martes, 17 de mayo de 2016

Los Molares, torre del Barro

En el término municipal de Los Molares, comarca de La Campiña, en la provincia de Sevilla, muy cerca de Morón de la Frontera, agazapada en el paisaje y como vigilando desde el oeste la base aérea hispano americana, se encuentra, rota y abandonada, la torre del Barro, o del Bao, como ustedes gusten.
Para llegar hasta ella tomen la A-92, y pasada Alcalá de Guadaira, desvio a la derecha por la A-360; a escasos metros dejamos al lado el castillo de la Marchenilla a pesar de las irrefrenables ganas de parar (ya lo haremos en otra ocasión). A continuación una larga recta, algún cruce, una curva, un puentecito sobre el arroyo de la Guadairilla y, atento que hacia el kilometro 25, a la diestra y sobre un campo de cultivo,coronando una inapreciable loma que desciende suavemente hacia el este, está la Torre del Barro. O lo que queda de ella, poco, apenas la planta baja.

Estamos en lo que fue la vía que unía Hispalis (Sevilla) con Morón de la Frontera, pasando por Lugurgentum (Alcalá). Aquí debió levantarse un núcleo rural de considerable dimensiones entre los siglos I aC y IV dC. Después llegaron los árabes y a continuación los cristianos. De estos últimos moradores sólo perdura esta torre que, a la vista está, se encuentra en estado de ruina avanzado y posiblemente imparable.
Decía que se encuentra en el término municipal de Los Molares, población que desde antiguo posee una fortaleza y, desde más antiguo aún, otros elementos que la hacen merecedora de un artículo de más enjundia y extensión. Dejaré para otro momento detalles de su historia y demás. 

Hoy toca sólo la torre del Barro, de la cual escasos datos encuentro, casi ninguno, perolos poco que tengo quedan relatados a continuación:

Aquí hubo un poblamiento desde el siglo XIV, pues hacia 1336 el rey Alfonso IX concedió al por entonces alcalde mayor de Algeciras, Alvar García de Yllas, unas tierras cerca de Los Molares con la finalidad de repoblarlas a la vez que protegerlas; donación que se vio incrementada en años posteriores, seguramente como premio a la buena labor que estaría haciendo el bueno de Don Alvar. Y como uno de los fines de la donación era la defensa del territorio, el donatario levantó una atorre de grandes dimensiones y fuerte apariencia, que sirviera de atalaya y refugio a los pobladores en caso de algarada enemiga.
Sin embargo, y aún sin finalizar el siglo XIV, estas tierras fueron abandonadas por los colonos y también la torre que, a pesar de sus buenas características y mejor ubicación con respecto a otras fortificaciones próximas, nunca volvió a ser utilizada. Es natural que, abandonada desde hace tanto, la contemplemos hoy en ese estado tan lamentable.
Decíamos que es de grandes dimensiones; planta cuadrada de aproximadamente 12 metros de lado. Decíamos también que sólo se conserva la planta baja, y de ella los muros que la delimitan; ha desaparecido la bóveda que cubría esta planta, aunque quedan las cuatro pechinas que la sustentaban, y la escalera de acceso a plantas superiores. Como mínimo debió tener otra planta más y azotea con pretiles almenados.
La fábrica de sus muros es de sillares en el zócalo y en las esquinas, y sillarejo en el resto, presentando relleno interior con mortero de cal y mampuestos, todo ellos sobre unos cimientos de cantería, a falta de rocas en el terreno. Los mampuestos de los muros se regularizan con verdugadas de ladrillo, cubriéndose todo el paramento con varias capas de mortero de cal.
Como curiosidad decir que en los restos de enfoscados de sus muros se pueden apreciar esgrafiados que simulan las juntas de supuestos sillares, a modo de engaño o ilusión óptica.


A pesar de los magníficos materiales utilizados en su construcción, la torre no ha podido sobrevivir al tiempo, ni al cronológico ni al meteorológico; ni tampoco a la expoliación a laque ha estado sometida, que aunque ha sido severa, por suerte no ha sido total. A ver si alguna autoridad con influencia, la que sea, pasa a su lado, se le enciende alguna lucecita y decide que algo habrá que hacer para no perderla del todo. Venga, anímense.

Nombre: torre del Barro o del Bao.
Municipio: Los Molares.
Provincia: Sevilla

Tipología: Torre atalaya.
Época de construcción: siglo XIV
Estado: restos en estado de ruina progresiva, integrados en un campo de cultivo.
Propiedad: privada.
Uso: ninguno, pero queda bonita en el paisaje.
Protección: Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la ley 16/1985 sobre Patrimonio Histórico Español.
BIC, inscrito en el BOE de 29-06-1985
Visitas: Libre acceso

Otras cuestiones de interés (pero en Los Molares):
El castillo, de origen medieval, de principios del siglo XIV y del que ya hablaremos otro día.
Iglesia de Santa Marta, de estilo mudéjar, reformada en los siglos XVIII y XX; destaca una escultura de Santa Clara de mediados del siglo XVII.
El mercado medieval, conocido como la Feria de la Seda, recordando la antigua feria de paños; se celebra, desde el año 2005 en los primeros días de octubre.






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