Estamos en el distrito de
Portalegre, en el Alentejo, a escasos 10 kilómetros de España y a unos 18 de la
ciudad de Badajoz. Tan cerca que, dicen, se puede verla desde lo alto de la torre
del Homenaje, cosa que no podremos comprobar hoy.
Hemos llegado muy temprano, y
quizás sea por eso, me llama la atención dos cosas: un lejano pero preciso
olor a café, y una sensación apacible en la luz, en las calles. Luego, paseando
alrededor del castillo, ese efecto se incrementó; a lo que ayudó el hecho de
que durante todo el paseo no viéramos a nadie. Más tarde, ya en las calles de
la ciudad, sí había un deambular de paisanos, discreto pero suficiente como
para no hacer pensar que se trataba de una ciudad fantasma. Y es que seguía
siendo muy temprano.
EL LUGAR:
Campo Maior data desde
los romanos —siempre digo que toda ciudad o pueblo que se precie de su historia
debe proceder de los romanos—, o al menos eso cuenta algunas leyenda. Lo que sí
está claro es que los árabes estuvieron aquí; porque es a ellos a quienes los
cristianos arrebatan la ciudad. Y es que una vez conquistada la ciudad de
Badajoz en 1230 por Alfonso IX —por cierto, último rey de León, que su sucesor
e hijo, Fernando III, ya lo sería de Castilla y León—, envía sus huestes a
Campo Maior a fin de conquistarla. Campo Maior quedó incorporada al concejo de
Badajoz, recibiendo el título de villa en 1255 por parte de Alfonso X, y
concediéndosele, años después, fueros propios. Los portugueses la recuperarían
entre 1295 y 1296.
En 1297 y tras la
firma del Tratado de Alcañices y la reordenación de la frontera entre Castilla
y Portugal, pasó al reino vecino. Y así hasta hoy, excepto los días que duró la
Guerra de las Naranjas —pero eso fue quinientos años después—.
A finales del siglo XV
aumentó considerablemente su población debido a que fue refugio de numerosos
judíos perseguidos por la Inquisición en Castilla.
Durante las guerras de
Sucesión y Restauración hubo división de opiniones en la población en cuanto a
las preferencias entre España y Portugal, que terminaron decantándose por lo
que hoy todos sabemos.
Fue entre los siglos
XVII y XVIII que sufrió algunos ataques y asedios por parte de tropas españolas
que siempre se tradujeron en heroicas resistencias. Ya por entonces la ciudad
se había transformado, convirtiéndose en una enorme fortificación abaluartada
con una población eminentemente militar, que llegó a representar la cuarta
parte de los habitantes.
Pero no sólo fue en
enfrentamientos contra España en donde Capo Maior tuvo protagonismo; también en
la Guerra de la Independencia y por su carácter fronterizo, se vio envuelta en
más de un asedio —poco antes, en 1801, la plaza se rindió a las tropas
españolas al mando de Manuel Godoy, retornando al dominio español; pero sólo
durante dieciocho días: fue la Guerra de las Naranjas—.
Derrotado
Napoleón y expulsado de la Península Ibérica, la frontera se pacifica y
estabiliza, con lo que su importancia estratégica disminuye, reduciéndose sus
guarniciones hasta la total desaparición al día de hoy. Y con ello el
consiguiente deterioro de casi toda su arquitectura militar.
EL CASTILLO
El castillo se
encuentra al sur de la población y en la zona más elevada, en un lugar conocido
como el Outeiro de Santa Vitória, o
sea, el montículo de Santa Victoria. Desde allí fue sólo él quien protegió la
ciudad, hasta que las circunstancias y desavenencias con el vecino español
obligaron a la construcción de un enorme entramado de murallas y baluartes que
mejor pasear en este blog en otro momento.
Fue el rey Dionisio I quien, después del Tratado de Alcañices, mandó construir el castillo que hoy
vemos —aunque con algún matiz— sobre lo que fue otro anterior de origen
musulmán. Corría el año de 1310.
Posteriormente sería
reformado y ampliado por los reyes Juan II y Manuel I, según los diseños de
Duarte d’Armas.
Con la llegada de las
nuevas técnicas bélicas, fue adaptado y nuevamente ampliado, con edificaciones
anexas.
A ello hay que añadir
el amurallamiento de toda la ciudad, obligado por las guerras de Sucesión y
Restauración, que la convirtieron, junto a Elvas, en una de las ciudades
fortificadas más importantes de Portugal, dada su posición estratégica. De esta
manera formó parte de una línea defensiva
en el centro-oeste de Portugal que protegería Lisboa y su entorno. Responsable
máximo de aquellas construcciones fue el ingeniero militar Nicolau de Langres, que
comenzó las obras en 1644, y al que sucedió en los trabajos Luis Serrao
Pimentel.
En 1732, concretamente
en la madrugada del 16 de septiembre, durante una tormenta, un rayo acertó en
el lugar donde se almacenaba toda la pólvora, provocando una extraordinaria
explosión con su posterior desmesurado incendio, que destruyó no sólo gran
parte del castillo, sino también de la población, muriendo casi la mitad de sus
habitantes.
Juan V ordenó la
reconstrucción del castillo, que se inició en 1735, y de todas las
instalaciones militares aunque, eso sí, manteniendo su aspecto medieval.
Durante el siglo XX ha
sido intervenido en algunas ocasiones, si bien en 2010 sufrió algunos
deterioros debidos a las inclemencias del tiempo.
LOS DETALLES:
Sobre la original
planta, un polígono irregular de siete lados, aún se conservan, coincidiendo
con ángulos de ese polígono, tres torres de la primitiva construcción:
Una de las dos torres orientadas al noroeste. |
Portillo bajo la torre anterior. |
La segunda torre del noroeste. |
Matacán junto a la torre anterior |
Ventana de estilo manuelino |
Estas tres torres
presentan cámaras abovedadas a la altura del adarve.
La Compañía ante el acceso de la torre suroeste. |

El resto de las torres, actualmente desmochadas como el resto de las murallas —se rebajó su altura para facilitar el tiro a barbeta de los cañones—, también coinciden con los ángulos de las murallas, más otra torre algo más pequeña situada en el centro del lienzo sureste. La más fuerte de las cuatro, y que también mira al norte, tiene en una de sus caras la otra puerta de acceso al castillo, que no es la original, sino de construcción bastante más tardía.
Escudo de Portugal sobre la puerta. |
Todo el conjunto fue
edificado en mampostería, tomada con morteros de cal y con sillares en otros
elementos, como en las esquinas de las torres.
Nombre: Castillo de Monte Maior.
Localidad: Campo Maior.
Municipio:
Distrito:
Portalegre.
Región: Alentejo —Alto Alentejo—.
País:
Portugal.
Tipología: Castillo.
Época
de construcción:
siglo XIII. Posterior reconstrucción en el siglo XIX.
Estado: Se encuentra en buen estado conservación,
ya que ha sido restaurado en varias ocasiones a lo largo del siglo XX.
Protección: Es Monumento Nacional desde 1911.
Propiedad:
Uso:
Clasificación
subjetiva: 3, Se incluirá
obligatoriamente en ruta de viaje, o lo que es lo mismo, se hará todo lo
posible por visitarlo. Aunque sólo sea extramuros.
Visitas: Cuando lo visité, septiembre 2018, encontré
cerradas todas sus puertas y no vi ningún cartelito que me indicara calendario
ni horario de apertura. Hubo que conformarse con un paseo en derredor.
Viviendas adosadas a su muralla. |
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