martes, 14 de noviembre de 2017

Lanzarote, Yaiza, Torre de Las Coloradas

Volviendo de la recoleta playa de Papagayo, después de un agradabilísimo  día de baño, conseguí convencer a la compañía para acercarnos hasta Playa Blanca, que sería sólo un momento, para ver la torre de Las Coloradas y de paso el atardecer desde el sur de la isla. Nadie discutió la propuesta, no sé si por la torre o por la perspectiva de la visión del ocaso. La cuestión es que hasta allí fui, fuimos.
Desde la torre, Fuerteventura al fondo; un poco antes, la isla de Lobos.
Playa Blanca es una población eminentemente turística, no creo que allí se dediquen a otra cosa, y que administrativamente pertenece al municipio de Yaiza, que es un municipio que existe por poco, pues está en el límite de la zona que quedó sepultada por la lava de las erupciones volcánicas que hubo en Lanzarote entre 1730 y 1736, y cuyo resultado es el actual Parque Nacional de Timanfaya: todo aquel desastre para tanta belleza hoy.
A toda esta zona del sur se la conoce como El Rubicón, y aquí fue donde se estableció el primer asentamiento de colonos europeos hacia 1402, iniciándose desde aquí la colonización de todo el archipiélago.
También fue aquí donde se encontraba la Catedral de San Marcial, destruida por los ingleses en el siglo XVI; lo que indica que fue sede obispal.
Y son estos dos argumentos, la sede del obispo y el volcán Timanfaya, junto con la torre que hoy paseo, las tres alegorías que incluye su escudo nobiliario:

Que es un escudo medio partido y cortado; primero, de gules torre de plata (la de las Coloradas); segundo, de azur, llave y báculo de oro puestos en aspa; tercero, de sinople, volcán en su color, sumado de llamas de oro y gules. Al timbre, corona real cerrada.
Desde el mar, confundida, casi imperceptible.






La torre ya la vi unos días antes cuando volvíamos en ferry desde la isla de Fuerteventura. Lejana, brumosa y ligeramente tentadora; sólo ligeramente porque al fin y al cabo “todas las torres costeras son casi iguales” (las de Caleta de Fustes y el Tostón son muy similares a ésta, al igual que la de Gando en Gran Canaria, aunque esta última no la he visitado), pero no por ello estaba dispuesto a obviarla. Además está el entorno, el paisaje, que siempre hace que algo cambien, que se miren y se vean de otra manera. En este caso, la proximidad de la playa de Las Coloradas —de ahí el nombre de la torre— y el horizonte con las islas de Fuerteventura y de Lobos, consiguen que el paseo sea muy atractivo.
Acantilados junto a la torre.

Como todas las antiguas edificaciones militares canarias, fue construida como defensa frente a las correrías de los piratas berberiscos que, desde el siglo XVI, saqueaban la isla, y en general todo el archipiélago.
Su ejecución fue el resultado de la comisión que nombró el rey Felipe V en 1738 con la finalidad de reconocer las islas y redactar un plan de defensa que contemplara la construcción de fortificaciones que garantizaran la defensa de las islas.

Pero leo que ésta se levantó sobre los restos de otra que se llamó de Rubicón, que debió ser de las primeras, si no la primera, edificación defensiva que se levantara en la isla.
Fue entre 1741 y 1744 cuando la construyeron siguiendo el proyecto de Claudio de Liste que “fusiló” el diseño de otras.
Muy pronto, en 1749 fue atacada por piratas argelinos que casi la destruyeron, por lo que tuvo que ser reconstruida. Las obras de reconstrucción respetaron casi en su totalidad la obra original, apenas algunos detalles diferencian ambas. Volvió a lucir todo su esplendor en 1769.
Para recordar la fecha y el acontecimiento se dispuso una placa sobre su puerta de entrada en la que se lee:

“reinando el señor Carlos III, mandado a estas Islas el Excelentísimo señor Don Miguel López Fernández de Heredia, mariscal de campo, se reedificó esta torre de San Marcial del Colorado, Punta del Águila. Año 1769”.

Obsérvese que en la placa denomina a esta torre como de San Marcial. Parece ser que el redactor del texto debió confundir esta torre con otra construida tiempo atrás por los franceses y que se presumía estuvo en este mismo lugar.
Hasta 1936 fue propiedad del ejército, pasando a manos del Ministerio de Hacienda —vaya cambio— al perder su utilidad militar —qué cosas, justo en ese año—.
Desde 1978 pertenece al Ayuntamiento de Yaiza que ha sido la entidad encargada de su restauración y mantenimiento.
Escalera de acceso
Al final de la escalera, la puerta cerrada. Sobre ella la placa de 1769.

La puerta original estaba abierta.
Como tantos edificios, la encontré cerrada; aunque en este caso parece que es por razones circunstanciales, ya que su aspecto es  bueno y en absoluto aparenta estar abandonada. Así que para su descripción, vuelvo a echar mano de la red  en donde, por cierto, hay mucho y variado:

Ejecutada en su casi totalidad en mampostería y cal, con algunos detalles en madera de tea, es de forma troncocónica, de catorce metros  de diámetro en la base y poco más de ocho metros de altura, por lo que  ofrece una imagen  ligeramente aplastada.
A media altura se abre la puerta que se orienta hacia al norte, o sea mirando a tierra. Se accede a ella mediante una escalera de fábrica de piedra separada—unida al edificio por un puente levadizo. Este puente fue recientemente reconstruido, al encontrarse prácticamente destruido.




 Su interior se distribuye en dos pisos, separados ambos por un forjado de madera que se apoya en el muro perimetral y en un grueso pilar central.
El piso inferior se divide en dos estancias, un almacén para la pólvora y el calabozo. Un pequeño ventanuco proporciona algo de luz al interior.
El piso superior, al que se accede desde el exterior a través de un pequeño y estrecho pasillo, era el alojamiento de la tropa —generalmente vecinos de Yaiza—. Esta planta está cubierta por una bóveda bastante gruesa que aloja dos cisternas, cuyas bocas se abrían a la azotea y quedaban protegidas con sendas tapas de madera. 
La torre está coronada por una espadaña de la que no cuelga campana alguna.


Nombre: Torre de las Coloradas, o del Águila.
Municipio: Yaiza, isla de Lanzarote.
Localidad: Playa Blanca
Provincia: Las Palmas.

Tipología: Torre costera.
Época de construcción: 1741-1746
Remodelaciones: en 1769 y a finales del siglo XX.
Estado: Bueno o, aparentemente, muy bueno. A este estado ha ayudado el encontrarse alejada de núcleos urbanos, evitándose así el vandalismo y el expolio (todo ello antes de la llegada del turismo masivo).
Propiedad y uso: titularidad pública, en este caso del Ayuntamiento de Yaiza que, parece ser, la mantiene cerrada. Otra cuestión inexplicable más.
Protección: Está declarada bien de Interés Cultural.
Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
Visitas: La encontré cerrada, por lo que mi paseo se limitó al exterior.
Calificación subjetiva: 2, o sea que si se pasa cerca y se va con tiempo pues se ve, o lo que es lo mismo, se incluirá en una ruta de viaje, pero no pasa nada si luego no se visita. En este caso la visita era casi obligatoria, tratándose de una isla (creo que esta valoración y comentario ya lo escribí para otra torre).
Otras cuestiones de interés: hay que echar una mirada al Charco Verde o de Los Clicos, aunque queda algo lejos. Y también, claro está, el Parque Nacional del Timanfaya. Y las playas: Flamingo, Papagayo y Dorada.
Cómo llegar: En la isla de Lanzarote nada tiene pérdida. Esta torre tampoco. 



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