Provincia: Sevilla
Ubicación: En el cerro de la Membrillera, entre el río Guadaira y el arroyo de la Montera.
Tipología: Torre atalaya.
Época de construcción: hacia
Estado: En pésimo estado, apenas se sostiene su base.
Propiedad:
Uso: se deja mirar.
Protección: Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
En 1993 la Junta de Andalucía otorgó reconocimiento especial a los castillos de la Comunidad Andaluza.
Visitas: acceso libre cuando los cauces del río y el arroyo que la circundan lo permitan.
Puntuación subjetiva:  1, o sea, si se puede evitar se evita, pero en este caso no, que vivo cerca y ha resultado un agradable paseo por el campo.
Otras cuestiones de interés:

Cómo llegar: lo dije más arriba, pero lo repito ahora de manera secuencial. Autovía A-92 dirección Málaga, kilómetro 27, carretera A-8100 / SE-428, dirección Utrera, camino a la derecha pasado el puente sobre el río Guadaira, no dejar el camino hasta ver a la izquierda la torre.


sábado, 21 de abril de 2018

Glosarios: Arquitectura, R

RANGUA, quicial, quicialera:
Pieza de metal, madera o piedra, empotrada en el umbral, dintel o jambas de puertas, con una cavidad circular para el alojamiento del pivote sobre el que gira la puerta.

REALZADO, arco realzado o remontado:
Aquel cuya altura es mayor que la mitad de su luz.

Arco realzado, Puerta de Arévalo, Mdrigal de las Altas Torres.

REBAJADO, arco rebajado, escarzano:
Aquel cuya altura es menor que la mitad de su luz, o sea, que es sensiblemente menor que la semicircunferencia del mismo radio.



REMATE:
Aquel o aquellos elementos que se ubican en la parte superior de una edificación para coronarla y adornarla.
Puede entenderse también como crestería.

RENACIMIENTO:
Movimiento cultural y artístico que nació en Italia a mediados del siglo XV y se extendió por Europa occidental durante los siglos XV y XVI. Despertó en Occidente un gran entusiasmo por la antigüedad clásica griega y romana, representando un período de transición entre las edades Media y Moderna.

REPISA:
Elemento arquitectónico decorativo que sobresale de un muro como una ménsula y en el que predomina la longitud sobre el ancho, y sirve para sostener objetos de utilidad o adornos.

REVOQUE:
Capa o mezcla de cal y arena u otro material análogo con que se enlucen las paredes de un edificio.

RIPIO:
Fragmento de piedra, ladrillo u otros materiales de obra desechados, de pequeño tamaño, utilizada para asentar y calzar los sillares, evitando que queden huecos entre ellos.

Las piedras pequeñitas son los ripios

ROLEO:
Decoración a base de motivos enrollados de volutas, rollos en espiral, que se enroscan sobre sí mismas.
Roleos en escalera del monasterio de Santa María la Real, Aranda de Duero.

ROLLO:
Columna cilíndrica de piedra o ladrillo, que simboliza la capacidad jurisdiccional en villas y ciudades, que podía usarse como picota para ajusticiamiento (era allí donde se ataba al reo para recibir el castigo público), por lo que se situaba en lugares bien visibles frecuentados.

Rollo en Belvís de Monroy, Cáceres.

ROMÁNICO:
Se dice del estilo arquitectónico que se desarrolló en Europa durante los siglos XI y XII, y parte del XIII. Se caracterizó por sus arcos de medio punto y bóvedas de cañón, así como por las columnas exentas a veces resaltadas en los machones y molduras robustas.
Este término se aplicó hacia 1819, por analogía y de manera peyorativa, a la arquitectura medieval supuestamente derivada de la romana.
En otro orden de cosas, esta expresión fue utilizada, por primera vez en el siglo XVII, para definir a las lenguas europeas derivadas del latín: lenguas romances o románicas.

ROSETÓN:
Ventana circular calada con adornos y tracerías.


Rosetón de la Catedral de Sevilla.


martes, 17 de abril de 2018

Castelo de Vide, murallas y fuerte de San Roque

Está este fuerte, como queda escrito en el título de esta entrada, en Castelo de Vide, municipio perteneciente al distrito de Portalegre, en el Alto Alentejo. Y está sobre una colina en el extremo sureste de la población, lo que aún acentúa más su capacidad defensiva; si Castelo de Vide ocupa una posición privilegiada, sobre la elevada montaña, sus fortificaciones aún la superan pues en las dos ligeras elevaciones de esa montaña, se levantan los dos edificios que, desde el punto de vista militar, destacan en la población: el castillo medieval, ya publicado en esta lacasadelatercia; y al que ahora dedico mi paseo, el fuerte de San Roque, y un vistazo a las murallas que cercan la ciudad.

El castillo de Castelo de Vide desde la puerta del fuerte.


Esas murallas, así como las que a modo de barbacana perimetran el castillo medieval, se levantaron en el entorno temporal contexto —antes, durante y después— de la Guerra de Restauración portuguesa (1/diciembre/1640–13/febrero/1668), a fin de cubrir la necesidad de modernizar las defensas y adaptar las ya existentes a los nuevos métodos de hacer la guerra.
Así que recién comenzado ese conflicto, Castelo de Vide se reforzó de manera considerable, rodeándose la villa con modernas murallas abaluartadas bajo las órdenes del militar portugués Luís Serrao Pimentel, y según proyecto y dirección del ingeniero y militar francés Nicolau de Langres, que fallecería en la ofensiva española contra Vila Viçosa en 1665.

Planta de la "plaza de Castelo de Vide y sus contornos", de Luis Jacob, 1757.

La mayoría de las obras se realizaron entre 1641 y 1644. En un principio sólo fueron trincheras y empalizadas que contuvieron sendos ataques españoles en 1642 y 1647, por lo que se vieron obligados a continuar las obras en 1650 hasta cerrar el cinturón amurallado hacia 1660.
La población quedaba, por entonces, defendida por el castillo medieval al norte, su barbacana y las murallas que rodeaban la ciudad.
Se convertía Castelo de Vide en una plaza militarmente importante. La guarnición superaba en número a sus pobladores: mientras que de estos últimos se contaban unos 1000, los militares eran unos 1200 divididos en un regimiento de caballería y tres compañías de caballería.
Durante la Guerra de Sucesión Española (1701-1713), la ciudad fue cercada por los españoles, concretamente en 1704, y tomada por tropas de Felipe IV, destruyéndose los lienzos del sureste de la muralla de la villa.
El fuerte de San Roque, por el contrario, fue levantado con posterioridad. Se construyó, por orden de Manuel Azevedo Fortes, entre 1705 y 1710, a la vez que los lienzos del sureste destruidos en 1704, y una nueva puerta de Aramenha, en el punto donde confluían los caminos de Marvao y Portalegre, y se convertiría en el principal acceso a la ciudad.


El fuerte, que completaba las defensas de la villa, quedaba unido a las murallas mediante un camino cubierto que bordeaba una quebrada del terreno. Tiene una planta clásica, en forma de estrella, que se asienta sobre un terreno de topografía irregular, con cuatro baluartes en los vértices de un polígono rectangular.
En 1714 quedaban, definitivamente, terminadas las defensas de Castelo de Vide con la conclusión de nuevos cuarteles para la guarnición. Lo que no evitó que siete años más tarde, en 1801, fuera ocupada sin resistencia, por los españoles durante la que se llamó guerra de las Naranjas, un brevísimo conflicto militar que comenzó el 20 de mayo y terminó el 6 de junio con la firma de Tratado de Badajoz. A pesar de haberse firmado el tratado de paz, la plaza de Castelo de Vide no fue devuelta hasta pasado cinco meses.
Durante la Guerra de la Independencia —que ahora llaman guerra Peninsular por haber afectado a la península Ibérica en su totalidad—, los franceses, al mando del General André Massená, ocuparon la población en 1811 y durante sólo unos meses. Tiempo suficiente para que, al marcharse, la dejaran en muy mal estado, como parece ser fue la constante de aquel ejército. Esa situación llevó a que se abandonara desde el punto de vista militar, con lo que se acentuó su degradación. En 1823 apenas si tenía interés estratégico, aunque seguía manteniendo tropas en su interior.
Años más tarde, la guarnición militar, y en concreto un regimiento de infantería, fue traslado a Évora quedando la ciudad algo desguarnecida. Fue ocupada por las tropas absolutistas de Miguel I durante las que se llamaron Guerras Liberales (Guerras Liberais). En 1834, al finalizar el conflicto, el Ejército Miguelista se rindió.
En 1857 se demolió parte de la muralla en el suroeste, en la llamada cortina de San José, a fin de acceder a la ciudad mediante un nuevo camino. Y en 1891, para desgracia de todos, le tocó el turno a la puerta de Aramenha. Desde entonces parece haber reinado la tranquilidad en la villa de Castelo de Vide, cosa que no había sucedido, como mínimo, desde 350 años antes.
El fuerte de San Roque se encuentra al sureste de la población, en una posición topográficamente elevada desde la que domina y protege Castelo de Vide, y junto con el castillo, que se sitúa hacia el norte y enfrentado a él, controlan estratégicamente toda la ciudad.


Llego a él desde la Plaza de don Pedro V por la Rua de Olivença; atravieso el lugar que fue la localización de la Porta Nova y después el parque de Joao José da Luz. Sigo las indicaciones, camino hacia la izquierda, y dejo al frente el lugar donde estuvo la Porta da Aramenha. El camino me lleva entre dos lienzos de murallas: a mi izquierda un semibaluarte y a la derecha el Cavaleiro do Calvário.

A la derecha, los restos del Cavaleiro do Calvario; al fondo, la garita del baluarte sur del fuerte.

Baluarte orientado al oeste.

Nota didáctica: un Caballero, Cavaleiro en portugués, y en arquitectura militar, es una torre sobre otra torre; lo más común es que a esa torre se la denomine caballera, pero simplemente por hacer coincidir el género de las dos palabras. Es un caballero porque parece cabalgar, o sea, una metáfora visual.

En el caso que nos ocupa, el caballero es un pequeño baluarte construido sobre otro baluarte y de menor planta, evidentemente. Tiene mayor altura, con lo que visualmente el dominio es mayor, y además puede servir de reducto interior.

Garita junto a la puerta.

El camino, en ascenso, me lleva hasta una amplia plaza frente a la fachada suroeste del edificio, donde se encuentra la entrada del fuerte. A ella se llega superando un puente de tres arcos. Un arco de sillería de medio punto, sin ningún adorno ni escudo que seguramente estaban en la coronación del muro que ya no existe, da acceso al fuerte. A la izquierda una iglesia, que está bajo la advocación de San Roque; y poco más allá una cancela de hierro, cerrada, me impide continuar, y la presencia de unos perros me aconseja desistir de cualquier intento.


Puente y puerta de acceso al fuerte.

Hasta aquí mi visita al fuerte de San Roque en Castelo de Vide.

No olvidar: es de planta rectangular con baluartes en sus vértices, es decir, tiene planta de estrella de cuatro puntas.
Todo el conjunto de edificaciones militares, y toda la población, fueron clasificados por el gobierno portugués como Monumento Nacional por Decreto publicado el 23 de junio de 1910.
Iglesia de San Roque; al fondo, la puerta del fuerte.


Peligro, no pasar.

 

sábado, 14 de abril de 2018

Arqitectura, letra Q

QUICIAL, quicialera, rangua:
Piedra horadada y empotrada, en la parte superior e inferior de una puerta, para insertar en ella los extremos del quicio o eje sobre el que gira la puerta.

QUICIO:
Con la definición de quicialera queda entendido lo que es el quicio, pero por si acaso diremos que es el montante lateral de la hoja de una puerta o ventana, sobre el que se colocan los elementos de giro, lateralmente las bisagras y en sus extremos superior e inferior los quiciales.
Aunque popularmente también puede referirse al escalón entre el nivel de la casa y el de la calle.



martes, 10 de abril de 2018

Carmona, Torre del Cincho


Decido, por fin, pasear la Torre del Cincho, o de los Alaranes, que también se la conoce por este nombre. Una torre con cierto aire de misterio, de oscuro origen y de leyenda. También de confusión entre los pocos textos y datos que en la red encuentro, pero a poco que se lean se comprueba que, a pesar de lo dispares que son y de cuanta distancia hay entre unos y otros, la realidad es una y bastante clara. O al menos así lo creo.
Está la torre apenas a veinte minutos de mi casa, muy cerca de El Arahal, que es la población a la que por su proximidad erróneamente se adjudica, ya que realmente se localiza en el término municipal de Carmona.  Así que tomo la A-92 y hacia el kilómetro 30 la abandono para dirigirme, girando a la izquierda, en dirección al Cortijo de Menguillán.

El camino al cortijo arranca casi desde la carretera, pero al poco una cadena atraviesa la senda e impide el paso. Desde aquí hasta la torre debe haber unos tres kilómetros, y mientras pienso qué hacer –dar media vuelta o aventurarme y echar a andar– veo llegar a un paisano sobre una moto al que doy el alto. Resulta ser el guarda de la finca que, muy amable me comunica que está prohibido el paso, que es un camino particular, que es una finca cuyo propietario, por lo que me confiesa, no debe ser muy complaciente con los gustos y deseos ajenos. Pero después de una corta pero intensa conversación –mire que yo sólo quiero hacer unas fotografías a la torre, que tranquilo que no entraré en los sembrados, que llevaré sujeto al perro para que no le levante ningún nido de perdigones, que se lo juro todo–, consigo convencerle y accede a indicarme un lugar por donde franquear la prohibición de paso. Al llegar al cortijo, abandonado y en una ruina extrema, me indica cuál es el camino que debo seguir hasta la torre. Le agradezco, con toda la consideración que soy capaz, el que me haya permitido entrar en la finca, y cada uno continuamos nuestros caminos. Miro a la derecha, hacia la ruina de cortijo, y me digo que a la vuelta daré un paseo por él. 
Aproximándome a la torre

Cuando llego hasta las inmediaciones de la torre asumo que cumpliré la promesa hecha al guarda: entre que el terreno está embarrado por las lluvias de los pasados días y que el trigo está muy alto, no me queda otra opción que contemplarla desde la distancia, desde mucha distancia, varada en un auténtico mar verde sobre la falda del cerro del Cincho.
Observándola aislada en la soledad del trigal, pienso en el desconocimiento que casi todos tienen de ella. Pero esto es, por desgracia, un mal generalizado para con tantas y tantas piedras viejas. Intentemos remediarlo.

En el cerro donde está la torre existió, hace más de dieciocho siglos, una pequeña población ibero-romana, Basilippo, que perteneció al “conventus hispalensis” (el conventus era la división administrativa en materia de justicia del imperio romano; en la Bética hubo cuatro conventus, que correspondían a las actuales Sevilla, Córdoba, Cádiz y Écija). En las inmediaciones se han encontrado numerosos restos cerámicos, inscripciones en piedra y una escultura que representa a la Dea Roma (imagen de mujer que simboliza a la ciudad de Roma guerrera y dominante).
La torre que hoy paseo es el único vestigio que de ese poblado queda, concretamente de su necrópolis. Se trata de un monumento funerario, mitad mausoleo mitad crematorio,  denominado bustum: el bustum es una fosa sobre la que se colocaba la pira funeraria, y sobre ésta se depositaba al difunto. Una vez incinerado el cadáver, sus cenizas quedaban alojadas en el bustum y sobre esta fosa se edificaba el monumento (la torre en este caso).
Durante la Edad Media fue conocida como Torre de los Alaranes, pues así aparece en los deslindes de Carmona que el rey Alfonso X otorgó en 1255.



Así que esta Torre del Cincho no es una torre atalaya por más que en algunos sitios así esté escrito (seguramente sea una casualidad su enlace visual con la Torre del Bollo, que es el argumento utilizado para calificarla como atalaya), siendo del todo improbable, dadas sus reducidas dimensiones, que tuviera una terraza desde la que se observara y vigilara el horizonte; o que sirviera como protección y control de un pozo situado en las inmediaciones (esta hipótesis puede fundamentarse en el hecho de encontrarse en la ladera del cerro, con visión limitada hacia el norte, y que recuerda a la particular ubicación del castillo de las Aguzaderas en El Coronil). Pero no, no es una atalaya. Y ha sido precisamente esta popularizada confusión, la que me ha animado a incluirla en mi blog.
Tuvo la torre cuatro cuerpos, habiendo desaparecido el último que era el remate del monumento y que bien podía ser piramidal, por tratarse de una forma muy afín a la naturaleza de la construcción.  El primer cuerpo, el bustum, es macizo, teniendo sólo el hueco donde quedaban las cenizas y que aún hoy se puede apreciar.

Es de planta cuadrada y sus cuatro caras están orientadas a cada uno de los puntos cardinales.
Fue construida en hormigón, o como dirían los romanos en caementicum, que era su hormigón, muy distinto al que hoy se usa, ya que el conglomerante que utilizaban era la cal aérea (eso fue desde el siglo IV a.C. hasta el II a.C. en que también emplearon como conglomerante la puzolana, una ceniza volcánica que produce un mortero muy duro y monolítico). Sobre el hormigón se aplicó un enfoscado, del que aún quedan restos.
Estas torres, y hemos de suponer que la del Cincho también, presentaban en su exterior adornos y decoraciones con textos y figuras que recordaran al fallecido y evocaran su vida. Al estar ésta construida en hormigón, debió estar revestida de placas de piedra que incluyeran toda la ornamentación.

Resulta sugerente su visión, la soledad que transmite en medio del inmenso trigal como única referencia en el camino para orientación de caminantes. Me conmueve incluso su propia presencia, como también el esfuerzo que hace por mantenerse en pie invocando la existencia de aquel lugar definitivamente olvidado que fue Basilippo. 

Al desandar el camino, hago la prometida parada en el cortijo de Menguillán que se hunde entre sus propios escombros, mientras que en el horizonte la torre, que se ha hecho aún más pequeña, desafía en verticalidad, después de mil ochocientos años, a un edificio de poco más de cien.

Nombre: Torre del Cincho o de los Alaranes.
Municipio: Carmona.
Provincia: Sevilla

Tipología: monumento funerario.
Época de construcción: primera mitad del siglo I d.C.
Estado: de ruina progresiva
Propiedad: privada
Uso: turístico (más bien adorno en el horizonte).
Protección:

Visitas: acceso restringido
Cómo llegar: Desde Sevilla, y en dirección a Málaga, tomar la A-92 y desviarse en el km 31; girar a la izquierda y seguir el camino que se encuentra de frente. Pasado el cortijo y a un kilómetro, tomar el camino de la derecha.

Otras cuestiones de interés: lo más parecido a la Torre del Cincho que podemos encontrar en la Península Ibérica es la Torre de los Escipiones, del siglo I d.C. y situada a seis kilómetros de la ciudad de Tarragona, junto a la carretera N-340 en dirección sur. Pero eso sí, con dos notables diferencias, que ésta está construida con sillares de piedra adornados con relieves, y que está en un estado de conservación bastante mejor que la del Cincho.