martes, 28 de diciembre de 2021

Trujillo, Alcázar de los Bejarano

Nombre:    Alcázar de los Bejarano.
Localidad: Trujillo.
Municipio: Trujillo.
Provincia:   Cáceres.

Tipología: Casa fuerte.
Datación:  Siglo XIV, reconstruido en el siglo XV.
Situación:
El alcázar o casa de los Bejarano está en Trujillo, en el punto más al suroeste de la muralla de la villa, muy próximo a la Puerta del Triunfo, a la cual, por su proximidad, defiende.

Datos históricos:
Su origen está allá por el siglo XIII, si bien la que sería la casa de la familia Bejarano se construyó sobre la original ya en el siglo XV.
Esta familia procedía de la localidad alentejana de Beja, en Portugal. Llegaron hasta aquí, junto con otras familias que también terminaron asentándose en el lugar, para ayudar a la conquista de este territorio. En 1280 se instalan definitivamente en Trujillo, recibiendo prebendas reales en agradecimiento a sus servicios, y convirtiéndose en uno de los más importantes linajes de la ciudad.
Puerta del alcázar.
Descripción, arquitectura y construcción:
El alcázar de los Bejarano reunía todas las características de una edificación defensiva: dos fuertes torres y un recinto de alta muralla.
En su fachada norte se abre la puerta, bajo un arco rebajado de grandes dovelas enmarcado en un alfiz; fue construida en el siglo XV. Sobre ella el escudo de los Bejarano: un león rampante y las cabezas de cuatro dragones en las esquinas. Bajo el escudo una inscripción en latín: “Sub umbram alarum protegenos”, bajo la sombra de tus alas protégenos.
El mismo escudo, pero más pequeño, encontramos sobre una ventana de la torre más cercana a la Puerta del Triunfo. En esa puerta, por cierto, también se encuentra otro escudo de la familia.
Escudo sobre la puerta del alcázar.
Del edificio destacan, sobre todo, las dos torres que, Como tantas en España, serían desmochadas por orden real una vez perdida su función militar. Se abren pocos huecos en ellas, apenas uno por planta y no en todas sus caras; casi todos ellos ejecutados con ladrillo, de estilo mudéjar, mientras otros, claramente posteriores, son renacentistas.



Materiales: construido en mampostería con elementos ejecutados con sillares, como esquinas y recercados. Pero sobre todo destaca el uso del ladrillo en casi todos los huecos de ventanas.
Estado: Se encuentra en un aparente buen estado exterior, pero la realidad es se trata de un edificio cuyo interior debe calificarse como de ruinoso.

Propiedad actual:
Uso:
Visitas:
Protección:
Bajo la declaración genérica del Decreto de 22/abril/1949 sobre protección de los castillos españoles, y por la Ley 16/1985 de 25 de junio sobre Patrimonio Histórico Español.
Calificación subjetiva: 3, Se incluirá obligatoriamente en ruta de viaje, o lo que es lo mismo, se hará todo lo posible en esta vida por visitarlo; pero no por el edificio en sí, sino por formar parte del monumental conjunto que es Trujillo.
Otras cuestiones de interés:
Cómo llegar: Seguir el plano paseando por el interior de la villa, desde la Plaza Mayor.
Coordenadas: 39.45924N, -5.8858O


martes, 21 de diciembre de 2021

Trujillo, alcázar de Luis Chaves el Viejo

Nombre:     Alcázar de Luis Chaves el Viejo.
Localidad: Trujillo.
Municipio: Trujillo.
Provincia:   Cáceres

Tipología:  Casa fuerte.
Datación:   Siglo XIV, reconstruido en el siglo XV.
Situación:  Este edificio, que también es conocido como Casa fuerte o Alcázar de los Chaves, está en Trujillo, en la antigua calle de la Cuesta de la Sangre, concretamente junto a la puerta de Santiago, intramuros, y adosado a la muralla.

Datos históricos:
Fue construido en el siglo XIV por Juan Alfonso de Cámara —de la familia de los Altamirano—, durante el reinado de Alfonso XI, pero reconstruido en el siglo siguiente por Luis Chaves, siendo la traza de entonces la que ha llegado a nuestros días.
Fue Luis Chaves “el Viejo” un relevante prohombre trujillano. Estuvo casado con María de Sotomayor, hija del 34º Maestre de la Orden de Alcántara don Gutierre de Sotomayor.
Su ubicación se debe al “deber” de los nobles para con la ciudad, de defender la puerta junto a la cual habían levantado su casa. En este caso se trataba de una puerta importante, la más cercana a la alcazaba.
Como dato significativo importante, decir que los Reyes Católicos se alojaron en este edificio en las dos ocasiones que visitaron Trujillo, en 1477 y 1479, dada la fuerte relación que Luis Chaves tuvo con la Corona. Luis Chaves había sido un firme defensor de Isabel, pues apoyó a la futura reina, con gran número de caballeros trujillanos, en su disputa por la corona de Castilla con Juana la Beltraneja. Durante ese conflicto, Luis Chaves perdió a dos de sus hijos.
Siglos después, el edificio pasó a manos de los Duques de Noblejas que lo cedieron a los Hermanos del Sagrado Corazón, para posteriormente convertirse en asilo de ancianos desde 1894 a 1969.
La esbelta torre de la casa de Luis Chaves. En el centro, la puerta de Santiago.

Descripción, arquitectura y construcción:
El edificio, de grandes dimensiones, tiene un carácter netamente defensivo, ofreciendo un aspecto hermético y austero. Destaca sobre el resto de la construcción la torre que flanquea la puerta de Santiago —¿del Homenaje? —; de planta rectangular y una elevada altura, presenta saeteras y huecos de reducidas dimensiones. Su primer cuerpo es macizo, sirviendo prácticamente como cimentación de la torre.
la situada más al oeste está desmochada, algo propio de muchas torres de castillos y casas fortificadas tras el final de la Reconquista.
En sus fachadas se distribuyen numerosos huecos con arcos y decoración de estilo gótico, además de alguno mudéjar. Todo ello hace de este palacio uno de los ejemplos más importantes de la arquitectura civil de la Baja Edad Media en Extremadura, y el más destacado de los alcázares de Trujillo.

Materiales: está construido en mampostería, aunque se aprecian muchos elementos, esquinas y cercos de los huecos, ejecutados con sillares.
Estado: Se encuentra en muy buen estado, al menos exterior.
La Puerta de Santiago extramuros, entre el alcázar de Luis Chaves y la iglesia de Santiago.

La Puerta de Santiago intramuros, a la derecha el alcázar de Luis Chaves.

Fachada principal del alcázar de Luis Chaves.
Propiedad actual:
Uso: Actualmente acoge un colegio regentado por las Hijas de los Dolores de María Inmaculada.
Visitas:
Protección: Bajo la declaración genérica del Decreto de 22/abril/1949 sobre protección de los castillos españoles, y por la Ley 16/1985 de 25 de junio sobre Patrimonio Histórico Español.
Calificación subjetiva: 3. Se incluirá obligatoriamente en ruta de viaje, o lo que es lo mismo, se hará todo lo posible en esta vida por visitarlo. De todas formas queda incluido en la visita que se haga a la impresionante ciudad de Trujillo.

Otras cuestiones de interés: Se dice que en este palacio ratificó la reina Isabel el Tratado de Alcaçobas, que había sido firmado en la villa portuguesa el 4/septiembre/1479, y que ponía fin a los conflictos sucesorios con Portugal.

Cómo llegar: Desde la Plaza Mayor, caminar por la calle Ballesteros, que parte detrás de la estatua de Pizarro, y llegaremos la Puerta de Santiago. La Casa está justo a su izquierda.
Accesos:
Coordenadas: 39.45959-N 5.8844-O

martes, 7 de diciembre de 2021

Trujillo, castillo de Trujillo

Nombre:     Castillo de Trujillo.
Localidad:  Trujillo.
Municipio: Trujillo.
Provincia:   Cáceres.

Tipología:   Castillo.
Datación:    Siglos IX al XII.

Situación:
El castillo de Trujillo se levanta en la cima del llamado Cerro o Cabezo del Zorro, dominando la población y toda la llanura que la rodea. Y no sólo eso, va más allá, pues desde sus torres la vista llega por el sur hasta la Sierra de Montánchez, los Llanos de Cáceres por el oeste, las Villuercas-Sierra de Guadalupe por el este y el río Almonte hacia el norte que lo separa de Monfragüe.
Trujillo fue Turacia antes de que los romanos lo llamaran Turgalium. Éstos le darían la categoría de prefectura dependiente de Emerita Augusta, y la convertirían en una “civitas stipendaria”, o sea, que rendía tributos a Roma.
Con la conquista de América el topónimo se extendió; hasta cinco ciudades iberoamericanas llevan este nombre. Como curiosidad, el municipio pacense de Trujillanos es nombrado así por haber sido fundado por gentes originarias de Trujillo.
Durante el dominio musulmán, Trujillo fue Turvila, y dependió de la cora de Mérida, siendo un centro de gran actividad militar por su situación en el camino de Mérida a Toledo. Autores islámicos la describen como una gran fortaleza cuyos pobladores no sólo realizaban razias contra los territorios cristianos, sino que también tuvieron una reconocida actividad comercial.
Fue reconquistada por el caballero portugués Geraldo Sempavor en 1165, que la perdió dos años después a manos de Fernando II de León, que fundó un señorío, en la persona de Fernando Rodríguez de Castro, que abarcaba tierras desde Montánchez hasta Monfragüe. Pero en 1173, nuevamente los musulmanes se hicieron con el control de la plaza.
En 1186, Pedro Fernández de Castro, hijo del primer señor de Trujillo, tomó nuevamente la población y sus tierras, pero esta vez en nombre de Alfonso VIII de Castilla, el cual entregó el señorío a las órdenes de Alcántara y Santiago.
Vuelve a cambiar de manos en 1196, esta vez por parte de los almohades, que la conservarán hasta el 25 de enero de 1232 cuando definitivamente es tomado por un ejército, al mando de Fernán Ruiz Altamirano, formado por integrantes de las órdenes de Santiago, Alcántara y el Temple, junto al Obispo de Plasencia. La villa pasó a ser dominio de la corona de Castilla y León; reinaba Fernando III el Santo y a partir de entonces fue villa de realengo, aunque con breves períodos de señoríos.
Alfonso X concedió a la villa fuero propio en 1256, controlando a partir de entonces un amplio territorio que incluía numerosas aldeas, limitando con Cáceres, Plasencia, Talavera y Medellín. En 1430, el rey Juan II de Castilla le concedió el título de ciudad.
Terminada la Reconquista, Trujillo fue capital, desde 1528, de la que se llamó provincia de Trujillo —división territorial de la Corona de Castilla—, formando parte de la Extremadura castellana, hasta 1653. Por entonces eran tres las provincias en las que quedaban incluidas la mayoría de las poblaciones de la actual Extremadura: la provincia de Salamanca, la de León de la Orden de Santiago y la de Trujillo.
La época de mayor esplendor de la ciudad coincide con los tiempos posteriores al Descubrimiento de América, cuando numerosos trujillanos —Francisco Pizarro, García de Paredes, Orellana, Nuño Chaves— partieron hacia el nuevo continente y que, a su vuelta, construyeron palacios y casas, y cooperaron en la financiación de iglesias y otros edificios para la comunidad.
Durante el siglo XVII, a partir de la Guerra de Restauración portuguesa y hasta principios del XVIII, coincidiendo con la Guerra de Sucesión, Trujillo sufrió una fuerte decadencia que se tradujo en la pérdida y ruina de gran parte de su patrimonio.
En 1810, durante la invasión francesa, la división administrativa en España se formalizó en prefecturas, quedando dividida “Extremadura” en las de Cáceres y Badajoz, que fueron prácticamente las antecedentes de las actuales, que quedaron consolidadas en la división definitiva de 1822.
De aquellos años de invasión francesa la ciudad acabó muy destruida, se implicó mucho en la lucha contra los ocupantes, fue ocupada en diversas ocasiones y perdió gran parte de su población. Su recuperación social y económica se prolongaría más de un siglo.

Datos históricos:
Su construcción data de la época califal, siglos X-XI, quedando conformadas sus murallas, de manera definitiva, en ese último siglo, aunque no es descartable que su origen esté en algún momento del siglo IX. Diversas remodelaciones y ampliaciones tras la conquista cristiana, sobre todo entre los siglos XV y XVI, dieron forma a lo que hoy conocemos. De este último siglo datan los antemuros y la construcción abaluartada junto a la puerta exterior del albacar.
Se dice que, en tiempos de Pedro I, este castillo fue elegido por Samuel Leví, tesorero del rey, para guardar las riquezas de la corona, pues se le consideraba uno de los más seguros del reino.
Aquí residió Juana la Beltraneja poco antes de contraer matrimonio en Plasencia con su tío el rey de Portugal, Alfonso V. Y por aquí pasó Fernando el Católico a interesarse por las obras que se estaban realizando en el castillo, camino de Guadalupe, adonde no llegó, pues murió días después, el 23 de enero de 1516 en Madrigalejo.
Albacar, de trujilloteespera.com

Castillo, patio de Armas, de trujilloteespera.com
Descripción, arquitectura y construcción:
El castillo de Trujillo fue un edificio netamente defensivo, nunca tuvo espacios residenciales ni estancias palaciegas. Lo forma un recinto con un perímetro de más de 900 metros, y se podría decir que sus murallas son herméticas, apenas tiene saeteras y carece de ventanas.
La fortaleza la forman dos cuerpos muy diferenciados: el principal, de forma cuadrada levemente irregular —56 y 52 metros sus lados norte y sur, por 56’80 y 56’20 metros los del este yo este—, que fue levantado en su mayor parte con piedras reaprovechadas de la edificación romana.
Dispone de diez torres situadas en por las esquinas y en el centro de tres de sus lienzos. Dos de las torres son albarranas; se alzan en su fachada de poniente y han perdido sus arcos, en su lugar se han colocado unas pasarelas metálicas y de madera.


En el lienzo sur, y en su esquina izquierda, está el acceso principal de la fortaleza, fuertemente protegida por dos torres. El arco de la puerta es de herradura muy cerrada, ejecutado con dovelas de granito. Este arco da paso a un amplio espacio abovedado dividido en dos partes por arcos de las mismas características, uno de ellos es de ladrillo. Sobre la puerta se construyó en 1531 un espacio abovedado para cobijar una imagen de la Virgen de la Victoria, patrona de Trujillo.
Ese espacio fue demolido durante la restauración llevada a cabo a mediados del siglo XX, y se construyó una edificación suplementaria al zaguán de entrada y hacia el interior del castillo, en el que se emplazó una capilla y camarín con dimensión suficiente para ser ocupado por los visitantes.
Edificación añadida en la última restauración
Aspecto exterior del castillo, anterior a su última restauración.

Patio de Armas (cubierta del aljibe mayor)

A continuación se accede al patio de Armas. En él no encontramos ninguna de las dependencias que debió de tener, sólo los dos aljibes con los que contaba la fortaleza, de dos y tres naves cada uno. Fueron construidos por los almohades, aunque se reformaron a finales del siglo XII. Su construcción se debe, es evidente, a la necesidad de dotar de agua en caso de asedio, a la numerosa tropa que normalmente ocupaba la fortaleza.
Adosado al muro oriental se encuentra el aljibe más pequeño, el de dos naves, mide 9 metros de largo, y la anchura de sus naves es de 2’40 y 2’20 metros. Está iluminado por tres linternas que a la vez son su acceso. Está cubierto por bóvedas de medio cañón y la separación entre las dos naves es mediante arcos de medio punto.
El otro aljibe, de mayor dimensión, se construyó en el vértice noreste del patio. Presenta una planta en L, con una longitud de 12’50 metros en su brazo mayor y 11’50 en el menor. Su interior está dividido en ocho cámaras. Igualmente está cubierto con bóvedas de medio cañón y la separación entre naves se hace con arcos de medio punto de distintos radios y alturas.
Este aljibe tiene una escalera para acceder a su interior y varios brocales en el patio para la recogida del agua de lluvia.
En ambos aljibes permanecen restos de su revestimiento hidráulico —almagre— que revestía en su totalidad el interior de la cisterna.


Entrada e interior del aljibe mayor.

En su ladera norte, y adosado al castillo, se extiende un segundo recinto fortificado, construido unos veinte años después al resto del castillo. Se trata de un albacar, con planta de hexágono irregular, que sigue la orografía del terreno, con nueve torres macizas que no superan la altura de la muralla. Su medida interior mayor es de 92 metros, y la menor de 90’40.
De su torre más septentrional, la única de planta circular, parte una coracha de escasa longitud que remata en otra torre cuadrada. Junto a la torre circular se abre una pequeña puerta a la que se podría considerar como una poterna.
En su fachada de poniente, y protegida por dos torres que sobresalen, se encuentra la puerta exterior del albacar, formada por un arco de medio punto.
También dispone de otra puerta que comunica con el castillo, situada en la fachada norte de éste, que se protege igualmente con una pequeña barbacana.
Dentro del albacar se encuentra la ermita de San Pablo, construida en el siglo XVI. Se trata de un pequeño edificio, con una sola nave dividida en tres tramos por arcos apuntados y cabecera poligonal.
Junto a la ermita hay un pozo que servía para el suministro de agua a los animales que se refugiaban en el albacar.
Su interior no sólo se utilizó para proteger al ganado, también albergó tropas y otros servicios propios de la guarnición en edificaciones provisionales de las que no quedan restos, pues se construirían con materiales perecederos.
El albacar, y la ermita, desde la muralla que lo separa del patio de Armas.




Puerta del albacar en el lado oeste del castillo

Baluarte junto a la puerta del albacar.

Al lado de la puerta de su muralla oeste se levantó, probablemente en el siglo XVI, un baluarte que une esa puerta con la torre albarrana. Es una edificación de planta pentagonal y poca altura, en el que se observan potentes troneras a aras del suelo.
Por las zonas oriental y occidental del castillo se observan restos de antemuros-barbacana, ejecutados a principios del siglo XVI. En la del oeste, el antemuro cubre la fachada de la puerta del albacar, mientras que, en la fachada de levante, la barbacana protege el muro del castillo y se prolonga por delante de la del albacar. Esta última tuvo continuación frente a la fachada principal del castillo, la que se orienta al sur, recogiendo una amplia liza.
Antemuro en la fachada sur, principal.

Antemuro (barbacana( en su fachada de levante.

Materiales: destaca principal el granito en forma de sillares y mampuestos muy bien aparejados, trabados con pequeñas piezas de sillarejo y ripios, e intercalando hiladas de ladrillo y pizarra en ocasiones, lo que le aporta un particular aspecto.
Estado: Los restos que hoy se conservan, murallas, torres, aljibe y poco más, se encuentran en un excelente estado de conservación. Nada que reprochar.

Propiedad actual: Pública, desde el año 1929 es propiedad del Ayuntamiento de Trujillo. Hasta entonces había estado en manos de particulares.
Uso: principalmente turístico.
Visitas: El acceso es libre, previo pago de un reducido precio.
Protección: Está declarado Monumento Histórico Nacional desde 1925, y protegido por la declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949 —sobre la protección de los castillos españoles—, y por la Ley 16/1985 de 25 de junio sobre Patrimonio Histórico Español.
Calificación subjetiva: 5, o sea, que no sólo no hay que perdérselo bajo ningún concepto, sino que además hay obligación de verlo antes de morir. Pero, sobre todo, por el entorno, el paisaje natural y la ciudad. Tal vez, sea única.

Otras cuestiones de interés:
La ermita de San Pablo, la que está en el interior del albacar, se construyó para conmemorar el día que se reconquistó la villa, 25 de enero, coincidente con el día que se celebra la conversión del santo.
Actualmente, la Virgen de la Victoria preside, dentro de una hornacina, la puerta principal de la fortaleza. Según cuenta la leyenda, la Virgen se apareció entre dos torres de la muralla, lo que animó a los cristianos en la lucha. Tal acontecimiento queda reflejado en el escudo de la ciudad.
La espadaña que se levanta sobre el muro que separa el patio de Armas del albacar, procede de la destruida ermita de Santa Ana, y la campana fue donada por los obreros que trabajaron, en 1952, en las obras de la nueva capilla de la Virgen de la Victoria.

Cómo llegar: Trujillo está situado entre dos autovías, la E-90 y la A-58, encontrándose a 84 km de Mérida, 46 de Cáceres y 252 de Madrid.
Accesos: En coche es fácil llegar hasta las inmediaciones del castillo. Pero es recomendable hacerlo andando y disfrutar del paisaje urbano.
Coordenadas:
39.46243 N - 5.88239 O












martes, 30 de noviembre de 2021

Torija, castillo de Torija

La primera vez que me detuve en Torija fue allá por los noventa, no recuerdo el año. Volvíamos de un viaje por la provincia de Soria y al poco de que las indicaciones en la carretera nos anunciaran su proximidad, ya vi a mi izquierda, sobre un cerro bajo el que discurre el arroyo que da nombre al pueblo, el hermoso volumen de piedra que es el castillo y su orgullosa torre.
De entonces sólo quedaron algunas fotos en papel que ahora no encuentro, y el recuerdo de un edificio hueco, vacío, con la salvedad de la torre que albergaba, o estaba en proceso de albergar, un museo dedicado a la Alcarria y a Camilo José Cela y su viaje por esta tierra.
La segunda, y última, fue hace cuatro meses cuando también regresábamos de otro viaje, esta vez, entre otras cosas, de pasar una inolvidable mañana en Loarre y ver cumplido un sueño de los de toda la vida.
Nuevamente apareció a la vista, a la izquierda de la carretera, Torija y su inconfundible castillo, arrogante, inponentemente castellano; vigilando aún el camino que lleva y trae a Aragón, que fue Camino Real, protegiendo la puerta natural de la Alcarria desde una somera elevación.
Ahora, aquella oquedad que vi en los noventa la llena un edificio moderno que, a primera vista me pareció fuera de lugar. A segunda vista siguió pareciéndomelo, y a la tercera lo asemejé a unas insustanciales oficinas.
Pero bueno, dejémonos de lamentos y vamos a lo que vamos: Torija, su historia y su castillo.
El castillo desde la Plaza de la Villa.

Los primeros datos que del lugar se tienen nos vienen de la Reconquista, pero se presume la presencia por aquí de otros pueblos más antiguos que ya vieron al final del amplio valle, un lugar ideal para asentarse, levantar una atalaya y construir alrededor un poblado. Es posible que hasta su nombre, Torija, proceda del latín turricula, que traducido es torrecilla; y una pequeña torre fue durante siglos.
Como tantos otros sitios que presumen de castillo y de su privilegiada ubicación, éste no va a ser menos. Así que diremos que se encuentra en territorio privilegiado, cruce de caminos y lugar de paso natural hacia Aragón. Yde ahí a decir que fue pieza clave en la defensa del Reino de Castilla apenas si hay nada. Tal fue su importancia que llegó a tener una una prestigiosa feria de ganados.
Esquina oeste del castillo.


EL CASTILLO:

Se dice que su fundación fue cosa de los Caballeros del Temple —que según las leyendas fueron a quienes Alfonso VI les donó estas tierras cuando las reconquistó en 1085—, allá por el siglo XI en que se reconquistan estas tierras. Ellos levantaron la primera atalaya, un convento —se han encontrado restos de éste en las proximidades— y se encargaron de proteger aquellos caminos. Pero como más arriba dijimos, seguramente fueron los romanos quienes primeron levantaron la original torre. De todas formas, caso de que los templarios levantaran aquí una fortaleza, es seguro que no fue la que hoy vemos.
Fuera lo que fuese, el castillo que allí hubo, con el tiempo, fue pasando de unas manos a otras, a saber:
En el siglo XIII don Alonso Fernández Coronel, recibe el lugar de Alfonso XI, en agradecimiento a su ayuda en la batalla del Salado librada entre los cristianos y los Benimerines. Pedro I el Cruel se la entrega a Íñigo López de Orozco hacia la mitad del siglo XIV; Enrique II a Pedro González de Mendoza; en 1380 forma parte del mayorazgo de Diego Hurtado, el que sería futuro almirantre de Castilla. Durante el reinado de Juan I, el castillo vuelve a la familia Coronel, concretamente a doña María Coronel; y entrado el siglo XV, Fernando de Antequera, regente de Castilla, donó el castillo a su copero mayor Pedro Núñez de Guzmán, y éste a su vez, a su hijo Gonzalo de Guzmán, conde de Gelves.
Y en esto que llegamos a 1445, cuando tropas de los infantes de Aragón al mando de un tal Juan de Puelles, conquistaron Torija durante la campaña de Juan II de Navarra contra su primo Juan II de Castilla. Y desde su castillo se dedicaron a guerrear por los campos de la Alcarria.
D. Íñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana.

Siete años después de aquello, es reconquistado por las tropas del Marqués de Santillana, Íñigo López de Mendoza, y del arzobispo de toledo, Alfonso Carrillo, quedando en posesión de una de las ramas familiares, concretamente de los Suárez de Figueroa y Mendoza, condes de Coruña y después vizcondes de Torija, los cuales estuvieron, desde su llegada a Castilla, muy vinculados a esta comarca. Éstos últimos fueron quienes le dieron el aspecto definitivo con el que, a pesar de la historia, ha llegado a nuestros días.

Antes de ser deshabitado a finales del siglo XVI, sirvió de posada del Emperador Carlos y de su hijo Felipe II. Siguió siendo propiedad de la familia Mendoza y, aunquye en no muy buen estado, fue alojamiento de Felipe V, en el siglo XVIII, durante un viaje de regreso a Madrid.
Durante la Guerra de la Independencia, el castillo fue cuartel y refugio de Juan Martín “el Empecinado” que desgraciadamente, al abandonarlo, voló sus muros para que así no pudiera ser utilizado por las tropas francesas. No hay mal que por bien no venga.
Nuevamente, en la Guerra Civil, sufrió grandes destrozos, siendo reparados y restaurado —murallas, cubos y torre del Homenaje— en los años sesenta del pasado siglo por la Dirección General de Bellas Artes.


A finales del siglo pasado se acondicionó la torre del Homenaje como museo dedicado, curiosamente, a un libro: «Viaje a la Alcarria», de Camilo José Cela.
Recientemente, la Diputación de Guadalajara ha incrustado en su interior un, a mi juicio, desafortunado edificio para emplazar en él otro museo. Éste destinado a servir como Centro de Interpretación Turística de la provincia de Guadalajara.

Antes de su reconstrucción.

Después de reconstrucción.


LOS DETALLES:

Es de planta cuadrada y enteramente ejecutado en piedra caliza, propia de la zona; muros de sillarejo, piedras muy bien trabadas con mortero de cal, que le dan un fortísimo aspecto. Dispuso de antemuro, un recinto exterior que rodeaba todo el edificio, de escasa altura y que seguía en paralelo el perímetro del castillo
Sus esquinas, orientadas a cada uno de los puntos cardinales, están reforzadas por potentes cubos cilíndricos, excepto la que señala el este que es el sitio donde se levanta la magnífica Torre del Homenaje.
Los cuatro lienzos estuvieron rematados por una cornisa amatacanada —hoy sólo se conserva completa la suroeste y parte de la noroeste— sostenida por ménsulas de triple arco; sobre ella discurría el adarve almenado. En el centro de estos lienzos se sitúa un pequeño garitón que sobresale en altura del adarve, y que también se remata con la misma cornisa amatacanada.
Idéntico remate tuvieron los tres cubos cilíndricos, conservándose al día de hoy algunos tramos de sus matacanes.
Todo el interior del castillo está vacío —no cuenta el edificio-museo actual—, pero se puede decir, al observar los mechinales, que tuvo tres plantas. Desde la última planta y en la esquina oriental, dos puertas —una a cada lado del vértice— comunican con la torre del Homenaje.

La torre del Homenaje conviviendo con modernas edificaciones.

La torre del Homenaje es la parte del castillo más llamativa. Se sitúa en el ángulo oriental y surge como una prolongación de la esquina a la vez que sustituye al inexistente cuarto torreón esquinero. Tiene la particularidad de estar unida al volumen del castillo, y éste a ella, por los vértices. Curiosamente está orientada hacia la población, con lo que aparenta un fuerte sentido de protección sobre el caserío.
Las esquinas de la torre se refuerzan con torrecillas cilíndricas muy delgadas, como si de contrafuertes se tratara, de una altura igual a la torre en las que flanquean su cara este, y de menor altura las otras dos, que arrancan desde el nivel del adarve de los muros. Esta característica es propia de los castillos vallisoletanos.
En el centro de cada una de sus cuatro caras —al igual que en los lienzosdel castillo— se adosa un pequeño garitón que aún sobresaliendo por encima del adarve de la torre, no alcanzan la atura de las torrecillas esquineras.
La torre se remata, al igual que el resto del castillo, con la misma cornisa amatacanada, idéntica en forma y tamaño, tanto en su adarve como en las torrecillas y los garitones. Apenas si se conservan almenas.
Escalera de acceso exterior a la torre del Homenaje.

Tuvo su entrada desde el exterior y por el primer piso, accediéndose mediante una escala móvil, que hoy es fija. Su interior se divide en cuatro plantas más la terraza.
En todos sus muros se abren numerosos huecos, ventanas de diversos tamaños y saeteras; sobre todo, estas últimas, en el nivel inferior de los muros.
La zona de la torre del Homenaje y sus dos cortinas aledañas tuvo foso —recientemente excavado y reconstruído— delante de la barrera, ya que se encontraba en una zona más llana y menos escarpada que las otras dos caras. Era por aquí por donde estuvo la entrada primitiva, y por donde hoy se accede al patio y los museos.

Mi Compañía camino del castillo.


RESUMIENDO:

Nombre: Castillo de Torija
Municipio: Torija.
Localidad: Torija.
Provincia: Guadalajara.

Tipología: Castillo.
Época de construcción: Siglo XV
Estado de conservación: En muy buen estado, fue reconstruido en 1962, lienzos, torreones y torre del Homenaje, aunque dejando vacío su interior. A pesar de haberse utilizado materiales de idénticas características a los originales, las zonas restauradas son perfectamente distinguibles.

Edward Cooper dice de él en su “Castillos Señoriales de la Corona de Castilla”: «De este castillo sólo quedaban trozos maltratados, hasta que se llevó a cabo recientemente en él una superentusiasta reconstrucción. Ignoro sobre qué base se ha repetido, de esta forma, el matacán corrido de la torre del homenaje en los lienzos del recinto».

Por lo que deberíamos suponer que el matacán corrido sólo estuvo en la torre del homenaje.

Desde el exterior, destaca su belleza y elegancia, que queda oculta en su interior por, a mi juicio, el inapropiado edificio.
Antes de la inclusión del nuevo edificio.

El moderno edificio en el interior del castillo.

Propiedad y uso: De propiedad pública —Diputación Provincial de Guadalajara—, actualmente alberga el Centro de Información Turística de la provincia de Guadalajara (CITUG), con elementos expositivos relacionados con el Patrimonio Natural, el Histórico-Artístico y el Etnográfico.
La torre del Homenaje alberga un museo dedicado a la figura de Camilo José Cela en relación a su obra Viaje a la Alcarria.
Protección: Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
Es Monumento Nacional desde 1931.
Visitas: Son libres el exterior, que es la plaza del pueblo, y el patio interior. La entrada a los museos tiene un precio. Un servidor no accedió al interior del moderno edificio; paseé todo su perímetro y me tomé un par de cervezas en una terraza de la plaza del pueblo mientras lo contemplaba.
 Entrada, torre del Homenaje y museo, desde el interior del patio.

Calificación personal: 3, o sea, que se incluirá obligatoriamente en ruta de viaje, o lo que es lo mismo, se hará todo lo posible por visitarlo.
Otras cuestiones de interés: Me gusta la descripción de su estilo que aparece en Castillos de España (tomo II, Editorial Everest: «Por las características de estilo, pertenece al siglo XV. Se trata de un castillo gótico de transición, pues aparecen detalles prerrenacentistas, como arcos escarzanos, dinteles, etc., que indican un gótico final, aunque la planta es totalmente medieval».
En su escudo municipal, como no podía ser de otra manera, luce un castillo y sobre él, resaltada, la cruz de San Juan. Pinchar aquí:  https://recurrenciascastellologicas.blogspot.com/2021/11/torija.html
Cómo llegar: Fácil, autovía A-2 desde Guadalajara dirección Zaragoza, salida 73. Sigan las indicaciones, por favor.

martes, 9 de noviembre de 2021

Castillo de Nuévalos y Torre o Castillo Menor de Nuévalos (*)

Habiendo disfrutado el día en el monasterio de Piedra y sus incomparables rincones, pasé como de puntillas, y con prisas, hacia el siguiente destino, por la cercana población de Nuévalos, dejando a mi izquierda la torre de su castillo y la auto promesa de que ocuparía una página en mi blog como paseo fingido —no podía ser de otra manera—. Y es que  dadas las horas que eran y la poca luz que aportaba el cielo, mejor era seguir camino.

Aclaración breve: estamos en la provincia de Zaragoza —la pista del monasterio de Piedra es fundamental para deducirlo— y en un pequeño municipio cuyo origen se remonta a la dominación romana y al asentamiento que en los alrededores hubo desde el siglo II a.C. hasta el siglo IV, concretamente en el paraje que hoy ocupa la cercana ermita de la virgen de los Diegos.

La torre del Homenaje, torre de la Iglesia (de aragonesasi.com)

Pero los primeros datos ciertos sobre este lugar vienen de la reconquista de Calatayud por el rey Alfonso I en el año 1120. Participaron en tal hecho junto al rey cuatro órdenes militares, a saber: la del Temple, la de San Juan de Jerusalén o los Caballeros Hospitalarios, la del Santo Sepulcro de Jerusalén y los Cruzados Aragoneses.

Años después, en 1156, Ramón Berenguer IV —Conde de Barcelona y Príncipe de Aragón, pero nunca rey— concedió a la Orden del Santo Sepulcro, que se había establecido en Calatayud fundando allí su Casa Madre, el señorío de las tierras de la comarca, incluyendo Nuévalos. Casi dos siglos después, en 1328, establecieron una encomienda en la población.

Durante la Guerra de los Dos Pedros —1356-1369, Pedro I de Castilla, el Justiciero o el Cruel (cuestión de gustos) contra Pedro IV de Aragón, el Ceremonioso—, Nuévalos nunca se rindió ante el rey castellano a pesar de las exigencias de éste tras haber conquistado la ciudad de Calatayud. Incluso finalizada esa guerra, tampoco fue conquistado el castillo en posteriores asedios por parte de tropas castellanas.

Muerto Pedro I y terminada la guerra, el otro Pedro declaró, en 1372, a la villa propiedad de la Orden del Santo Sepulcro y su dependencia jurisdiccional de Calatayud.

Así y todo, los castellanos no cejaron en el empeño de conquistar el castillo de Nuévalos, lo que intentaron dos años después, en 1374.Tampoco en este caso lograron su objetivo.

 

EL CASTILLO:

Se levantaba la fortaleza sobre un promontorio rodeado por el río Piedra y lo que hoy es la cola del embalse de La Tranquera, dominando y controlando el valle.

Fue un castillo de grandes proporciones pues ocupaba el espacio que va desde la iglesia de San Julián, al oeste de la población, hasta el borde norte del promontorio donde se encuentra la segunda torre que de la fortificación se conserva. Aunque en alguna página de la red la califica como el segundo castillo de Nuévalos, o Castillo Menor de Nuévalos, dato que me confirma la lectura de la pequeña reseña que de él hace CASTILLOS DE ESPAÑA, de Editorial Everest, cuando dice:

“…su emplazamiento sobre una muela rocosa defendida por un castillejo en cada extremo. Del que era principal, junto a la iglesia, queda la torre, hoy campanario. El menor se alza sobre una proa, con gran torre rectangular, abajo…”

de aragonmudejar.com

En la parte más alta de la población se conservan los restos de lo que tal vez fue su Torre del Homenaje, hoy convertida en la torre campanario de la iglesia parroquial de San Julián. Esta torre se alza junto a la cabecera de la iglesia, aunque no unida a ella, en lo que fue un estrecho patio entre dos muros cimentados justo en el borde del barranco.

de aragonmudejar.com

La torre es de planta rectangular; sus muros están ejecutados con mampostería en algo más de la mitad de su altura; el resto es de tapial. Posteriormente, en el siglo XVI, se construyó el cuerpo de campanas, ejecutado con ladrillo, con decoración de estilo mudéjar.

El castillo Menor (de castillosdeespaña.es)

A un nivel más bajo, hacia el norte y junto a la actual carretera que bordea la población, está el castillo Menor o Segundo castillo. Es una torre con muros de basta mampostería —en parte reconstruidos, y totalmente el que se orienta hacia el interior del recinto. Los otros tres muros afirman sus bases revistiendo la peña en la que se asienta.




de castillosnet.org

De planta rectangular, la torre es un suave tronco de piramidal —más pronunciado en la fachada que mira al río—, con unas medidas en su base de doce por seis metros.

La puerta de acceso, muy transformada, tiene las jambas también de mampostería y sólo el arco, ligeramente apuntado, es de sillares. En este muro interior, además de la puerta, se abren dos ventanas. En el resto de muros se observan algunas saeteras.

Actualmente, todo el espacio que ocupó el castillo se encuentra ocupado por gran parte de las viviendas de la población.

 

 

RESUMIENDO:

Nombre:     Castillo de Nuévalos y Torre o Castillo Menor de Nuévalos.
Municipio: Nuévalos.
Localidad: Nuévalos.
Provincia:  Zaragoza

Tipología: Castillo.
Época de construcción: sin datar —al menos yo no he encontrado datos—.
Estado: Ambas, la torre del Homenaje y la torre del norte —ésta fue restaurada en 2002—, están en buen estado de conservación.

Propiedad: La torre del Homenaje, al tratarse de la torre campanario de la iglesia, me hace suponer que es propiedad de la Iglesia; mientras que la otra torre es propiedad municipal.
Uso: La primera, ya se ha dicho en varias ocasiones, es la torre campanario de la iglesia de San Julián. La segunda es actualmente la sede de la Oficina de Turismo y Centro de exposiciones; y también, por supuesto, un excelente mirador.
Visitas: acceso libre, aunque como ya he dicho, no visité ninguna de las dos.
Protección: bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
Ambas torres están declaradas Bien de Interés cultural (BIC).

Clasificación subjetiva: 2, o sea, que si se pasa cerca y se va con tiempo pues se acerca uno a verlo. Es decir, que se incluirá en una ruta de viaje pero no pasa nada si luego no se visita.

Además: No olvidar la iglesia de San Julián, advocación que comparte con Santa Basilisa, junto a la torre del Homenaje —o la torre junto a la iglesia—, de estilo gótico, construida en ladrillo y tapial, reformada en el siglo XVI y ampliada con una nave más en el XVIII. La cubre una bóveda de cañón
Junto a la torre del Homenaje, en la plaza del pueblo, está el palacio de los Comendadores, construido en la primera mitad del siglo XVII, hoy muy transformado y convertido en sede del Ayuntamiento.

Dónde está: