En este mi caso fue la segunda decisión: viaje con compañía hacia algo más al norte y durante la ruta hago comentarios sobre la villa de Granadilla —la compañía desconocía el lugar y sus circunstancias— y lo cerca que pasaríamos. Nadie opone resistencia y determinan que se dejan llevar; les prometo que valdrá la pena. No conocen el lugar ni por referencias, yo sí pero por fotos y lecturas. así que les voy haciendo saber a los componentes de la compañía todos los datos que conozco, para que se vayan haciendo una composición del lugar que vamos a pisar.
Es verano y el paisaje está seco, pardo, como corresponde a aquella tierra, incluso parece algo triste. Todo cambiará cuando lleguemos a la Villa.
Aparcamos el coche frente a una de las dos puertas de la Villa, concretamente la que se denomina así, de la Villa o también de Béjar, que se sitúa al norte; la otra es la de Coria, localizada en el lado opuesto, al sur. Estamos en horario de visitas y la puerta está abierta, acceso totalmente libre.
Comienza el paseo por la tan peculiar historia de este lugar.
Que no siempre fue Granadilla, en diminutivo, sino Granada.
Fue fundada por los árabes allá por el siglo IX. Y es que el lugar
tenía un gran valor estratégico: próximo a la vía de la Plata y sobre una
colina que dominaba un extenso territorio. Además, la proximidad del río Alagón
garantizaba el agua.
Amurallaron el lugar y construyeron un castillo en la zona aparentemente
más vulnerable del cerro. Fue conquistado por el rey Fernando II de León en 1160,
que la repobló.
Los árabes ya la llamaban Granada y así siguió llamándose con los
cristianos. En 1170 se le concede el título de Villa y adquiere gran
relevancia militar por su situación y condición de frontera con las tierras más al sur dominadas aún por los
musulmanes.
Recuperada Granada y con ello terminada la Reconquista en 1492,
pasó a denominarse Granadilla para evitar confusiones.
No obstante, el nombre de Granada siguió utilizándose, en documentos oficiales
del Concejo, hasta el siglo XIX.
Pero el nombre minimizado no le restó importancia, pues fue durante toda
la Edad Media el núcleo de población más importante de un señorío que abarcaba
otras diecisiete poblaciones.
El 31 de agosto de 1191, el rey Alfonso IX de León, cedió la villa a la
Orden de Santiago, y comienza como en otras muchas ocasiones un ir y venir de herederos:
— en 1282, el rey Alfonso X entregó el ya señorío de Granadilla,
junto con otros como el de Ledesma, a su hijo el infante Pedro de Castilla.
Reunió este infante, de esta manera, multitud de señoríos y propiedades que
— a su muerte en 1283 pasaron a su hijo Sancho de Castilla que
murió en 1312 sin descendencia,
— por lo que todas sus posesiones volvieron a la corona; reinaba entonces
Fernando IV, al que sucedería enseguida Alfonso XI que
— cedería todo el paquete completo de señoríos y demás propiedades a su
hijo ilegítimo Sancho, y de éste
— a su hija Leonor de Alburquerque y de ésta
— a su hijo Enrique, a la sazón maestre de la Orden de Santiago, al que
terminan confiscándole las propiedades por no llevarse bien con Juan II
(estamos ya a mediados del siglo XV),
— decidiendo éste último poner orden en todo esto y ordena que la sucesión
señorial de la Villa pase en 1446, mediante donación real, a los Álvarez
de Toledo, o sea a los Duques de Alba; estos fueron los dueños del lugar hasta
la desamortización de 1836, aunque siguieron conservando la propiedad del
castillo hasta finales del siglo XIX.
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Granadilla nunca se ha inundado. |
A mediados del siglo XX, exactamente el 24 de septiembre de 1955
se expropiaron casi todas las tierras de su término para la construcción del
que sería el embalse de Gabriel y Galán; incluía la expropiación el casco
urbano de la Villa.
El 15 de junio de 1960 se pagaron las indemnizaciones y comenzó el
éxodo de sus habitantes, que se prolongó hasta 1964 en que el pueblo fue
definitivamente abandonado.
Las aguas del pantano inundaron todas las tierras del entorno, pero oh
sorpresa, jamás llegaron a invadir las calles del pueblo, e incluso un reducido
brazo de tierra al norte también quedó para siempre seco, lo que ha convertido
a este lugar en una pequeña península.
Por último, y ya termino con estos breves apuntes sobre la historia de de
Granadilla, en 1965 el Gobierno disolvió administrativa y formalmente el
municipio, repartiéndose el territorio entre los municipios limítrofes;
concretamente el núcleo urbano pertenece a Zarza de Granadilla.
Los
materiales que se utilizaron fueron mampuestos, cantos rodados y tábyiya (hormigón musulmán de cal.
Las actuales
murallas, levantadas sobre las anteriores musulmanas, y el castillo fueron
mandadas construir en 1473 por el primer Duque de Alba, don García Álvarez de
Toledo y Carrillo de Toledo. Las obras duraron hasta 1478 y fueron magníficamente
ejecutadas por los maestros de obra Tomás Bretón, Juan Carrera y un tal De
Troya.
Las
edificaciones del pueblo se distribuyeron de manera radial, situando una Plaza
Mayor sobre el punto más elevado del terreno, y a su alrededor las casas
destinadas al concejo y sus miembros y las viviendas de las gentes más
destacadas.
El acceso al
pueblo es a través de la puerta de la Villa, una de las dos con que consta la
muralla. Está situada en un retranqueo que hace la muralla y que, a falta de
alguna torre de flanqueo, le sirve como protección a la izquierda. En el lado
derecho, es el propio castillo el que sirve de amparo a la puerta.
La otra puerta,
la de Coria, se encuentra en el lado totalmente opuesto, siguiendo en toda su
longitud la calle Mayor.
Pero
evidentemente, el elemento más relevante de todo el conjunto es el castillo,
que se encuentra muy cerca de la puerta de la Villa, protegiéndola. Fue construido
junto a la muralla y sobre ella, formando sus muros parte de la misma.
Tiene un cuerpo
central prismático, de planta cuadrangular, al que se adosa a cada uno de sus
lados un cuerpo semicilíndrico, los cuales a la vez que refuerzan sus defensas,
aumentan la superficie de cada una de las plantas (lo que viene a ser una
planta polilobulada).
Esta curiosa
forma, unida a su altura, le confiere una notable esbeltez y un espectacular
aspecto. Si a ello se une su magnífica y perfecta sillería, entonces podremos
decir que, sin duda, estamos ante una de las mejores torres de la Península.
Su interior
se divide en cuatro plantas, de abajo a arriba: sótano con aljibe y mazmorra;
dos plantas como viviendas con estancias y ventanas enrejadas; y la superior
como sala de armas.
El cuerpo
central se levanta sobre el resto una planta más, conformando lo que sería una
gran y fuerte torre caballera. Todas las plantas están cubiertas con bóvedas de
cañón.
Terraza en la tercera planta de la torre. |
En la tercera
planta se ubica una terraza perimetral que sigue en su perímetro la forma
polilobulada de la planta de la torre. Está defendida por un almenado apuntado y
decorado con bolas. En los antepechos se disponen troneras. Este conjunto vuela
sobre la vertical de los muros de la torre, como si de un matacán corrido se
tratara, quedando soportado por numerosas ménsulas unidas por dinteles con
forma de doble arquillo.
Entrada a la barbacana del castillo. |
En la fachada
que se orienta al interior de la población se levanta extrañamente una
barbacana, cuando lo más lógico es que ésta se hubiera construido extramuros. Es
a través de esta barbacana por donde se accede al interior de la torre.
A partir de
1980, el castillo es restaurado de manera urgente, pues se encontraba en un
lamentable estado; deterioro producido principalmente por las lluvias, que
habían hecho mucho daño durante siglos; para protegerla, se construyó una poco
agraciada cubierta que, al menos, ha frenado el proceso de deterioro de su
interior. Lo mejor de la solución es que no ha tratado de imitar, sino todo lo
contrario.
Y como más
arriba se hizo mención de quienes fueron sus primitivos constructores, me
parece justo dejar aquí también los nombres de quienes, a principios de los
ochenta del siglo XX, formaron el equipo de arquitectos que se encargaron del
proyecto de restauración del castillo: Jacinto Pico Hormeño, Juan Antonio
Espejel Díaz y Eduardo Navarro Pallares.
Lo mismo
ocurrió con las murallas y sus puertas, y también con el recinto defensivo del
castillo en el interior de la villa. Estas obras terminaron en marzo de 1983.
Nombre: Castillo de Granadilla.
Provincia: Cáceres
Municipio: Zarza de Granadilla
Localidad: Granadilla.
Municipio: Zarza de Granadilla
Localidad: Granadilla.
Tipología: Castillo.
Época de construcción: entre los siglos IX y X; reconstruido en el siglo XIII y a finales del siglo XV.
Recuperado y restaurado en la primera
mitad de la década de los ochenta del pasado siglo.
Estado: En muy buen estado de
conservación y vista, a pesar de la desafortunada pero práctica cubierta que se
construyó y que, a modo de canopia, protege las deterioradas piedras y ha
frenado la ruina del edificio.
La muralla se
encuentra en un estado de ruina consolidada.
Propiedad: de la Confederación Hidrográfica
del Tajo.
Uso:
se destina a
Centro de Vigilancia Rural.
Y también turístico. Es una magnífica atalaya no
sólo para disfrutar de la vista que se tiene de la población
y del paisaje, sino también para la lucha contra incendios.
Visitas: el exterior es libre pero el
acceso al interior no lo es, es necesario sujetarse a unos horarios concretos
(cierran la puerta de la muralla fuera de esos horarios). Mejor informarse
antes.
Protección: Está declarado Conjunto Histórico
Artístico desde 1980.
Desde 1984
está incluido en el Programa de Recuperación de Pueblos Abandonados.
Es Bien de
Interés Público desde el 3 de septiembre de 1991.
Bajo la
protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la
Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
Clasificación
subjetiva: 3,
es decir, se incluirá obligatoriamente en ruta de viaje, o lo que es lo mismo,
se hará todo lo posible por visitarlo.
Otras cuestiones de interés: Pasear por las calles del pueblo es casi tan
agradable como ver y visitar el castillo; no perderse cada uno de sus
rincones, la iglesia de la Asunción del siglo XV (que a pesar de las
expropiaciones sigue siendo propiedad de la Iglesia) restaurada y en uso, la
casa de las Conchas, la del Minarete, la de los Arcos, la casa Rectoral junto
al castillo, el antiguo juzgado y la antigua Casa Consistorial.
Además,
el entorno de Granadilla es de una gran riqueza paisajística, con una
innumerable variedad botánica y animal.
La
curiosidad del pueblo y la belleza del entorno hicieron que un reconocido
director de cine español rodara allí las últimas escenas de una de sus
películas.
Los
antiguos habitantes del pueblo, y sus descendientes, se reúnen dos veces al año
en el lugar: el 15 de agosto para la romería de la Virgen de Agosto, y el 2 de
noviembre, día de los Difuntos, para recordar. Supongo.
Cómo llegar:
desde la A-66, E-803 (la vía de la Plata) y a la altura de La Granja, tomar la Ex205
en dirección a Zarza de Granadilla. Desde aquí, la CC-154 y CC-168 nos llevarán
a Granadilla.
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