martes, 6 de febrero de 2018

Zarza de Granadilla, castillo de Granadilla

Por Granadilla no se pasa, que a Granadilla hay que ir. Así que puedes decidir que ése sitio sea el objetivo de tu viaje o, si el camino te lleva cerca, coger el desvío más oportuno y plantarte allí. 
En este mi caso fue la segunda decisión: viaje con compañía hacia algo más al norte y durante la ruta hago comentarios sobre la villa de Granadilla —la compañía desconocía el lugar y sus circunstancias— y lo cerca que pasaríamos. Nadie opone resistencia y determinan que se dejan llevar; les prometo que valdrá la pena. No conocen el lugar ni por referencias, yo sí pero por fotos y lecturas. así que les voy haciendo saber a los componentes de la compañía todos los datos que conozco, para que se vayan haciendo una composición del lugar que vamos a pisar.
Es verano y el paisaje está seco, pardo, como corresponde a aquella tierra, incluso parece algo triste. Todo cambiará cuando lleguemos a la Villa.
Aparcamos el coche frente a una de las dos puertas de la Villa, concretamente la que se denomina así, de la Villa o también de Béjar, que se sitúa al norte; la otra es la de Coria, localizada en el lado opuesto, al sur. Estamos en horario de visitas y la puerta está abierta, acceso totalmente libre. 

Comienza el paseo por la tan peculiar historia de este lugar. 
Fachada norte del castillo; a la izquierda la puerta de la Villa.
Que no siempre fue Granadilla, en diminutivo, sino Granada.
Fue fundada por los árabes allá por el siglo IX. Y es que el lugar tenía un gran valor estratégico: próximo a la vía de la Plata y sobre una colina que dominaba un extenso territorio. Además, la proximidad del río Alagón garantizaba el agua.
Amurallaron el lugar y construyeron un castillo en la zona aparentemente más vulnerable del cerro. Fue conquistado por el rey Fernando II de León en 1160, que la repobló.
Los árabes ya la llamaban Granada y así siguió llamándose con los cristianos. En 1170 se le concede el título de Villa y adquiere gran relevancia militar por su situación y condición de frontera con las tierras más al sur dominadas aún por los musulmanes.
Recuperada Granada y con ello terminada la Reconquista en 1492, pasó a denominarse Granadilla para evitar confusiones. No obstante, el nombre de Granada siguió utilizándose, en documentos oficiales del Concejo, hasta el siglo XIX.
Pero el nombre minimizado no le restó importancia, pues fue durante toda la Edad Media el núcleo de población más importante de un señorío que abarcaba otras diecisiete poblaciones.
La puerta de la Villa o de Béjar.

El 31 de agosto de 1191, el rey Alfonso IX de León, cedió la villa a la Orden de Santiago, y comienza como en otras muchas ocasiones un ir y venir de herederos:
— en 1282, el rey Alfonso X entregó el ya señorío de Granadilla, junto con otros como el de Ledesma, a su hijo el infante Pedro de Castilla. Reunió este infante, de esta manera, multitud de señoríos y propiedades que
— a su muerte en 1283 pasaron a su hijo Sancho de Castilla que murió en 1312 sin descendencia,
— por lo que todas sus posesiones volvieron a la corona; reinaba entonces Fernando IV, al que sucedería enseguida Alfonso XI que
— cedería todo el paquete completo de señoríos y demás propiedades a su hijo ilegítimo Sancho, y de éste
— a su hija Leonor de Alburquerque y de ésta
— a su hijo Enrique, a la sazón maestre de la Orden de Santiago, al que terminan confiscándole las propiedades por no llevarse bien con Juan II (estamos ya a mediados del siglo XV),
— decidiendo éste último poner orden en todo esto y ordena que la sucesión señorial de la Villa pase en 1446, mediante donación real, a los Álvarez de Toledo, o sea a los Duques de Alba; estos fueron los dueños del lugar hasta la desamortización de 1836, aunque siguieron conservando la propiedad del castillo hasta finales del siglo XIX.
Granadilla nunca se ha inundado.

A mediados del siglo XX, exactamente el 24 de septiembre de 1955 se expropiaron casi todas las tierras de su término para la construcción del que sería el embalse de Gabriel y Galán; incluía la expropiación el casco urbano de la Villa.
El 15 de junio de 1960 se pagaron las indemnizaciones y comenzó el éxodo de sus habitantes, que se prolongó hasta 1964 en que el pueblo fue definitivamente abandonado.
Las aguas del pantano inundaron todas las tierras del entorno, pero oh sorpresa, jamás llegaron a invadir las calles del pueblo, e incluso un reducido brazo de tierra al norte también quedó para siempre seco, lo que ha convertido a este lugar en una pequeña península.
Por último, y ya termino con estos breves apuntes sobre la historia de de Granadilla, en 1965 el Gobierno disolvió administrativa y formalmente el municipio, repartiéndose el territorio entre los municipios limítrofes; concretamente el núcleo urbano pertenece a Zarza de Granadilla.
Vista desde la torre del castillo.

  Fueron los árabes, almohades, allá por los finales del siglo IX, quienes construyeron las primeras murallas que tuvo Granadilla, y las ejecutaron de forma casi circular, siguiendo la orografía del cerro. Aún los musulmanes no habían perfeccionado elementos defensivos característicos de sus construcciones posteriores, como las torres albarranas o las puertas en recodo. Son por tanto más simples, más primitivas.
Los materiales que se utilizaron fueron mampuestos, cantos rodados y tábyiya (hormigón musulmán de cal.
Las actuales murallas, levantadas sobre las anteriores musulmanas, y el castillo fueron mandadas construir en 1473 por el primer Duque de Alba, don García Álvarez de Toledo y Carrillo de Toledo. Las obras duraron hasta 1478 y fueron magníficamente ejecutadas por los maestros de obra Tomás Bretón, Juan Carrera y un tal De Troya.
Las edificaciones del pueblo se distribuyeron de manera radial, situando una Plaza Mayor sobre el punto más elevado del terreno, y a su alrededor las casas destinadas al concejo y sus miembros y las viviendas de las gentes más destacadas.
El acceso al pueblo es a través de la puerta de la Villa, una de las dos con que consta la muralla. Está situada en un retranqueo que hace la muralla y que, a falta de alguna torre de flanqueo, le sirve como protección a la izquierda. En el lado derecho, es el propio castillo el que sirve de amparo a la puerta.
La otra puerta, la de Coria, se encuentra en el lado totalmente opuesto, siguiendo en toda su longitud la calle Mayor.

Pero evidentemente, el elemento más relevante de todo el conjunto es el castillo, que se encuentra muy cerca de la puerta de la Villa, protegiéndola. Fue construido junto a la muralla y sobre ella, formando sus muros parte de la misma.
Tiene un cuerpo central prismático, de planta cuadrangular, al que se adosa a cada uno de sus lados un cuerpo semicilíndrico, los cuales a la vez que refuerzan sus defensas, aumentan la superficie de cada una de las plantas (lo que viene a ser una planta polilobulada).
Esta curiosa forma, unida a su altura, le confiere una notable esbeltez y un espectacular aspecto. Si a ello se une su magnífica y perfecta sillería, entonces podremos decir que, sin duda, estamos ante una de las mejores torres de la Península.
Cortejador en una de las ventanas de la torre.

Letrina.
Su interior se divide en cuatro plantas, de abajo a arriba: sótano con aljibe y mazmorra; dos plantas como viviendas con estancias y ventanas enrejadas; y la superior como sala de armas.
El cuerpo central se levanta sobre el resto una planta más, conformando lo que sería una gran y fuerte torre caballera. Todas las plantas están cubiertas con bóvedas de cañón.
Terraza en la tercera planta de la torre.





En la tercera planta se ubica una terraza perimetral que sigue en su perímetro la forma polilobulada de la planta de la torre. Está defendida por un almenado apuntado y decorado con bolas. En los antepechos se disponen troneras. Este conjunto vuela sobre la vertical de los muros de la torre, como si de un matacán corrido se tratara, quedando soportado por numerosas ménsulas unidas por dinteles con forma de doble arquillo.
Entrada a la barbacana del castillo.
En la fachada que se orienta al interior de la población se levanta extrañamente una barbacana, cuando lo más lógico es que ésta se hubiera construido extramuros. Es a través de esta barbacana por donde se accede al interior de la torre.

A partir de 1980, el castillo es restaurado de manera urgente, pues se encontraba en un lamentable estado; deterioro producido principalmente por las lluvias, que habían hecho mucho daño durante siglos; para protegerla, se construyó una poco agraciada cubierta que, al menos, ha frenado el proceso de deterioro de su interior. Lo mejor de la solución es que no ha tratado de imitar, sino todo lo contrario.
Y como más arriba se hizo mención de quienes fueron sus primitivos constructores, me parece justo dejar aquí también los nombres de quienes, a principios de los ochenta del siglo XX, formaron el equipo de arquitectos que se encargaron del proyecto de restauración del castillo: Jacinto Pico Hormeño, Juan Antonio Espejel Díaz y Eduardo Navarro Pallares.
Lo mismo ocurrió con las murallas y sus puertas, y también con el recinto defensivo del castillo en el interior de la villa. Estas obras terminaron en marzo de 1983.

Nombre: Castillo de Granadilla.
Provincia: Cáceres
Municipio: Zarza de Granadilla
Localidad: Granadilla.
Tipología: Castillo.
Época de construcción: entre los siglos IX y X; reconstruido en el siglo XIII   y a finales del siglo XV.
Recuperado y restaurado en la primera mitad de la década de los ochenta del pasado siglo.
Estado: En muy buen estado de conservación y vista, a pesar de la desafortunada pero práctica cubierta que se construyó y que, a modo de canopia, protege las deterioradas piedras y ha frenado la ruina del edificio.
La muralla se encuentra en un estado de ruina consolidada.

Propiedad: de la Confederación Hidrográfica del Tajo.
Uso: se destina a Centro de Vigilancia Rural.
Y también turístico. Es una magnífica atalaya no sólo para disfrutar de la vista que se tiene de la población y del paisaje, sino también para la lucha contra incendios.
Visitas: el exterior es libre pero el acceso al interior no lo es, es necesario sujetarse a unos horarios concretos (cierran la puerta de la muralla fuera de esos horarios). Mejor informarse antes.
Protección: Está declarado Conjunto Histórico Artístico desde 1980.
Desde 1984 está incluido en el Programa de Recuperación de Pueblos Abandonados.
Es Bien de Interés Público desde el 3 de septiembre de 1991.
Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
Clasificación subjetiva: 3, es decir, se incluirá obligatoriamente en ruta de viaje, o lo que es lo mismo, se hará todo lo posible por visitarlo.

Otras cuestiones de interés: Pasear por las calles del pueblo es casi tan agradable como ver y visitar el castillo; no perderse cada uno de sus rincones, la iglesia de la Asunción del siglo XV (que a pesar de las expropiaciones sigue siendo propiedad de la Iglesia) restaurada y en uso, la casa de las Conchas, la del Minarete, la de los Arcos, la casa Rectoral junto al castillo, el antiguo juzgado y la antigua Casa Consistorial.
Además, el entorno de Granadilla es de una gran riqueza paisajística, con una innumerable variedad botánica y animal.
La curiosidad del pueblo y la belleza del entorno hicieron que un reconocido director de cine español rodara allí las últimas escenas de una de sus películas.
Los antiguos habitantes del pueblo, y sus descendientes, se reúnen dos veces al año en el lugar: el 15 de agosto para la romería de la Virgen de Agosto, y el 2 de noviembre, día de los Difuntos, para recordar. Supongo.
Cómo llegar: desde la A-66, E-803 (la vía de la Plata) y a la altura de La Granja, tomar la Ex205 en dirección a Zarza de Granadilla. Desde aquí, la CC-154 y CC-168 nos llevarán a Granadilla.





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