martes, 25 de mayo de 2021

Lora del Río, Castillo de Setefilla


El castillo de Setefilla está en Lora del Río. Bueno, en su término municipal; a poco más de doce kilómetros de la población y a casi setenta de mi casa (esto último no sé a qué viene, pero como referencia no está mal, para situarme).
Leo en la red —en varias páginas, por lo que creo se deben copiar unos a otros— que se encuentra en las proximidades de la confluencia del arroyo Churre con el río Guadalquivir, pero la verdad, el río grande pasa a algunos kilómetros del castillo. En las inmediaciones hay otros arroyos, que no son el Churre, pero no son datos significativos.
También leo en la red, e incluso en varias páginas, que el cerrillo sobre el que se levanta el castillo es lo que en arqueología se llama un tell, palabra antigua, árabe y hebrea, que viene a significar colina o montículo:

Un tell es el resultado de la acumulación de materiales procedentes de la ocupación humana durante largos periodos de tiempo, y de la consecuente erosión. Se trata, en mayor medida, de elementos de construcción, tales como piedras, muros de adobe y ladrillos.

Hecha esta observación, continuamos con el castillo.
Camino hacia el castillo.


EL CASTILLO:

Aquí, en este cerro, estuvo el germen de lo que hoy es Lora del Río, habiéndose descubierto en este lugar vestigios que se remontan a la Edad del Bronce (entre 1500 y 1000 años a.C.).
También fue asentamiento romano, y cuando éstos lo abandonaron, los pobladores se trasladaron hacia el valle, buscando la cercanía del río Guadalquivir.

Los árabes volvieron a fortificar el montículo entre finales del siglo IX y principios del X. A aquella fortificación se la conoció como Chandafilah o Chant Fila, apareciendo este nombre en crónicas de la época.
Durante el dominio árabe fue un importante lugar, un hisn dependiente de la cora de Sevilla, que controlaba los caminos hacia la Sierra Norte (Cazalla, Constantina, Alanís, etc.).
Importancia que siguió teniendo en época posterior —llego a la conclusión de que siempre hay que decir que todos los castillos fueron enclaves notables, levantados en sitios estratégicos, que controlaban cruces de caminos, etc., etc.; y Setefilla no iba a ser menos—.



Como toda esta región de la Península Ibérica, el castillo fue conquistado por Fernando III, hacia el 1243; y unos años después, es Alfonso X quien lo cita como Septefilia —Siete Fillas—, pero refiriéndose a una zona más amplia de la comarca que englobaba a siete villas o despoblados cercanos, incluyendo el propio lugar de Setefilla.
El castillo pasó a manos de los Hospitalarios, formando parte de la bailia que la Orden estableció en Lora y que englobaba a esas siete villas. Estos lo reformaron y ampliaron pues la edificación islámica tenía menor superficie que la que hoy dispone.
En 1539, el cerro de Setefilla ya estaba definitivamente abandonado, habiéndose trasladado sus habitantes a la actual Lora.

Pero el castillo de Setefilla no siempre se llamó así, pues está documentado que también se lo conoció como Lawra, un arabismo derivado de la palabra latina que significa mesa, cerro elevado. De Lawra a Lora fue fácil llegar, y lo del Río viene por la proximidad del Guadalquivir; como otros pueblos de la comarca.



LOS DETALLES:

La planta del castillo es un polígono muy irregular cuyo perímetro, cómo no, se va adaptando a la cumbre del cerro, ocupando una superficie de alrededor de 4.000 m2 (3.000 el primero y unos 1.000 el segundo). A él se llega por un camino que parte, desde el sur, de otro que viene de la ermita.

Lo que queda de la puerta de acceso.


Torre de la puerta, desplomada.


La puerta de acceso desde el interior.


La puerta de acceso fue en recodo conservándose parte de ella y los restos de una torre, ahora desplomada, que debió protegerla.
Una vez dentro se observa el primer recinto de los dos en que está dividido el castillo, donde estuvo el Patio de Armas y, es de suponer, dependencias propias de la vida en el castillo. También quedan restos de un aljibe, de forma rectangular y reducidas dimensiones, cubierto con una bóveda de ladrillo.
La muralla, en su lado oriental dispuso de dos torres de flanqueo en los vértices de unión de los lienzos.

Lienzo de muralla en el lado norte del primer recinto.

El segundo recinto, de menor tamaño que el primero, se sitúa a una cota más elevada que el anterior. Ambos están separados por un muro —a modo de muro diafragma—, de unos cincuenta metros de largo que parte de una torre en el extremo más al norte del recinto, y desciende hasta otra torre situada a mitad del lienzo del oeste, ambas torres son de planta cuadrada. Este muro se conserva, en gran parte, en toda su altura y longitud, incluido el camino de ronda.

La torre del Homenaje desde el primer recinto.

En el centro de este muro diafragma se levanta la Torre del Homenaje que, evidentemente, es de mayores dimensiones que las demás, y el elemento arquitectónico que mejor se conserva de todo el conjunto.
Aunque, dado el estado del muro que separa ambos recintos, se puede pasar de uno a otro superando las partes más bajas de la muralla, existe en el extremo sur, la puerta original que unía ambos recintos espacios. Esta puerta es de reducidas dimensiones y está construida con sillares de piedra caliza bien labrados.

Muro diafragma y al fondo puerta que une ambos recintos.

Éste segundo recinto, al igual que el primero, es de forma irregular; tuvo también un patio central, más pequeño que el de Armas, y otro aljibe que está prácticamente cegado. En todo el paramento se observan los mechinales de los forjados o cubiertas de las edificaciones que un día tuvo.

Torre de la esquina norte, la más alta del conjunto.

En su extremo norte, y en la cota más alta de todo el cerro, perviven los restos de una torre cuadrada. Formalizando la esquina de la muralla más al oeste, queda otra torre cuadrada más pequeña que las restantes.

La torre del Homenaje desde el segundo recinto.

La Torre del Homenaje, de planta cuadrada y nueve metros de lado, es el elemento arquitectónico más notable que aún pervive.
Está ejecutada con sillares en las esquinas y mampuestos en el resto; y aún conserva zonas donde se aprecia el enlucido de cal y arena. También son de sillares bien tallados los vanos de las puertas: la de la planta baja, a la altura del patio, y la de la planta superior, a la que se accede desde el adarve del muro central.
La cámara de la planta baja se cubre con una bóveda de cañón de ladrillo, y a tenor de los mechinales perimetrales, se puede decir que tuvo una entreplanta con un forjado de madera.

Todo el castillo está ejecutado con una combinación de piedra y tapial: piedra dispuesta en irregular mampostería rellena de cantos y restos cerámicos, en las cotas más bajas de los muros, y tapial en las más altas. Esta disposición indica sin duda su pasado islámico.

La Compañía y al fondo, el castillo.


RESUMIENDO:

Nombre:      Castillo de Setefilla
Municipio: Lora del Río
Localidad:  Lora del Río
Provincia:   Sevilla

Tipología:   Castillo
Época de construcción: entre los siglos IX y X. Fue reformado y ampliado en el XIII.
Estado: Lo que viene a llamarse ruina progresiva; a lo que habría que añadir desolador estado de abandono. Un desbroce y limpieza del terreno sería un buen comienzo; satisfacción por mi parte si al menos se llegara a ello.
Con respecto de su estado, recordemos lo que Tomás Andrés de Gússeme, jerezano ilustrado del siglo XVIII, dejó escrito:

“Existe viva la fortaleza con su torre de homenaje entera, y sin lesión; tiene un recinto de muralla, con algunas otras torres, en que hay unas más bien conservadas que las otras; a este recinto lo divide en dos partes otra muralla, que encierra en sí la torre mayor, cisternas, baños, y edificios subterráneos, todo en buen estado”.

En algo más de doscientos cincuenta años, se ha echado todo a perder.

Los actuales pobladores del castillo.

Propiedad y uso: propiedad la desconozco, se ha de suponer que público.
Protección: Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
En 1993 la Junta de Andalucía otorgó reconocimiento especial a los castillos de la Comunidad Andaluza.
Inscrito como BIC desde el 29/06/1985 en la categoría de yacimiento arqueológico al castillo y monumento a la ermita de Setefilla.

Clasificación subjetiva: 2, o sea, si se pasa cerca y se va con tiempo pues se acerca uno a verlo. Es decir, que se incluirá en una ruta de viaje pero no pasa nada si luego no se ve.
Yo lo visité ex profeso, no está muy lejos de mi ciudad. La existencia de la cercana ermita de Setefilla motiva aún más el viaje.
Visitas: Acceso libre, aunque con reparos y precauciones dado el lamentable estado de la edificación y su entorno.

Cómo llegar: desde la A-4, a la altura del kilómetro 482 —dirección La Campana— tomar la A-456 hasta Lora del Río—; o en el kilómetro 506 coger la A-457 que nos llevará directamente a Lora; y de aquí la SE-6102 nos llevará hasta las inmediaciones del santuario de Setefilla. Desde la ermita, andado hasta el castillo, que está muy cerca.

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