martes, 19 de enero de 2016

Burgos, torre de Landa o de Albillos.


La primera referencia que tuve sobre esta torre me llegó mientras confeccionaba mi “listado” de castillos españoles. Ya entonces me llamó la atención esa duplicidad que el edificio tiene: torre de Albillos/torre de Landa; pero no profundicé nada en ello y quedó en la lista como un número más. Más tarde encontré una botella de vino —mis recurrencias vitivinícolas— con el nombre de Castillo de Landa, que asocié inmediatamente a la torre de Albillos. Rebusqué en la red, sólo un poco, y enseguida apareció la evidencia.
Así que a la primera oportunidad que tuve, cuando uno de mis caminos vacacionales pasó por la E-5 justo a su “altura”, paré el coche y bajé a pasearla.
Fachada suroeste de la torre.
La actual torre de Landa fue antes la torre de Albillos, aunque en el espíritu seguirá siéndolo. Estuvo de siempre en Albillos, que es un pequeño municipio de la provincia de Burgos y más concretamente del alfoz de Burgos.
Ya se le nombra en un documento del año 994 referido a una donación del abad de Cardeña, así que tiene como mínimo algo más de mil años.
La torre es posterior, quizás del siglo XIV. No leo nada sobre la fecha exacta de su construcción o sobre si sus cimientos son de otra torre, pero sí que durante el reinado de los Reyes Católicos sus propietarios eran los Cartagena, que la vendieron al obispo de Burgos Luis de Acuña. Este obispo funda un mayorazgo a favor de su hijo (ay, la iglesia) Diego Álvarez Osorio, bajo cuyo linaje permanecerá la propiedad de la torre hasta finales del siglo XVI cuando, y por falta de sucesión masculina, recaerá su propiedad en los condes de Aguilar de Inestrillas y posteriormente pasará al ducado de Abrantes.
Aspecto que lucía la torre en Albillos, en la primera mitad del siglo XX. 

Pero sigo con Albillos, que aunque pequeña localidad tuvo su aquél en el pasado. Formó parte, a mediados del siglo XIV, del señorío de Pedro Suárez que fue repostero mayor del rey Don Pedro —el Cruel para algunos, el Justiciero para otros—, cuando el repostero no era quien ejercía el oficio de la repostería, sino el encargado del depósito y del repuesto de todos los objetos personales del rey, a cuya custodia quedaban. Posiblemente, de esta época, date la construcción de la torre.
Entre 1785 y 1833, Albillos formó parte, junto con trece pueblos más, de la denominada Intendencia de Burgos (división administrativa que fue el antecedente de la actual provincia).
Y en un salto en el tiempo llegamos a 1964 cuando D. Jesús Landa la adquiere, manda desmontarla y la traslada a su actual emplazamiento en las afueras de Burgos. Una vez montada, aunque con particularidades y algún exceso, pasó a formar parte de un complejo hotelero. Eso sí, previa inauguración por el entonces rey Juan Carlos I, como no podía ser de otra forma.
Fachada principal de la torre.

Y como dije más arriba paré el coche en los aparcamientos del hotel Landa y me dispuse a pasearla. Paseo que tuvo que ser sólo exterior, pues al pertenecer  la torre a las instalaciones del hotel y disponerse en ella algunas de sus espléndidas suites, resultaba inviable su visita interior.
Puerta de entrada al anexo que la une al resto del hotel

La torre, que fue exenta, hoy está unida al edificio del hotel por un cuerpo anexo de idéntica factura a la fortificación (me atrevería a decir que es un añadido pues no leo nada donde se diga lo contrario; en la única fotografía de la torre original que he encontrado tampoco se aprecia este cuerpo).
Es de planta casi cuadrada, presentado un compacto y aparentemente pesado paralepípedo. Aunque quizás no tanto a como lo fue en el pasado, ya que en su reconstrucción ganó una planta (supongo que para rentabilizarla en su nuevo destino) con respecto a la original, lo que la hace un poco más esbelta de lo que fue.

Toda ella es de sillarejo, muy regular, y con una gran profusión de huecos, más de los que tuvo en Albillos; pero es de comprender, que si allí su misión fue la defensa, aquí es el placer y para ello se necesita luz y ventilación. Los hay de todo tipo y tamaños: pequeños, grandes, rectangulares, con arcos de medio punto, saeteras e incluso ventanas ajimezadas.
La puerta se abre en su fachada noreste, con arco de medio y enmarcada entre dos pilastras.

Cada una de sus fachadas está coronada por un matacán situado en el centro y a la altura de las almenas que, a pesar de estar apoyadas sobre modillones en forma de arquillos ciegos, apenas sobresalen de la vertical de los lienzos. En la torre original las almenas, de mayor tamaño y en menor número que actualmente, estaban en el mismo plano que las fachadas.
 
Escudo de Albillos


Y aunque la torre ya no está en Albillos, queda en su escudo para que no se olvide, en el segundo cuartel en gules, de oro, mazonada de sable y aclarada de azur. En el primer cuartel, en oro, hay dos álamos de sinople trenzados, en recuerdo al nombre del lugar, Albillos, diminutivo de albo, o sea blanco; tal vez álamos o chopos blancos. En el entado y de plata dos ondas de azur. Por último y al timbre corona real cerrada.


Tras el paseo, una visita al bar, un café y algo más como desayuno tardío; y una visita a los que seguramente sean los aseos más bonitos y limpios que haya usado en toda mi vida.

Nombre: Torre de Albillos (lo de Landa es una concesión que se hacen sus actuales propietarios).
Municipio: Burgos, pero en el espíritu Albillos.
Localidad:
Provincia: Burgos.

Tipología: Torre señorial.
Época de construcción: Mediados del siglo XIV.
Remodelaciones: Posterior reconstrucción en los años 60 del siglo XX.
Estado: En muy buen estado, pero es que ha sido minuciosa y excesivamente reconstruida, habiendo quedado bastante modificada.
Propiedad y uso: Privada, o pública, según como se interprete; ya se ha dicho que es un hotel..
Protección: Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
Visitas: Sólo el exterior. Para gozar del interior es necesario alojarse en el hotel y en alguna de sus privilegiadas habitaciones.

Calificación personal: 3, o sea, que se incluirá obligatoriamente en ruta de viaje, o lo que es lo mismo, se hará todo lo posible por visitarlo.
Otras cuestiones de interés: En Albillos, echar un mirar a la sencilla transición del románico al gótico de su iglesia de Santa María la Mayor; y un no mirar a su torre, que ya no está. Después un degustar su cordero o sus alubias rojas; o las dos cosas.
Cómo llegar: Al sur de la ciudad de Burgos, justo al borde de lo que fue la N-1, hoy la A-1.





1 comentario:

  1. En la entrada un niño escribió su nombre estando la torre en Albillos y ahí sigue unos 80 años después. Olegario

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