martes, 29 de diciembre de 2020

Vila do Bispo, Sagres, Fuerte de San Antonio de Beliche

De vuelta del Cabo de San Vicente, es obligada una parada en Beliche —mejor a la vuelta, que queda a la derecha de la carretera y así no hay que cruzarla con el coche, ni andando—. Ambos fuertes están muy cerca, a apenas un kilómetro y medio de distancia, y éste último junto a la carretera que nos lleva desde el cabo hasta Sagres. Está por tanto en Sagres, freguesía del concejo de Vila do Bispo —estamos en el Algarve—, y al igual que las demás fortalezas de la zona, ocupa una posición dominante, desde el acantilado donde se sitúa, sobre la playa de Belixe Velho y la porción de mar que controla.
Su nombre completo, y en portugués, es Forte de Santo Antonio de Belixe, o fortaleza de Belixe, y junto a la del Cabo de San Vicente y la de Sagres, forman esa espectacular triada, protectora de la transición sur y poniente de Portugal, que es necesario y obligatorio visitar.
El fuerte, mimetizado en el paisaje, desde la carretera del cabo de San Vicente.

 

EL FUERTE:

No existe certeza sobre la fecha exacta de su construcción, pero debió ser aproximadamente durante el siglo XVI —no se sabe bien cuándo lo fueron sus muros originales, pero algún autor lo remonta al reinado de Manuel I (1495-1521) —, bastante más tarde que su vecino del Cabo de San Vicente, que nos viene del siglo XIII, en pleno Medievo. Lo más probable es que lo fuera durante el reinado de Sebastián I (Lisboa, 20/enero/1554 - Alcazarquivir, 04/agosto/1578); en su puerta de entrada se exhibe el escudo armas de este rey, lo que hace suponer la data de la construcción.

El fuerte se levantó  para proteger las almadrabas  que anualmente allí se situaban en la ensenada del mismo nombre, pues debieron ser productos apetecibles para los piratas. Tanto que, a finales de ese siglo, en 1587, fue tomado y destruido por el corsario inglés Francis Drake; no podía ser otro. En el Museo Británico se conserva un dibujo que detalla aquel ataque.

El escudo del segundo conde de Prado sobre la puerta.

La fortaleza que ahora vemos es la reconstrucción de la anterior, y se construyó en la primera mitad del siglo XVII —las obras terminaron en 1632—, durante el periodo de la Unión Ibérica o Dinastía Filipina (1580/1640), exactamente durante el reinado de Felipe IV, III para los portugueses. En el portón de armas, una placa recuerda que por entonces, el gobernador era C. Luis de Sousa, segundo conde de Prado.

En 1755, el 1 de noviembre, sufrió grandes daños por el terremoto de Lisboa, como no pudo ser de otra manera. Este estado, unido a la tranquilidad de la época, hizo que su interés militar fuera decayendo, para terminar siendo usado como refugio de los pescadores de la almadraba.

Abandonada durante el siglo XIX —en 1840 sólo estaba habitado por un empleado de la Companhia de Pescarias do Algarve— y gran parte del XX, fue recuperada en la década de 1950 por la Dirección General de Edificios y Monumentos Nacionales en el marco de actuaciones con motivo del V Centenario de la muerte del Infante D. Enrique.

Reclasificada la fortificación como posada en 1960, se construyeron edificaciones para adaptarlo como tal —todo el edificio adosado a la muralla que da a atierra, es de nueva factura—, al igual que los lienzos de muralla. Pero el colapso del terreno en 1997, producido por la erosión del acantilado, hizo que se derrumbara parte de la edificación. Por evidentes razones de seguridad, el negocio fue cerrado, y se procedió a la consolidación de las zonas afectadas.

En 2012, el fuerte pasó a posesión del Ayuntamiento de Vila do Bispo, pero sólo por un periodo de 20 años y previo pago de 4.00’00€ al Estado portugués. Se pretendió su reapertura en el 2013 pero, por motivos de seguridad, no se ha llevado a cabo.

 

LOS DETALLES:

Leo en una web portuguesa, que el fuerte de Beliche, que por cierto se encuentra prácticamente colgado del acantilado a una altura de 86 metros sobre el nivel del mar, es un claro ejemplo de la arquitectura militar enmarcada en el estilo marianista —1530-1610, transición entre el Renacimiento y el barroco—, y no soy yo nadie para contradecirlo, así que no lo contradigo.

Consta de dos partes bien diferenciadas: el edificio principal y la muralla coracha que se alarga hasta el borde del acantilado suroeste.

El edificio principal tiene planta irregular, casi un trapecio, siendo su base mayor la fachada que mira al mar, y la menor al interior de la zona del acantilado. Los otros dos, uno también mira al interior del acantilado y el otro a tierra firme, al norte, cerrando por el exterior el fuerte.

Semibaluarte norte

Baluarte central, fusileras orientadas al semibaluarte del norte.

Esa última fachada está conformada por un largo lienzo flanqueado por dos bastiones,  un baluarte a su izquierda y un semibaluarte a la derecha. La edificación continuaba aún más hacia la izquierda, pero el colapso del terreno en 1997 hizo desaparecer parte de la edificación. Los dos bastiones presentan fusileras enfrentadas a distinta altura, para realizar fuego cruzado a posibles asaltantes desde tierra.

Uno de los semibaluartes orientados a levante.

La fachada que se orienta al mar, o sea al este, está flanqueada por dos semibaluartes, donde se disponían las baterías hacia el mar. Uno de ellos, el del norte, está casi desaparecido debido al corrimiento de tierras de 1997.

Baluarte central, al fondo el bastión suroeste, final de la muralla coracha.

Puerta de acceso junto al baluarte central.

El acceso, situado en el baluarte, se realiza a través de arco de medio punto en sillería, cobijado por una antepuerta y protegido con una fusilera; sobre la puerta, el escudo del rey Sebastián I, y bajo él, una placa con la inscripción “reconstruida esta fortaleza, dedicada a San Antonio, Don Luis de Sousa, Conde Prado, gobernando este reino, Año 1632”.

Puerta de entrada, sobre ella el escudo de C. Luis de Sousa.


Puerta antgerior, intramuros.
Segunda puerta, cerrada, que lleva al interior del fuerte.

Desde la puerta se pasa a un vestíbulo descubierto que tiene a la izquierda, tras un recodo, la segunda puerta que nos lleva al interior del fuerte. A la derecha de ese vestíbulo se va a la zona abierta del acantilado, pero que está protegida del exterior por la muralla coracha.

Adosada al lienzo de levante está la capilla de Santa Catarina, cuyo origen se remonta a pocos años antes de la muerte de Enrique I el Navegante (1394-1460) —fue construida por donación del propio rey—. Es de planta cuadrada coronada con una cupulilla, y su forma cúbica recuerda a las celdas de los morabitos árabes —anacoretas musulmanes, semejantes a los ermitaños cristianos—.

Tras el incidente de 1997 y ante el riesgo de que también colapsara el muro oriental en el que se apoya la capilla, se optó por trasladar su retablo barroco a la iglesia de Nuestra Señora de Gracia, en la fortaleza de Sagres.

Muralla coracha, extramuros. Al fondo el bastión suroeste.

Muralla coracha, intramuros. A la izquierda el semibaluarte del suroeste.

La muralla coracha, construida para proteger el acceso al mar, se extiende desde el bastión donde se ubica la puerta hasta una torre rectangular situada en el borde del acantilado, en el suroeste. A esta torre se accede mediante una escalera —antiguamente tuvo un pequeño puente levadizo.

En la zona del acantilado, y desde la puerta de entrada, una camino y después una escalera, conduce hasta el borde del mar; de esta manera se garantizaba la entrada de refuerzos y el abastecimiento de suministros al fuerte, desde el mar, en caso de asedio terrestre.

Entre la torre del suroeste —donde termina la muralla coracha— y el baluarte donde se ubica la puerta, también encontramos fusileras enfrentadas como sucede en la fachada norte.

Es curiosa la diferencia geométrica entre el dibujo de José Sande Vasconcelos y la realidad; parece que su dibujo no pasa de un mero esquema realizado rápidamente y sin ningún criterio realista. Quiero creer que le bastaba con la identificación de los principales elementos y no le era necesario recurrir a la exactitud.

Mi Compañía en la zona del acantilado.


RESUMIENDO:

Nombre: Forte de Santo Antonio de Belixe, o fortaleza de Belixe.
Freguesía: Sagres
Municipio: Vila do Bispo
Región: Algarve.

Tipología: Fuerte costero.
Época de construcción: siglo XVI, pero sin certeza.
Estado: en buen estado de salud. Fue restaurado y “ampliado” en la década de los sesenta del pasado siglo para reconvertirlo en posada. Un corrimiento de tierras en 1997 destruyó una parte de la ampliación y de un bastión del norte.
Propiedad: Pública, municipal, Ayuntamiento de Vila do Bispo, por un período de 20 años; hasta 2.023.
Uso: En la actualidad ningún uso. Está cerrado desde el incidente de 1997.
Visitas: En las dos ocasiones que lo he visitado lo he encontrado cerrado. Sólo era accesible la zona del acantilado
Protección: Está declarado de Interés Público desde el 18/julio/1957. Todo su entorno está declarado como zona no edificable.
La punta de Sagres, allá a lo lejos, desde el fuerte de Beliche.

Calificación subjetiva: 3, o sea, se incluirá obligatoriamente en ruta de viaje, o lo que es lo mismo, se hará todo lo posible en esta vida por visitarlo. Y esto es debido a que las dos fortalezas que lo flanquean, la del Cabo de San Vicente y la de Sagres las califico también con un 3. Así que por extensión, ésta también un 3.
Otras cuestiones de interés: Han quedado dichas más arriba, es decir, los otros dos fuertes de las proximidades, y los paisajes, y las playas y la comida. Algarve, un lujazo.
Cómo llegar: desde la frontera española en Ayamonte, no dejar la carretera A-22 hasta llegar a Bensafrim, a unos 140 km desde España. Desde Bensafrim a Vila do Bispo por la N-125 y desde aquí a Sagres, Beliche y Cabo de San Vicente.





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