martes, 11 de julio de 2023

Castillo de Magacela (2)

Es el castillo de Magacela, como tantos castillos españoles que coronan la cima de una montaña y la enseñorean con ello, otro perfecto ejemplo de adaptación al terreno que ocupan. Desde su altura sombrea la población y protege la entrada a la Serena, de la que es uno de sus mejores miradores.

Ocupa toda la superficie que el cerro permite, justo hasta donde el desnivel, en todas sus vertientes, hace imposible cualquier construcción; su máxima longitud, de este a oeste, es de 250 metros y 65 de ancho. Está dividida la fortaleza en tres recintos perfectamente definidos, siendo el de mayor tamaño el primero, por el que se accede, en el lado oriental.



Subo a él desde el pueblo por un camino que serpentea por la ladera norte del cerro y que, felizmente, fue pavimentado de piedra, con lo que desde hace unos años el visitante gana en comodidad. Se llega a la puerta, a la que llamaban de San Pedro por haber albergado la imagen del Santo, orientada al este y situada bajo una torre —torre puerta— de escasa altura y que probablemente fue más alta, con unas desproporcionadas almenas que no lo son ni nunca lo fueron. Realmente la torre está desmochada, e incluso le debe faltar una planta, y en esos huecos hubo un tiempo en que se alojaron las campanas que llamaban a los feligreses a los actos litúrgicos que se celebraban en la iglesia del interior del castillo.  Es por ello que fue conocida con el nombre de Torre de las Campanas.

Misma torre, trece años de diferencia. Barandilla en el camino.

La puerta está dispuesta en recodo, recuerdo musulmán, a la izquierda; recurso táctico que luego imitaron los cristianos. El reducido espacio del recodo lo cubre una bóveda de cañón octogonal. Al salir de la torre la vista se abre al inmenso primer recinto que, situado al este de la montaña, ocupa gran parte de la misma. Sobre una sucesión de irregulares superficies, uno se imagina multitud de edificaciones apiñadas en lo que debió de ser la ciudadela, viviendas y dependencias de los servicios que tuvo, siendo el gran espacio donde se debió albergar la mayoría de la población, antes de que esta comenzara a establecerse en la ladera norte.

Grandes bloques de piedra en el vértice este de la muralla.

La torre-puerta, y la Serena mirando al norte.


La Serena, también al sur.

Desde la que hoy es la terraza de la torre puerta se tiene una visión bastante didáctica de la fortaleza, además de la que al norte se disfruta: Villanueva y la inmensa puerta de la Serena.
A la izquierda de la entrada, los restos de la muralla situados más al sureste, y que nos acompañaron durante los últimos metros de subida, circunvalan la montaña por esa ladera; se trata de grandes bloques ciclópeos que, posiblemente arrancados in situ, sean los más antiguos. Al frente, los restos de un aljibe, excavado en la roca y bastante profundo; se observa el arranque de la bóveda de cañón que lo cubría, a ras del suelo.
Después el cerro se eleva aún más, hasta su punto más alto que queda señalado por lo que es un vértice geodésico. Desde este punto, una nueva y amplia visión del castillo hacia el oeste, a casi doscientos metros, la torre del Homenaje; y al resto de los lados, inmensidad y lejanía.

Desde la torre-puerta: iglesia, cementerio y torre del Homenaje.

En primer término y a la derecha, el viejo cementerio, hoy prácticamente vacío y limpio de tumbas; ocupa el espacio que seguramente fue del Patio de Armas. A la izquierda la que fue durante siglos la iglesia parroquial de Santa Ana, destrozada por un incendio intencionado en el año 1937. Por su orientación es fácil suponer que está sobre la que fue la mezquita de la ciudadela, aprovechándose parte de sus muros. Mandó erigirla D. Ruy Vázquez de Quiroga, que fuera Maestre de la Orden de Alcántara (1316-1318). Es mudéjar y fue construida por la Orden de Alcántara. En la pared que corresponde al altar mayor se conservan dos escudos, uno con las armas de los Austrias sobre un árbol y que según Delgado Vallina debe corresponder a Felipe II, y el otro con las armas de los Rol, tal vez de Francisco Rol y Acosta, prior de Magacela entre 1552 y 1584.


La muralla detrás de la iglesia.


Puerta de la iglesia.

Tras la iglesia, un pequeño baluarte da forma a la muralla de ese lado, que no es más que la acomodación de la construcción a la orografía de las peñas. Y en el lado opuesto del castillo, entre el cementerio y la muralla norte, otro aljibe o un almacén, del que casi ha desaparecido su cubierta, pero se aprecian los restos de lo que fue una bóveda ligeramente apuntada. De ahí partió una coracha que descendía por la ladera unos 35 metros y de la que apenas si quedan los cimientos. En su unión a la muralla del castillo queda una gran fábrica ciclópea y diversos aparejos de distintas cronologías.

El primer recinto visto desde el segundo, desde el torreón de tapial. A la izquierda el arranque de la coracha.

Entrada al segundo recinto, los dos cubos y al fondo la Torre del Homenaje.

Siguiendo al oeste, llegamos al segundo recinto, pasados el cementerio y la iglesia. Lo separaba del primero una muralla flanqueada por dos cubos cilíndricos macizos de tapial y forrados de mampostería. Nada queda de la muralla que los unió ni de la puerta, pero sí algo de los cubos: del izquierdo, poco más que el arranque, y del segundo, algo más de la mitad.

Segundo recinto, a la izquierda aljibe. Al fondo la iglesia.

Este segundo recinto, de Algo más de 50 metros de largo, se encuentra a una cota bastante más baja que el primero, que bien pudo estar aprovechada para la construcción de dependencias hoy totalmente desaparecidas. Aquí sólo observamos lo que parece ser, y así lo expresan algunos textos, un aljibe de factura cristiana, ejecutado en mampostería y cubierto con bóveda de cañón apuntada; pero que la imaginación siempre nos hizo ver ahí una mazmorra. También, tras el cubo de la izquierda, se ve un enorme hueco —¿excavado en la roca? — que se podría reseñar como otro aljibe.

El hueco restaurado de la muralla (¿otra puerta?)

Justo antes, en ese lado de la muralla, se abre al exterior un hueco que tratan de identificar con otro acceso a la fortaleza, y que hoy restaurado con una traza que imita a una puerta, así quiere darlo a entender, pero que siempre se interpretó como un desprendimiento de la muralla. En la web del Ayuntamiento veo una recreación del castillo en la que aparece esa puerta y que, sin embargo, me resisto a creer que hubiera existido. Mi imaginación me hace pensar que caso de haber dispuesto de otra puerta, tal vez una poterna, ésta hubiera estado en la otra vertiente, más escarpada y con elementos naturales que ayudarían a su mimetización.

Torreón almohade, detrás las Torre del Homenaje.

Al lado del hueco anterior sobresale una torre almohade, cuadrada y maciza, de tapial, que el tiempo ha hecho que pierda todo su revestimiento de mampuestos, y que refuerza ese lienzo o, en el caso de haber existido ese segundo acceso, lo estaría proteginedo

Los lienzos opuestos, los orientados al sur, no presentan torres, ya que la pendiente tan quebrada hace innecesaria su construcción; es el propio terreno el que hace perfectamente la función defensiva.

Acceder al tercer recinto parece imposible —recientemente se ha dispuesto una pasarela que lo permite con comodidad—. Al ser el más alejado de la entrada es el mejor defendido, para lo que se dispusieron dos recintos anteriores.

Resto de la bóveda que cubría el acceso al tercer recinto.

Este recinto, que se sitúa en la parte más elevada de la montaña, queda separado del anterior por otra muralla que llega por la izquierda hasta el borde de la escarpada ladera; de gran altura, hoy está parcialmente reconstruida. A su derecha se levanta la torre del Homenaje, a la que hay rodear para poder llegar al otro lado. Por aquí debió de estar el acceso al tercer recinto, pero el estado ruinoso apenas nos ayuda a identificarlo. Dicho acceso estaba resuelto mediante un vestíbulo con dos puertas y cubierto con una bóveda que todavía es apreciable.

La torre del Homenaje desde el segundo recinto.

Pasarela para acceder al tercer recinto.

La torre del Homenaje tiene planta irregular, presentando ocho caras en su parte media superior, y nueve en la inferior, achaflanándose una de estas últimas en su lado norte. Totalmente maciza, rellena de tapial y argamasa, está revestida/construida de mampostería, con ladrillos en sus ángulos. Actualmente carece de almenas. Por su factura, se ha datado a finales del siglo XII, misma época que la torre-puerta y también coetáneas a las de Espantaperros en Badajoz y Torre Redonda y Torre Mochada en Cáceres, todas ellas almohades.

Alcázar del castillo: a la izquierda la torre norte; derecha, los restos de lo que pudo ser la cocina, y en el centro el aljibe bajo el patio.

En este último recinto, mucho más pequeño que los anteriores, estuvo el centro funcional —administrativo y económico— del castillo, así como la residencia de su alcaide. Es el cuerpo principal de la fortaleza, el llamado alcázar durante el dominio musulmán, y dada su situación, con dos recintos anteriores que lo defendían, da a entender su importancia estratégica dentro de la fortaleza.

Actualmente, todo el recinto está en ruinas, pero su disposición fue trazada en 1615 por Diego Martín, con objeto de unas obras que por entonces se realizaron, y cuya documentación fue rescatada por Navareño Mateos.

En ese documento se nos cuenta que adosados a la torre del Homenaje y al muro contiguo hubo un gallinero, y una tahona y horno; también una caballeriza con un piso superior; más a poniente una sala con chimenea y despensa. En el centro hubo un pequeño patio algo más elevado que las dependencias que lo rodeaban, bajo el cual hubo un aljibe; a poniente, una sala con chimenea, cocina y una alacena.

En el vértice más al norte se levantaba una torre, maciza en su primer cuerpo y con una sala en el segundo. El lienzo que une esta torre con la muralla que separa el segundo del tercer recinto, es el único de todo el castillo que conserva algunas almenas originales, unos metros del camino de ronda y un tramo del parapeto interior que bien pudo ser el muro de la edificación que hubo sobre la caballeriza.

Desde el alcázar, la torre del Homenaje; al fondo, la iglesia. A la derecha, el pequeño tramo del camino de ronda que se conserva.
Desde aquí se tiene una muy clara imagen de toda la fortaleza, de casi todos sus elementos y, de vez en cuando, curiosas estampas propias de la comarca, como la de un rebaño de ovejas pastando a la sombra de mil años en una soleada mañana de las Navidades de 1998, y de lo que, por desgracia, no conservo documento gráfico.     


RESUMIENDO:  

Nombre: Castillo de Magacela.

Provincia: Badajoz.

Municipio:

Localidad: Magacela.

 

Tipología: Castillo.

Época de construcción: desde época prerrománica hasta siglo XIII.

Estado: En estado de ruina consolidada.

Propiedad: pública.

Uso: turismo y dependencias municipales.

Visitas: El acceso es libre, pero con precauciones dadas las irregularidades del terreno.

Protección: Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español

 

Clasificación subjetiva:  4, No perdérselo bajo ningún concepto, o lo que es lo mismo, hay que verlo antes de morir:

Cómo llegar: 

Desde Mérida

Desde mi pueblo.
Coordenadas:

38.89597951696551, -5.738486327996208