Pasas delante de esta casa sin apenas enterarte. Sólo te vas fijando en pulidos escudos nobiliarios y muros de ordenada sillería. No ves ésta que pide a gritos ayuda, y no sólo para sostenerse; también un poco de limpieza, de adecentamiento, lo suficiente como para llamar un poquito la atención e invitar a detenerse unos minutos ante su fachada. Ante ella,no hay duda, el turista mirará hacia otro lado.
Lo dicho, que caminas con el paso algo ligero, en medio del grupo de turistas del que formas parte, en dirección a la Colegiata, que el mapa te dice que está allí más adelante, y al recorrer la llamada calle de La Carrera, casi en la esquina con la de Bertrand Clisson —que fue hijo adoptivo y alcalde honorífico de Santillana del Mar, fallecido en 2007—, no percibes que a tu lado queda una casa de esas que llaman casas fuertes pero que luego te enteras que aquí la llaman torre, aunque no tenga torre.
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Fachada principal (de listaroja.hispanianostra.org) |
La torre, mejor la casa, de los Velarde —que también se la conoce como del Cantón, quizá porque a partir de ella la calle cambia a ese nombre, no lo sé—, perteneció a una familia que se asentaron en Santillana en el primer tercio del siglo XIV. Se sabe que, en 1330, Juan Velarde y su mujer, María de los Ríos, residían en la población, pero no en esta casa, que se construiría un siglo después: por lo tanto, ésta no fue el primer solar de la familia.
La casa fuerte que hoy paseo fue construida a mediados del siglo XV por García de Velarde. No confundir con el Palacio de los Velarde, levantado un siglo después por otro Velarde de nombre Alonso; edificio éste último igual de decrépito que el que ahora me ocupa, pero por suerte para él, mucho más fotografiado; al fin y al cabo, se encuentra junto a la colegiata, y eso da bastante más juego.
A finales de ese siglo XV, el señor era Ruy Hernández de Velarde, conocido como “el Mozo” que, junto a su mujer fundaron el mayorazgo familiar en 1528. Un biznieto de estos, Pedro Velarde, por matrimonio se haría con otro importante mayorazgo cántabro, el de los Calderón de la Barca.
La casa tiene planta poligonal, casi rectangular, muy alargada, de tres plantas y tejado a dos aguas. A su izquierda otro cuerpo de una sola planta hace esquina con la prolongación de la calle Las Lindas —actual calle Bertrand Clisson—; éste último es obra del siglo XVIII. Posiblemente la casa tuvo más superficie edificada, pues se sabe que a lo largo de los tiempos fue muy reformada: en el siglo XVII se eliminó una planta y se modificaron algunos vanos. Con esta reforma perdería su apariencia de torre, quedando enrasada con la contigua, con la que parece tener continuidad.
Se trata de un edificio de estilo gótico pero muy sobrio en el que apenas si destaca su puerta en arco apuntado, y a su lado otra puerta, tapiada, con arco de medio punto. En la primera planta se abren dos discretos huecos, uno con arco trilobulado y el otro conopial. Estos vanos se abrieron en la reforma del siglo XVII, sustituyendo a otros aún más pequeños, posiblemente unas saeteras.
La planta baja está ejecutada con sillería, al igual que sus esquinas y huecos; las plantas superiores son de mampuestos.
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Puertas en la fachada principal (de listaroja.hispanianostra.org)
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Ventana en la fachada principal (de listaroja.hispanianostra.org) |
Curiosidad:
leo en listaroja.hispanianostra.org
que, «…a la muerte de Pedro Velarde, en 1630, se realizó un inventario de
los enseres que había en la torre… que ayuda a entender cómo era la
forma de vida de un rico hidalgo en el siglo XVII» y que a
continuación transcribo:
«… la planta baja estaba
distribuida en: sala principal “con seis recias sillas con respaldos y
asientos de cuero negro”, bancos de respaldo adosados a las paredes y una
mesa; despacho con “bufete” de nogal y acebo” y el comedor “con
mesa y aparador de nogal”. Las paredes se adornaban con “un espexo
de cristal grande y bueno” y “catorce cuadros que son de distintos
nombres de Santos”.
En el piso superior había otra
sala con “doce cuadros y cuatro arcas de cedro, adornada con un pistoletín
de chispa muy bueno, con su caja de cuero verde, guarnecida la culata, con el
albacón dorado y dos cotas de malla fina, muy buenas»; los dormitorios “con
camas de campo encordeladas, con colgaduras de gorguerán y flecos de seda de
colores, y cofres de cuero claveteados, en los que se guardaban las ropas y
sábanas de Holanda y lino de la tierra”, y el resto del ajuar. Por
último, “la amplia
cocina de ennegrecidas paredes”, iluminada por “cuatro candelabros”,
contenía “cinco calderas de cobre, cuatro asadores de fierro, dos sartenes
también de cobre y siete jarras de estaño grandes. Abundaba la loza de
Talavera, en cantidades hasta de cinco docenas de platos y tres de escudillas”. “Tres
maseras grandes” servían para elaborar el pan que se hacía en la torre».

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Fachada trasera (de listaroja.hispanianostra.org) |
RESUMIENDO:
Nombre: Torre de los Velarde.
Localidad: Santillana del Mar
Municipio: Santillana del Mar
Provincia: Cantabria.
Tipología: Casa fuerte.
Época de construcción:
siglo XV.
Estado: Abandonada a su
suerte, en pésima situación a pesar de encontrarse en pleno casco histórico de
Santillana del Mar.
Propiedad: Privada.
Uso: ninguno.
Visitas: no es visitable.
Protección: bajo la protección de
la Declaración Genérica del Decreto de 22 de abril de 1949 y la Ley 16/1985
sobre Patrimonio Histórico Español.
Está declarada, es de
suponer, como todo el conjunto urbano de Santillana del Mar, Bien de Interés
Cultural.
Calificación subjetiva: 2,
o sea, que si se pasa cerca y se va con tiempo pues se acerca uno a verla. O lo
que es lo mismo, que se incluirá en una ruta de viaje, pero no pasa nada si
luego no se visita.
Pero claro, como suelo
decir esta nota es para la torre, excluido el contexto, porque si se
contextualizara, es decir, que el contexto es toda la población, la nota sería
de 5, o sea, que no sólo no
hay que perdérselo bajo ningún concepto, sino que además hay obligación de
verlo antes de morir.
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