martes, 4 de diciembre de 2018

Vigo, Castillo del Castro

Nunca pude imaginar que la ciudad de Vigo tuviera como apodo ciudad ovílica, que viene de oliva, o sea de olivo; y todo por un olivo, sólo uno.
Resulta que una vieja tradición, a saber desde cuando, decía que había que plantar en los atrios de las iglesias un árbol de hoja perenne como referencia a la vida eterna. Circunstancia que se dio en la concatedral de Santa María, donde hubo plantado uno nada menos que por caballeros templarios, cuando allá por el siglo XII la Orden regía esa iglesia.
Y así fue hasta principios del siglo XIX que fue cuando se construyó el actual templo, y cuando el olivo desapareció. Pero he ahí que el por entonces administrador de la aduana de Vigo, un tal Manuel Ángel Pereira, recogió unas ramas del viejo olivo y las plantó en un huerto de su propiedad, donde hoy se encuentra la Puerta del Sol, con tan buena suerte que creció un nuevo olivo.
El crecimiento de la urbe, parece ser, era incompatible con el árbol, por lo que hubo que trasladarlo a otra ubicación, que es donde hoy se encuentra, el Paseo de Alfonso XI, sano y feliz de ser el símbolo de la ciudad.
Ea, pues hasta aquí la historia y justificación del mote de Vigo. Lo cual me ha parecido muy acertado para arrancar este paseo castillero.
   
                                                                                     El escudo de Vigo sobre la Puerta Sur.
Vayamos al castillo o Fortaleza del Castro, que es el castillo propio de Vigo, pues el de San Sebastián, de menor tamaño, complementaba junto con las desaparecidas murallas de la ciudad, al primero.
EL CASTILLO,
Sus orígenes están en la Edad Media, como las murallas de la ciudad y la fortaleza de San Sebastián. Fue levantado sobre los restos del castillo de Penco, que perteneció a la Mitra Compostelana, y de la ermita de Nuestra Señora del Castro, en ese monte que antes fue conocido como Monte Terroso, y más tarde como monte del Castro, pues allí hubo un castro, de ahí su nombre, y que fue el lugar donde los primeros pobladores prerromanos se asentaron.
De todo aquello poco o nada queda, así que demos un salto en el tiempo y vayamos hasta el siglo XVI, ya en la Edad Moderna, cuando Vigo está sufriendo frecuentes ataques por parte de los piratas ingleses.  Ante tal situación, se plantean las autoridades reforzar las fortificaciones de la ciudad; pero no es hasta 1665, ya metidos en guerra con Portugal, cuando se decide acometer los trabajos.
Es el Capitán General de Galicia, Vicente Gonzaga Doria, quien ordena a los ingenieros Juan Villarroel y Prado, a los hermanos Fernando y Carlos de Gorannanbergue, y al maestre de campo Diego Arias Taboada, que proyecten un plan para unir las dos fortalezas, la de San Sebastián y la del Castro. Se añadió un segundo recinto, concéntrico al existente, que fue terminado en 1667.

(del blog Arquitectura y Urbanismo de Vigo)
El resultado no fue todo lo satisfactorio que se esperaba y Vigo siguió mal defendida: relativamente lejos del mar, y un cerro fácil de ascender por parte del enemigo.
Finalizada la guerra con Portugal, vuelve el desinterés hacia las fortificaciones. Hasta que a principios del siglo XVIII —octubre de 1702— Vigo vive la batalla de Rande, estamos en la Guerra de Sucesión, en la ensenada de San Simón, que enfrentó a la escuadra anglo-holandesa contra la hispano-francesa, y cuyo resultado se decantó por los primeros, con el consiguiente saqueo de la ciudad y alrededores —dedicado a la memoria de los derrotados, se levanta debajo del baluarte del Diamante un monumento compuesto de tres anclas y cinco cañones, procedentes de barcos hundidos durante contienda—.
En vista del resultado de esta batalla, se decide ampliar las murallas, por lo que se construye el tercer recinto del castillo, prácticamente concéntrico a los anteriores y ya desaparecido.
Durante los siguientes cien años se intenta en varias ocasiones reforzar los fuertes y murallas, sin llevar nunca las obras a buen fin. Este estado de abandono hace que en 1809 los franceses conquisten con facilidad el castillo del Castro. Conquista que les durará poco, pues el 28 de marzo los vigueses reconquistarán la montaña. Desde ese día, Vigo será una ciudad “Fiel, Leal y Valerosa”.
El puerto de Vigo desde el Baluarte Saliente de la Coya.

En 1934, el Ayuntamiento se hace con los terrenos del Monte del Castro tras serles cedidos por el Gobierno. Aunque el Ejército se reservó la fortaleza que seguirá siendo una excepcional posición militar.
En 1964 el castillo pasa a ser propiedad del Ayuntamiento y dos años después son demolidas las edificaciones militares interiores, incluyéndose la ermita de Nuestra Señora del Castro. Todo ello fue sustituido por unos jardines.
En 1975, y de manera aparentemente ilegal, se construye adosado a la muralla del castillo un edificio que fue dedicado a restaurante. Terminada en 2005 la concesión administrativa, el negocio fue cerrado; y en 2013, tras fuertes presiones políticas y sociales, fue demolido. Desde entonces el castillo luce un trozo más de muralla que estuvo oculto durante el último cuarto del siglo XX.
Herraje de la Puerta Sur.
LOS DETALLES
Las edificaciones defensivas de Vigo constarían de tres recintos: el castillo del Castro coronando el cerro —que aún perdura—, la fortaleza de San Sebastián, y la muralla de la ciudad —actualmente desaparecida en su totalidad—, irregular en su trazado debido a la orografía el terreno, y apoyada por tres baluartes. Todas ellas construidas, como no podía ser de otra manera, en granito del lugar.
Pero como con lo que estamos es con el castillo, con el castillo vamos:
Que disponía, aún dispone, de cinco baluartes, a saber y en sentido contra horario: el llamado Punta de Diamante, el Saliente de Coya, el del Regueiro, el de San Amaro y el del Couto.
Baluarte de Punta de Diamante


Garita en el Baluarte Punta de Diamante.
— El llamado Punta de Diamante está situado al Norte. Por su planta de ángulo muy agudo, era difícil de defender, pero con la ventaja de poseer un gran radio de tiro. Aún conserva en su extremo una garita, la más antigua del castillo, y cinco troneras. Tenía el privilegio de ser el lugar donde se izaba la bandera.
La tenaza, en el 2º recinto,a bajo el Baluarte Punta de Diamante.

Delante de él, y ya en el segundo recinto del castillo, hay otro baluarte de los denominados de tenaza, llamado también del Diamante. Desde aquí, las vistas de la ciudad y la ría me parecieron espectaculares.
La Puerta Norte desde el interior del castillo.

Exterior de la Puerta Norte (de outono.net)
— A la derecha del baluarte de Punta de Diamante se abre, en forma de arco de medio punto, la Puerta Norte, protegida con un matacán y rematada con un escudo. Antiguamente tuvo rastrillo, cuyo único rastro es la hendidura en la sillería; y también doble puerta, la actual y otra interior de la que sólo quedan los goznes labrados en la piedra.
En la parte inferior de las jambas se aprecia labrada una hendidura, la cual se hizo para que pudieran pasar los cañones al interior del castillo.
Delante de la puerta, en el exterior, se construyó un tambor con troneras para protegerla, al que se le añadió en el siglo XIX una edificación que sirvió de polvorín y cuya puerta hoy está sellada.
Garita en el Baluarte de la Coya.

— A continuación de la Puerta Norte está el Baluarte Saliente de la Coya, que controlaba el acceso a esa puerta mediante una garita. Las vistas desde este baluarte sobre la ría de Vigo son, además de espléndidas, muy ilustrativas sobre las dimensiones e importancia del puerto.
Exterior de la Puerta Sur.

La Puerta Sur desde el interior del castillo.
— Orientada al sur está la Puerta Sur, flanqueada por dos baluartes, el del Regueiro y el de San Amaro, a izquierda y derecha respectivamente. El primero perdió sus troneras cuando se trasladaron a este castillo los obuses de la batería de La Laje, en el puerto de Vigo, allá por el siglo XIX.
Baluarte de Regueiro.
Interior del Baluarte de Regueiro,
Baluarte de San Amaro.
Fue en esta operación cuando se abrió precisamente esta puerta, a la que se remató con un escudo de Vigo y, en los años 60 del pasado siglo, con unas almenillas sin sentido pero a la moda castillista de aquel momento.
El de San Amaro aún conserva sus troneras y una garita.
—Después y mirando al este se encuentra el Baluarte del Couto, que aún conserva sus troneras.
Pero también se pueden contemplar restos de lo que fue el segundo recinto como el ya mencionado bajo el de Punta de Diamante. Y dos puertas:
Puerta Principal del 2º Recinto.

 
La Puerta Principal del 2º Recinto desde el interior del castillo.

La Batería del Couto, a la derecha de la Puerta.

— la llamada Puerta Principal del Segundo Recinto, frente al Baluarte de San Amaro, de arco adintelado y que se alarga mediante un túnel. A su derecha la protegía la Batería del Couto. Actualmente está flanqueada en el exterior por dos cañones.
Poterna en el Segundo Recinto.

Y frente al Baluarte del Couto, junto al actual Estanque de los Patos, se conserva un pequeño acceso, una poterna, a través de la que se asciende, alargados escalones y bajo una bóveda trapezoidal, hasta el primer recinto del castillo de Vigo.

Nombre: Castillo o Fortaleza del Castro.
Localidad: Vigo
Municipio: Vigo
Provincia: Pontevedra
Tipología: Castillo
Época de construcción: Siglo XVII, las obras comenzaron en 1665.

Estado: En buen estado, incluidos los jardines.
Propiedad: Municipal.
Uso: es un espacio totalmente ajardinado y es utilizado como lugar de disfrute y paseo. Además de ser un espléndido mirador sobre la ciudad y la ría de Vigo.
Los jardines del Castillo; a la izquierda el Baluarte de la Coya.

Protección: Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
Desde 1968 forma parte del Inventario del Patrimonio Cultural Europeo como Monumento de Arquitectura Militar.
Clasificación subjetiva: 3, pero no sólo por el edificio en sí, las vistas ayudan también mucho.

Otras cuestiones de interés: Se cuenta que desde el castillo partían túneles que llevaban, no sólo al cercano castillo de San Sebastián, sino también a otros puntos de la ciudad. Incluso alguno llegaba hasta cerca del estrecho de Rande.
Esto último parece algo exagerado, pero en la ciudad sí se han encontrado restos que pudieran haber pertenecido a esa red de túneles.
Cómo llegar: El castillo está situado en el centro de Vigo, por lo que llegar hasta él es sencillo; basta seguir las indicaciones; fácil.
Además el acceso es cómodo, carente de complicaciones.

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