Hoy bajo un poco más al sur, llego hasta
Vélez-Málaga, así con guión, en la provincia de Málaga (¿elemental?) para subir
hasta su castillo. O mejor hasta su fortaleza
como orgullosamente lo llaman allí
—en algún texto incluso la catalogan como alcazaba, pero eso me parece un poco
pretencioso, aunque quien sabe—. Fortaleza que domina, observa y acoge a sus
pies esta población, la más importante de la Axarquía y la tercera de la
provincia: ochenta mil habitantes del lugar a los que hoy ya no protege, ni
falta que hace, este castillo, alcazaba o como quieran llamarla. Ya veré a qué
conclusión llego sobre su tipología cuando termine de escribir esto.
Vélez-Málaga, así con
guión, es ciudad desde que en 1487 lo
decidieron los Reyes Católicos. Pero mucho antes ya era lugar destacado, desde
los fenicios y los romanos. Restos de ambos pueblos han aparecido por todo el
entorno.
Es con los árabes, que fundan el actual núcleo
urbano en el siglo X, con el nombre de Ballix Malaca, cuando de verdad crece en
población y patrimonio, estructurándose la Villa bajo la fortaleza, ante el crecimiento de la población cuando superó los
límites de la muralla de la alcazaba.
Vélez-Málaga fue
conquistada por el rey Fernando el Católico el 27 de abril de 1487. A pesar de
la conquista, no fue un buen día para el
rey, pues estuvo a punto de morir, lo que según dicen se manifiesta en el
escudo de la ciudad, aunque por más que lo miro, y leo su descripción, no
encuentro el mal momento del Católico. Sí se aprecia sin embargo el mal rato
que están pasando el resto los figurantes:
Al interior, en la parte superior del escudo
aparece un cielo azur, mientras que la parte inferior y la parte central de los
flancos se representa un campo con vegetación en sinople.
En la zona central aparece el rey Fernando el
Católico con brazo derecho elevado y con espada, sobre el caballo rampante que
se representa en color marrón natural. El rey aparece con armadura y la silla
de montar en oro, con falda de malla con sombreados de plata y sable, y espada
y escudo en plata.
En la parte inferior del caballo, en su zona
trasera, se representa a Sebastián Fernández, palafrenero real, yaciente con
pantalón en gules, chaqueta marrón y tocado blanco. A su lado aparece otra
figura yaciente que posa su mano sobre la cabeza.
En la parte diestra del escudo, por delante
del caballo aparece un moro con turbante blanco, coraza en oro, escudo en azur,
falda marrón que es atravesado por lanza. Inmediato y por encima de éste se
representa un soldado castellano con casco y coraza en plata, con escudo en
gules.
Terminada la
Reconquista la ciudad crece y se reordena: las mezquitas cambian a iglesias —Santa María, San Juan y San Roque— y nacen conventos
como el de San Francisco, monasterios como los de Nuestra Sra. de Gracia y el
de San José de la Soledad y hospitales como los de Los Lazarinos y el de San
Marcos.
Vélez-Málaga desde la Fortaleza |
Decía que la fortaleza, la alcazaba, el castillo
en fin, se yergue sobre el punto más alto de la población, acogiendo a su
alrededor el primer núcleo de casas que tuvo Vélez-Málaga, el denominado Barrio
de la Villa. Y lo viene haciendo desde el siglo
IX-X, que fue cuando los árabes la levantaron, eligiendo para ello una rocosa
colina de piedra caliza de 130 metros de altitud sobre el nivel del mar, desde la
que dominarían visualmente la población y sus alrededores. Y también el mar.
Se amplía, reforma y
reconstruye en tiempos sucesivos, llegando a ser, en los siglos XIV y XV, la alcazaba de una de las ciudades más importantes
del Reino Nazarí. Desde allí se controlaba la vega del río Vélez y, en gran
medida, la comarca de la Axarquía, las poblaciones y su economía.
Tan importante fue,
que su defensa, ante el asedio del rey Fernando el Católico, estuvo al mando de
Muley Hacén, conocido como el Zagal, tío de Boabdil y penúltimo rey de Granada.
Tres días de sitio y el uso de artillería bastaron para que el Zagal se
rindiera. Corría el año 1487 y Muley Hacén no sólo perdió Vélez, sino también
el trono de Granada en favor de su sobrino. Poco después, en agosto del mismo
año perdería Málaga.
Tras la conquista
cristiana, el castillo fue Casa Real y posteriormente Capitanía General, cárcel
y Cabildo.
En el siglo XVII se prescinde de sus usos,
militar y administrativo, por lo que se desmantela gran parte del conjunto.
Toda la zona es ocupada por clases económicamente más humildes que transforman
las viejas edificaciones subdividiéndolas para un mejor y más intensivo uso,
modificándose toda la estructura de la alcazaba y barrios aledaños.
Los franceses,
durante su aventura española, lo reformaron para adaptarlo a sus necesidades bélicas
y cuarteleras, sobre todo en la zona de lo que fue el patio de armas; y en su
huída en 1813 —como en ellos fue
costumbre— volaron amplias zonas del edificio a fin de menoscabar su capacidad
defensiva y evitar su posterior utilización.
Vista desde la Torre. |
El siglo XIX lo trató mal, perdió definitivamente
sus funciones y con ello su aprovechamiento. Aunque aún tendría un penúltimo
uso que fue la obtención de cal en sus terrenos del lado suroeste y la
diseminación de sus piedras para otras construcciones. Estas actividades
llevaron a la casi total destrucción del yacimiento arqueológico, pues había
que llegar a las cotas necesarias para extraer la cal: el necesario vaciado de
tierras de la cantera y el expolio de las estructuras llevó a la práctica
desaparición de la fortaleza —la
denominación permanecerá siempre en los habitantes del lugar—, a lo que se unió
la voladura del gran aljibe, construido en tapial durante la época nazarí, a
fin de aumentar la explotación de cal.
A mediados del siglo pasado apenas si quedaban en pié
la Torre del Homenaje y dos puertas, la de Antequera y la Real. Es en esos años
cuando el Ayuntamiento decide recuperar la fortaleza —me estoy acostumbrando al
vocablo— para lo que, después de adquirirla, repobló de árboles el entorno y
reconstruyó algunos de sus elementos. Aunque no con todo el acierto y rigor
científico que debiera.
Paseando la Compañía por la reconstruída muralla. |
Es por todo ello por lo que es muy
poco lo que hoy se puede pasear, una mínima parte de lo que fue, apenas lo consolidado
y sobre todo reconstruido durante la década de los setenta. Como la Torre del
Homenaje, cuadrada y muy alta —la desproporción entre estas dos dimensiones
hace que su esbeltez sea muy evidente; desde la lejanía lo es aún más—. También
se reconstruyeron una de las puertas y un lienzo de muralla en la zona sureste
con tres cubos macizos desmochados, datados entre los siglos XIII y XV.
La ¿novísima? torre del Homenaje |
Ocupó la alcazaba
—decidido ya el término alcazaba, aunque alcazaba pequeña— una superficie de
algo más de 1500 metros cuadrados, rodeada por un doble recinto amurallado que
se adaptaba al relieve de la montaña, con lo que duplicaba así su defensa, la
natural y la del hombre. Toda la muralla quedaba reforzada por una serie de
pequeñas torres cuadradas y macizas —sólo se conservan tres—. Todos estos
elementos fueron construidos en mampostería y verdugadas de ladrillo, pero
rellenos de cal y arena.
Interior de la Torre del Homenaje. |
Terraza de la Torre y almenado. |
En el punto más alto
del cerro está la torre del homenaje,
totalmente reconstruida, que al igual que las otras torres, es de mampostería y
verdugadas de ladrillo; sus esquinas también de ladrillo e igualmente sus
almenas.
Junto a la torre, la
puerta Real o de la Villa, de arco de herradura y típico acceso en recodo. Tuvo
además otras dos puertas, la de Antequera y la de Granada, situadas, es de
suponer, en el inicio de los caminos a esas dos ciudades.
Nombre:
Castillo de Vélez Málaga.
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Localidad: Vélez-Málaga.
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Municipio: Vélez-Málaga.
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Provincia: Málaga.
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Tipología: Castillo, alcazaba.
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Época de construcción: Siglos IX-X.
Obras
posteriores: Sucesivas etapas de construcción, tanto
musulmana como cristiana. Los franceses también debieron aportar algo, aunque
terminaron, cómo no, destruyéndolo todo.
Todo lo que hoy se ve se reconstruyó en
la década de los setenta del pasado siglo.
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Estado: Lo reconstruido, que es casi todo, se encuentra en perfecto estado (es
que está como nuevo).
Protección: Bajo la
protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y
la Ley 16/1985 sobre patrimonio Histórico Español.
Declarado Bien de Interés Cultural desde el 22 de
junio de 1993.
Incluido en el reconocimiento especial de la Junta
de Andalucía a los castillos andaluces.
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Reproducción de un grabado expuesto en una de las salas de la Torre del Homenaje. |
Propiedad: Ayuntamiento de Vélez-Málaga.
Uso: diversos
usos. Como mirador queda muy bien.
Visitas: acceso libre. Siempre está
abierto.
Mi
clasificación: 2. O sea, si se pasa
cerca y se va con tiempo pues se acerca uno a verlo. Es decir, que se
incluirá en una ruta de viaje pero no pasa nada si luego no se visita.
Las
vistas y la ciudad casi obligarían a una puntuación más alta.
Otras
cuestiones de interés: El centro
histórico de Vélez-Málaga está declarado Conjunto histórico artístico,
conservando un significativo patrimonio arquitectónico mudéjar y barroco, con
palacios, iglesias y conventos entre calles pintorescas.
Desde lo más alto de la
Fortaleza, la visión de un inmenso y magnífico panorama para recreo de los
ojos, con lo que se puede dar por bien empleado el viaje hasta allí incluido
el extravío por las intrincadas calles de la Villa.
Cómo
llegar: la autovía A-7
de Málaga a Almería, pasa justo entre el mar y Vélez-Málaga. Llegar hasta el
castillo tiene cierta complejidad; el GPS me perdió por el laberinto de
calles.
Se
accede al castillo desde la carretera del Polideportivo Fernando Hierro.
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