martes, 17 de abril de 2018

Castelo de Vide, murallas y fuerte de San Roque

Está este fuerte, como queda escrito en el título de esta entrada, en Castelo de Vide, municipio perteneciente al distrito de Portalegre, en el Alto Alentejo. Y está sobre una colina en el extremo sureste de la población, lo que aún acentúa más su capacidad defensiva; si Castelo de Vide ocupa una posición privilegiada, sobre la elevada montaña, sus fortificaciones aún la superan pues en las dos ligeras elevaciones de esa montaña, se levantan los dos edificios que, desde el punto de vista militar, destacan en la población: el castillo medieval, ya publicado en esta lacasadelatercia; y al que ahora dedico mi paseo, el fuerte de San Roque, y un vistazo a las murallas que cercan la ciudad.

El castillo de Castelo de Vide desde la puerta del fuerte.


Esas murallas, así como las que a modo de barbacana perimetran el castillo medieval, se levantaron en el entorno temporal contexto —antes, durante y después— de la Guerra de Restauración portuguesa (1/diciembre/1640–13/febrero/1668), a fin de cubrir la necesidad de modernizar las defensas y adaptar las ya existentes a los nuevos métodos de hacer la guerra.
Así que recién comenzado ese conflicto, Castelo de Vide se reforzó de manera considerable, rodeándose la villa con modernas murallas abaluartadas bajo las órdenes del militar portugués Luís Serrao Pimentel, y según proyecto y dirección del ingeniero y militar francés Nicolau de Langres, que fallecería en la ofensiva española contra Vila Viçosa en 1665.

Planta de la "plaza de Castelo de Vide y sus contornos", de Luis Jacob, 1757.

La mayoría de las obras se realizaron entre 1641 y 1644. En un principio sólo fueron trincheras y empalizadas que contuvieron sendos ataques españoles en 1642 y 1647, por lo que se vieron obligados a continuar las obras en 1650 hasta cerrar el cinturón amurallado hacia 1660.
La población quedaba, por entonces, defendida por el castillo medieval al norte, su barbacana y las murallas que rodeaban la ciudad.
Se convertía Castelo de Vide en una plaza militarmente importante. La guarnición superaba en número a sus pobladores: mientras que de estos últimos se contaban unos 1000, los militares eran unos 1200 divididos en un regimiento de caballería y tres compañías de caballería.
Durante la Guerra de Sucesión Española (1701-1713), la ciudad fue cercada por los españoles, concretamente en 1704, y tomada por tropas de Felipe IV, destruyéndose los lienzos del sureste de la muralla de la villa.
El fuerte de San Roque, por el contrario, fue levantado con posterioridad. Se construyó, por orden de Manuel Azevedo Fortes, entre 1705 y 1710, a la vez que los lienzos del sureste destruidos en 1704, y una nueva puerta de Aramenha, en el punto donde confluían los caminos de Marvao y Portalegre, y se convertiría en el principal acceso a la ciudad.


El fuerte, que completaba las defensas de la villa, quedaba unido a las murallas mediante un camino cubierto que bordeaba una quebrada del terreno. Tiene una planta clásica, en forma de estrella, que se asienta sobre un terreno de topografía irregular, con cuatro baluartes en los vértices de un polígono rectangular.
En 1714 quedaban, definitivamente, terminadas las defensas de Castelo de Vide con la conclusión de nuevos cuarteles para la guarnición. Lo que no evitó que siete años más tarde, en 1801, fuera ocupada sin resistencia, por los españoles durante la que se llamó guerra de las Naranjas, un brevísimo conflicto militar que comenzó el 20 de mayo y terminó el 6 de junio con la firma de Tratado de Badajoz. A pesar de haberse firmado el tratado de paz, la plaza de Castelo de Vide no fue devuelta hasta pasado cinco meses.
Durante la Guerra de la Independencia —que ahora llaman guerra Peninsular por haber afectado a la península Ibérica en su totalidad—, los franceses, al mando del General André Massená, ocuparon la población en 1811 y durante sólo unos meses. Tiempo suficiente para que, al marcharse, la dejaran en muy mal estado, como parece ser fue la constante de aquel ejército. Esa situación llevó a que se abandonara desde el punto de vista militar, con lo que se acentuó su degradación. En 1823 apenas si tenía interés estratégico, aunque seguía manteniendo tropas en su interior.
Años más tarde, la guarnición militar, y en concreto un regimiento de infantería, fue traslado a Évora quedando la ciudad algo desguarnecida. Fue ocupada por las tropas absolutistas de Miguel I durante las que se llamaron Guerras Liberales (Guerras Liberais). En 1834, al finalizar el conflicto, el Ejército Miguelista se rindió.
En 1857 se demolió parte de la muralla en el suroeste, en la llamada cortina de San José, a fin de acceder a la ciudad mediante un nuevo camino. Y en 1891, para desgracia de todos, le tocó el turno a la puerta de Aramenha. Desde entonces parece haber reinado la tranquilidad en la villa de Castelo de Vide, cosa que no había sucedido, como mínimo, desde 350 años antes.
El fuerte de San Roque se encuentra al sureste de la población, en una posición topográficamente elevada desde la que domina y protege Castelo de Vide, y junto con el castillo, que se sitúa hacia el norte y enfrentado a él, controlan estratégicamente toda la ciudad.


Llego a él desde la Plaza de don Pedro V por la Rua de Olivença; atravieso el lugar que fue la localización de la Porta Nova y después el parque de Joao José da Luz. Sigo las indicaciones, camino hacia la izquierda, y dejo al frente el lugar donde estuvo la Porta da Aramenha. El camino me lleva entre dos lienzos de murallas: a mi izquierda un semibaluarte y a la derecha el Cavaleiro do Calvário.

A la derecha, los restos del Cavaleiro do Calvario; al fondo, la garita del baluarte sur del fuerte.

Baluarte orientado al oeste.

Nota didáctica: un Caballero, Cavaleiro en portugués, y en arquitectura militar, es una torre sobre otra torre; lo más común es que a esa torre se la denomine caballera, pero simplemente por hacer coincidir el género de las dos palabras. Es un caballero porque parece cabalgar, o sea, una metáfora visual.

En el caso que nos ocupa, el caballero es un pequeño baluarte construido sobre otro baluarte y de menor planta, evidentemente. Tiene mayor altura, con lo que visualmente el dominio es mayor, y además puede servir de reducto interior.

Garita junto a la puerta.

El camino, en ascenso, me lleva hasta una amplia plaza frente a la fachada suroeste del edificio, donde se encuentra la entrada del fuerte. A ella se llega superando un puente de tres arcos. Un arco de sillería de medio punto, sin ningún adorno ni escudo que seguramente estaban en la coronación del muro que ya no existe, da acceso al fuerte. A la izquierda una iglesia, que está bajo la advocación de San Roque; y poco más allá una cancela de hierro, cerrada, me impide continuar, y la presencia de unos perros me aconseja desistir de cualquier intento.


Puente y puerta de acceso al fuerte.

Hasta aquí mi visita al fuerte de San Roque en Castelo de Vide.

No olvidar: es de planta rectangular con baluartes en sus vértices, es decir, tiene planta de estrella de cuatro puntas.
Todo el conjunto de edificaciones militares, y toda la población, fueron clasificados por el gobierno portugués como Monumento Nacional por Decreto publicado el 23 de junio de 1910.
Iglesia de San Roque; al fondo, la puerta del fuerte.


Peligro, no pasar.

 

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