Al este de la
provincia de Huelva, en la comarca del Andévalo, muy cerca de Portugal, está
Paymogo. Y como creía que por Paymogo no se pasaba, sino que se iba, allí que
fui a ver su castillo, o mejor, su fuerte, porque es fuerte y no castillo,
aunque comúnmente sea esto último. Luego supe, mirando un mapa, que la fina
línea del Chanza se salta gracias a un puente nuevo, por lo que a Portugal se
puede ir pasando por Paymogo. Vaya calor que hacía ese día, apenas por las
calles se veía vida, por lo que la visita se adivinaba corta: el castillo y
nada más.
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El castillo de Paymogo desde el este.
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Desde que conocí
su existencia, me ha llamado la atención su nombre, Paymogo; incluso me
pareció, perdonadme, cómico. Una vez conocido los orígenes de tan singular
topónimo cambié de opinión.
Son dos las
versiones que se disputan el origen de tan “extraño”
nombre. La primera habla de la existencia de un hechicero, vaya usted a
saber cuándo, recolector de hierbas silvestres, que poseía grandes poderes
curativos; tal fue su fama que a estas
tierras se las llamó el país del Mago, nombre que con el tiempo quedó
transformado en Paimogo.
La segunda se
aleja de la leyenda para hacérnoslo más creíble, y para ello simplifica su
origen diciendo que pai deriva del
latín pagus, pueblo o aldea, y mogo viene a ser algo así como mojón.
Conclusión: Paimogo designaba un pueblo situado en un límite o en una frontera.
Luego, en el siglo XIX se decide cambiar la i
por y, con lo que el topónimo quedó
tal y como hoy lo nombramos, Paymogo.
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Explanada frente a la iglesia
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Seguramente
el lugar ha estado poblado desde tiempos remotos, como todos. Pero datos
fidedignos se tienen desde mediados del siglo XIII en que los Templarios que
acompañaban al rey Fernando III,
conquistaron estas tierras.
A
continuación, un salto en el tiempo y nos ponemos en el siglo XVII, etapa de
prosperidad y de enfrentamientos con Portugal. Es el momento de la Guerra de
Restauración y sus consecuencias: invasiones hacia y desde Portugal a
principios del siglo XVIII, lo que obligó a la construcción de fortificaciones
a lo largo de la frontera y a ambos lados, y provocó el despoblamiento de todo el Andévalo occidental.
Durante
el siglo XIX, y ya más tranquilos, son las minas de pirita, hierro y cobre, las
que hacen elevar el bienestar económico del pueblo. Pero tras su cierre, estas
tierras vuelven a sustentarse por la agricultura y la ganadería. Y así hasta
hoy.
El castillo se
encuentra en el extremo norte de la población, destacando sobre un ligero
promontorio. Desde ahí domina con claridad las tierras del noroeste y los
caminos desde Portugal. A sus pies, y hacia el sureste, el caserío se
desparrama tranquilo bajo su protección.
El acceso al
castillo es libre, una cancela abierta me lo permite. Paseo tranquilamente por
sus adarves y baluartes, miro el extenso paisaje y aguanto resignadamente el
calor.
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La iglesia desde el baluarte este
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Leo
que el actual castillo está levantado sobre otro del siglo XV, del cual no
encuentro nada, así que lo que aquí se diga será sólo del fuerte actual.
Éste
fue construido a mediados del siglo XVII, entre 1644 y 1666, en el contexto de
las guerras contra Portugal que supusieron su independencia del reino de
España, por lo que su tipología es la de fuerte abaluartado. Durante estos
enfrentamientos, la población fue arrasada dos veces.
En
su interior se edificó una iglesia que sirviera de refugio de la población,
además de lugar de culto. Este hecho, la construcción de la iglesia, llama la atención pues al ser un edificio que
sobresale sobre las murallas del fuerte, hace pensar que debió ser un buen
blanco en el paisaje al que apuntaran los cañones portugueses.
Hasta
mediados del siglo XIX contó con una guarnición estable. Perdido su interés
militar y estratégico, quedó abandonado a su suerte.
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(de bibliotecavirtualdeladefensa.es)
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Adarve que une los baluarte norte y este. Bajo el parapeto, la banqueta para los fusileros.
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El
recinto estuvo rodeado por un antemuro en forma de estrella de ocho puntas. El
acceso se abría en la fachada sureste y quedaba protegido por el baluarte sur.
Inmediatamente después se levantaba un revellín. Tanto éste como la muralla han
desaparecido, presentando actualmente una amplia explanada desde la que se
accede a la iglesia.
El
castillo que hoy vemos está formado por cuatro baluartes unidos entre sí por
murallas que proyectan una planta rectangular, orientándose cada baluarte, más
o menos, hacia los puntos cardinales. Los baluartes, que contaban con dos
cañones cada uno, fueron reformados en el siglo XIX para poder alojar más
piezas de artillería.
Fueron
construidos sus muros con lascas de pizarra, rellenos de piedras, y enfoscados
de cal de gran espesor. Los pavimentos de los adarves son guijarros de piedras,
y en algunos tramos aún se observan los originales.
Las
dependencias del castillo debieron estar adosadas, algunas, a los muros de la
iglesia. Hoy podemos apreciar los arranques de los muros de otras, adosados al
lienzo que une los baluartes este y norte. El castillo contó, además de los
espacios correspondientes a la guarnición y residencia del alcaide, con
cuadras, almacenes, polvorín, cocina y aljibe.
Los
baluartes tuvieron tres rampas de acceso: una hacia el sur, desaparecida; por
la del lado noreste accedo, y la
tercera, junto al baluarte oeste que está cerrada por una reja.
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Lo que queda de las dependencias interiores, adosado al muro noreste. |
La iglesia está
cerrada. Leo que está en buen estado, que se restauraron unos frisos y el
campanario, y que se limpió todo su perímetro para dejarla totalmente exenta de
la muralla; pero lo que veo en sus
fachadas me hace pensar otra cosa, su aspecto exterior deja mucho que desear.
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La Iglesia desde el baluarte sur.
RESUMIENDO:
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Nombre: Castillo de Paymogo.
Localidad: Paymogo.
Municipio: Paymogo.
Provincia: Huelva.
Tipología: Castillo-fuerte
Época de construcción: Siglo XVII
Obras posteriores: En 2000 se
intervino parcialmente en su recuperación.
Estado: Murallas y baluartes consolidados.
Menos es nada. Pero no habría que dejarlo ahí.
Protección: Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
Declarado monumento nacional el 22 de abril de 1944.
Está incluido en el Inventario del Patrimonio Cultural Europeo (IPCE)
Bien de Interés Cultural, catalogado por la Junta de Andalucía.
Propiedad y uso: titularidad
pública; sin uso definido, paseas por él y contemplas el paisaje. La Iglesia es
la parroquia del pueblo y se dedica al culto.
Visitas: Acceso libre.
Estuve por allí en abril de 2017.
Mi clasificación (2): si se pasa cerca y se va con tiempo pues se acerca uno a verlo. Es decir, que se incluirá en una ruta de viaje pero no pasa nada si luego no se visita.
Otras cuestiones de interés:
La
ermita de San Sebastián, el patrón del pueblo; y la casa de Manuel María de
Soto Vázquez.
Profusión
de fiestas y eventos, tales como un festival Flamenco, Carnavales, la Romería
de la Santa Cruz, Verbenas, Feria de agosto y Feria del gurumelo. Y los Pirulitos de San Juan Y
San Pedro. Como se puede ver, todo el año ocupado. Consulten la web del ayuntamiento.
Cómo llegar: desde Sevilla,
tomar la A-66 o E-803 hasta la salida 782 dirección Portugal. Continuar hasta
Rosal de la Frontera, giro a la izquierda aquí y por la A-495 continuamos hasta
Santa Bárbara de Casa. Buscar la HU-741 que nos llevará a Paymogo. Este es un
buen camino para dar una vuelta, de paso, por la sierra de Huelva, que siempre
es de agradecer.
Pero
también se puede tomar la A-49 dirección Portugal hasta la salida 87 para coger
la N-431, y por ella hasta Gibraleón, girar hacia la A-495 que nos llevará
hasta Alosno y por la HU-4403 hasta Puebla de Guzmán. Desde aquí, por la
HU-5401, llegamos sin dificultad a Paymogo.