martes, 7 de junio de 2016

El Palmar de Troya, Torre del Águila

Llego hoy hasta una torre que se enclava en un excelente lugar desde el que ejecutar a la perfección las funciones para las que fue construida. Porque toda torre de vigilancia que se precie deberá ubicarse a ser posible en alto, y mirando a un ancho paisaje al que velar. Y eso le ocurre a la torre del Águila, que se yergue trabajosamente en una loma sobre el pantano del mismo nombre, rodeada en primavera de un verde campo de trigo, y mirando aún a sus hermanas del sur como si la Banda Morisca estuviera todavía viva.
Llego desde mi ciudad hasta donde se ubica, en El Palmar de Troya, que fue pedanía de Utrera hasta el año 2008, y desde allí una breve carretera me lleva hasta el borde del embalse; pocos metros antes, a la izquierda, un camino conduce hasta la torre, andando o en coche, como gustes.

Leo que hay datos  suficientes para poder afirmar que en éste lugar hubo un poblamiento romano, llamado Siarum y después Searo; y también durante la Baja Edad Media, cuando la torre que hoy me ocupa formaba parte de la Banda Morisca.
Aunque datos fiables fiables, sólo dos:
Uno, que el actual caserío es fruto, principalmente, del asentamiento de los familiares de los presos que, tras la guerra civil de 1936-1939, participaron en la construcción del embalse del Águila y del canal del Bajo Guadalquivir.
Y dos, que aquí aposentaron sus reales los componentes del Templo de la Orden de los Carmelitas de la Santa Faz, o sea la Iglesia Palmariana, que puso para bien o para mal a El Palmar de Troya en el mapa.
También leo que su toponimia deriva de las numerosas matas de palmitos que crecen en los campos de alrededor; y lo de Troya por un cortijo cercano así denominado cuyos trabajadores fueron, presuntamente, el embrión de la población.


De su historia poco encuentro, si acaso que se la menciona en un reordenamiento de tierras que hace Alfonso XI autorizando a su alcaide a que explotara las tierras circundantes, y con ello también las repoblara, a pesar del riesgo que eso suponía ya que la torre podía ser objetivo de las correrías de los musulmanes de más allá de la Banda Morisca.
También leo que existen documentos del siglo XV donde figura el constante aprovisionamiento de pertrechos a su guarnición, que en balde no sería sino porque su importancia estratégica fue significativa.
La torre siempre dependió del concejo de Sevilla que era quien pagaba las soldadas, el mantenimiento y el abastecimiento militar, que debió ser considerable, pues llegó a tener una guarnición de hasta veinticuatro hombres.
Ese dato hace suponer que la fortificación debió de tener más elementos que la completaran, como una cerca y estancias para la guarnición; y también un aljibe, que por entonces no estaba constituido el pantano.
El paisaje desde la torre


Cuando la visité, lo que vi sobre el privilegiado cabezo, fueron los restos de una robusta torre cuadrada, orientada a los cuatro puntos cardinales y con una pequeña puerta en la pared que mira al oeste. Está ejecutada sobre sillares bien labrados que también refuerzan las esquinas (en algunos se aprecian las marcas de cantero, varias, de lo que se deduce que fue abundante el número de trabajadores que hubo en su construcción); el resto de los muros, de algo más de un metro de espesor, es de sillarejo que se rellena en su interior con restos de cantería y tierra.
Apréciese la falta de sillares

Tiene dos plantas, ambas cubiertas con bóveda de ladrillo y a las que les falta gran parte de su superficie central.
La bóveda rota, y más arriba también
Adosada al muro que se orienta hacia el sur está la escalera que sube a la siguiente planta y a la que le faltan los primeros peldaños, por lo que su ascensión es dificultosa.
Hueco bajo la escalera, en planta baja
La escalera, angosta e iluminada por tragaluces
En esta planta existen dos aspilleras y se iluminaba con tragaluces. La bóveda que la cubre también está rota, por lo que hoy la iluminación es inmejorable.
La terraza carece de parapeto y por lo tanto de almenado; en el centro de cada uno de sus lados quedan restos de lo que fueron matacanes, que debieron darle una fuerte apariencia.
Restos de uno de los matacanes
Hará unos diez o doce años desde que la visité, y ya estaba en un avanzado proceso de ruina,  provocado por el tiempo y por la falta de sensatez de algunos que creen ver en estos edificios una cantera de material para sus particulares chapuzas o, lo que es peor aún, un lienzo donde expresar y depositar sus estupideces.

Y también por culpa de otros que, desde sus puestos políticos, policiales, judiciales o administrativos, debieran ocuparse un poquito más de nuestras piedras viejas.

Nombre:Tore del Águila
Municipio: El Palmar de Troya
Provincia: Sevilla

Tipología: Torre de vigilancia
Época de construcción: siglo XIV
Estado: Arruinándose poco a poco, o mucho a mucho. Cuando la vi me pareció que la ruina era algo imparable. Como seguramente hoy debe de continuar.
Propiedad: Pública
Uso: oficialmente ninguno, pero es obvio que es almacén de venta de materiales de construcción, basurero y muro de expresión gráfica.
Protección: Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
Inscrito como BIC, nº 155, BOE 29/06/1985.
En 1993 la Junta de Andalucía otorgó reconocimiento especial a los castillos de la Comunidad Andaluza
Visitas: totalmente libre (incluso el interior), pero con precaución, muchísima precaución, sobre todo si se sube a la terraza.
Puntuación subjetiva:  2
Otras cuestiones de interés: el paisaje y, si se puede y lo permiten, una visita a Iglesia Cristiana Palmariana de los Carmelitas de la Santa Faz .

Cómo llegar: Fácil, desde Sevilla a Utrera por la A-376 y antes de entrar en éste pueblo, rotonda y coger la A-375, y en seguida desvío hacia el Palmar de Troya por la A-394. En este pueblo localizar la SE-9015 y seguirla hasta el pantano, camino a la izquierda y allí está la torre.




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