lunes, 27 de marzo de 2017

Uclés, muralla urbana

Complemento con esta entrada, a la que doy el carácter de paseo fingido —pues durante mi visita a Uclés me limité a contemplarla desde la torre del Homenaje del castillo, más el obligado paso por la puerta del Agua, entrada a la villa— con la que tengo escrita sobre el castillo de Uclés; aunque creo que añadiré otra más dedicada al monasterio, que a pesar de alejarse levemente de las intenciones de este blog, es evidente que no puedo dejar atrás pues parece formar parte del mismo edificio del castillo. Y quizás así lo entendieran sus constructores. Sea lo que fuera, sí, me pondré a ello.
Ahora vamos con las murallas.

Vista de Uclés, la muralla en primer término.

Justamente de los pies de la Torre del Homenaje Principal —la mal llamada por algunos torre Albarrana, del Castillo Nuevo—, y en dirección oeste, parte una muralla que baja buscando el río Bedija, rodea el cerro y sube hacia el norte en forma de zigzag, conformando un albacar de regulares dimensiones.
Este gran espacio abierto sirvió como lugar de refugio de naturales de la zona y ganado en momentos de peligro, e incluso como acuartelamiento de tropas de paso antes del inicio de campañas militares o algaras contra los musulmanes. Su existencia y su finalidad, es una prueba más de la gran importancia militar que Uclés tuvo, derivada del carácter de avanzada y vanguardia que la intensa actividad de la Orden dio a la plaza.
A este tipo de muralla, que parece serpentear, se la conoce como de cremallera, y en el caso de Uclés está compuesta por once retranqueos, cuyos ángulos exteriores, en esquina, los 
forman cubos actualmente muy deteriorados.
Su original trazado servía para dotar a la fortificación de una amplia visibilidad del exterior a lo largo de toda la muralla, evitando las torres salientes y los ángulos que limitan la visión de los defensores.
Tiene escasa altura, de unos cuatro metros de media en su cara exterior, y poco más de un metro en el interior a causa del relleno de tierras.

Muralla cremallera, en el centro la puerta de Sicuendes.

Tuvo dos puertas:
La primera se encuentra entre la torre del Homenaje Principal y el primer quiebro de la muralla hacia el norte; es la llamada Puerta de Sicuendes. Está enmarcada en un arco apuntado que es de la misma época que la muralla.
Siempre se pensó que esta muralla, construida en su totalidad de sillarejos, es de factura árabe, y de hecho existen elementos y tramos —como el que va desde la Puerta de Sicuendes hasta el Castillo Nuevo— que así hacen posible esta teoría, aunque última y definitivamente ha sido datada en la época de Alfonso VII. La mampostería concertada de sus paramentos, las marcas de cantero en sillares de esquinas y el uso de escorias en sus morteros, así lo confirman.

La torre del Homenaje y la muralla a la izquierda.

A la izquierda, el acceso a la puerta de Sicuendes.

Está considerada como la muralla de este tipo más antigua de la península Ibérica.
El muro cremallera termina junto al cementerio de Santa Catalina. Ahí es donde se encuentra la segunda puerta de esta muralla, la conocida como Puerta del Cementerio.
Esta puerta se enmarca en un arco apuntado, de sillares bien trabajados, y configurando un acceso en recodo al que protege una torre. Su construcción, cristiana, tiene claras influencias islámicas.

La puerta del agua extramuros. A la derecha mi Compañía.

El último recinto cerraba por el este el núcleo urbano de Uclés. De él sólo nos ha llegado la Puerta del Agua que se orienta precisamente a levante. tenía cuatro puertas más, la de Herrería, la de la alcantarilla, la de San Pedro y el Postigo; además de las dos nombradas en el muro cremallera.

Las murallas bajaban desde el cerro donde está el monasterio, por el norte; y desde el castillo por el sur, encerrando el caserío. Posiblemente hubiera algún recinto amurallado más, pero hoy en día es difícil de confirmar.
En 1468 el casco urbano estaba totalmente amurallado, pues así lo dice el Libro de Visitas de la Orden de Santiago, contándose cinco puertas y, como curiosidad, 650 almenas. 
Esas cinco puertas eran: la de la Herrería, la de la alcantarilla, la del Postigo, la de San Pedro y la superviviente del Agua.

La puerta del Agua, intramuros.


Decía que el único resto de esta muralla es la Puerta del Agua, enmarcada en un arco de medio. Según el escudo que la preside, fue reformada en 1799, cuando se la revistió de estuco que simulaba sillares bien escuadrados; revestimiento que ha sido eliminado en recientes intervenciones. Gran parte de la mampostería es fruto de recrecidos más actuales —paramentos que simulan fábricas medievales— que han tenido la finalidad de enmascarar el aspecto que se le dio a finales del siglo XVIII y con el que perdió su imagen primitiva.

Un servidor bebiendo en la fuente de los Cinco Caños.












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