martes, 25 de agosto de 2015

Punta Umbría, Torre Umbría




Traigo hoy a mi blog la torre que sigue a la del Catalán o a aquella que debió estar (Marijata) a continuación de esa, y que como en otro artículo quedó dicho, formó parte de aquella serie de torres almenaras de la costa andaluza construidas entre el siglo XVI y el XVII, cuyo proyecto general fue impulsado por el rey Felipe II para defender la costa sur de la península Iberica.

Esta es la torre Umbría, situada en el núcleo urbano de Punta Umbría, población moderna que administrativamente nació apenas hace cincuenta años.


Se localiza Punta Umbría en el centro de la costa conocida turísticamente como de La Luz, al final o al inicio de esa inmensa playa que llega hasta Portugal y sólo rota por la desembocadura del río Piedras en El Portil.

El acceso al lugar pasa casi obligatoriamente por Huelva, bien por carretera o por barco –canoa que dicen por allí, y que fue el medio de transporte que utilicé la primera vez que llegué a Punta o Puntumbría, que es como lo llaman los lugareños- en un cómodo paseo fluvial ya más encaminado al placer y al turismo que al originario del transporte.

La torre Umbría se localiza en el interior de la población, muy cerca de la Plaza Pérez Pastor, junto a la Ría, que es la fachada interior del pueblo. La exterior, al Atlántico, está algo más alejada, aproximadamente un kilómetro, bastante más de cómo debió estar hace trescientos años —a orillas del mar abierto—, y por supuesto con muchísimos más elementos ajenos a ella que hacen que la torre quede totalmente envuelta en turistas, ladrillos y vehículos.

De todas las torres onubenses es la única que se encuentra dentro de un núcleo urbano, y la única en la que parece ser se realizan actividades culturales (encuentro en la red que se la publicita como centro de interpretación de estas construcciones en la Costa de la Luz), aunque según comprobé en una reciente visita, la torre estaba cerrada y en su exterior no encontré ninguna señal o cartel que me comunicara alguna de esas actividades. Además de esta función, la torre tiene instalado en su terrado un vértice geodésico, que es lo que actualmente se vigila desde la torre: la precisión de los mapas y sus coordenadas; porque ya no hay piratas berberiscos, ingleses ni holandeses.




Aunque como ya queda dicho, Punta Umbría tiene poco más de cincuenta años, no se puede decir lo mismo del conjunto de su historia. Desde los fenicios, luego griegos y romanos (esto parece una constante en todo lugar que se precie como tal, del sur de la Península Ibérica), se dejaron caer por aquí seducidos por la seguridad que les ofrecían los numerosos cursos de agua en las desembocaduras de los ríos Tinto y Odiel. Desde aquí se dirigieron hasta el interior de la actual provincia aquellos primeros colonizadores en busca de minerales y metales preciosos.

Y como no podían ser menos, también los musulmanes se asentaron aquí entre los siglos VIII y XIII, ocupando lo que hoy se conoce como la Isla Saltés.

Pero hasta estos momentos de la historia, pocos restos arqueológicos podemos contemplar: la memoria nos ha dejado apenas unos vestigios en las excavaciones realizadas en el lugar conocido como El Eucaliptal (un pequeño poblado, tal vez romano); y en la nombrada Isla Saltés tan sólo las huellas de unas pocas edificaciones.

En los tiempos que siguieron, este lugar y sus tierras pertenecerían al Señorío de Gibraleón, y después al municipio de Cartaya, independizándose de esta última ya a mediados del siglo XX. Y todo ello caminando por la historia sin apenas dejarse oir.

No es hasta que Don Luis Bravo de Lagunas, comisionado real para la construcción de la línea de torres almenaras a construir en esta costa, se fijara en los beneficios del lugar para ubicar aquí una de ellas, cuando podemos hablar de que realmente comienza la historia de Punta Umbría.

Y con ella la de esta torre, que hace que sea, evidentemente, el edificio más antiguo de la localidad, y tal vez el más importante: figura en su escudo y en el topónimo.

En el escudo de Punta Umbría, la torre.

Se decide la construcción de esta torre en Julio de 1577 correspondiéndoles la labor a los cabildos de Huelva, Moguer y San Juan del Puerto, pero como ocurrió con todas las demás, desde el principio hubo problemas de financiación. Finalmente fue el de Huelva el que corrió con los gastos de construcción y posterior mantenimiento, complementándose ese gasto con una parte del impuesto que gravaba las capturas de pescado.

 La fecha de su terminación quedó indicada en la placa de mármol colocada sobre su puerta de entrada, bajo una buharda, y que nos dice

“esta torre mado hacer el Rei Don Felipe tercero nro señor siendo juez de las Torres y de las demas del mar de Andalucía, el licenciado don Ju de la Fuete Hurtado y Alca 

Acabose año 1644”.


La torre está situada en la margen occidental del estuario de los ríos Tinto y Odiel, se encargaba de la protección de la entrada al estuario de estos ríos, entrada natural hacia la ría de Huelva, junto con la Torre de la Arenilla, por lo que es innegable su situación estratégica.

En 1756, el Teniente Coronel don José Pettenghi Estrada, Jefe del Estado Mayor del Gobierno Militar de Cádiz, informó que la torre "es muy arruinada, su muralla por toda la circunferencia",  lo cual contrasta con su buen estado actual, lo cual es de agradecer.

Pero he ahí que 100 años después los ingleses asentados en Riotinto descubren el sitio y lo encuentran apropiadísimo para emplazar allí un espacio dedicado al descanso y curación de enfermedades propias de la minería; eso sí, sólo para directivos, técnicos, familiares y personal de servicio.
Y cuando llegan los ingleses, hacia 1880, encuentran la torre, unos cuantos chozos de pescadores y la guarnición de carabineros que custodian el sitio, junto con sus familiares.
Construyeron casas, de madera y con una tipología muy especial, frente a la ría y con ello nació el símbolo arquitectónico de Punta Umbría.
En 1943 apareció en la playa el cadáver de un hombre “que nunca existió”, que formaba parte de un plan del servicio secreto inglés para engañar a los alemanes sobre el lugar del desembarco aliado en las costas del Mediterráneo. Este hecho, probablemente, cambió el curso de la Segunda Guerra Mundial.
Finalmente, en 1958 se reconoce al pueblo como villa y el 26 de abril de 1963 se declara la independencia de Punta Umbría del ayuntamiento de Cartaya.


LOS DETALLES:

 

La torre es de forma troncocónica, de casi 15 metros de altura y aparejo de mampuestos con muros de hasta 4’50 metros de espesor; puntualmente se observan algunos sillares en el tercio superior y puntuales inserciones de ladrillo.

A unos 5’00 metros de altura, se dispone la puerta de entrada (actualmente existe una cómoda rampa de acceso que, en las dos visitas que he realizado últimamente, conduce a la puerta cerrada de la torre). El hueco es un vano de 1’92 x 1’07 metros por el que se accede a un zaguán trapezoidal cubierto con bóveda rebajada. En esta parte, el muro tiene un espesor de 3’90 metros —la longitud del zaguán—.

La primera estancia es circular y abovedada; la luz de la bóveda, semiesférica, es de 5’75 metros y la altura desde el suelo hasta su clave es de 4’42 metros; está construida con ladrillo aparejado a tizón. En el centro encontramos el brocal de un pozo o aljibe que está cegado.

La subida a la cámara superior se hace mediante una escalera de caracol, inserta en el muro; esa estancia también es circular y abovedada —5’63 metros de diámetro y 3’60 de altura; En la clave se abre un hueco de 0’37 metros de diámetro, que comunica con la terraza.

Desde esta segunda planta se llega al terrado mediante una escalera de tramo recto que llega hasta una garita de salida. El pretil de la terraza es recto, de 0’60 metros de grosor y 0’50 de altura.

Sobre la puerta de entrada presenta una buharda o ladronera —no confundir con un matacán— que comunica con la habitación de los torreros en la terraza, que hoy es un depósito de agua.


Ojo, la escalera no es la original

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