martes, 10 de octubre de 2023

Málaga, castillo de Gibralfaro

Subo hoy al castillo de Gibralfaro, y lo hago cómodamente en coche, que hacerlo a pie habría sido bastante complicado para mi corazón. Andando hubiera admirado el paisaje desde el mirador que se llama como el castillo, el mar asomándose entre los árboles y también la ciudad: Málaga espléndida y amplia. Desde ella, desde el llano, el castillo se muestra discreto, disimulando su presencia, casi oculto entre la arboleda, pero atento a lo que a sus pies custodia, la alcazaba.
El coche no me permitió disfrutar de la maravilla de paisaje, que quedó reservada para el paseo por las murallas, nunca mejor dicho, paseo de ronda a más de 130 metros sobre el mar.
Una vez arriba, el castillo sigue mostrándose con mesura, sin alardes, permanece agazapado, alerta, como el mejor de los soldados. Definitivamente pienso que su construcción no tuvo por finalidad ser expuesto a la admiración ajena, su alzada es únicamente guerrera.
Aunque hemos de imaginar que, realmente, Gibralfaro y a sus pies la Alcazaba, se presentaran hace casi setecientos años, altivos y desafiantes, sin vegetación en su entorno y así facilitar su defensa, provocar temor e impotencia a los potenciales enemigos, e incluso maravilla ante su aspecto inexpugnable.
El puerto de Málaga desde la torre del Homenaje.


EL CASTILLO:

Leo que su construcción fue relativamente reciente, siglo XIV. El rey nazarita Yusuf I, hacia 1340, convertiría lo que antiguamente había sido un asentamiento fenicio, después romano, y por último una rábita construida unos siglos antes, en la fortaleza que hoy vemos, transformando las antiguas ruinas en un amplio alcázar. En lo más alto de la montaña, un faro guiaba a navegantes en la noche; de ahí su nombre: Jabal Faruk, el monte del faro.
Su primer cometido fue albergar las tropas que protegían la ciudad y la alcazaba —llegó a albergar más de 5000 hombres—, para lo que se unió a ella mediante la doble muralla coracha. Tenía, por tanto, un carácter totalmente militar. Y es que la alcazaba, desde el punto de vista bélico, estaba mal defendida; con la introducción de la pólvora en el mundo de la guerra, se temió que, si se conquistara la vieja fortaleza, desde ella sería blanco fácil la desprotegida alcazaba —pues tomar la alcazaba conllevaría la pérdida de la ciudad—, para lo que era preciso construir una edificación de mayor entidad que la existente. También podría ser utilizado como último reducto en caso de que cayera la ciudad.
Y para facilitar la defensa de la alcazaba aún más, se dispuso un corredor que uniera las dos fortificaciones mediante un pasillo cubierto de dos murallas corachas que permitiría un rápido desplazamiento de tropas desde el castillo a la alcazaba.
También fue usado, cómo no, para proteger ese punto de la costa contra los posibles ataques desde el mar y así salvaguardar su estratégica posición en el Mediterráneo.
Durante el reinado de Yusuf II, a finales del siglo XIV, se reforzó su capacidad defensiva con la construcción de algunas torres más. De esta manera se pretendía consolidar militarmente el control nazarí sobre la región.
Detalle de un grabado, Civitates Orbis Terrarum, siglo XVI: alcazaba castillo y coracha.

A pesar de ello, casi cien años después, es conquistado por los Reyes Católicos en 1487 tras un fuerte asedio que duró todo el verano de ese año. El rey Fernando lo convirtió en su residencia, mientras Isabel permaneció en la alcazaba.
En el transcurso de los siglos XVII y XVIII, su función defensiva disminuyó de manera significativa, aunque sin perderla del todo, lo que aparejó un considerable deterioro. Algunas de sus dependencias fueron utilizadas como prisión e incluso como hospital.

En 1810, las tropas francesas se instalaron en el castillo, reforzando sus muros y construyendo un baluarte desde el que, incluso, bombardearon la ciudad.
Cuando en 1814 los franceses se retiran, y siguiendo su costumbre, volaron parte del castillo con la pólvora que les restaba.
Algo así debió de ser Málaga (maqueta en el Centro de Interpretación).



LOS DETALLES:

Fue Gibralfaro una fortaleza sólida y firme, considerada entonces como la más inexpugnable de la península, por su posición y sus características. Situado en lo más elevado del cerro y rodeado de dos líneas de murallas entre las que discurre una estrecha liza, se construyó para resistir cualquier asedio y rechazar cualquier ataque, renunciando a elementos bellos y en pos de una sola vocación: la defensa. Todo el castillo está construido en tapial sobre un zócalo de mampostería de piedra del lugar, ladrillos y numerosos ripios, enlucido todo con mortero de cal que lo protege y regulariza; aunque casi todo está hoy a la vista.

Detalle de los muros del castillo.

Ocho torreones refuerzan las esquinas del irregular polígono que es la planta, adaptada a la cumbre de la montaña, y protegida a su vez por un antemuro (barbacana que algunos autor

es datan de época cristiana) que zigzaguea en paralelo a las murallas del edificio principal rodeándolo en su totalidad, pero que no es accesible al visitante. A su vez, el estrecho camino de ronda de la segunda muralla permite pasear el perímetro del castillo casi al completo. Todos los lienzos de muralla y torres estuvieron almenados, con merlones piramidales.

Plano del castillo. Sigamos la numeración.

El castillo se divide en dos partes según su altitud: la superior y la inferior.
 Empecemos por la superior que es por donde se encuentra la entrada (1-2), que corresponde a la que se llamó del Cristo que, a pesar del nombre, es de origen musulmán. Ese acceso está en la zona este del castillo, al que se llega después de un corto recorrido entre ambas murallas. Se entra al recinto interior y justo enfrente está el polvorín, actualmente dedicado a Centro de Interpretación (4).  Estamos en el llamado patio principal, donde se encontraba los edificios correspondientes al alcázar, residencia del gobernador del castillo. En esta zona también hubo una mezquita que, tras la conquista cristiana, fue transformada en iglesia que se consagró a San Luis. De ella no han quedado vestigios.

Entrada actual, antemuro, liza y muralla; desde la torre del Homenaje.

A la derecha la torre Mayor (3), de 17 metros de altura y cuyo terrado es el punto más alto del castillo y se llega a él mediante una empinada escalera; desde allí tendremos la mejor vista del entorno. En su interior, una exposición permanente nos habla de la historia del castillo y su importancia estratégica.
Torre del Homenaje desde el patio principal.

El paseo de ronda, bien protegido por una barandilla en su paradós.

Siguiendo por el paseo de ronda en sentido horario recorreremos toda la muralla admirando a la izquierda el puerto de Málaga mientras esquivamos turistas por el estrecho camino. A la derecha imaginaremos caballerizas, estancias de servicio, hornos (11), y los restos de un aljibe (10). —actualmente un bar-restaurante (5)—, y cómo no, patios y jardines.
En el patio principal, un animado restaurante.

Llegaremos a la zona más al sur de las murallas, lo que se denomina la parte inferior. Aquí estuvo situado el Patio de Armas, lugar de permanencia y adiestramiento de los soldados, y hoy de paseo y tranquilidad; en su esquina suroeste la barbacana se abre, o mejor, no se cierra. Sus extremos se unen a las dos corachas (9) que, serpenteando, descienden por la ladera hasta la alcazaba, y que sirvieron de conexión entre las dos fortificaciones: en caso de asedio a la Alcazaba, las tropas acantonadas en el castillo podrían descender rápidamente y con seguridad a protegerla.
Aquí estuvo el Patio de Armas, a su alrededor, las caballerizas y barracones para la tropa.

Las dos corachas desciende hasta la Alcazaba.

En el lienzo que se orienta a poniente, y en su centro, se sitúa la puerta de las Columnas (8), la primera que tuvo el castillo, y a la que también se la llamó de los Tableros.

Esta puerta es una magnífica estructura en la que destaca no sólo el básico diseño defensivo característico de los musulmanes —puerta en recodo—, sino también su porte y sus elementos constructivos: arcos apuntados, carpaneles (¿y de herradura?), con proliferación de ladrillos. Está precedida de un espacio que ocupaba el cuerpo de guardia, bajo una bóveda baída muy con cerámica.

Puerta de los Tableros o de las Columnas; al fondo la torre Blanca.

Interior de la Puerta de las Columnas.

De su esquina noroeste parte una corta muralla que remata en la llamada torre Blanca (7), lo que la convierte en una torre albarrana. En su interior hay un aljibe y otras dependencias. Desde ella se domina la ciudad y la ladera que desde ella sube, o desciende, según se mire. Sirvió también como protección de la puerta de las Columnas que acabamos de describir.
Cerrando el paseo —siempre en sentido horario— encontramos, ya en la parte superior del castillo, el pozo de Airón (6) —sima profunda—, de origen fenicio, una excavación en la roca de unos 40 metros de profundidad que aún proporciona agua. Es un elemento muy bien conservado, a pesar de su antigüedad.
Málaga desde Gibralfaro. En primer plano, la Alcazaba.


RESUMIENDO:

Nombre: Castillo de Gibralfaro.
Municipio: Málaga.
Provincia: Málaga
Tipología: Castillo.

Época de construcción: siglo XIV, 1340, sobre restos anteriores.
Estado: Restaurado, conservándose parcialmente sus estructuras y elementos en muy buen estado.
Uso: Principalmente turístico, aunque también se realizan eventos, conciertos y recitales. Su mejor empleo es el de ser el mirador por excelencia de la ciudad, lo que le convierte en un lugar de un alto valor paisajístico.
Visitas: abierto al público, entrada libre (¿?), no recuerdo si pagué algo.
Propiedad: Pública, Ayuntamiento de Málaga.
Protección: Bajo la protección de la Declaración Genérica del Decreto de 22/abril/1949 y la Ley 16/1985 de 25 de junio sobre el patrimonio Histórico Español.
Declarado bien de Interés Cultural en categoría monumento según Ley 16/1985 de 25 de junio; es Monumento Histórico Artístico desde el 3 de junio de 1931.
La Junta de Andalucía otorgó reconocimiento especial a los castillos de la comunidad andaluza en 1993.

Calificación subjetiva: 4, o sea, que no hay que perdérselo bajo ningún concepto, o lo que es lo mismo, hay que verlo antes de morir.
Otras cuestiones de interés: en lo que fue el polvorín, un edificio del siglo XVIII, hoy restaurado, se presenta una exposición que recorre la historia y la vida dentro del castillo a lo largo de la misma (maquetas, planos que muestran la evolución urbana, uniformes militares de distintas épocas, armas, útiles y enseres de la vida cotidiana desde el siglo XVI al XX), como guarnición militar y vigía de la costa desde 1487.
Fernando el Católico incorporó el castillo al escudo de la ciudad —que sigue vigente—, ordenándolo mediante la Real Cédula de 30 de agosto de 1494, que describe así el escudo:
“La forma de la mesma ciudad e fortaleza de Gibralfaro con el corral de los captivos en campo colorado; e por reverencia de los bienaventurados dos mártires, San Ciriaco e Santa Paula, que en dicha ciudad fueron martirizados, mandamos poner su imagen de cada uno de ellos en par en las Torres de Gibralfaro; e por la onrra del puerto, le damos las ondas de la mar; e por orladura de las dichas armas, nuestras divisas que es el Yugo y las Flechas”.
Escudo de Málaga (de Wikipedia.org)

Cómo llegar: está en el núcleo urbano de la ciudad, aunque a mayor altitud, con muy fácil acceso tanto a pie como en coche. Así que poner aquí un mapita me parece algo innecesario.

Coordenadas: 36.72372997595643, -4.410566680596625

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