martes, 15 de diciembre de 2015

San Bartolomé de la Torre, torre de San Bartolomé

Hoy paseo por otra torre, también semi arruinada, que visité hace años y de la que acabo de encontrar las fotografías que en aquel momento hice. Recuerdo que la única referencia que entonces de ella tenía era una foto de un casi montón de escombros que en absoluto animaba a ser visitada. Fue un compromiso laboral el que me llevó a este pueblo y ya allí, treinta minutos me bastaron para  comprobar que no era un montón de escombros y que esos minutos estuvieron bien empleados. Como siempre.
Aquella foto que yo tenía...
Está San Bartolomé de la Torre cerca de Huelva, hacia el norte, ya en el Andévalo, aunque por ahí leo que a esta tierra la llaman la Tierra Llana. 
Y aquí más arregladita.
Sobre su historia, pues como todos:
que ya hubo por aquí antiquísimos asentamientos, lo menos desde el Neolítico. Y la prueba está en un sepulcro megalítico existente en el Cabezo de las Palmas, un pequeño dólmen junto al que se hallaron otros restos.
En 1267, Alfonso X incluye estas tierras en el término de Gibraleón, que a su vez era dependiente de Niebla.
Los nuevos señores, en este caso el de Gibraleón, entraran en desavenencias con estamentos superiores, por lo que necesitaran reforzar su territorio con fortificaciones y torres defensivas o de vigilancia que garanticen los límites de sus jurisdicciones. el control de los caminos y, en definitiva, su seguridad.
Pero a pesar de haber estado estas tierras ocupadas desde hace tanto, las primeras noticias ciertas que se tienen son de finales del siglo XVI, exactamente de 1589, cuando es fundado el pueblo mediante una carta puebla que daba carácter al poblamiento existente; era este territorio, por entonces, del domino del ya Marquesado de Gibraleón.
Ahora un salto en el tiempo y nos ponemos en la guerra de la Independencia, cuando este pueblo, como casi todos, fue expoliado por las tropas francesas, sufriendo la destrucción, entre otros valores, de su archivo municipal.
Ea, pues nos quedamos sin más datos.

Vayámonos a la torre, que está al norte de la población, a las afueras, a poco más de quinientos metros, junto a un camino-calle llamado, presuntuosamente, avenida de la Torre.



Se cree que su construcción es de la segunda mitad del siglo XIII, y se supone así porque aquella fue una época convulsa en esas tierras como más arriba se dice: conflictos con los vecinos portugueses, inestabilidad social o el poder desde Sevilla manteniéndose fuerte frente al apogeo de los señoríos.

A finales del siglo XX, en 1986, fue sometida a obras de reconstrucción y consolidación, lo que le ha dado un aspecto más limpio, reconocible y estable.
 La planta de la torre es cuadrada; sus paredes de tapial se apoyan sobre un zócalo de sillares, habiéndose reconstruido las esquinas con ladrillo a fin de reforzar el edificio. Lo cual no deja de ser una mera reinterpretación de los elementos que faltaban. Todos los elementos que se recuperaron hacen pensar que, aunque la construcción es cristiana, su influencia almohade es evidente.
Debió tener dos plantas más terraza, no apreciándose restos de bóveda ni escalera.
Pues hasta aquí.
  
Nombre: Torre de San Bartolomé de la Torre
Municipio: San Bartolomé de la Torre
Provincia: Huelva

Tipología: Torre
Época de construcción: siglo XIII
Estado: Ruina consolidada.
Propiedad: Pública.
Uso: Ninguno, está cerrada, Solo para mirarla y figurar en el escudo del municipio.
Protección: Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
En el año 1993 la Junta de Andalucía otorgó reconocimiento especial a los castillos de la Comunidad Autónoma de Andalucía.
Visitas: Sólo el exterior. De todas formas, en el interior hay poco que ver.
Cómo llegar: Desde Sevilla, tomar la A-49 en dirección a Portugal; salir en Gibraleón, y desde ahí la A-495 hasta San Bartolomé.





Otras cuestiones de interés:

Calificación subjetiva:  2 
Si se pasa cerca y voy con tiempo se visita, o lo que es lo mismo, se incluirá en una ruta de viaje pero no pasa nada si luego no se visita.
Es decir, que si pasas cerca pues paras y la miras.






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