martes, 4 de mayo de 2021

Alcalá de Guadaíra, Alcazaba de Alcalá de Guadaíra (1)


Alcalá de Guadaíra es pueblo antiguo —sobre sus primeros asentamientos humanos en la zona de Gandul ya escribí, allá por el 2015, cuando principiaba esta casadelatercia—, que hay datos que la remontan más allá del 2000 a.C., o sea la Edad del Cobre. E incluso sitúan en aquel lugar, en la llamada Mesa de Gandul, un importante poblado tartésico, Irippo (ir-ippo, ciudad del río), que llegó a acuñar moneda propia.
Con el paso del tiempo, la población iría ocupando lugares cercanos al río y así se levantarían los primeros recintos fortificados. A este cambio también contribuiría la atracción por la cercana ciudad de Hispalis y su influencia cultural.
En lo que hoy es el cerro del castillo de Alcalá de Guadaíra, el promontorio que domina la población desde el sur, se establecerían los primeros pobladores en el extremo oeste, y levantaron un pequeño caserío, con un recinto fortificado que dependía del poblado de Gandul.
Aquella pequeña aldea desapareció —se desconocen los motivos— hacia el 1500 a.C., quedando sin población, o con un poblamiento marginal, hasta la llegada de los romanos, de los cuales se han encontrado restos cerámicos y de cimentaciones, que nos confirman su paso por aquí entre los siglos I y III d.C.



El origen de lo que hoy vemos está, casi con toda seguridad, en el siglo IX, aunque apenas si se han encontrados vestigios que lo confirmen.
Desde esos tiempos hasta el siglo XII apenas si hay documentación que aporte datos sobre sus habitantes y ocupaciones; sí de la existencia de Qall’at Yabir, o sea, el castillo de Yavir, pero sólo eso, nunca de una madina en el interior de la alcazaba. Quizá sea así por falta de investigación, no por su inexistencia.
Es en este siglo XII y parte del XIII, durante los segundos reinos de taifa, en pleno dominio almohade, cuando en el cerro se realizan las obras con las que va adquiriendo la estructura y forma que hoy conocemos: el patio de los Silos se amplía hacia el sur con un nuevo recinto, el de la Sima, donde se ubican unos baños.
Su importancia debió de ser decisiva dada su situación — ¿aquí habría cruce de caminos?—, a corta distancia de Híspalis y por lo tanto como parte de las defensas próximas de la ciudad.


En 1246/1247 —en cualquier caso, poco antes de la conquista de Sevilla—, Fernando III, el Santo, conquista la alcazaba y al año siguiente le concede Carta de Puebla, creándose así la villa de Alcalá en 1280 durante el reinado de Alfonso X. Éste sería el primer poblamiento cierto del que se tienen noticias.

Curiosidad: El rey Fernando III apenas si se molestó en la conquista de la Alcazaba. Y es que al llevar entre sus tropas una mesnada de 500 hombres pertenecientes al reino de Granada, que ya estaba regido por la dinastía nazarí, en la persona de su primer emir, Muhámmad I (Alhamar) —y que era vasallo del rey cristiano a cambio de una sustanciosa cantidad de dinero—, los musulmanes de Alcalá no queriendo rendirse al rey Fernando, entregaron las llaves de la ciudad a los granadinos y estos, inmediatamente, se la dieron al monarca cristiano.

Es durante este siglo XIII cuando se producen nuevas obras, como es la ampliación del patio de los Silos y la construcción de las dos torres ochavadas de su fachada de levante, así como el arreglo de muros y fosos. Todo ello apoyándose en las trazas y construcciones almohades.
A principios del siglo XIV, la alcazaba era como hoy podemos admirar, y la villa de Alcalá ya se desarrollaba en el cerro, alrededor de la iglesia de Nuestra Señora del Águila. De su trazado urbanístico no tenemos nada aunque sí han aparecido restos de algunas casas que muestran viviendas desarrolladas en torno a patios centrales.
La población no traspasaba las murallas y su devenir y la del castillo eran conjuntos, o más bien único.
De este siglo, y durante los reinados de Alfonso XI y Pedro I, pudieran ser la torre del Homenaje y el primitivo alcázar; también se reformaría, o se terminaría, la torre que comunica el patio de los Silos con el de la Sima, que es de origen almohade.
Pero el auge económico, y sobre todo demográfico, durante este siglo, obliga a superar las murallas de la villa y crear asentamientos en la falda suroeste del Cerro, en torno a la iglesia de San Miguel, originándose así el arrabal de San Miguel que se amuralló, durante el siglo XIV, mediante dos murallas corachas que bajaban por la ladera hasta el río y se unían con otra a lo largo de la ribera del Guadaíra. Surgió de esta manera uno de los recintos fortificados más extensos de Andalucía que encerraba unas 21 hectáreas.


Y así, hasta mediados del siglo XV, el castillo de Alcalá sería el más importante baluarte para la defensa de Sevilla y núcleo principal de la frontera con el reino de Granada, la llamada Banda Morisca, sirviendo de contención a los benimerines que, desde Ronda, lanzaban sus algaradas contra la ciudad hispalense.
En la segunda mitad de este siglo estaría en manos de la casa de Arcos, concretamente de Rodrigo Ponce de León y Núñez, que se lo había arrebatado a los Guzmanes en un tiempo de desavenencias entre ambos. El uso de la artillería en ese asalto, o mejor dicho sus consecuencias, obligó a su nuevo propietario a llevar a cabo innumerables obras intervenciones para su reparación y consolidación, incluyendo reformas en el alcázar, dos aljibes y los refuerzos de varias torres y lienzos de muralla. Este período es el penúltimo en el que en el castillo se realizan obras de envergadura, y todo ello encaminado a convertirlo en uno de los centros desde donde se acometería la guerra de Granada, ya a finales del siglo XV.
Como ampliación de conocimientos diremos que Ponce de León, además de conde de Arcos, era marqués de Zahara, señor de Marchena, y marqués de Cádiz y luego duque de lo mismo.
En 1477, la villa adquiere el rango de realengo por lo que pasó a depender de la Corona, y con ello, naturalmente, también el castillo.
Es entonces cuando se acometen, por última vez, nuevas obras de defensa, como fueron la muralla oriental del patio de la Sima y el antemuro de la puerta de San Miguel, que unía la alcazaba con el arrabal.





Terminada la Reconquista, y habiendo perdido su función defensiva, la fortificación comenzó un proceso de deterioro progresivo que no se vio detenido por ningún trabajo de rehabilitación ni reforma.
Sin embargo aún tuvo tiempo para servir, aunque fuera durante muy poco tiempo, de alojamiento de los Reyes Católicos y del Emperador Carlos. También fue cárcel real en la época en que dependió directamente de la Corona.
Entrado el siglo XVI, siguieron haciéndose reformas, pero ahora de menor entidad y encaminadas a mejorar la habitabilidad de la fortaleza, como las habitaciones y patios del Patio de la Sima.
Lo que no fue suficiente para que al siglo siguiente el aspecto del castillo fuera ruinoso, iniciándose así su abandono hasta finales del siglo XX.
A lo largo de los siglos XVI y XVII también se fue abandonado el arrabal de San Miguel y el barrio de Santa María, surgiendo nuevos barrios con mejor acceso. Unos brotes epidémicos terminarían por vaciarlos.
Y en el XIX nuevamente tuvo funciones militares, fue en la Guerra de la Independencia, cuando sirvió como acuartelamiento de tropas francesas. Por suerte, estos últimos no lo volaron al abandonarlo, como en ellos era costumbre.

Y hasta aquí he llegado, que los detalles los dejo para más tarde.


RESUMIENDO:

Nombre:         Alcazaba de Alcalá de Guadaíra
Localidad:     Alcalá de Guadaíra
Municipio:     Alcalá de Guadaíra
Provincia:       Sevilla
Tipología:     Alcazaba

Época de construcción:   siglo XII sobre restos anteriores. Varias ampliaciones y reformas en siglos posteriores.
Estado:  En buen estado de conservación. Ha sido rehabilitado recientemente —continuan las obras—, pero el interior de sus recintos se encuentra prácticamente diáfano, habiendo desaparecido todas las construcciones que una vez hubo.
Propiedad:   Pública. Actualmente, y desde 2007, es propiedad del Ayuntamiento de Alcalá, habiendo pertenecido, desde la edad Media, al antiguo Concejo de Sevilla, que era quien nombraba a los alcaides de la fortaleza.
Esta situación jurídica ha afectado y aún afecta a numerosos castillos que, desde la Edad Media, pertenecieron al reino de Sevilla.
Uso:   Turístico y cultural. En la segunda mitad del siglo pasado fue recinto ferial, para lo que se realizaron algunos aterrazamientos y explanaciones que modificaron sustancialmente la superficie de lo que fue la villa.
Visitas: La visita es libre y gratuita, al menos así lo era la última que lo paseé en marzo de 2021.
Protección: Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
En 1924 fue declarado Monumento de Interés Histórico-Artístico; y en el BOE de 29 de junio de 1985, aparece su declaración como Bien de Interés Cultural.
En el año 1993 la Junta de Andalucía otorgó un reconocimiento especial a los castillos de la Comunidad Autónoma de Andalucía.

Clasificación subjetiva: 4, o sea, no perdérselo bajo ningún concepto, o lo que es lo mismo, hay que verlo antes de morir:
Otras cuestiones de interés: En el siglo XIX, Alcalá fue lugar obligado de visita para todos los viajeros que, atraídos por su historia y su imagen cargada de romanticismo, recalaban en Sevilla o se encaminaban a Granada. El castillo, el río y los molinos fueron temas recurrentes entre escritores, pintores, etc., españoles y extranjeros.
Además de por todo lo anterior, Alcalá es ciudad importante por dos cosas: durante siglos, la mayor parte del agua que bebía Sevilla lo hacía desde aquí, a través del acueducto que popularmente se conoce como los caños de Alcalá, por su procedencia, o de Carmona, por llegar hasta la puerta de la muralla así llamada. Ver este enlace 
http://lacasadelatercia.blogspot.com/delapuertaosarioaladelacarne, y también por abastecer, de toda la vida, de pan a Sevilla. Alcalá es también conocida como Alcalá de los Panaderos, por su cuantiosa producción de este producto. Aún permanecen en pié, a orillas del río Guadaíra, algunos antiguos molinos de harina, cuyo paseo y visita son de obligado cumplimiento, por lo que me impongo el compromiso de traerlos a este blog.

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