martes, 30 de abril de 2019

Almadén de la Plata, castillo de Almadén

Camino hacia el norte, y siguiendo la senda que desde hace siglos llaman la Vía de la Plata —lo de Ruta de la Plata no me gusta nada y ya la redundancia de Ruta de la Vía de la Plata: inaguantable— llego y paseo hoy por uno de los paisajes, sino el que más, que me emocionan con mayor intensidad y que me obligan a afirmar que vivo en uno de los lugares más hermosos de mi país.
Llego, mejor dicho llegamos, a Almadén de la Plata, en la Sierra Norte de Sevilla; pueblo enclavado en pleno Parque Natural:

Bellísimo paraje que ya frecuentaron en la antigüedad gentes como los iberos y los tartessos. También los griegos y fenicios que se aventuraron a subir desde la costa. Y todo ello por los yacimientos de plata y cobre de la zona.
Después llegaron los romanos para explotar las canteras de mármol, material que fue muy empleado en la ciudad de Itálica.
Por las mismas razones también estuvieron por aquí los árabes, que llamaron al lugar Al Medin Balat, las minas de la calzada, topónimo que ha derivado en el actual, Almadén, al que sigue el material de aquellas minas, completándose en Almadén de la Plata.
Los árabes la fortificaron y la perdieron a manos de caballeros de la Orden de Santiago a la orden del rey Fernando el Santo. Éste les concede Carta de Puebla y escudo con castillo y león. Doscientos años después los Reyes Católicos proclaman su lealtad a la corona.
Por entonces, y durante la construcción de la Catedral de Sevilla, las canteras del lugar aportaron piedra para la Capilla Real.
Y el 8 de marzo de 1526, el Emperador cenó y pasó la noche en este afortunado pueblo. Iba camino de Sevilla, donde se casó con Isabel de Portugal tres días después.

Este último hecho, la cena y pernoctación de Carlos I, es razón suficiente e incluso única, para que Almadén de la Plata esté en la Historia. Pero no por ello he de olvidar su castillo —o lo poco que de él queda—. Así que vamos a por él.

De origen islámico, y antes romano, el castillo como tal conocemos fue construido a mediados del siglo XIV, para completar la Banda Gallega, y así defender las tierras del reino de Sevilla de portugueses y caballeros de órdenes religiosas con intenciones bélicas. A partir del siglo XV pasó a depender de la jurisdicción de la ciudad de Sevilla.

Antes cumplió la doble misión de vigilar la Vía de la Plata y proteger las minas existentes —se dice que hubo una en el lugar que hoy ocupa la iglesia de Santa María de Gracia—; de ahí su ubicación en una cota no muy elevada.
En el siglo XVIII se utilizaron los restos del castillo para la construcción de un pósito municipal —edificio destinado al almacenaje de cereales procedentes de las cosechas de los lugareños, desde donde más tarde los podrían retirar previo descuento de las cantidades correspondientes a los impuestos— y también cárcel. Se remodeló añadiéndose la arcada de ladrillo de la fachada.
A mediados del siglo XX se parcelaron gran parte de los terrenos ocupados por el castillo, y se vendieron dichas parcelas para la construcción de viviendas. De esta manera se perdieron muchos e importantes datos del edificio que quedaron entre los cimientos y medianeras de las viviendas que conforman la manzana que ocupó el castillo.
En 1997 se hicieron obras de recuperación de algunos elementos constructivos, incluido el pósito, para su adaptación y uso por parte del ayuntamiento como sede del Consistorio.

De pequeño tamaño, el castillo de Almadén de la Plata tuvo Torre del Homenaje, algunas torres de flanqueo y aljibe.
La primera es lo más significativo que hoy podemos contemplar, aunque reconstruida hasta la altura que se cree tuvo la original. También un lienzo de muralla en el interior del actual edificio y parte de otra torre, llamada del Cubo, que hace esquina con la calle Abades, desde donde continúa otro trozo de lienzo.
Tuvo la entrada por la torre del Homenaje, que luego fue la del pósito, donde ahora se ven tres huecos que simulan ser troneras.
  
Nombre: Castillo de Almadén de la Plata
Municipio: Almadén de la Plata.
Provincia: Sevilla

Tipología: Castillo
Época de construcción: siglo XIV —aproximadamente en 1350—.
Estado: En relativo buen estado la torre y poco más. Al fin y al cabo, su integración en el edificio consistorial ha hecho que se conserven esas pocas piedras.
Propiedad: Pública.
Visitas: totalmente libre, ya que son oficinas públicas. Excepto en domingo que es cuando fui.
Protección: Está declarado bien de Interés Cultural por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía desde el 25 de junio de 1985.
En 1993 la Junta de Andalucía otorgó reconocimiento especial a los castillos de la Comunidad Andaluza.

Clasificación subjetiva: 2, o sea, que Si se pasa cerca y se va con tiempo pues se acerca uno a verlo.
Cómo llegar: Lo más fácil, y así se tiene la posibilidad devisitar otros castillos, es que desde Santa Olalla del Cala (N-630, A-461, E-803), se tome la carretera SE-177 hacia El Real de la Jara, y desde aquí a Almadén de la Plata.


Otras cuestiones de interés: Recorrer la Sierra Norte de Sevilla y admirar el paisaje. Que ya es bastante.


jueves, 25 de abril de 2019

Glosarios: Castillos, torres, fuertes y demás (letra H)

HACHÓN:
También llamada hacha, es una antorcha, hecha de una mecha de esparto y alquitrán, materiales con los que consigue resistir al viento sin apagarse.
Y además, brasero que se colocaba en los muros y en el que se quemaba incienso u otras sustancias, en celebraciones y banquetes.

HA-HA:
Pequeño foso que corta inesperadamente el terreno y que habitualmente estaba cubierto por tablones que se retiraban todos o en parte cuando las circunstancias lo aconsejaban, por ejemplo retrasar el avance de los atacantes. A partir del siglo XVI se comenzaron a utilizar en los jardines.
También es una región de Marruecos, pero aquí no viene al caso.

HISN (pl. HUSUM):
Término genérico que alude a un lugar fortificado, bien un lugar de difícil acceso y ligeramente reforzado, o una auténtica población amurallada.
Así llamados los castillos musulmanes (en plural husun), en la Penísula Ibérica, que defendían cierto territorio habitado.
Dependían de la Cora correspondiente y controlaban caminos importantes y eran lugar de refugio para los habitantes de la zona que protegían.

HOMENAJE, torre del Homenaje:
Este término da nombre a la torre mayor y principal de una fortificación, la cual simboliza la jurisdicción del señor.
Y también es un pacto en el sistema feudal, mediante el cual un hombre se declaraba vasallo de un señor, prometiéndole obediencia, a la vez que el señor le prometía protección.

HORNABEQUE:
Fortificación exterior que se compone de dos medios baluartes trabados con una cortina. Sirve para lo mismo que las tenazas, pero es más fuerte, por defender los flancos mutuamente, sus caras y la cortina.
El hornabeque de lo que fue el castillo de Ayamonte.

de glosarioarquitectonico.com



jueves, 18 de abril de 2019

Glosarios: Castillos, torres, fuertes y demás (letra G)

GALERÍA:
Entre otras cosas, aquí viene bien como balcón interior que domina el gran salón de un castillo.

GALGA:
Grandes piedras que utilizaban los defensores de una fortaleza para arrojárselas a los atacantes.
La RAE la define como “piedra grande que, desprendida de lo alto de una cuesta, baja rodando y dando saltos”.
Desconozco que fue primero, si la piedra desprendida o la premeditadamente arrojada.

GARITA, cubillo, escaragüita, garitón, guaita:
Pequeña torre externa, cilíndrica o prismática, y generalmente cubierta para resguardo del centinela, que protege la parte alta de un muro sobrepasándolo en altura.
Se solían construir de reducidas dimensiones, para un solo ocupante y se colocaba en los puntos salientes y estratégicos de las fortificaciones, desde los que se tenía un gran dominio visual del terreno circundante
Con el tiempo adquirió predominantemente un valor decorativo asociado a la construcción de casas palaciegas.
Fue un elemento arquitectónico muy utilizado en la fortificación abaluartada.
La garita también es una casilla, exenta o adosada a edificación, pequeña para abrigo y comodidad de los centinelas.
Garita en la torre de Belem, Lisboa, Portugal.

GARITÓN:
Pequeña torre cilíndrica o prismática, habitualmente maciza, proyectada sobre ménsulas o canecillos desde el parapeto de torres o adarves —en los frentes y los ángulos—, al que suele sobrepasar en altura.
Este elemento terminó teniendo sólo motivo ornamental.
Garitones en la torre del Homenaje del castillo de los Sotomayor, Belalcázar, Córdoba.

GLACÍS, explanada:
En las fortificaciones permanentes, es el terreno en declive que, desde el borde de la contraescarpa, y en suave pendiente, llega a la altura del suelo circundante. Esa pendiente era tal, que resultase la prolongación del parapeto a fin de que quedase rasado por el fuego que provenía de la fortaleza.

GOLA:
Elemento que une el baluarte a la fortaleza. Es la retaguardia de cualquier obra salediza de una fortificación, torre, cubo, baluarte, revellín, etc., por donde, generalmente, se encuentra el acceso a la misma.
En arquitectura, el elemento de coronación de una cornisa, que consiste en una moldura que forma una S. También se denomina cimacio, pero me parece demasiado culto.


GUAITA:
Sinónimo de garita.

martes, 16 de abril de 2019

Monesterio, castillo de Las Torres.

Traigo hoy a mi Casa de la Tercia un castillo que descubrí por sorpresa cuando, desde una de las torres del de El Real de la Jara, disfrutaba del paisaje adehesado que hermana la Sierra Norte de Sevilla y el sur de Extremadura. Me sorprendió su existencia pues, además de desconocerlo, no comprendí en ese primer momento el por qué fue levantado, tan próximo al de El Real de la Jara, y no tan alejado del de Santa Olalla.
Está el castillo en un lugar singular, un paraje conocido como el Baldío de Calilla, a apenas un kilómetro de El Real de la Jara pero ya en el término municipal de Monesterio que se encuentra a más de veinte. Casi mojándole los cimientos discurre el arroyo del Víbora y junto a su puerta pasa el camino que une esas dos poblaciones y que forma parte de la Vía de la Plata, la auténtica.
El castillo de las Torres desde el de El Real de la Jara.

La Vía de la Plata —el Camino de Santiago— cruzando el arroyo.


EL CASTILLO: 
Se desconoce cuando se levantó, quien lo hizo o mandó hacer y para qué. Pero se podría especular un poco y exponer que sus características nos llevan hacia el siglo XIII o el XIV, y que su ubicación —en pleno llano y a apenas cincuenta metros de la Vía de la Plata— sugiere que fue levantado para ser lugar de albergue y amparo a los ganaderos trashumantes y otros viajeros que transitaban por el cercano camino. Pensar que la función de su construcción fuera la defensa de la frontera sur de Castilla chocaría con la propia existencia del muy próximo de El Real de la Jara, mejor posicionado en el entorno.
El castillo desde el sur.


LOS DETALLES: 
El castillo se edificó sobre una leve loma rocosa que le sirve de cimentación casi superficial. Es de planta ligeramente trapezoidal, quedando sus vértices orientados a los puntos cardinales. De su primitiva estructura apenas se sostienen los cuatro torreones cilíndricos en sus esquinas y unos muros de tosca mampostería. Todas las torres están desmochadas habiendo perdido gran parte de su volumen. De las cuatro, la más alta es la que se orienta hacia el sur, la cual aún conserva la escalera de acceso a la azotea. Todas son macizas hasta la altura del adarve.
La puerta se sitúa en el muro suroeste, enfrentada al camino; este muro presenta un desmesurado espesor, por lo que se puede suponer que se trata del arranque de una torre. De ella se observa el ladrillo de sus elementos y la bóveda ojival que la cubre. En su interior, un patio de apenas quinientos metros cuadrados y los restos de lo que fue un aljibe cerca de la puerta
El castillo visto desde el noroeste.
.



RESUMIENDO: 
Nombre: Castillo de las Torres.
Municipio: Monesterio.
Provincia: Badajoz.

Tipología: Castillo-casa fuerte.
Época de construcción: siglos XIV-XV, o tal vez posterior (origen oscuro).
Estado: En ruina progresiva. Y sin atisbo alguno de recuperación.
Propiedad: Privada
Visitas: totalmente libre el entorno, pero la finca está vallada por lo que es accesible siempre y cuando se salte la valla, cosa que no hice en ninguna de las dos ocasiones que he paseado por esos caminos —mayo de 2006 y abril de 2019—.
Protección: Incluido en la Declaración Genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre Patrimonio Histórico Español.

Clasificación subjetiva: 2, o sea, que Si se pasa cerca y se va con tiempo pues se acerca uno a verlo, por ejemplo si estás en Santa Olalla de Cala o en El Real de la Jara. Si se hace el camino de Santiago por la Vía de la Plata, es inevitable verlo.
Cómo llegar: Desde la N-630, o la A-66 (E-803) a la altura de Santa Olalla de Cala, tomaremos la A-5301 (SE-177) en dirección a El Real de la Jara. Una vez allí buscaremos, hacia el Norte, la salida del pueblo que coincide con la Vía de la Plata —señalizado el Camino de Santiago— y en pocos minutos se cruzará el arroyo del Víbora y el castillo estará a la vista.

Miliario moderno.

Otras cuestiones de interés: me llama la atención que un edificio como este se encuentre en tal estado de ruina y abandono. Y me parece lamentable que sea así sobre todo por el lugar que ocupa en el paisaje: junto a tan importante camino, la antigua Vía de la Plata y que hoy es un frecuentado camino de Santiago. Más le valdría a quien le corresponda poner en valor tan singular monumento y su entorno, o al menos consolidar la presente ruina.


























jueves, 11 de abril de 2019

Glosarios: Castillos, torres, fuertes y demás (letra F)

FACHO:
Es palabra sinónima a atalaya, que he debido leer en algún sitio y que el DRAE no la recoge, pero existir, existe.

FALSABRAGA, acitara, antemuro, barrera, contramuro, contramuralla;
Muro o recinto exterior bajo, que se levanta delante del muro principal de una población o fortaleza, rodeándola y protegiéndola, quedando dominado por esta y separado por un espacio de terreno denominado liza.
En el castillo de Montalbán, Toledo.
FARALLÓN:
No sólo es una roca alta y cortada a pico que sobresale en el mar, sino también un picacho de la misma forma en tierra firme. Un lugar muy apropiado para un castillo o una torre.
FESTEJADOR, cortejador:
Conjunto constructivo ubicado en los huecos de las ventanas compuestos por un mirador con antepecho y dos bancos de obra enfrentados, adosados a cada una de las jambas del hueco en el muro. 
Su uso es menos usual que su sinónimo cortejador.
Festejadores / cortejadores, en la torre de Belem, Lisboa.
FLANQUEANTE, torre flanqueante:
Torre, generalmente de planta cuadrada, que sobresale de la muralla para favorecer su defensa.
Torres flanqueantes en el castillo de Uclés, Cuenca.
FORTALEZA:
Construcción o recinto fortificado destinado a recibir una guarnición y a defender un lugar y sus contornos.
Generalmente se aplica este apelativo a cualquier construcción de carácter defensivo —con independencia de su cronología y titularidad— que destaque por sus grandes dimensiones, aunque también pueda encontrarse denominando otros recintos menores.
Antiguamente, e imagino que tampoco ahora, no se podían levantar fortalezas sin Licencia Real.
Es tan genérico el término que poner aquí cualquier foto de cualquier castillo serviría como ilustración.

FORTIFICACIÓN:
Es la acción y el efecto de fortificar o fortificarse, o sea, el arte de construir obras para la defensa militar.
Y también, es la obra con que se fortifica una plaza o un lugar.

FORTÍN:
En las fortificaciones abaluartadas, la pequeña fortaleza construida para ocupar un puesto de importancia estratégica.

FOSO, cava:
Hueco o zanja que precede a la muralla de un castillo y que lo rodea —al menos por uno de sus flancos— para dificultar los ataques y evitar la aproximación de armas de asedio, así como las labores de minado. Podían estar inundados de agua para entorpecer más las hostilidades, aunque en España solían ser secos.
La construcción del foso implicaba el incremento de la altura relativa de las murallas del castillo. En ocasiones se empleaba dentro de un mismo castillo para aislar una parte del mismo, caso que el resto fuese tomado.
La vertiente del foso que se dirige a la muralla se llama escarpa. La exterior se llama contraescarpa.
El foso ha sido un elemento constante en todos los tiempos en las fortificaciones. La cava del foso suponía la extracción de una gran cantidad de tierra, mucha de la cual servía de relleno para la construcción del mismo castillo.
A partir del siglo XV, con la aparición de la artillería, se usa para hundir el castillo en el terreno y así no ser blanco fácil.
Foso del castillo de La Mota, Medina del Campo, Valladolid.
FUERTE, FORTIFICACIÓN ABALUARTADA:
Es el sistema constructivo que se desarrolla a partir de la segunda mitad del siglo XVI basado en la defensa contra la artillería.
Siguió unos principios racionales que nacieron en Italia y enseguida se extendieron por toda Europa, América y otras zonas de influencia occidental.
Su evolución siempre fue paralela a la de la propia artillería, dejando enseguida obsoletos los sistemas de defensa medievales, y permaneciendo vigentes estas técnicas hasta el siglo XIX.
A todas estas construcciones nacidas mediante estas técnicas se las denominó abaluartadas, y entre sus principios arquitectónicos están:
    — poca elevación relativa de su fábrica,
    — considerable grosor de las murallas y
    — eliminación de ángulos muertos no batibles desde la fortaleza, sustituyendo las torres cuadradas o redondas de las esquinas por construcciones pentagonales denominadas baluartes.
Fuerte de Guardias Viejas, El Ejido, Almería.

jueves, 4 de abril de 2019

Glosarios: Castillos, torres, fuertes y demás (letra E)

EMPALIZADA, estacada:
Defensa exterior en forma de valla realizada a base de picas de madera hundidas en tierra, construida normalmente sobre un terraplén y apuntaladas por el interior
Se colocaban juntas entre sí y con la punta tallada para provocar mayor resistencia y dificultades de acceso.


EMPLAZAMIENTO, sitio:
Lugar elegido para la construcción de una fortaleza o castillo, debido a sus condiciones estratégicas y ventajas topográficas: proximidad a nudo de comunicaciones, facilidad de encontrar agua, piedra, etc.

ENCASTILLARSE:

Fortificar un lugar, un pueblo o un paraje.
Pero sobre todo es refugiarse en un castillo haciéndose allí fuerte.
Aunque también se encastilla una persona cuando se retrae a la defensiva en un lugar apto para ello —alto y de difícil acceso—, sea o no sea una fortaleza.
Pero me gusta la quinta acepción del DRAE: 
Dicho de una persona: perseverar con tesón, y a veces con obstinación, en su parecer y dictamen, sin atender a razones en contrario.

ENCOMIENDA:
Se denomina así a la dignidad dotada del beneficio y renta competente, obtenido por algunos caballeros de las órdenes militares.
También era denominado así el lugar, el territorio y las rentas que producía el mismo, bien por merced o renta vitalicia, o heredamiento.
Se trata de un derecho a percibir las rentas de un lugar, generalmente obtenido del rey.
Es fácil encontrar en España castillos así denominados por haber sido sede de encomiendas. Como ejemplo, el castillo de Castilnovo en mi pueblo, Villanueva de la Serena, conocido como el de la Encomienda, y que figura en la cabecera de este blog.


ERMITA:
Capilla o santuario, generalmente pequeño y situado por lo común en zonas despobladas. No suele tener culto permanente.
Son muy numerosas, tanto que, se podría decir, no hay pueblo en nuestro país que no tenga alguna.
Muchas de ellas se fortificaron con la ejecución de algunos elementos defensivos, por lo que pueden aparecer en cualquier catálogo de castillos.

ESCARAGÜITA, cubillo, garita:
La misma definición que para garita:
Pequeña torre externa, cilíndrica o prismática, y generalmente cubierta para resguardo del centinela, que protege la parte alta de un muro sobrepasando en altura al adarve.
Se solían construir de reducidas dimensiones, para un solo ocupante y se colocaba en los puntos salientes y estratégicos de las fortificaciones, desde los que se tenía un gran dominio visual del terreno circundante
Con el tiempo adquirió predominantemente un valor decorativo asociado a la construcción de casas palaciegas.
La torre de D. Juan, coronada de escaragüitas, del Alcázar de Segovia.
ESCARPA, escarpe, alambor, talud:
La vertiente del foso que se dirige a la muralla.
Por extensión se llama así a cualquier desnivel con una cierta pendiente.
En la definición de foso se aclara un poco más este término al igual que en sus sinónimos.

ESCUCHA:
En las fortificaciones, galerías que arrancan de frente al glacis y se reúnen en una galería central, cuyo objetivo es descubrir y detener a los minadores enemigos.

También, centinela que se acerca por la noche a las posiciones enemigas para observarlas.

ESPÉCULA:
Encuentro dos ¿acepciones? Claramente diferentes pero en la práctica iguales.
Primero, torrecilla que se situaba sobre otra torre —normalmente sobre la del Homenaje— con el fin de ganar altura y con ello visibilidad. Solían tener reducida dimensión en planta pues su función se cumplía sólo con la presencia de un soldado.
Y segundo, pequeña torre hueca, cubierta y aspirellada que se colocaba en esquinas de la muralla y torres de mayor tamaño, o cerca de la entrada de la fortaleza. Lo que vino a ser el garitón.
Con el tiempo el término ha designado cualquier aposento donde sólo cabe una persona
Torrecilla espécula sobre la torre del Homenaje del castillo de Las Aguzaderas, El Coronil, Sevilla.
ESPERONTE:
El refuerzo triangular o prismático sobre las almenas de un castillo con la finalidad de reforzar las defensas.
Esperontes de las almenas de la torre de Los Guzmanes, La Algaba, Sevilla.
ESTACADA, empalizada:
Defensa exterior en forma de valla realizada a base de picas de madera hundidas en tierra, construida normalmente sobre un terraplén y apuntaladas por el interior
Se colocaban juntas entre sí y con la punta tallada para provocar mayor resistencia y dificultades de acceso.
También significa, cuando allí te dejan, o sea que te abandonan en una situación difícil o apurada; pero no es este el caso.
En empalizada hay una foto ilustrativa.

EXPLANADA:
Ver glacis, que es lo mismo pero más raro, y que suena más bonito.

martes, 2 de abril de 2019

Gibraleón, castillo de Gibraleón

Al sur de la provincia de Huelva, en la margen izquierda del río Odiel y a cuatro pasos de su desembocadura, está Gibraleón.
De este pueblo se tienen datos desde casi el principio de la dominación musulmana, pero a saber si antes ya hubo aquí algún asentamiento humano. Siempre digo que todo lugar que se precie debe de tener un pasado, como mínimo, romano; por lo que no me extrañaría que Gibraleón también lo tuviera. Porque motivos hay, pues el río fue navegable y eso le sirvió como lugar de paso y encrucijada entre el norte y el sur de esta comarca, con lo que de prosperidad conllevan estas circunstancias. Aunque también de conflictos, pues por aquí igualmente debieron subir gentes cuyos propósitos no debían ser muy pacíficos.
Pero lo mejor de todo debe estar en la posibilidad de un pasado tartésico, que eso ya sería de matrícula de honor. Motivos por su ubicación no le faltan, que estos lugares —la confluencia de los ríos Odiel y Tinto— están muy vinculados al mar y las gentes que lo navegaron, como los fenicios. Y, cómo no, a Tartessos. Pero tan atrás en el tiempo yo no llego.


Así que me adelanto en el tiempo y llego hasta la dominación musulmana, período califal, cuando a esta población se la conocía como Yabal al Uyum, y ya tenía una pequeña fortaleza que adquirió más importancia con la caída del Califato a principios del siglo XI.
Estas tierras, pertenecieron a la taifa de Niebla, y son reconquistadas en 1262 por Alfonso X, que crea un Concejo de Realengo, por lo que el lugar dependía directamente del rey. Los privilegios que esto reportó fomentaron la ganadería y el comercio; aumentó la población y con ello el número de habitantes. Gibraleón pasó a ser un Señorío, siendo uno de sus señores un tal Alfonso de la Cerda, que lo perdió por falta de pago.
Pero si en principio fue una edificación netamente defensiva, una vez resueltos los conflictos entre nobles (los Medinacelli y los Guzmán anduvieron un tiempo a la gresca), el castillo fue habilitado como lugar de residencia, perdiendo en parte su primitivo carácter bélico. De por entonces está documentado que el castillo estaba formado por torres, lienzos de muralla con adarve, torre mayor, barrera y barbacana.


En catorce años poco ha cambiado.
Durante los dos siglos siguientes, Gibraleón fue un Señorío dependiente de Sevilla, hasta que en 1530, el Emperador Carlos a petición de la familia Zúñiga, eleva el título a Marquesado. El primer Marqués de Gibraleón fue Alonso de Zúñiga, primogénito del duque de Béjar, y bajo su jurisdicción estaban Cartaya, San Miguel de la arca de Buey, San Bartolomé de la torre, Sanlúcar del Guadiana, Villanueva de los Castillejos, El Granado y Gibraleón, obviamente.
De ésta época datan las reformas que lo convirtieron en la residencia palaciega de los duques de Béjar y Marqueses de Gibraleón.
En 1667, finalizando la Guerra de Restauración entre España y Portugal, se proyectó la reconstrucción del castillo, que había caído en el abandono y presentaba un pésimo estado, a fin de proteger ese flanco del Condado de Niebla. Sin embargo, las obras no se llevaron a cabo y el deterioro progresivo se convirtió en crónico.
Escudo de la casa de Béjar.
Durante el gobierno de la Reina regente María Cristina (1833-1840), se promulgó un decreto por el que se abolía el régimen señorial en toda la nación. Así que el duque de Béjar dejó de tener dominio sobre Gibraleón, pero dejó su recuerdo en el escudo municipal, pues al pueblo se le concedió el blasón de la casa de Béjar — en campo de plata una banda de sable, una cadena de oro por orla y al timbre corona de marqués— 
Perdidas pues sus funciones militares y residenciales, y con ello su abandono, comenzó un periodo de degradación y ruina sin remisión. Así hasta hoy.

Catorce años de diferencia.
El castillo se ve, se pasea, en un santiamén. Apenas hay algo que ver porque apenas si queda algo en pie: un lienzo de muralla y restos de una torre apuntalada en la calle El Puente —fachadas norte y oeste—; el arranque de lo que fue otra torre, probablemente la que protegía su entrada, se atisba desde la calle La Fuente. El resto está oculto por casas que se apoyan en sus arruinados muros.
El único lugar por el que acceder al solar en el que se ha convertido el castillo, está cerrado, por lo que he de contentarme con mirar, leer mis notas e imaginar lo que fue.
Y fue un edificio cuya planta se adaptó a la orografía de la pequeña loma sobre la que se asentó, y que ocupa una superficie de aproximadamente 3.400 m2. En él se emplearon gran variedad de materiales, propios cada uno de los diversos momentos por los que pasó: desde sillares romanos hasta tapial almohade, para terminar con sillarejos de épocas cristianas.
Restos de una torre en su fachada noreste.

A la izquierda torre que protegía el acceso al castillo.
De unas someras excavaciones realizadas se ha deducido que la fortaleza estaba compuesta por tres zonas perfectamente diferenciadas:
— La Muralla exterior, de la que aún queda algo en su fachada norte junto con dos torres cuadradas muy deterioradas. A pesar de ello, podríamos decir que es la parte mejor conservada.
— en la Zona Oeste se han encontrado restos de estructuras que pertenecieron a edificaciones islámicas, pero que no son visibles desde el exterior.
— y el Palacio del duque de Béjar, que ocupaba la parte más alta del recinto en el centro de la fortaleza, y dispuso de un gran patio central porticado. El lado norte del palacio coincidía con la muralla que hoy se ve desde la calle.
La torre noroeste.

Del resto poco que decir, o ha desaparecido —expolio de materiales— o al tratarse de tapial ha ido degradándose y perdiendo su espesor. En sus lados sur y este, si es que queda algo está integrado en las viviendas que lo rodean, habiendo perdido todo interés. Como prácticamente el resto del castillo.

Nombre: Castillo de Gibraleón
Municipio: Gibraleón
Provincia: Huelva
Tipología: Castillo palacio
Época de construcción: siglo XI, reformado en los siglos XIII y XVI.

Estado: En dos palabras, lamen table.
Propiedad:
Uso:
Visitas: Imposible, una cerca rodea todo su perímetro, y donde no hay vallado hay viviendas medianeras. Así que conformarse con el exterior.
Protección: Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.

Clasificación subjetiva: 1, o sea, que si se puede evitar se evita, o lo que es lo mismo, sólo si el camino que recorro me lleva o me hace pasar por allí. Lo que es mi caso, pues como resulta que está muy cerca del camino que une mis dos viviendas, en más de una ocasión he hecho parada allí para contemplar como sigue su cuesta abajo.
Otras cuestiones de interés: Una curiosidad, la primera parte de El Quijote está dedicada al Marqués de Gibraleón, por haber sido éste mecenas de Cervantes.
Otra curiosidad: en momentos de su historia, a Gibraleón llegó población procedente de África y América. De África vinieron esclavos negros que a lo largo del tiempo terminaron integrados con los pobladores del lugar. Y hasta hoy.
Y una última curiosidad: en 1902 se instaló la que sería la primera fábrica de cerveza Mahou fuera de Madrid, pero que tuvo que cerrar en 1914.
Portada de el Quijote, dedicatoria incluida.
Cómo llegar: desde Sevilla, autovía A-49 dirección Huelva-Portugal. Salida en, aproximadamente kilómetro 87, Gibraleón, y seguir por la N-431. Justo antes de cruzar el rio Odiel, entrar en el pueblo. A la derecha a poca distancia están las ruinas del castillo.