martes, 11 de abril de 2017

Garganta la Olla, Iglesia de San Lorenzo Mártir

Estoy seguro de que si en alguna ocasión has visitado la comarca de La Vera, has debido estar en Garganta la Olla.
Si ha sido así habrás paseado por su barrio de la Huerta y habrás visto sus numerosas casas, tan singulares: la de Pedro Carvajal, la de Postas, y a su lado la de Félix Mesón Gómez, con su escudo y la fecha de construcción, 1741; la de la Inquisición —tema tan cuestionado y no menos cuestionable—, los dos portalones de las Casas Gemelas, la de las Muñecas, siempre pintada de azul —uno de sus tres prostíbulos—; y en la plaza del Ayuntamiento, que realmente se llama del Diez de Mayo y tiene una picota en su centro, la de las Mozas de la Fortuna —otro burdel—. Y cómo no, la Casa de la Peña, tan simbólica que ella sola llena todo el campo del escudo municipal.
La Casa de la Peña, símbolo y escudo de Garganta la Olla.

También habrás visto sus iglesias, la ermita del Santísimo Cristo del Humilladero y la parroquial de San Lorenzo Mártir. Pero en esta última, me parece, que no te habrás fijado en el detalle que la trae hasta esta lacasadelatercia. ¿Verdad? No te preocupes, que más abajo te lo aclaro.
Y si llegaste al pueblo por la carretera que viene de Cuacos, es seguro que te detuviste en el que llaman el Mirador de la Serrana —la Serrana de la Vera—, y allí te enteraste de su vida y leyenda:

… que ultrajada por el sobrino del obispo de Plasencia, ella y su familia fueron penadas a la más despreciable vergüenza; y empujada por el odio hacia los hombres, juró venganza.
… que vivió medio salvaje en la sierra, y ayudada por su destreza, fuerza y también sus encantos, engañó a todo hombre con el que se cruzase.
… que los llevaba a su cueva y, tras gozar con ellos, los mataba, los desollaba y conservaba sus huesos.

Verdad o mentira, quién sabe —para más información léete el “Romance de La Serrana de la Vera”—.
La cuestión es que el mito lo recogen numerosas variaciones y, prácticamente, está extendido por gran parte del territorio peninsular.

Garganta la Olla desde el Mirador de la Serrana.

Desde aquí comprobarás que es un buen lugar para observar la posición del pueblo: enclavado entre dos gargantas naturales; quizás ese sea el origen de su topónimo. Topónimo que, antiguamente, fue Ad Fauces —junto a las gargantas—, que son dos, la de San Blas y la Mayor; pero no las únicas, porque si llegas cuando el tiempo es propicio, podrás disfrutar de un baño en cualquiera de las muchas que existen.


EL LUGAR:

De su pasado más remoto se conservan restos de dos castros vetones, el del Cerro del Salvador y el del Cerro Torique; y también de una villa romana conocida como Carnaceda. Anterior a la llegada de los musulmanes se datan las ermitas de San Martín y San Salvador de la Sierra.
Desde su reconquista definitiva por Alfonso VIII, esta comarca perteneció primero a Ávila, pues de allí llegaron sus repobladores, para pasar a depender de una de las tres Sexmerías de Plasencia.
Plasencia perdió su posesión cuando, hacia 1330/1340, los infantes de Cerda recibieron del rey Alfonso XI unas tierras entre las que se encontraba el actual municipio que, con el paso del tiempo, van cambiando de propietario —compras, ventas y herencias de por medio—, entre los que se encontró el Marquesado de Villena. Estos ejercieron su dominio administrativo y económico, que perdieron por apoyar a Juana la Beltraneja en la batalla de Toro.
No así la jurisdicción civil y penal, la cual conservaron hasta el siglo XIX, en que con la caída del Antiguo Régimen y la desaparición de los señoríos, se convirtió en municipio, quedando desde 1834 integrado en el Partido Judicial de Jarandilla.
Las tres grandes guerras vividas en España durante los últimos doscientos años, la de la Independencia, las Carlistas y la Civil de 1936/39, pasaron casi de refilón por Garganta la Olla: en la primera no hubo daños por parte francesa ni revueltas por parte española; durante las Carlistas no hubo nada destacable; y en la Guerra Civil no se registró ningún enfrentamiento armado, pues desde el primer momento, la población estuvo en manos del bando nacional.

Al final de la escalera, la iglesia.


LA IGLESIA:

La parroquial de Garganta la Olla está bajo la advocación de San Lorenzo Mártir, y se levanta sobre una ligera elevación, al norte del núcleo urbano.
Comenzó su construcción a finales del siglo XV, para finalizar a mediados del siglo siguiente.
Dicen que su maestro de obras fue un tal Francisco Manuel Díaz, del que se conserva su casa. Sobre su fachada está grabada la fecha de construcción, 1575.
Este hombre, vasco de origen, y profesional de la construcción, se construyó su casa con muros de ladrillo, a diferencia de la mayoría cuya estructura la forma un entramado de madera y muros de adobe.
La Compañía delante de la casa del Maestro de obras.

Su planta, la de la iglesia, de treinta y uno por dieciséis metros, es rectangular y está orientada de oeste a este. Esas dimensiones le dan la particularidad de considerarla uno de los templos más grandes de la comarca, lo viene a indicar que el lugar fue una de las villas más pobladas.
Está dividida en tres naves separadas por columnas de sección elíptica que soportan una techumbre de madera. Las cuales fueron utilizadas como cementerio, hasta que en 1787, reinando Carlos III, se dejaron de hacer inhumaciones en el interior de los templos.
En el extremo del este se levanta, por encima de las naves, un ábside de planta cuadrada, que bien pudo sustituir a otro de planta poligonal como los existentes en otras iglesias de La Vera. La cubierta de este ábside la soporta una cúpula de ladrillo visto sostenida por cuatro pechinas.
En esa cabecera se encuentra el retablo mayor, barroco, del siglo XVII, dividido en tres calles y presidido por una imagen de San Lorenzo.

Tiene tres accesos conformados por arcos de medio punto que se cubren con bastos pórticos adintelados sobre pilares octogonales. En dos de ellos, el oeste y el sur, en el pretil que protege esos espacios, se observan sendas inscripciones en las que se refiere a las donaciones realizadas para obras de restauración.
Sobre la entrada oeste se encuentra el coro, con un órgano barroco de 1766 y restaurado a finales del siglo pasado. Desde el coro se accede a la torre.
Puerta de la fachada norte.


LA TORRE:

La torre de esta iglesia es el pretexto para pasear hoy por Garganta la Olla.
Este pueblo no tiene castillo, ni muralla ni atalayas que lo custodien. Pero tiene una torre en una iglesia, levantada entre 1570 y 1573, a cuyos constructores, vaya usted a saber por qué, se les ocurrió fortificarla.
Primero, la elevaron desmesuradamente, sobresaliendo por encima del caserío con el ánimo de verlo todo, de vigilar a todos. Sobre todo a los extraños.
Y además, en su cara este, colocaron un matacán —también llamado ladronera— que es el detalle que la caracteriza como iglesia fortificada.
A la derecha del matacán se aprecia un escudo tallado —leo que de Pedro Ponce de León, obispo de Ciudad Rodrigo y Plasencia—.

Tiene la torre más de treinta metros de altura y se divide, exteriormente, en cuatro partes más la terraza.
De estilo renacentista, está ejecutada en tosca mampostería, cal y arena, a excepción de sillares bien labrados que conforman todas sus esquinas —al igual que el resto de la iglesia—. El último cuerpo, el de campanas, está construido totalmente en sillería.
En la terraza, existe una cruz puesta en honor de las víctimas de la Serrana de la Vera, la de la leyenda y el romance.


Nota final a modo de duda, ¿matacán sí o matacán no?:
Sobre la ladronera se ve grabado lo que fue la esfera de un reloj. Lo que me lleva a la posibilidad de dar por veraz —lo acabo de leer en mi último paseo por la red— que esta pequeña construcción no sea un matacán, sino el cuerpo donde estuvo alojado el mecanismo de un reloj, y las aberturas en el piso servirían para permitir el paso de las cuerdas de las que pendían las pesas del artilugio.
Ahora es tarde para echarme atrás. Después de más de mil doscientas palabras escritas sobre esta iglesia, quiero seguir pensando que es un matacán, que la torre la construyeron tan alta para que sirviera de atalaya y que muchos años después aprovecharon la ladronera para alojar la maquinaria del reloj.



RESUMIENDO:

Nombre:      Torre de la iglesia de San Lorenzo Mártir..
Municipio:  Garganta la Olla.
Provincia:   Cáceres.

Tipología:   Iglesia fortificada.
Época de construcción:   siglo XV - XVI.
Propiedad: de la Iglesia Católica.
Estado: En muy buen estado. Está abierta al culto.
Uso:  Religioso.
Visitas:  totalmente libre el interior durante el horario del culto. Fuera de ese horario, por una módica cantidad, una amable y aburrida señora, nos mostró el edificio. Aunque no el interior de la torre.
Protección: Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
La iglesia, torre incluida, está declarada BIC desde el año 1989.
En 1982, Garganta la Olla fue declarado Conjunto Histórico Artístico.

Clasificación subjetiva: 2, o sea, si se pasa cerca y se va con tiempo pues se acerca uno a verlo. Es decir, que se incluirá en una ruta de viaje pero no pasa nada si luego no se visita.
Lo que ocurre es que se encuentra en un lugar único, formando parte de todo ese conjunto que es el pueblo. Por lo que no se debe tratar a la torre de manera individualizada.

Otras cuestiones de interés: Si hasta ahora hemos hablado de las bellezas realizadas por el hombre en garganta la Olla, dejo para el final las bellezas naturales, que en primavera se disfrutan con la vista, y en verano con el resto del cuerpo, y que son las gargantas:
La de Las Majadillas, la Piornala, la Garganta Mayor, el Tinajón, la Cascada del Calderón y el gran canchal que llaman el Restraculo.
Cómo llegar: Desde Plasencia tomar la N-110 hasta el desvío hacia Casas del Castañar, CC-86, y después a Piornal. Desde aquí por la CC-174 se llega a Garganta la Olla. Muchísimas curvas pero merece la pena.
Más fácil. También desde Plasencia, tomar la Ex203 hasta Jaraiz de la Vera y desde aquí, a un paso, está nuestro destino.
Desde otros lugares, pongan el GPS.




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