martes, 19 de marzo de 2019

El Puerto de Santa María, torre de Dª Blanca.

Varias son las torres de Doña Blanca que se levantan a lo largo y ancho de España. Así de pronto recuerdo, aunque no he visitado: la de la muralla de Medina Sidonia; otra en Albarracín; también en Jorquera, provincia de Albacete; y en Taravilla, Guadalajara; una de las torres del castillo de Molina de Aragón lleva este nombre; y por último, si la lista no me falla, en la localidad castellonense de Torreblanca. Seguramente alguna más tuvo que haber, pero no las encuentro en mis navegueos por la red.
La torre de Dª Blanca frente a lo que antes fue el mar. Al fondo, Cádiz.

La única que hasta ahora he paseado es la del Puerto de Santa María, en Cádiz, que aunque ocupa una posición dominante sobre un cerro al sur de la sierra de San Cristóbal, queda ensombrecida por los restos de lo que fue un importante enclave arqueológico que, por cierto, es actualmente conocido como Castillo de Doña Blanca.  Desde él se divisa una inmensa llanura, marismas y salinas, formadas por la constancia secular del rio Guadalete; llanura que fue una parte más de la actual bahía de Cádiz, por lo que en un ligero alarde de imaginación, es fácil ver en la base del cerro el mar, y más lejos el océano.

El lugar donde se levanta la torre y todo el yacimiento, tiene forma de colina amesetada de planta casi rectangular, mide 6,5 hectáreas de extensión y se eleva 31 metros sobre el nivel del mar. Su relieve es totalmente artificial, o sea un tell, y se ha formado por la superposición de depósitos y construcciones que se han ido acumulando a lo largo del tiempo, alcanzando en algunos puntos hasta 9 metros de estratos arqueológicos. Pero sobre esto me he extendido algo más cuando traté las murallas del poblado.

Poblado del que no está claro si su origen es fenicio o fue conjunto con indígenas, y del que leo que está datado en el siglo VIII a.C., y ocupado hasta la llegada de los romanos en el siglo III a.C., y posteriormente quedó abandonado hasta que en la Edad Media los almohades construyeron una alquería.


Fue allá hacia finales del siglo XIII, o principios del XIV, cuando se erigió una ermita, de planta de cruz griega, que es el origen de la torre que hoy me ocupa. Aunque otros estudiosos del tema la identifican directamente como torre militar con funciones de atalaya, dada su destacada posición sobre el paisaje y el dominio visual hacia el sur y hacia el mar.



Como edificación militar, se sitúa en ella la que probablemente fuera prisión de doña Blanca de Borbón, esposa de Pedro I —el Justiciero para los amigos, el Cruel para el resto —, previa a su muerte en 1361 a manos del ballestero Juan Pérez de Rebolledo, ya que el alcaide de la torre, Íñigo Ortiz de Zúñiga se negara a cumplir la orden del rey. «Dime Castilla, ¿qué te he hecho yo» dicen que dijo la reina instantes antes de morir.
Tal hecho dio nombre a la torre, aunque por algún sitio está escrito que también se la conoce como de Sidueña, y por extensión al yacimiento arqueológico que la rodea.

La que hoy veo es una reconstrucción que se realizó a mediados del siglo XIX, por encontrarse muy deteriorada tras la Guerra de la Independencia.
La cubierta de las excavaciones para restar importancia a la torre. Lástima.




La puerta condenada al ostracismo.

Esta es la puerta.

Nombre: torre de doña Blanca.
Municipio: El Puerto de Santa María.
Provincia: Cádiz.
Tipología: Torre.
Época de construcción: finales del siglo XIII, principios del XIV.

Estado: En muy buen estado de conservación, pues fue restaurada en el siglo XIX.
Propiedad:
Uso:
Visitas: el exterior es libre; desconozco si el interior es visitable, pues durante mi paseo no encontré a nadie a quien preguntar.

Protección: Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
Clasificación subjetiva: 2, pero esta clasificación está condicionada por la existencia en la misma colina del yacimiento fenicio.

Otras cuestiones de interés: A esta torre también se la conoce como torre de Sidueña, por estar situada en el pago del mismo nombre, y por su posterior vinculación con el marquesado del Castillo del Valle de Sidueña, que fue creado por Carlos II en 1694.
Cómo llegar:






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