martes, 29 de agosto de 2017

Jerez de la Frontera, castillo de El Berroquejo o del Berrueco

A pesar de su estado físico, es casi una roca más del cerro, que parece inferirle un carácter cercano a la timidez-vergüenza, y por ello intenta esconderse o mimetizarse en el paisaje tras el apretado bosquecillo de acebuches y lentiscos. Y a pesar eso, y de la velocidad de crucero del coche, y la conversación con la compañía, lo vi, como no podía ser de otro modo.
Desde donde está, fue uno de los ojos que vigilaba el camino que discurría entre Jerez y Gibraltar. Hoy, aburrido de ver pasar el constante ir y venir de vehículos por la autovía que lleva al sur del sur, languidece silencioso en soledad, arruinándose cada día un poquito. Más aún, estoy seguro que nadie lo mira, ni siquiera perciben su existencia; no creo que le dediquen una fugaz mirada de ni siquiera un par de segundos.
Se trata del castillo de Berroquejo, o del Berrueco —e incluso leo por ahí Barrueco—, que es el nombre del cerrillo donde se asienta; y está en tierras de Jerez de la Frontera, de cuyo sistema defensivo formó parte allá por el Medievo.
Sobre su nombre, el del cerro, leo en la red que parece tener un claro origen celta, relacionado con las palabras castellanas barro y tierra; lo que se me antoja un poco pretencioso. Me quedo con la definición de la RAE que es más clara, concisa y acertada:
Berrueco: peñasco granítico aislado. Porque así es el montículo, granítico e imponentemente aislado.
Y si Berrueco es el lugar —los árabes lo llamaron Al Sajara, la peña—, Berroquejo es quien está en el Berrueco, o sea el castillo. Pues ya está, significado del topónimo aclarado.

He de confesar que no subí al castillo; abandoné la autovía, y accedí al camino que discurre paralelo a ella hasta aproximarme a la falda del montículo y desde allí lo observé y fotografié. Es éste, por tanto, uno de esos paseos fingidos que de vez en cuando uno hace al ver, sin previsión, un castillo o una torre; cuando se pasa junto a él y no ate detienes, o te detienes muy poco, lo suficiente para sostenerle un rato la mirada, inmortalizarle en tu cámara fotográfica y continuar el camino.

Y eso es lo que me toca ahora, fingir el paseo y recurrir a otros paseantes, tomar prestadas sus palabras e incluso alguna foto, para así conocerlo y dejarlo aquí reseñado.



EL CASTILLO:

El castillo tiene un origen alfonsino, de Alfonso X de León y Castilla, que entre otras muchas cosas fue el fundador de la Orden de Santa María de España, o de la Estrella. Se trataba de una orden militar, creada en 1270, a imitación de otras como la de Calatrava, pero cuya finalidad era, principalmente, la defensa naval de las aguas de la Corona de Castilla. Dado el carácter marinero de la orden, tuvo su sede matriz en la ciudad de Cartagena.
¿Y a qué viene todo esto?, pues viene a que dicha Orden poseyó, por donación real, algunos castillos; entre otros el de San Marcos en el Puerto de Santa María —que incluyó una sede de la Orden—, el de Alcalá de los Gazules, Torrestrella en Medina Sidonia y, el que hoy paseo, el del Berroquejo.
Posesión que fue corta en el tiempo pues a raíz de la derrota en la batalla de Moclín —23 de junio de 1280— sufrida contra las tropas de Muhammad II de Granada, por parte de un ejército cristiano formado por caballeros de las órdenes de Santiago y de Santa María, y el no menos deplorable desastre acaecido en el enfrentamiento entre el almirante Pedro Martínez y Abu Yaqub Yusuf en la batalla de Algeciras dos años antes —25 de julio de 1278—, la orden de la Estrella fue disuelta y sus componentes se integraron en la de Santiago.
Hasta aquí el inciso para colocar en contexto histórico a nuestro castillo.


Fue uno de los muchos castillos que formaban parte de una línea que defendía las ya ganadas tierras de Jerez contra las algaradas desde África a fin de controlar el sur y con ello el estrecho de Gibraltar; o desde Granada, pues la frontera con el reino nazarí estaba en lo que hoy es provincia de Cádiz.
En el castillo o en sus inmediaciones se dice que descansó —las crónicas hablan de octubre de 1340— Alfonso XI en alguna de sus idas desde Sevilla a Tarifa —hasta en cinco ocasiones bajó al sur en su afán de conquistar las tierras junto al estrecho— haciendo tiempo hasta reunir las tropas suficientes y suministros suficientes para emprender la empresa militar pretendida.
También se dice que, probablemente, estuvo aquí encerrada Doña Blanca, primer mujer del rey Pedro I, el Cruel o el Justiciero, según el bando que se trate. Como también se dice del Alcázar de Jerez, el castillo de Medina sidonia o la torre de Sidueña en el Puerto de Santa María. Así que otra torre de doña Blanca a añadir a la lista.
Enrique IV donó el castillo y gran cantidad de tierras circundantes a Martín Gómez de Vera; donación que fue rebajada posteriormente, en lo que a las tierras se refiere, por los Reyes Católicos. Y eso que Gómez de Vera había conquistado la isla de Gran Canaria para la corona de Castilla. Pero el castillo siguió estando en poder de de los Gómez de Vera. Quizás las pocas mejoras que en él se hicieron, fueron hechas en esa época.

Con la ausencia de peligros, invasiones musulmanas y demás asuntos bélicos, el pequeño castillo perdió su valor y comenzó a ganar en ruina.
Continuó siendo un hito en el camino entre Medina y Jerez hasta bien entrado el siglo XVIII, cuando su relevancia militar ya era nula.
Que es lo que hoy es: nulo en lo militar pero jalón en el camino, Y ahí sigue, para el que quiera verlo.



LOS DETALLES:

De pequeño tamaño, mantiene a duras penas su torre central y escasos tramos de su cerca circundando la peña, desperdigados en sus caras sur y oeste, o insertos en la roca de la montaña, que a veces parece haber sido trabajada como si parte de la edificación fuera.
La única torre del castillo.
Interior de la torre  (de entornoajerez.com)

La torre es cuadrada, sin cubierta, pero se observan los restos de las trompas en los arranques de lo que fue una bóveda de crucería. Aún se aprecia lo que fue una ventana enmarcada en un arco de ladrillo.
Fue levantada con toscos mampuestos y ladrillos en sus esquinas y en algunas verdugadas. Por la calidad de la fábrica, se intuye celeridad e incluso impericia en quienes fueron sus constructores.

El Berroquejo desde el aire  (de entornoajerez.com)


RESUMIENDO:

Nombre
: Castillo del Berrueco o de Berroquejo
Municipio: Jerez de la Frontera
Provincia: Cádiz

Tipología: Castillo
Época de construcción: siglo XIII
Estado: Ruinoso, y es imparable su ruina. Pero guarda y muestra una extraña belleza que asoma discretamente de entre la frondosa vegetación que cubre sus piedras. Hay castillos que, a pesar de su deplorable estado, me hacen sentir más emoción que esos recién renacidos de pretenciosas restauraciones. Castillos como éste son los que me hacen amar, verdaderamente, las piedras viejas.
Propiedad: lo desconozco.
Uso: residencia de grajos y eventual mirador.
Visitas: totalmente libre, basta saltar alguna valla y emprender la subida al cerro.

Protección: Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
Está declarado Bien de Interés Cultural desde 12985.
Clasificación subjetiva: 2, es decir, si se pasa cerca y se va con tiempo pues se acerca uno a verlo. Al estar junto a la autovía, si lo ves, párate, busca el camino y acércate a saludarlo.

Otras cuestiones de interés: Más adelante, hacia el kilómetro 31, no olvidar mirar a la derecha y contemplar la magnífica silueta del horizonte, con el castillo de Torrestrella de protagonista.
Cómo llegar: por la A-381, entre Jerez y Medina Sidonia, hacia el kilometro 17, abandonar la autovía y acceder a la falda del montículo. Desde ahí andando subir al castillo, previa búsqueda del camino. En aquella ocasión, no subí. Y aún no lo he hecho.

No hay comentarios:

Publicar un comentario