martes, 23 de enero de 2018

Sevilla, La Algaba, Torre de los Guzmanes


La torre de los Guzmanes está en La Algaba, casi al lado de mi casa, a apenas media hora en coche. Hoy he decidido llegarme hasta allí y pasear otra vez su más emblemático monumento. Tan representativa es esta torre que incluso ocupa la mitad de su escudo, concretamente el cuartel derecho: en campo de plata, una torre árabe, cuadrada, almenada, mazonada de sable y cerrada, con la puerta diestrada respecto al eje principal de la torre, y acostada de dos ramas de laurel que se cruzan en punta.


Ya puestos, describamos el resto: en el cuartel izquierdo, en campo de azur, dos calderas jaqueadas de oro y gules, colocadas en palo, gringoladas cada una de ellas de siete sierpes de sinople, cuatro y tres, bordura de plata cargada de ocho armiños de sable. Al timbre corona real cerrada.

La torre sobresaliendo en el caserío

Leo por la red que esta población fue fundada por los turdetanos, herederos de la civilación tartésica, y la llamaron Bálbibilis. Tiempo después es destruida por los visigodos.
Sigo leyendo y encuentro otro lugar en la red que contradice lo anterior acusándolo infundado. Como esto que escribo no es ningún tratado —incluso creo que es un mero entretenimiento—, doy un salto en la historia y me sitúo en los momentos en que los musulmanes ocupaban gran parte de la península Ibérica, o sea en la Reconquista.
Por entonces este pueblo se denominada Al-Gaba, que significa «el bosque», y hasta 1247 es árabe que es cuando Fernando III la conquista poco antes de hacerlo también con la ciudad de Sevilla.

En el repartimento de 1253 se la cede a su hijo Don Fadrique, el de la sevillana torre del convento de Santa Clara.
La posesión de la población siguió los siguientes momentos en la historia:
Muerto Don Fadrique, vuelve al Rey y de éste a Guzmán el Bueno en 1288. Otra vez de vuelta a la corona en 1336 para ser cedida a Gonzalo Sánchez de Campaniello, criado de enrique II.
Pero aquí no queda la cosa: el siguiente propietario es el almirante Fernán Sánchez de Tovar, después Juan Alonso de Guzmán y en 1338 es Leonor, hija del almirante anterior. Le seguirá Juan Alonso Pérez de Guzmán (primer conde Niebla) que en 1371 cambió, junto con otras propiedades, ésta de La Algaba por la de Niebla.
Por esas cosas del destino La Algaba vuelve a ser propiedad del primer Conde de Niebla, que se la da a su hija Leonor de Guzmán como dote en su boda con Diego López de Zúñiga.
Y llegamos a 1440, que es cuando Juan de Guzmán y Torres adquiere La Algaba y otras propiedades aledañas, a cambio de Medina Sidonia. Es este buen señor quien construye la torre que hoy paseo: la torre de los Guzmanes de La Algaba.
En 1476 se funda el Señorío de La Algaba, al que elevará a la dignidad de marquesado el rey Felipe II en 1556. El quinto señor de La Algaba, Francisco de Guzmán y Manrique, se convirtió automáticamente en el primer marqués de La Algaba.
Al cabo de poco, la torre pierde su utilidad tanto residencial como militar, mudándose su propietario a la ciudad de Sevilla.
Abandonada a su suerte, la torre tuvo los más diversos cometidos: refugio, granero, e incluso cárcel local. En el mejor de los casos llegó a ser una escuela.


Hoy, su volumen de 13’10 por 9’35 metros en planta y 27’00 de altura, luce espléndido: esbelta y fuerte, a lo que ayuda el espesor de sus muros, unos dos metros en planta baja, reduciéndose progresivamente en cada planta superior.
Fue concebida con un marcado carácter defensivo, a la vez que residencia señorial, en una época de luchas y disputas nobiliarias.

Esquina noroeste de la torre


Esquina sureste de la torre

Ventana en arco de herradura de su fachada este.


Balcón en ajimez de la fachada principal

Fue ejecutada en un bello estilo mudéjar, para lo que se utilizó el material más característico: el ladrillo, excepto las jambas y dinteles de algunos de sus huecos, que lo son de piedra; también son de ladrillo los escalones de la escalera que une las distintas plantas (dos tramos entre planta y planta), que se cubren con bóvedas de arista dispuestas escalonadamente en el sentido de ascenso de la escalera.
Todas sus fachadas son austeras, con pocos y pequeños huecos, a excepción de un balcón en ajimez en su fachada principal —sobre la puerta—, con arcos lobulados y una balaustrada con dos toscos rosetones tallados en piedra. En otra fachada, un arco de herradura enmarcado en alfiz.

Calle de La Torre, donde la misma se encuentra escondida.

Fachada sur y puerta de entrada

La puerta se abre en su fachada sur, a nivel de la actual calle, y la conforma un arco de medio punto realizado con sillares de piedra caliza. Sobre el arco, el escudo de la casa de Guzmán —dos calderos, y ocho armiños en su bordura, que es el cuartel de la izquierda del escudo de La Algaba—, y entre ambos una lápida en la que, en caracteres góticos, se lee: 

Efta torre mando sas
er Juan de Gusman se
ñor defte lugar, gijo de
l señor don Luis de Gus
man, maestre que fue de ca
latrava. Año de MCC
CC e XLVI años
(o algo así)

El escudo de los Guzmán y la placa que indica su construcción

  Su interior se divide en tres plantas cubiertas con bóvedas, más la azotea que, curiosamente, forma un pequeño patio interior rodeado de una arcada sobre la que se apoya el adarve. El parapeto se remata con almenas terminadas con elementos piramidales. Bajo los merlones, una hilera de aspilleras con derrame inferior.

Fachada norte de la torre, la gárgola y su mancha de humedad.

En la fachada norte, y a la altura de ese patio, se ve una gárgola para desagüe de la aguas de lluvia —con su correspondiente mancha de humedad—
En la actualidad se encuentra prácticamente embutida en el caserío, rodeada de viviendas en todas sus fachadas, menos un estrecho callejón que conduce a la puerta, conformando una abigarrada manzana de casas. Incluso desde las calles adyacentes es complicado verla, admirarla es imposible.

Es difícil encontrarla entra las callejuelas del centro del pueblo.

Localidad: La Algaba.
Municipio: La Algaba.
Provincia: Sevilla
Tipología: Torre, residencial.
Época de construcción: hacia 1440.
Estado: En muy buen estado, lástima es que en las últimas actuaciones se eliminaran elementos de alto valor, como pinturas murales. También, en el patio superior se alteraron los muros para construir las arcadas que hoy se ven, por cierto desiguales.
Propiedad: Municipal.
Uso: Turístico, sala de exposiciones (actualmente alberga el centro de interpretación El Cielo Mudéjar de La Algaba), y lugar de celebración de eventos, como conferencias y bodas civiles.
Preparando el decorado

Protección: Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
Desde 1993 la Junta de Andalucía otorgó un reconocimiento especial a todos los castillos de la comunidad andaluza.
Está declarado Bien de Interés Cultural.
Visitas: se accede previa reserva de fecha de visita y siempre por grupos. Cuando la visité no pude acceder a ella porque se estaban celebrando bodas civiles.

Una recurrencia pegada a la torre.

Clasificación subjetiva: 3, es decir, se incluirá obligatoriamente en ruta de viaje, siempre y cuando se trate de amantes del tema, pues su excasa proximidad a la ciudad de Sevilla y a Itálica, invitan a echarla una miradita.
Otras cuestiones de interés: Además de la Torre, la Iglesia de Santa María de las Nieves y la curiosa plaza de toros. Como sucede con tantos y tantos edificios antiguos, de este también se dice que está comunicado mediante un túnel con, nada más y menos, la misma Itálica.
Y hablando de Itálica, acercarse a ella, que está muy cerquita.

Cómo llegar: desde Sevilla, por la E-803 (N-630), o lo que es lo mismo, la Vía de la Plata, en dirección Mérida y, enseguida, a la derecha por la A-8079.







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