lunes, 16 de noviembre de 2015

De Castro Marim a Arrifana

Llega a mis manos y a mi vista, una relación de fortificaciones, la mayoría no medievales, que mirando al mar se alinean a lo largo de la costa del Algarve portugués: desde el río Guadiana hasta el cabo de San Vicente, más dos al norte de este último. Y digo que llega a mi vista porque viene acompañada de unos maravillosos dibujos de la época que representan esquemáticamente la planta y situación de las edificaciones, unidas a una exquisita caligrafía. Fueron dibujados, a la acuarela, hacia 1790 por un tal José de Sande Vasconcellos y quedaron incluidos en una publicación que se llamó “Mapa de todas las plazas, fortalezas y baterías del reino del Algarve”.



Su visión me hace imaginar y desear un viaje para conocerlas y pasearlas, aunque enseguida me doy cuenta que, seguramente, no todas estén en pié; algunas, por su tamaño, deben haber desaparecido, pero es posible que la mayoría aún pervivan en mejor o peor estado. Habría que comprobarlo. En esa lista no quedan incluidas las torres, castillos o recintos amurallados, medievales del Algarve, por lo que habría que ampliarla conforme los visitara.



El catálogo de fortificaciones comienza con Alcoutím, que precisamente no mira al mar sino al río Guadiana, y por eso la incorporaré a lo que es mi paseo remontando este río. Paseo que ya comenzó en Ayamonte, castillo y baluartes, en el lado español de la desembocadura del Guadiana y que continuó, en otro artículo, con el castillo de Castro Marím.

Sigue la lista, y aquí sí se podría decir que comienza la costa del Algarve, con el fuerte de San Sebastián y el revellín de San Antonio en Castro Marín. Y entre este y el siguiente lugar de referencia, que es la fortaleza de Cacella (Cacella Velha), algunas baterías, que a saber si aún existen.





Después la fortaleza de San Juan en la barra de Tavira, en Cabanas de Tavira; y en Tavira la de San Antonio. Claro que en Tavira hay que entrar en la ciudad y subir al castillo, y recorrer lo que queda de sus murallas. Pero la lista que comento no incluye el castillo ni las murallas, por ser medievales, y Vasconcellos sólo recopiló y dibujó las fortificaciones modernistas. Aquellas caminan por otros derroteros.




Pasado Fuzeta, muy cerca de Olhao, la fortaleza de San Lorenzo, en la barra de Faro, muy cerca de Olhao. Y en seguida Faro, plaza fuerte amurallada; tranquilo paseo, que el lugar lo merece. Luego los fuertes de Nuevo Loulé y Vallongo, y algunas bacterias más.













Superado Albufeira, llegamos a la fortaleza de N. Sra. de la Encarnación en Carvoeiro, más baterías: Baileira, Pinhao, Piedade, Burgao;  y más fuertes: N. Sra. De la Luz, Almadena, Figueira.



















Y así hasta la Punta de Sagres. Junto a ella la fortaleza de Beliche y en seguida la del Cabo de San Vicente, donde el faro nos avisa de que la costa gira, hacia el Norte, donde encontraremos, antes de que el Algarve termine, las  dos fortificaciones que quedan: la fortaleza de Carrapateira y la de Arrifana.






Sé que aún hay muchas más en esta costa bella y larga; densa en todo tipo de fortificaciones, de todos los tamaños, de muchos estilos. Y también tierra adentro, castillos que ahora no nombro, porque me he limitado a enumerar los del libro de Vasconcellos. Pero no ha de quedar ahí mi paseo por el Algarve, he de procurar no dejar ninguno olvidado.
A ver si me pongo y los cuento todos.

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