martes, 5 de septiembre de 2017

Almuñécar, torre de Cerro Gordo

Continúa mi paseo por la costa, que hoy me lleva a pisar la provincia de Granada, justo en la linde con la de Málaga. En apenas unos kilómetros, los que ocupa el Paraje Natural de los acantilados de Maro, se suceden una serie de torres almenaras, o sea, esas desde las que los torreros comunicaban la presencia de peligro a otras torres con señales de fuego y humo, de las que la primera en suelo granadino es la de Cerro Gordo, que es a la que ahora encamino mis pasos. Se trata de un lugar sorprendente por la belleza de los acantilados sobre el mar y la vista que desde allí se contempla, que si hay suerte y está claro el día, abarca gran parte del litoral malagueño.
Desde el cabo donde se encuentra, y a doscientos metros sobre el nivel del mar, se vigila y protege la playa de Cantarriján a la derecha y la bahía de La Herradura a la izquierda. Al otro lado de esa bahía, en su extremo oriental, se levanta la torre de la Punta de la Mona que a su vez conecta con Almuñécar; pero ésta será otro día.
Al este, desde el Cerro Gordo, la bahía de La Herradura




La de Cerro Gordo es una de las muchas torres que se construyeron durante los siglos XVI y XVII, a lo largo de la costa sur española, a partir de que los Reyes Católicos vieron la necesidad de establecer sistemas que garantizaran la defensa del territorio contra los ataques de piratas y corsarios berberiscos. Se construyeron torres y se reconstruyeron otras  ya existentes; seguramente la de Cerro Gordo es una de estas últimas, levantada donde antes estuvo otra árabe, y es que durante el período nazarí también se estableció una línea de vigilancia costera que, como se ve, fue ampliada y mejorada en siglos posteriores.
No hay certeza de la fecha exacta de la construcción de esta torre, dejémoslo entre finales del  XVI y principios del XVII (leo en la red que posiblemente la levantó el maestro Salvador Ximenez, allá por 1574) y sus formas son las mismas que casi todas las atalayas de aquella época. Por su tamaño debió de tener de guarnición a dos o tres personas.
En el siglo XIX, cuando su uso defensivo era ya nulo, fue aprovechada por el Cuerpo de Carabineros como punto de vigilancia, ya que eran los encargados de controlar el contrabando. Estuvo en uso hasta principios del siglo XX.

Ya en la torre compruebo que ésta tiene visitas, más de las esperadas; y es que no sólo es ella quien invita a acercarse hasta el lugar, es también la belleza del paisaje: sin duda uno de los mejores miradores naturales de esta costa, a la derecha la costa del Sol y a la izquierda la costa Tropical de Granada.

A pesar del terreno tan desigual, no me resisto al paseo después de haber mirado y fotografiado la torre. Y después de haber conversado con un par de paisanos cuyo interés no estaba en el edificio sino en la búsqueda de restos de lapas; producto que, según me contaron, formó parte de la dieta de los ocupantes de la torre hace doscientos o trescientos años, y cuyas conchas se encuentra por decenas semi enterradas justo debajo de la puerta.
Pero no te desvíes, sigue con la torre.

 

Es ligeramente troncocónica, casi cilíndrica. Su cuerpo se apoya directamente sobre el suelo; o mejor, sobre una inapreciable plataforma de nivelación. En la base, su diámetro es de 7,30 metros, y su altura de 10,50 metros, casi 11,00 con el parapeto.
Está ejecutada con mampuestos de piedra caliza de mediano a pequeño tamaño, e intercalando lajas a modo de verdugadas, todo ello tomado con mortero de cal. Se aprecia gran parte de su superficie reparada, dando al edificio un aspecto de buen estado.


La puerta de acceso, situada a levante, está a unos 5.50 metros sobre la base, y a través de ella se accede (evidentemente yo no lo hice) al interior de la única cámara que tiene la torre, la cual está cubierta por una bóveda semiesférica. Hasta ese nivel la torre es maciza.
Como casi todas las torres atalayas, no disponía de escalera exterior, sino que se colocaba una escalera, generalmente de madera, que se recogía en caso de peligro. Tiene otra ventana hacia el suroeste, mirando a Nerja.


Presenta una puerta-ventana mirando a levante y otra ventana a mediodía. La obra es de mampostería con piedra caliza y mortero de cal.
A sus pies, un arruinado panel informativo exponía datos sobre la torre. Ahora, toda esa información hay que adivinarla, o llevarla aprendida.



RESUMIENDO:

Nombre: Torre de Cerro Gordo, del Nogal o de La Herradura.
Municipio: Almuñécar
Provincia: Granada
Tipología: torre almenara
Época de construcción: siglos XVI-XVII
Estado: En buen estado de conservación, lo que queda, a pesar de haber perdido casi todo el matacán que coronaba la puerta de acceso y parte del parapeto.
Propiedad: 
Uso: Turístico o sea, como excusa para admirar el entorno.
Visitas: Totalmente libre, hasta la base. No se puede acceder al interior.
Protección: Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
En 1993 la Junta de Andalucía otorgó reconocimiento especial a los castillos de la Comunidad Andaluza.
Está declarado Bien de Interés Cultural.
Clasificación subjetiva: 2, es decir, que  si pasas cerca y vas con tiempo se visita.

Otras cuestiones de interés: seguir la costa es seguir viendo más torres y castillos. Y de paso baños en las playas y deleitarse con los numerosos valores naturales.
Cómo llegar: desde La Herradura, y por la antigua N-340 en dirección a Málaga, tomaremos un desvío a la derecha justo antes del túnel de Cerro Gordo; este camino nos llevará hasta el restaurante Mirador de Cerro Gordo, desde donde parte un empinado, pero corto y bien señalizado, sendero que nos llevará hasta lo más alto del cabo y a los pies de la torre.













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