martes, 2 de octubre de 2018

Oporto, Murallas: Romanas y Fernandinas

Tuvo Oporto —Porto— dos recintos amurallados, y durante un tiempo convivieron ambos en paz y armonía. Hasta que el progreso, la ignorancia y la ausencia de aprovechamiento, forzaron su desaparición. Cómo en tantos y tantos sitios, como en mi ciudad, no hay excepción. Y eso que la cosa venía de antiguo, pero en este caso tampoco la veteranía fue un grado. Ni por esas: incluso viendo el impresionante aspecto que debió tener la ciudad con aquellos dos recintos amurallados, desde el río, desde la orilla de enfrente, se plegaron las autoridades a su conservación.


Oporto desde el río Duero: Puente de don Luis I y parte de las murallas Fernandinas.

En fin, la imaginación al poder. Imaginemos pues.

Pues empecemos desde el principio: que en Oporto se remonta a la Edad del Bronce, unos 800 años antes de Cristo, que es cuando se cree que ya había vida humana en lo que hoy es esta ciudad. Es creíble pensar, por tanto, que ya entonces debió haber alguna fortificación de tipo castreño en este lugar.

Aunque fueron los romanos, que lo llamaron Cale, quienes la empezaron a dotar de edificios de cierta importancia; al fin y al cabo se encontraba en la calzada que unía las actuales Lisboa y Braga —Bracara Augusta—. Y un sitio así merecía una muralla que lo protegiera, por lo que también la dotaron de una.

Unos siglos después llegaron las invasiones de los bárbaros del norte, correspondiendo por estas tierras los suevos. Aquel Oporto, Cale, pasó a llamarse Portucale —el Puerto de Cale, que parece ser el origen del topónimo de Portugal—. Y empezando el siglo V, los alanos intentan conquistar la población sin conseguirlo, por lo que los suevos, asustados por lo sucedido, ven la necesidad de fortificarla como es debido.

En poder de los árabes estuvo la ciudad poco tiempo —y poco aportaron a sus murallas que es lo que ahora me interesa—, ya que en el 868 es reconquistada por Vímara Peres, aunque un siglo después existió un nuevo intento de conquista, hacia el 987 que terminó en fracaso

Entre 1580 y 1640, cuando los Felipes españoles reinaron en Portugal, Oporto vivió un notable crecimiento general: administrativo, social y urbano. Pero sobre todo quedó abierto el camino para que en el XVIII se viviera una época de esplendor en la ciudad, fruto —nunca mejor dicho— de la producción y difusión de sus vinos.


Un tramo escondido de la vieja muralla.

LA MURALLA PRIMITIVA:

La primera muralla que se construyó en Oporto, probablemente por los romanos, rodeaba el actual cerro de la catedral —la Sé—, la Peña Ventosa, desde donde se controlaba perfectamente el río.

A finales del siglo X, estando ya la plaza en poder de los cristianos, sufrió un fuerte ataque de los musulmanes —tal vez por Almanzor—, siendo reconstruidas las murallas a principiosdel siglo XI por orden del rey Fernando I de León. 

Comenzando el siglo XII se acometerían nuevas obras que terminarían configurando  a aquella muralla, que recibió varias denominaciones —Cerca Velha, Muralha Románica o Muralha Sueva—, aunque identificado correctamente su origen, sólo se puede hablar de Muralla Romana.

En el siglo XVIII, la muralla Romana estaba casi intacta, siendo demolida a comienzos del siglo XIX dado el escaso interés militar que ya tenía.

Buena parte de ella resistió hasta finales del siglo XVIII e incluso los primeros años del XIX.

Actualmente apenas quedan restos, una torre y un reducido lienzo —en la confluencia de la Calzada de Vandoma con la avenida de Vímara Peres— que fueron reconstruidos en el siglo XX. El resto permanece oculto por edificaciones posteriores.

Los únicos restos visibles de la Muralla Romana, en las inmediaciones de la Catedral


LOS DETALLES:

La muralla primitiva, a la que ya en el siglo XIV se la conocía como el Castillo, tenía una planta irregular, algo ovalada, adaptada al terreno que ocupó. Su perímetro fue de unos 750 metros y unas cuatro hectáreas —40.000 metros cuadrados— de superficie. Apenas si rodeaba el cerro que ocupa la catedral, o sea, el que luego sería el centro neurálgico de la ciudad.

La cerca dispuso de cuatro puertas:

1.- Porta de Vandoma, en la Rua Cha, era la más noble y amplia y permitía el paso de carros. Fue demolida en 1855.

2.- Porta de Sao Sebastiao —Puerta de San Sebastián—, junto a la antigua Casa de la Cámara. Demolida en 1819.

3.- Porta de Sant’Ana o Arco de Sant’Ana —Puerta de Santa Ana—, en la calle del mismo nombre, y que era conocida como el Portal. Fue demolida en 1821.

4.- Porta das Mentiras —Puerta de las Mentiras—, que fue conocida a partir del siglo XIV como Porta de Nossa Senhora das Verdades, junto a las Escaleras de las Verdades. Se desconoce cuándo fue demolida.

Otra vista de las muralla Romana.

 

LAS MURALLAS FERNANDINAS:

La cerca que se conoce como Murallas Fernandinas comenzaron a construirse a mediados del siglo XIV, a fin de ampliar el perímetro a proteger de la ciudad que había superado al viejo muro romano y a la Muralla Primitivala Cerca Velha o Muralla Románica— levantada no muchos años antes. La ciudad crecía más allá de su primer asentamiento de la Pena Ventosa, sobre todo hacia el río, cuyo margen se comenzaba a poblar ante la creciente actividad comercial.

Reinando aún Alfonso IV (1291-1357), se inicia el levantamiento de un nuevo cinturón amurallado que terminó en torno a 1370, cuando ya reinaba su nieto Fernando I (1345-1383). De ahí que a las murallas se las reconozca con el nombre de quien reinaba cuando se concluyó su construcción. Tal vez sea más correcto, en oposición al nombre del primer recinto, llamar a éste —como así también se le conoce— la Cerca Nova, o también Muralla gótica, como en algún lugar he leído.

A partir del siglo XVIII, y ya carentes de importancia militar, fueron siendo paulatinamente demolidas a fin de ampliar e ir consolidando un casco urbano que las sobrepasaba. A finales del siglo XIX ya estaba prácticamente derruida.

Actualmente, el casco histórico de Oporto se configura dentro del perímetro de lo que fueron aquellas murallas. Los restos que aún se conservan fueron declarados, en 1926, Monumento Nacional. Igualmente, la UNESCO los declaró Patrimonio de la Humanidad, junto con el Centro Histórico de Oporto, en 1996.

Las murallas Fernandinas desde el puente de D. Luis.


LOS DETALLES:

Tuvo esta muralla una longitud total de algo más de 2.600 metros y su perímetro encerraba una superficie de 44’5 hectáreas. Sus lienzos tenían una altura de unos nueve metros —30 pies— y sus torres de flanqueo la superaban en casi cuatro metros.

Contó con numerosas puertas y postigos —17 en total—, habiendo llegado a nuestro días sólo uno de estos últimos, la puerta de Carvao —Puerta o Postigo del Carbón—,situada junto al río, en pleno barrio de la Ribeira, en el muelle o Cai da Estiva, y era utilizada para introducir a la ciudad el carbón que llegaba al puerto.

Los nombres que tuvieron aquellas puertas y postigos fueron —siguiendo el orden del plano de miscastillos.blog—: 



1.- La Porta Nova —Puerta Nueva o Puerta Noble—, que era la salida al puerto desde el barrio de Miragaia. Esta puerta fue mandada abrir por el rey Manuel I, ampliándose el postigo entonces existente —Postigo da Praia—.  De ella partían las Escadas do Caminho Novo —Escaleras del Camino Nuevo—. Era utilizada para la entrada solemne de los obispos en la ciudad antes de su toma de posesión. Fue demolida en 1872.

2.- Postigo dos Banhos —de los Baños—.

3.- Postigo de Pereira o la Lingueta —la Lengua—

4.- Postigo da Alfandega o do Terreirinho —de la Aduana—, que fue demolido en 1838.

5.- Postigo do Carvão —del Carbón—, el único que ha sobrevivido.

Leo en la red que a continuación de este postigo, y antes de la puerta de la Ribera, hubo otro llamado do Peixe —del Pez—, nombre evidentemente relacionado con el río.

El postigo del Carbón desde el muelle.

6.- Porta da Ribeira —de la Ribera—, demolida hacia 1780 para abrir la Plaza de la Ribera.

7.- Postigo de Pelourinho.

8.- Postigo de la Forca.

9.- Postigo de la Madera.

10.- Postigo de la Lada.

11.- Puerta del Sol, construida en 1774, que inicialmente fue un postigo llamado de Carvalho —Roble— del Monte o de San Antonio del Penedo.

12.- Puerta de Cima da Vila — Cima de la Villa—, que estaba protegida por torres que doblaban la altura de la muralla.

13.- Puerta de Dos Carros — de los Carros o de los Coches—, construida en 1551 para ampliar a la anterior de 1409. Fue demolida en 1827, al igual que las dos torres que la flanqueaban.

14.- Puerta de Santo Elói, que fue un postigo llamado del Vimial. Parte de la muralla de esta zona, unos 800 metros, se derrumbó en 1529, reconstruyéndose en el primer cuarto del siglo XVII.

15.- Puerta del Olival —del Olivar—, por el extenso olivar que había en las inmediaciones—, que al igual que la de la Cima de la Villa, tuvo torres de iguales características.

16.- Puerta das Virtudes —de las Virtudes—, que inicialmente fue sólo un postigo.

17.- Postigo de Son Joao Novo o de la Esperança —de la Esperanza—, nombrada así por la proximidad a una capilla bajo esa advocación.


El postigo del Carbón, intramuros.

Dentro de la trama urbana de Oporto, es fácil reconocer el trazado de las murallas Fernandinas, incluso algunos se aprecian con claridad y se han convertido en un hito urbanístico, como es el caso de los lienzos junto al puente de don Luis I, que aún mantiene tres torres.

Otro de los tramos que aún se conserva, el conocido como Muro de los Bacalhoeiros, está junto a la ribera del río.

El muro de los Bacalhoeiros, en la ribera del río.

En el siglo XX se ejecutó sobre las murallas Fernandinas una fuerte campaña de restauración; era la época del Estado Novo —gobernaba Oliveira Salazar— y el revivalismo restaurador fue una de las señas de la política del régimen.


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