martes, 26 de julio de 2016

Mallorca, Palma, Castillo de Bellver

Llego hoy —bueno, hoy no, que este castillo fue paseado en abril de 2009, pero hasta ahora no me he decido a escribir sobre él— a un castillo de los de cinco estrellas, la máxima puntuación que, personalmente, doy a un castillo. Y creo que me va a resultar complicado hablar algo porque, si ya de por sí es un castillo que de tan bello abruma, más y mejor quisiera que fuera esta entrada y no sé si estaré a la altura. Que para altura, la de donde se sitúa: a 112 metros sobre el nivel del mar, es el mejor mirador que se pueda tener de la ciudad.
Su situación y el dominio visual que desde él se tiene, le hizo ser la mejor atalaya de la ciudad, hacia el mar y hacia la sierra de Tramontana. Tan hermosa es la vista que desde él se tiene, que hasta le dio el nombre: bell veer, bella vista.
En principio me parece que lo mejor será no darle muchas vueltas e ir directo a la cuestión. Cuestión que me lleva, sin más preámbulos, al castillo, porque sobre el lugar ya dejé aquí algo dicho cuando hablé sobre el Palacio de la Almudaina, que ambos están en el término de Palma, de Mallorca o sin Mallorca, que aún no estoy seguro cuál es lo correcto.

La vista desde el castillo.


EL CASTILLO:

Jaime II de Mallorca (1243/1311) —no confundir con Jaime II de Aragón (1267/1327) — lo mandó construir allá por siglo XIII —firmó la orden en un documento el 22 de mayo de 1263— pero las obras no comenzaron hasta principios del siglo XIV. Está documentado que en su construcción trabajaron 60 canteros, 150 mujeres y seis esclavos.
Pocos años después de su construcción, en 1349, el reino de Mallorca desaparece reincorporándose sus territorios al de Aragón.

Lo diseñó y construyó el mallorquín Pedro Salvá —que también trabajó en la Almudaina—, terminando las obras hacia 1310. Las pinturas interiores las realizó Francisco Cabalati.
Aquí fue donde Jaime II estableció su corte, pero sólo él, que los que vinieron después —Sancho I y Jaime III— lo prefirieron sólo como residencia de verano, e incluso como refugio durante una epidemia de peste en tiempos de Juan I.

Pero a pesar de su carácter netamente residencial, también sufrió algún que otro asedio: en 1343, por parte de Pedro IV de Aragón —vuelta del reino de Mallorca al de Aragón—; en 1391 durante la revuelta del Call —judería de Palma—; y en 1521fue asaltado por primera y única vez en su historia durante la rebelión de las Germanías.
Resulta paradójico que apenas fuera usado para lo que realmente se edificó: sólo libró una batalla, y como residencia real lo fue durante cortas temporadas.


En el siglo XV fue propiedad de la Cartuja de Valdemosa, que ostentó el señorío de Bellver.
Durante varias etapas de la historia fue utilizado como prisión: de los partidarios de Jaime III tras su derrota en Lluchmayor ante Pedro IV de Aragón; y de manera alternativa por los adeptos a uno u otro bando en la guerra de Sucesión.
También, en la guerra de la Independencia, acogió a oficiales franceses presos en la batalla de Bailén —los soldados presos fueron llevados a la isla de Cabrera, donde vivieron en peores condiciones—; y a otros militares españoles, como los generales Lacy y Gautiery y Martínez Campos.
Igualmente hubo presos políticos, como el que fuera ministro de Gracia y Justicia con Manuel Godoy, Gaspar Melchor de Jovellanos que estuvo en el castillo entre los años 1802 y 1808, tiempo que aprovechó para dibujar los planos de castillo y escribir sobre la botánica y geología de las tierras de alrededor; y todo ello gracias a que, dada su fortuna, pudo residir allí de forma más acomodada que el resto de prisioneros.
En 1821, año que coincidió con una epidemia de fiebre amarilla, el castillo fue utilizado como fábrica de moneda.

En 1931 el gobierno de España cedió el castillo y su entorno, a la ciudad de Palma, que lo convirtió en un museo. Unos años después, durante la Guerra Civil volvió a ser dedicado a cárcel; en este caso de presos republicanos.
Desde 1976 acoge el Museo de Historia de Palma de Mallorca.




LOS DETALLES:

De entrada, dos cosas llaman su atención: desde la lejanía, su espigada torre albarrana; y en su interior, el exclusivo patio circular que, me atrevo a decir, compite con el del palacio de Carlos V en Granada.
Pero no sólo es el patio, todo el castillo es circular y tres de sus torres semicilíndricas. La cuarta, la del Homenaje, ya se ha dicho que es albarrana, unida al muro por un puente sobre un esbelto arco apuntado. Cilíndricos son también los cuatro garitones adosados entre torre y torre, la ondulante y desproporcionada barbacana y, por último, curvo es igualmente el revellín que mira al norte. Tantos círculos obligan a decir que es el único castillo español circular.

El primer foso.


El segundo foso.

Y como todo esto les pareció poco a sus constructores, delante de la barbacana excavaron un foso, y a continuación otro foso más, a modo de liza pero sin serlo, para separarla de los elevados muros del castillo. Las bases de ambas, muralla y contraescarpa de la barbacana, son alamboradas. 
Estos fosos también sirvieron para recoger agua que luego se almacenaría en el aljibe central.
En fin, algo único, una maravilla.

Rodeando el primer foso se observan restos de más defensas, ejecutadas en el siglo XVI, cuando el castillo se adaptó a las nuevas técnicas de guerra con la aparición de la artillería. Obras que aún continuaron durante el siglo XIX.

Su aspecto interior, más palaciego que militar, queda lejos de la imagen que dan la mayoría de los castillos españoles. Sin embargo, su traza exterior, aparentemente cerrada y muy robusta, en la que se abren algunas ventanas de medio punto y otras ajimezadas, ofrece el carácter defensivo para el que también fue concebido. A ello ayudan las numerosas troneras que se reparten por sus muros.

Para acceder a su interior hay que atravesar dos puentes: uno fijo que salva el foso y nos conduce a la barbacana, y otro levadizo que va desde ésta hasta el interior de la fortaleza superando la liza.





Su patio de armas es circular — ¿lo había dicho ya? —, y a su alrededor dos plantas en las que se distribuyen todas las dependencias del castillo. Dichas dependencias se abren a sendas galerías, la de abajo —que corresponde a los servicios del castillo— la conforma 21 arcos de medio punto sobre columnas de sección cuadrada; y la de arriba, con el mismo número de arcos, pero estos son ojivales y ajimezados, por lo que sus columnas, de sección octogonal, son el doble que abajo. En esta planta, además de las estancias palaciegas y residenciales, se encuentra la capilla de San Marcos, el salón del trono y la sala de Jovellanos.


En el centro del patio, un brocal y su pozo, que corresponde con un aljibe subterráneo.
Sobre la galería una cubierta de teja árabe a un agua hacia el patio, y sobre toda la edificación una terraza que, sin duda alguna, es el mayor adarve que he visto, y desde el que se tiene una panorámica excepcional.

Terraza del castillo.

La torre albarrana del Homenaje.


La torre del Homenaje es muy alta, treinta y cuatro metros, superando en quince metros a las murallas del castillo. Sus cuatro plantas están unidas por una escalera de caracol; la más baja, a la que se accede por una trampilla, tiene forma cónica y la leyenda cuenta que fue una de las mazmorras del castillo. Aunque también pueda tratarse de una cisterna o un granero.
En su coronación numerosos modillones y ausencia de almenado; todo él fue eliminado, en el siglo XVI, con la llegada de las armas pirobalísticas, al igual que en el resto de las murallas, las demás torres y la barbacana.




La piedra utilizada, una arenisca fácil de trabajar y conocida en la isla como marés, se extrajo de una cantera/cueva situada muy próxima a la fortificación, tan cercana que incluso la oquedad ha provocado la aparición de grietas en el edificio.
Todo él está ejecutado con sillares bien labrados, observándose en muchos de ellos las marcas de cantero.





RESUMIENDO:

Nombre:         Castillo de Bellver
Municipio:     Palma (de Mallorca)
Provincia / Comunidad:   Islas Baleares
Tipología:     Castillo-palacio.

Época de construcción:   siglo XIV
Estado:   Totalmente restaurado y en magnífico estado.
Propiedad:   Pública, Ayuntamiento de Palma (le fue cedido por el Estado a la ciudad en 1931).
Uso:   turístico, museo (Historia de la ciudad de Palma), exposiciones, conciertos y eventos.
Visitas:   entrada en horario de apertura; previo pago. Al menos así lo era cuando lo visité en abril de 2009.
Desconozco si los asistentes a algún evento están exentos de pago.
Protección: Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
Calificación subjetiva: 5*****, o sea, que no sólo no hay que perdérselo bajo ningún concepto y hay obligación de verlo antes de morir, sino que, además, si no se hace, se morirá en pecado mortal.



Otras cuestiones de interés:
Leo en varias páginas que cuatro son los castillos que existen en Europa en los que el círculo es su signo de identidad: el de Michelstetten en Austria; el castillo de Montaner en Bearne, Francia; el de Restormel en Cornualles, Inglaterra; y éste de Bellver en Mallorca.
Dejo aquí una foto del francés y del inglés. Del castillo austriaco no he encontrado absolutamente nada en la red.
Cambiando de tema: como tantos y tantos castillos, éste también goza de la leyenda del túnel que, en su caso, lo une con el palacio de la Almudaina, apoyándose en los hechos de que Jaime II, en 1285, ya había escapado por uno en su palacio de Perpiñán, y que ambos edificios, Bellver y la Almudaina, tuvieron el mismo arquitecto. Dos circunstancias como muy poco peso si a ello se le une la distancia entre ambos edificios, unos tres kilómetros.

Curiosidad: me llama la atención la perfecta orientación del edificio, su torre del Homenaje se orienta al norte, y las otras tres al resto de los puntos cardinales, sin un grado de desvío. Al norte también, el revellín protegiendo la mayor de las torres.
Otra curiosidad, o más bien una duda que me surge: ¿por qué todo es circular?, ¿por razones defensivas o para combatir los vientos?, ¿o simplemente por puro gusto estético?

Cómo llegar:
Desde la ciudad de Palma es muy muy fácil, así que no dejo aquí mapa.

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