martes, 7 de marzo de 2023

Cala, castillo de Cala

Llego hoy a Cala, pequeña localidad de la provincia de Huelva que se sitúa dentro del Parque Natural de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche, o sea en Sierra Morena. Y llego aquí desde Santa Olalla de Cala, desviándome  apenas doce kilómetros de lo que hoy sería la Vía de la Plata, la carretera N-630. De una a otra localidad se suceden dehesas a ambos lados de la carretera que, más tarde, cuando mire embelesado el paisaje desde las remozadas murallas de su castillo, serán una infinita sucesión verde de pequeños cerros y penillanuras.

Cala es, como no podía ser menos, asentamiento antiguo, muy antiguo. Desde que los romanos anduvieron por aquí e incluso antes. Y su origen está unido al de sus minas, pues se han encontrado vestigios de la Edad del Bronce en varios yacimientos arqueológicos relacionados con viejas explotaciones mineras, pero situadas en el término de Zufre.

De cuando los romanos se sabe que explotaron el cobre y del hierro en los lugares conocidos como La Sultana y Minas de Cala por las escorias datadas entre los siglos I a IV d.C., además de monedas, ánforas, herramientas y restos humanos encontrados —éstos últimos fueron encontrados, en el siglo XIX, en una galería—. Por una inscripción de una lápida hallada en la ermita de Nuestra Sra. de Cala, en la que se lee el nombre de “Seguida Restituta Iulia”, se dedujo el origen céltico del topónimo Seguida y el nombre del asentamiento romano Restituta Iulia. Aunque recientes estudios han desautorizado tal teoría y califican la inscripción de la lápida como una falsificación realizada en el siglo XVIII.

Lo que parece más claro es la etimología del topónimo: Callentum, de origen greco-romano, que traducido es algo así como elegante o hermoso. Supongo que referido al lugar, sin duda alguna rodeado de paisajes hermosos.

Y después de los romanos, los godos y después los árabes, que fueron quienes construyeron su castillo allá por el siglo XII y extendieron el caserío por la ladera del cerro.

Hasta su conquista por los cristianos —fue Fernando III el Santo quien la tomó, con la ayuda de Pelayo Pérez Corre— apenas si aportó datos a la historia, pocas menciones hay de esta población, limitándose a permanecer en la frontera con los territorios que se iban incorporando a las coronas de Portugal y León.

Años después, Alfonso X adjudica el territorio al Reino de Sevilla, con sus mismos fueros y privilegios, repoblándose con gentes procedentes de León. Junto con otros castillos alineados a lo largo del oeste de Sierra Morena, Cumbres Mayores, Santa Olalla, etc., y después de su reforma por parte cristiana, formó parte de la Banda Gallega: castillos bajo la jurisdicción del reino de Sevilla levantados frente a la frontera con Portugal.

Con la división administrativa de 1833, Cala dejó de pertenecer a Sevilla, para quedar incluida en la provincia de Huelva y dependiendo del Partido Judicial de Aracena.

Recién ascendido el cerro.

 

EL CASTILLO:

Antes lo dije, de origen árabe,  pero sin certeza en fecharlo. No leo dato concreto sobre su fecha de construcción, incluso en la web del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico se dice que fue en el siglo XIII, por lo que debió suceder poco antes de la llegada y toma por parte de San Fernando. Claro que también la fecha tantas veces repetida y leída podría ser en la que los cristianos lo reconstruyen y refuerzan, acuciados por la necesidad de defenderse del avance portugués por el oeste y de mantener la frontera  con los musulmanes.

Conquistado todo lo que hoy conocemos como la Sierra de Huelva, y asentada esa conquista con la toma de Niebla, gran parte de sus antiguos pobladores permanecieron por estas tierras sin  posibilidad de instalarse hacia el oeste, pues el rey portugués Sancho II ya había conquistado el Alentejo y gran parte del Algarve. Por otro lado, el este, la ocupación cristiana del territorio era ya total.

Una vez remozado y reforzado, sigue la traza y elementos constructivos de otros castillos de la Banda Gallega —aquella sucesión de fortalezas encargadas de la defensa de la frontera de Portugal—, formando parte de ella, junto a otros como Encinasola y Cumbres de San Bartolomé, y al estar situado en lo que fue el alfoz del Reino de Sevilla, su construcción fue promovida por el Concejo sevillano. Aunque no fue de los que directamente ordenó Sancho IV —que fueron Santa Olalla y Cumbres—.

Llegada la paz con Portugal allá por 1668, con el término de la Guerra de Restauración portuguesa, llegó también el abandono de muchos castillos de la frontera hasta, justamente, el inicio del siglo XVIII con la guerra de Sucesión española, y la frontera vuelve a ser territorio propicio para conflictos que se repetirían cien años después con la guerra de la Independencia —la que ahora dicen que debe llamarse Guerra Ibérica, pues bueno—. Terminada ésta última, los fuertes y castillos serán definitivamente abandonados, y el de Cala no iba a ser menos.

El castillo de Cala permanecerá en el más absoluto de los silencios, aguantando a duras penas el paso del tiempo, hasta los años finales del siglo XX, cuando, una vez tomada conciencia por parte de las administraciones públicas competentes, se iniciará un proceso de reconstrucción que finalizará en septiembre de 2011.

Interior del castillo.

Muro suroeste.

Muro noreste desde el interior.

 

LOS DETALLES:

El castillo se ubica sobre un cerro que domina el pueblo desde el norte, a unos 650 metros de altitud, en la amplia meseta que corona el cerro. Tiene una planta peculiar; aparentemente, cuando lo paseas crees ver un rectángulo cuyos lados menores se orientan a sureste y suroeste. Sin embargo, Google Earth nos ofrece una panorámica cenital en la que observamos que sus lados mayores se arquean hacia fuera por lo que realmente su planta es un hexágono irregular. Las medidas del aparente rectángulo son 64 x 52 metros.

Los lienzos se construyeron mediante dos muros careados de mampuestos, y relleno el interior con piedras tomadas con cal y arcilla. Su espesor varía desde 1’93 metros a 2’16. La altura de los muros debió ser mayor, como se ve en el lienzo del norte

En cada uno de sus cuatro vértices principales se levantan torres de planta rectangular, macizas hasta la altura del adarve, y en el centro de sus dos lados mayores, dos cubos semicirculares que sirven de unión a los muros arqueados. Otro torreón semicircular se localiza en el centro del lienzo noroeste. Estos tres cubos semicirculares también son macizos. Probablemente fueron construidos entre los años 1385 y 1387, periodo en que se realizaron algunas obras de refuerzo en sus muros.

Las torres se levantan sobre afloramientos rocosos, como prácticamente todo el castillo —en el centro de la edificación queda a la vista un amplio roquedal—, lo que da una enorme seguridad a la construcción. Todas las torres debieron tener una estancia a nivel del adarve, y sobre ellas su terraza.

Puerta principal.

El acceso principal, en arco ojival hacia el exterior y de medio punto hacia el interior, se encuentra en el muro que se orienta al sudeste, y se sitúa en un conjunto que sobresale de la muralla, y que está cubierto por una bóveda de cañón. La puerta, de 2’80 metros de ancho, se protegía con un matacán corrido ofreciendo todo el elemento un aspecto de torre que reforzaría ese lienzo.

Otra puerta, de 2’16 metros de ancho, se abre en el muro suroeste, junto a la torre más al oeste; como el anterior, también es un arco ojival enmarcado en un alfiz rectangular, con sillares de granito, y bajo un bóveda de cañón que ocupa el grueso del muro.

El otro acceso, algo grande para llamarlo poterna.

Al adarve se accedía mediante dos escaleras. Una estuvo adosada al muro donde se encuentra la puerta principal, y que desembarcaría en la torre sureste. La otra estuvo junto a la poterna, en la torre noroeste. En esos lugares se han situado las dos escaleras actuales, de diseño y materiales contemporáneos.

Se especula con que la cota del interior del castillo está unos dos metros por debajo del actual, lo cual parece excesivo, siendo el actual fruto de relleno por derrumbes de edificaciones pre-existentes. Lo que sí está claro es que el roquedal está ahí de manera natural.

Muro noreste a la izquierda, al fondo la puerta principal.

Interior del castillo, al fondo el lienzo norte.

Fachada principal, orientada al sur.


Muro norte.
 

Muro noreste, desde el exterior.

 


RESUMIENDO:

Nombre:
Castillo de Cala
Localidad: Cala
Municipio: Cala
Provincia: Huelva

Tipología: Castillo.
Época de construcción: siglo XIII, sobre restos árabes.
Estado: Actualmente se encuentra en muy buen estado de salud tras haber sufrido un proceso de reforma y restauración —más de reforma que de restauración, todo sea dicho—, por parte de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. Los trabajos comenzaron en marzo de 2010 y finalizaron en septiembre de 2011.
Toda la obra de restauración ha sido realizada con la evidente pretensión de mantener la volumetría de la edificación original, distinguiéndose perfectamente las partes nuevas de las originales. A excepción del lienzo noreste, el opuesto a la situación del pueblo, en el que el estado de ruina es mantenido de manera evidente; sobre él se ha dispuesto una pasarela de diseño actual. El torreón central de ese lienzo también se ha mantenido en estado de ruina.

Detalles de la restauración.


Propiedad: Pública, Ayuntamiento de Cala.
Uso: ninguno; como tantos otros está ahí para mirarlo.
Visitas: En la web del Ayuntamiento se dice que es visitable, aporta horario y teléfono de información. Sin embargo, el que ésto escribe accedió sin problema ni cita previa al interior; ambas puertas estaban abiertas.
Protección: Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 de 25 de junio sobre el Patrimonio Histórico Español.
La Junta de Andalucía otorgó reconocimiento especial a los castillos de la comunidad andaluza en 1993.

Antes de la ¿restauración?

Después de la restauración (de diphuelva.es).


Clasificación subjetiva: 2, o sea, si se pasa cerca y se va con tiempo pues se acerca uno a verlo. Es decir, que se incluirá en una ruta de viaje pero no pasa nada si luego no se visita. Pero seamos sinceros, merece la pena subir y mirar todo lo que desde allí se ve.
Otras cuestiones de interés: Leo en una página de la red que desde este castillo se divisa el de Santa Olalla de Cala y el de Real de la Jara, ambos de la Banda Gallega y justo sobre la Vía de la Plata. Cuando lo visité, el pasado mes de noviembre, y a pesar de ser el día muy claro, no acerté a ver esos castillos; seguramente no agucé la vista lo necesario —exactamente, y en línea recta, hay 10’50 kms entre el castillo de Cala y el de Santa Olalla; y 14’50 con respecto al de Real de la Jara—. Por supuesto que es posible que entre el de Cala y el de Santa Olalla halla conexión visual. Entre este último y el de Real de la Jara la hay, que eso sí lo he comprobado.
Si alguna vez vuelvo, procuraré asegurarme de esa triple conexión.
Cómo llegar: Desde la E-803, o A-66, y a la altura de Santa Olalla de Cala, tomar la N-630 en dirección a Mérida y recorrerla durante apenas tres kilómetros, para desviarnos luego por la A-434 que nos llevará hasta Cala. En la carretera/calle que cruza el pueblo, a la derecha, está señalizado el camino al castillo, que se hará andando: quince minutos de ascensión por un camino empedrado y a tramos escalonado
.



No hay comentarios:

Publicar un comentario