martes, 24 de abril de 2018

Carmona, torre de La Membrilla


Cansado de días y días lluviosos de la presente primavera, heme aquí que a los primeros rayos de sol coincidentes con mañana de domingo, decidimos mi perro y yo salir a buscar, y pasearla si fuera posible, la torre de la Membrilla. Torre que está en el término municipal de Carmona y a apenas media hora desde mi casa.
Así que, hala, los dos al coche y carretera A-92 adelante para salirnos en el kilómetro 27 y tomar a la derecha la A-8100, SE-428. Estamos sobre lo que fue el Cordel de Utrera a Carmona. Al poco cruzamos un puente que salva el río Guadaira y a apenas trescientos metros giramos a la izquierda para recorrer un cómodo camino —en su buena época formó parte de la red de Cañadas Reales (en este caso la de Morón) —, que sólo es alterado por algunos badenes embarrados, y que en pocos minutos nos lleva a las proximidades de la torre.
La torre de la Membrilla, en primer plano el arroyo de la Montera.
La torre formó parte de lo que se denominó la Banda Morisca, es decir, que fue una de las muchas fortificaciones que se levantaron para  proteger la frontera de los reinos cristianos del sur (ya integrados a la Corona de Castilla) de las periódicas racias del Reino de Granada.
Desde 1246 en que se delimitó por primera vez la frontera entre el rey Alhamar de Granada y Fernando III, ésta fue modificada en varias ocasiones (con Sancho IV, Fernando IV y Alfonso XI), quedando estabilizada durante más de un siglo, desde la muerte de Alfonso XI en 1350 hasta el inicio de la Guerra de Granada a finales del siglo XV.
En el Libro del Repartimento de Carmona figura como se San Andrés de la Membrilla, un lugar que ya estaba despoblado desde la segunda mitad del siglo XIV, cuando era propiedad de los Fernández Marmolejo, señores de la Membrilla y Alcalá Tejada.
Lo que hoy vemos son los restos de lo que quedó después de que los Reyes Católicos mandaran demoler la fortaleza. Había terminado la Reconquista y por entones fueron muchas las fortificaciones que se derribaron. Permaneció en pié solo la torre, pero hasta 1821: durante el reinado de Fernando VII se ordenó su derribo, quedando tal y como hoy la vemos.

La torre se encuentra sobre un pequeño promontorio que estratégicamente debió representar un buen punto de observación. A la vez queda protegida de manera natural por el cauce del río Guadaira en su ladera noreste. Y más aún, no pude subir al pequeño cerro porque el arroyo de la Montera, casi siempre seco, llevaba toda el agua recogida en esos días y días de lluvia. Este arroyo rodea la loma por el sur para unirse al Guadaira unas decenas de metros hacia el norte. Tal vez en época de estío sea más fácil acceder a ella.
El espacio dedicado al descanso se encuentra muy descuidado, y el cartel no indica nada.
Así que tuve que conformarme con contemplar la torre desde la distancia: a algo más de cien metros y junto al camino por el que llegué, existe una pequeño espacio acondicionado (¿?) para el descanso y la observación. Aunque me da la impresión que hace bastante tiempo
que nadie descansa ni observa desde este lugar. Sentados cómodamente mi perro y yo, leí las pocas notas (lo que en la red he encontrado) que sobre la torre llevé y así hacerme una idea en el lugar de lo que esta atalaya debió ser.



Decía que de la torre sólo nos han llegado los restos de la demolición parcial que sufrió allá por 1821. Lo que hoy vemos apenas es la primera planta, que no sabemos si fue maciza o por el contario hueca y ahora cegada por la tierra.
Evidentemente, y a pesar de la buena posición topográfica que ocupa, debió tener alguna planta más, al menos eso se deduce de su considerable superficie, unos setenta metros cuadrados. Desde su terraza se debió contemplar un amplio territorio: Mairena, El Viso y Carmona hacia el norte; Arahal al este y Utrera al Oeste.
La puerta queda orientada hacia el noreste, protegida por la cercanía del río Guadaira.
Se asienta sobre una base de cantería, continuando con un par de hiladas de rudimentarios sillares nivelados con ripios y guijarros; las esquinas se reforzaron con sillería, y el resto de los paramentos, hasta la altura actual (y así debió de ser en toda su alzada) se ejecutó con tapial y pequeñas piedras que regularmente se nivelaron con verdugadas de ladrillo. Aún se aprecian algunos restos de enfoscado de cal que estuvieron pintados simulando sillares de piedra; técnica que se repite en otras torres y que tenía la finalidad de hacer creer al enemigo, en la distancia, que la torre estaba fuertemente levantada.

Nombre: Torre de la Membrilla o de la Membrillera, que es así como se llama el cerro..
Municipio: Carmona
Provincia: Sevilla
Ubicación: En el cerro de la Membrillera, entre el río Guadaira y el arroyo de la Montera.
Tipología: Torre atalaya.
Época de construcción: hacia
Estado: En pésimo estado, apenas se sostiene su base.
Propiedad:
Uso: se deja mirar.
Protección: Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
En 1993 la Junta de Andalucía otorgó reconocimiento especial a los castillos de la Comunidad Andaluza.
Visitas: acceso libre cuando los cauces del río y el arroyo que la circundan lo permitan.
Puntuación subjetiva:  1, o sea, si se puede evitar se evita, pero en este caso no, que vivo cerca y ha resultado un agradable paseo por el campo.
Otras cuestiones de interés:

Cómo llegar: lo dije más arriba, pero lo repito ahora de manera secuencial. Autovía A-92 dirección Málaga, kilómetro 27, carretera A-8100 / SE-428, dirección Utrera, camino a la derecha pasado el puente sobre el río Guadaira, no dejar el camino hasta ver a la izquierda la torre.


2 comentarios:

  1. Estupendo trabajo. Próximamente publicaremos una ruta que tiene como centro la Torre de la Membrilla.

    ResponderEliminar
  2. En verano la quema de rastrojos puede ser un peligro para la vegetación silvestre y autóctona que crece a ambos lados de la verea real de Moron. Los propietarios no toman precauciones y todos los veranos me encuentro con largos tramos calcinados

    ResponderEliminar